EL OLVIDO

Freud sostiene que el olvido es una manera de recordar: traer algo o alguien a la memoria en condiciones pautadas por la negación. O sea, poner lo que se recuerda bajo el dominio de la pulsión de muerte. Si es verdad que, según apunta Adam Phillips (cfr. Flirtear. Trad. A. Freixá. Barcelona: Anagrama, 1994, p. 57) la propia pulsión de muerte es la absoluta ignorancia del olvido, uno sólo consigue olvidar cuando la negación que aplica al contenido de lo que recuerda adquiere la forma de un rechazo o una repulsión radicales. Para que el deseo no retorne en forma de una memoria negada, hay que escupirlo.

Es una especie de asesinato.

(Yo preferiría emplear un procedimiento menos grosero, pero ¿por qué no? Anda ya, echa un escupitajo y así te olvidas de tu deseo de una buena vez).

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