EL RITO NECESARIO

Con mi generación nace el rechazo generalizado hacia la institución matrimonial que hoy en día se expresa en forma de uniones indeterminadas, parejas o relaciones “líquidas”, cohabitaciones y toda clase de engendros (amistades más o menos erotizadas, parejas de hecho, etc.) que, a la postre, no han proporcionado mayor felicidad sino todo lo contrario.

Leo en un periódico que en Roma los enamorados han instituido un rito privado en el puente Milvio, donde se libró la batalla en que Constantino se impuso sobre Majencio. Los enamorados se reúnen allí, se juran fidelidad eterna, cuelgan del puente Milvio un candado y arrojan la llave al Tíber. La noticia me estimula: la ceremonia es tan bonita… Es un signo de recuperación. Restablece la autoridad del rito de la unión de una pareja fuera de la desgastada e insostenible institución matrimonial, pero además enseña mucho acerca de los verdaderos designios humanos y sobre todo enseña la importancia de la vida simbólica y el valor insustituible de los ritos para dar sentido a la existencia humana.

Es un signo de civilización.

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