PAPÁ NOEL

Ante los niños de las parroquias Papá Noel ha sido quemado en la explanada de la catedral de Dijon

Así titulaba el France Soir el 24 de diciembre de 1951 una noticia según podemos leer en el opúsculo de Claude Lévi-Strauss El suplicio de Papá Noel (Madrid:Taller de Mario Muchnik, 2001). El contenido puede resultar todavía más esclarecedor:

Papa Noel fue colgado en la tarde de ayer en las rejas de la catedral de Dijon, y quemado públicamente en la explanada. Esta ejecución tuvo lugar en presencia de varios cientos de niños de las parroquias. Había sido decidida con el acuerdo del clero, que había condenado a Papá Noel por usurpador y hereje (…).

Desde las Saturnales romanas, pasando por el demonio juguetón Julebok o el también escandinavo de apariencia bonachona, Joulupukki, (el más parecido a la imagen que estamos acostumbrados a tener de Papá Noel), entre muchos otros, este culto nos sitúa ante una de las tesis de Lévi-Strauss según la cual esa figura que trae regalos a los más pequeños corresponde a un rito o pasaje de iniciación extendido en diferentes culturas cuya función práctica sería dar pábulo al orden y la obediencia custodiado por los mayores.

Lévi-Strauss relaciona las kachinas (una especie de muñecos decorados con plumas y de extremo colorido de apariencia infantil) de los indios pueblo con Papá Noel, ya que ambos son los encargados de recompensar las buenas acciones de los pequeños.

Lo que resulta más curioso de toda esta historia es que las Saturnales eran las fiestas de las larvae, de aquellos que han perdido su vida de forma violenta, del mismo modo que las kachinas de los indios pueblo, cuyo su nombre (qatsinas) significa “portadoras de vida”, según un mito, son las almas de los niños indígenas ahogados en un río en una época lejana de grandes migraciones, que cada año regresan a la vida entre los mortales para llevarse consigo algunos niños. La costumbre cesaría en el momento en el que los padres pactan con esas almas a cambio de que sean ellos quienes las representen. De ese modo, en virtud de este pacto de representación, los niños quedarán a salvo.

Así pues, los regalos nos acercan a la cuestión de la fragilidad de la condición humana y nos plantean un par de preguntas: son regalos a los vivos u ofrendas a los muertos? ¿Es desde el suplicio de Papá Noel que éste ha podido empezar a gozar de la inmortalidad a la cual únicamente pueden aspirar los muertos, convirtiéndose así en un personaje tan tenebroso como las kachinas pese a su rostro bonachón?

Tenebroso ¿no creen?

Como la sombría mirada de un payaso.

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