PREPARATIVOS DE VIAJE

Lo más maravilloso de la condición humana es que todos nuestros actos tienen un sentido. Es inevitable que sea así. No hay nada gratuito (solemne tontería la de Camus), salvo los deslices y las torpezas, pero esos no cuentan como actos. Son faltas y, como ocurre con todas las faltas, no tienen propósito ni razón. No vale la pena explicarlas ni justificarlas. El resto de las acciones humanas siempre tienen sentido, por triviales o domésticas o íntimas que sean. Tienen sentido aunque sólo sea para el agente, porque muchas veces –casi siempre– los hombres están solos cuando actúan. Nadie los ve, nadie se fija en ellos, nadie dará cuenta de lo que hacen.

(Ordenas un espacio. Limpias el lugar y dispones todos los elementos que lo ocupan con cuidado y poniendo mucha atención. Lo haces en silencio y con parsimonia. Te pareces a Nick Adams cuando prepara el campamento donde va a pasar la noche después de la jornada de pesca. Recoges tus cosas, en soledad, como quien arma una maleta. Está claro: estás preparando un viaje. ¿A dónde? No se te ha ocurrido pensarlo: pero ahora lo ves. Pero ¿adónde te vas? Qué pregunta…)

Suena la puerta y acudo, pero ahora tampoco hay nadie.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.