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SÓC. -(...) Al reírnos de las actitudes ridículas de nuestros amigos, al mezclar placer con envidia, estamos mezclando el placer con dolor; (...) pues la envidia es dolor del alma, y la risa placer, y ambas se dan a la vez, simultáneamente.
(Platón, Filebo)

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Lo cómico surge cuando alguien puede advertir lo contrario.
(Aristóteles. Retórica III, 7)

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La sede y el territorio de lo que suscita la risa [...] reside en cierto carácter ofensivo y cierta deformidad; en efecto, provocan risa únicamente, o sobre todo, los comentarios que señalan y designan algo ofensivo de manera inofensiva.
(Cicerón, El orador)

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Shakespeare dice (Hamlet, Acto 2°. Escena II) que la naturaleza del comediante es contra natura, que es horrible y, al mismo tiempo, admirable. Lo expresa con una sola palabra: Monstruous.
Lo que resulta horrible, en el artista, no es la mentira, puesto que él no miente. No es el engaño, porque no engaña. Tampoco la hipocresía, ya que aplica su monstruosa sinceridad a ser lo que no es; y menos aún a expresar lo que no siente, sino a sentir lo imaginario.

(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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En la gran comedia, la comedia del mundo, a la que siempre vuelvo, todas las almas ardientes tienen su lugar, pero los hombres de genio están en el escenario. Los primeros se llaman locos; los segundos, ocupados en imitar sus locuras, se llaman cuerdos. La mirada del discreto es la que sorprende el ridículo de tanta gente, describiéndola y hace reír con esos ridículos originales de que todos somos víctimas. El discreto observa y traza la imitación cómica del original y de vuestro suplicio. 
(...) Las lágrimas del comediante brotan de su cerebro; las del hombre sensible, de su corazón.

(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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¿En qué consiste lo verosímil en la escena? En la correspondencia de las acciones, del discurso, de la figura, de la voz, del gesto, con un modelo ideal que imagina el poeta y que a menudo exagera el comediante. Eso es lo maravilloso. El modelo no influye solamente en el tono, sino que modifica su aspecto y actitudes. A eso se debe que el comediante en la calle sea un personaje muy distinto del comediante en la escena.
(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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Garrick asoma su cabeza entre las dos hojas de una puerta y, en el intervalo de cuatro a cinco segundos, su rostro pasa sucesivamente de la extremada alegría a la alegría moderada, luego a la tranquilidad, de la tranquilidad a la sorpresa, de la sorpresa al asombro, del asombro a la tristeza, de la tristeza al abatimiento, del abatimiento al espanto, del espanto al horror, del horror a la desesperación, y retorna después, a través de los mismos estados de ánimo, a la alegría insensata de que había partido. ¿Acaso su alma pudo experimentar todos esos sentimientos e interpretar, en correspondencia con su rostro, toda esa gama? No lo creo, ni usted puede creerlo.
(...) ¿Qué es, pues, un gran comediante? Un gran imitador cómico o trágico, a quien el poeta ha dictado su discurso.

(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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El hombre, un gran comediante. No se entiende por ello que siente, sino por el contrario que es excelente simulando, aunque no sienta nada.
(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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No se tiene con los seres imaginarios los mismos miramientos que se deben a los seres reales. La sátira es para un tartufo, la comedia es del Tartufo. La sátira persigue al vicio-so, la comedia al vicio.
(Denis Diderot. La paradoja del comediante)

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La risa tiene su origen en la percepción de algún absurdo. Es un afecto debido a la transformación repentina de una ansiosa espera en nada.
(Immanuel Kant, Crítica del juicio)

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Entre la irrisión [...] y la risa, reconozco que hay una gran diferencia. Pues la risa, como también la broma, es pura alegría y, por tanto, con tal que no tenga exceso, es de por sí buena. Pues, ciertamente, sólo una torva y triste superstición puede prohibir el deleite.
(Spinoza, Ética)

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Allí se consiguen bellas finalidades inútiles con una apariencia de gran seriedad y tras elaborados preparativos. Sin embargo, cuando dichos propósitos se desmoronan, su autor puede recuperarse del traspié con alegre despreocupación, justamente porque sus objetivos eran tan insignificantes que, en realidad, nada pierde cuando fracasa en ellos.
(Georg W. Friedrich Hegel, Lecciones de estética)

