no te engañes en tu interior sabes que también será bueno para ti

Qué enternecedor el último (hasta el momento) anuncio del ministerio de Sanidad. Ya no se trata de precavernos sobre los peligros del tabaco ni siquiera de persuadir a la población para que abandone los cigarrillos en aras de preservar la salud de los fumadores pasivos, lentamente envenenados por el venenoso humo, sino de una entrañable defensa de la estrambótica ley conocida popularmente como ‘anti-tabaco’. El anuncio nos muestra un rostro femenino (hay versión masculina en la recámara) con la cabeza gacha: como esos niños que vienen a disculparse con el gesto sin que les vengan las palabras a la cabeza o con el orgullo bloqueándolas, esperando que sea el adulto el que interprete el sentido arrepentimiento, y lo calme; y su lema viene a decirnos: ‘Sabes qué es por tu bien’. Una deliciosa apelación a la voz de la conciencia que suele emplearse, o bien, cuando el que la emite (el adulto, el padre, el cura o el gobierno paternalista) se queda sin argumentos, o bien, cuando se toma al receptor como a un imbécil o a un bebé emocional. No podemos descartar, ante la innegable eficacia con la que campañas de este tipo incitan a los no fumadores a pasarnos al lado oscuro, que detrás de este anuncio de sanidad se oculte un topo. O Tabacalera.

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