Lacan observa que solo puede ser traicionado quien sigue firmemente la vía de su propio deseo.
(Debo esta referencia a mi amiga Gloria Seddon)
Pero además, en un memorable pasaje del seminario VII (L’Éthique de la psychanalyse, París, 1986, p. 370) apunta que el héroe es aquél que puede ser impunemente traicionado.
Solo cabe concluir, pues, que la vía del deseo tiene algo de heroico.
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