LA FORJA DEL ESCRITOR

Echando un vistazo a un blog, encuentro un intenso intercambio acerca del origen de una frase usada en una novela de Juan Marsé. La frase era: “El comportamiento de un cadáver en alta mar es imprevisible”. Según un contribuyente al blog esa frase coincidía literalmente —y de un modo incriminatorio—, con una frase usada por el cronista de un periódico en una noticia de los años 80. El descubridor de la fechoría de Marsé, había conseguido hacerse con la crónica completa, y la transcribía para que se viera el lugar preciso en que aparecía la frase usada por Marsé. Se trataba de un caso en el que había aparecido en la orilla de una playa del litoral catalán, el cadáver de un individuo que, a la postre, portaba en algún bolsillo de su ropa la llave del camarote del barco desde el cual se había precipitado al agua. Según la investigación policial, en el momento en que el individuo cayó al mar, el barco estaba muy lejos de la orilla en que apareció su cuerpo inerte. Razón por la cual el cronista se vio obligado a aclarar, de acuerdo con las indicaciones de los “expertos”, que “el comportamiento de un cadáver en alta mar es imprevisible” La discusión se bifurcaba luego, gracias a los interrogantes que aportaban otros contribuyentes al blog: se trataba de saber si la novela de Marsé había aparecido antes o después que la crónica, si podía probarse, en fin, que la frase había sido copiada del cronista.

Sin embargo la discusión parecía un poco banal, por lo menos desde el punto de vista literario. Porque, aun cuando Marsé hubiera extraído la frase de la crónica de un periodista, lo cierto es que sólo el escritor se dio cuenta de lo aberrante o anómala que era, mientras que cuando el cronista la escribió creyó estar informando de algo. Lo que evidencia este episodio es que el escritor es quien, entre otras cosas, tiene la capacidad de observar atentamente el lenguaje ordinario y de extraer de él, si la ocasión lo merece, auténticos hallazgos literarios que, sin embargo, en el contexto en el que aparecen no son más que desatinos verbales. Hace falta trasponer la frase “el comportamiento de un cadáver en alta mar es imprevisible” al ámbito literario-poético para que sea “admisible” e incluso sugerente. Pero es evidente que en medio de una crónica no podía tratarse más que de un mala elección formal para expresar tan sólo que “la deriva” y no “el comportamiento” de un cadáver en alta mar, es imprevisible.

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