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¡Reírse de sí mismo tal como se debería reír para que fuera risa desde la verdad plena! ¡He aquí algo para lo que los mejores no han tenido aún suficiente sentido de la verdad, y demasiado poco genio los más dotados! ¡Tal vez también haya un futuro para la risa! Lo habrá cuando el género humano haya asimilado el principio «la especie lo es todo, uno no es nunca nadie» y a cada uno le esté abierto en todo momento el acceso a esta última liberación e irresponsabilidad. Tal vez se unan entonces la risa y la sabiduría, tal vez exista entonces una “ciencia jovial». Hasta que llegue ese momento, las cosas son com-pletamente diferentes, hasta ahora la comedia de la existencia todavía no ha «llegado a ser consciente» de sí misma, ya que sigue dominando el tiempo de la tragedia, el tiempo de las morales y de las religiones.
(Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia)

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En la raíz de lo cómico y también de lo trágico se encuentra [...] la discrepancia, la contradicción, entre la infinidad y lo finito, entre lo eterno y lo que deviene.
(Soren Kierkegaard, Migajas filosóficas)

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Lo cómico es como una imitación entremezclada de una cierta facultad creadora, es decir, de una idealidad artística [...] denominaré a lo grotesco cómico absoluto, como antítesis de lo cómico ordinario, que llamaré cómico significativo. Lo cómico significativo es un lenguaje más claro, más fácil de comprender por el vulgo, y en particular, más fácil de analizar, al ser su elemento visible dual: el arte y la idea moral; pero lo cómico absoluto, al aproximarse mucho más a la naturaleza, se presenta como una clase una, y que quiere ser captada por intuición. No hay más que una verificación de lo grotesco, es la risa, y la risa repentina. (...) Desde el punto de vista del absoluto definitivo, no existe más que la alegría. Lo cómico sólo puede ser absoluto en relación con la humanidad caída.
(Charles Baudelaire, Lo cómico y la caricatura)

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Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura.
(Henri Bergson, La risa)

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Las actitudes, gestos y movimientos del cuerpo humano resultan risibles en la medida exacta en que dicho cuerpo nos recuerda meramente a una máquina.
(Henri Bergson, La risa)

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Rigidez, automatismo, distracción, insociabilidad, designan la misma cosa y de todos estos elementos se forma lo cómico de los caracteres. Lo cómico está en razón directa de la rigidez que se manifieste. Todo personaje cómico es un tipo. Y, a la inversa, toda semejanza con un tipo tiene algo de cómico. Pintar caracteres, es decir, tipos generales es el objeto de la alta comedia.
(Henri Bergson, La risa)

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La risa debe ser algo así como una especie de gesto social. El temor que inspira reprime las excentricidades, tiene en constante alerta y en contacto recíproco ciertas actividades de orden accesorio que correrían el riesgo de aislarse y adormirse, da flexibilidad a cuanto pudiera quedar de rigidez mecánica en la superficie del cuerpo social
(Henri Bergson, La risa)

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Hay, pues, una lógica de la imaginación, que no es la lógica de la razón, que hasta suele estar en pugna con ella, y con la cual será menester que cuente la filosofía, no sólo para el estudio de lo cómico, sino en todas las investigaciones de este orden. Es algo así como la lógica del sueño, pero de un sueño no abandonado al capricho de la fantasía individual, sino soñado por la sociedad entera.
(Henri Bergson, La risa)

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Hay caras que parecen ocupadas en llorar sin descanso, otras en reír o silbar, otras también en soplar eternamente en una trompeta imaginaria. Estos son los semblantes más cómicos. Y también aquí se cumple la ley de que el efecto es más cómico cuanto más naturalmente podamos explicarnos la causa. Automatismo, rigidez, arruga adquirida y conservada, he ahí por dónde nos hace reír una fisonomía.
(Henri Bergson, La risa)

