EXPRESIÓN

Leo que para Jakob Boehme el hombre participa de la sustancia de Dios no porque se parece a Él, es decir, porque se le asemeja en imagen, sino porque expresa “a su vez el Verbo oculto de la ciencia divina en formas distintas, a la manera de las creaturas temporales”. Recuerdo que Spìnoza sostiene que el mundo entero es expresión de la sustancia divina. Y que Deleuze, que saca un pedacito de cada uno de ellos, recuerda que la expresión, a diferencia de la imitación, no opera según un modelo, no copia nada sino que se manifiesta como pura emanación.

Está claro que esto de la “expresión” es enormemente sugestivo. Miro el rostro de mi amada y descubro que enseña algo detrás, que algo en ella me contempla, desde el fondo… ¿de qué? De su máscara, de su expresión y, lo mismo que Boehme y Spinoza y Deleuze, me digo que esa emanación me deja asomarme a un alma que adoro.

Pero después me miro al espejo –maldita costumbre de ensayarlo todo delante del espejo, como la Madrastra de Cenicienta– y lo que veo detrás de mi máscara, mi propia expresión, no tiene nada de divino.

(A ése yo lo conozco muy bien; y de dios, nada.)

Entonces ¿que es la expresión? Una historia que se monta uno cuando está enamorado.

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