EL HORIZONTE

Se suele decir que la vida cerca del mar es más apacible o más grata, pero nunca he oído un argumento válido para sostener esta afirmación que, a la postre, parece tan sesgada y prejuiciosa como tantos otros gustos y opiniones. Sin embargo hoy, en un mediodía otoñal, me asomé al mar y encontré por primera vez una razón de peso para avalar esta preferencia. Vi, brillante y nítida, la línea del horizonte y experimenté la misma atracción que desde hace siglos sienten los navegantes.

El horizonte es el signo de la proximidad o de la distancia que marca nuestro lugar (o no lugar) en el mundo y sólo se percibe en toda su inmensidad delante del mar. Signo de lo abierto, de lo inacabable y, por lo tanto, consuelo de la finitud.

(Da gracias a los dioses, que te han dado el horizonte y el mar.)

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