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Lo cómico en los sentimientos procede de la alegría, resulta de una contradicción consi-go mismo o los que tienen sentimientos encontrados; puede ser provocada por el con-traste inesperado entre dos ideas, la contradicción o simple desacuerdo entre nuestras ideas y los hechos, surge con frecuencia del malentendido, también por lo bizarro, lo ex-tranjero o lo extraño, por la bajeza que supone el deshonor, la humillación, el ultraje, o la infamia.
(Ludovic Dugas, La psychologie du rire)

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Los hombres no se han contentado con gozar lo cómico donde se topaban con ello en su vivenciar, sino que procuraron producirlo adrede; y uno aprende más sobre la esencia de lo cómico cuando estudia los recursos que sirven para engendrarlo.
(Sigmund Freud, El chiste y su relación con el inconsciente)

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El chiste y la comicidad poseen naturaleza muy distinta, coincidiendo únicamente en casos especiales y en la tendencia a extraer placer de las fuentes intelectuales.
(Sigmund Freud, El chiste y su relación con el inconsciente)

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¿En qué caso aparecerá el chiste como disparate ante la crítica? [...] Las falacias que aprovecha para su técnica en calidad de modos del pensar de lo inconsciente parecen —si bien no siempre— cómicas a la crítica. El consentimiento consciente de los modos de pensar inconsciente, desestimados por falaces, es uno de los recursos para producir el placer cómico; y ello se comprende fácilmente, puesto que sin ninguna duda producir la investidura preconsciente requiere un gasto mayor que consentir la inconsciente [...]. Un chiste que se valga de tales falacias como técnica y por eso parezca disparatado puede producir entonces, simultáneamente, un efecto cómico.
(Sigmund Freud, El chiste y su relación con el inconsciente)

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Hay en todos los casos una relación muy estrecha, entre los fenómenos de la risa y la función en el hombre de lo imaginario, particularmente el carácter cautivante de la ima-gen, cautivante más allá de los mecanismos instintuales que le corresponden, sea en la lucha, sea en la parada, en la parada sexual o en la parada combativa, y que añaden en el hombre ese ascenso suplementario que hace que la imagen del otro esté profunda-mente ligada a esta tensión [...] siempre evocada por el objeto al que se presta atención; atención que consiste en poner a cierta distancia del deseo o de la hostilidad, a ese algo que en el hombre está en el fundamento y en la base misma de la formación del yo (moi), esa ambigüedad que hace que su unidad esté fuera de sí mismo, que sea en relación a su semejante que él erige y encuentra esa unidad de defensa que es la de su ser en tan-to que ser narcisista. Es en ese campo que debe situarse el fenómeno de la risa.
(Jacques Lacan, Le Seminaire 5. Les formations de l'inconscient)

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El batacazo es la que expresa con mayor claridad la incongruencia entre las pretensiones y la realidad humanas. (...) representa un paradigma antropológico dotado de la magnífica economía que comparten (como descubrió Freud) los chistes y los sueños. El muñeco que salta de la caja de sorpresas representa la figura inversa. Es una réplica mecánica de la misma negación de la caída que representan una y otra vez todos los payasos cuando se levantan por muchos batacazos que se den
(Peter Berger, Risa redentora: la dimensión cómica de la experiencia humana)

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Lo cómico es en el fondo una búsqueda de orden en un mundo desordenado. Este tema recorre todas las formas en las que se ha expresado lo cómico, ya sea por medio de acciones, de la representación visual o del lenguaje.
(Peter Berger, Risa redentora: la dimensión cómica de la experiencia humana)

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La percepción de que un elemento concreto de la realidad es cómico tiene sentido sobre el trasfondo de una concepción general de la realidad. La percepción de lo cómico es la percepción de algo que queda fuera de un orden general de las cosas. O también, que cuando se dice que algo es incongruente, ello implica un concepto de congruencia. Por consiguiente, la percepción de lo cómico depende del impulso humano básico de ordenar la realidad.
(Peter Berger, Risa redentora: la dimensión cómica de la experiencia humana)

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El patrón común de todas las formas de humor es la percepción de una situación o idea en dos marcos de referencia o contextos asociativos coherentes en sí mismos, pero incompatibles recíprocamente.
(Arthur Koestler, )

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