LA POESÍA Y LA PROSA

Recojo dos observaciones de Valéry acerca de las diferencias que se establecen entre la poesía y la prosa.

En primer lugar, prosa y poesía se oponen puesto que la primera está concebida para ser entendida: el fin (sentido) se agota en el medio de exponerlo (prosa). La segunda, en cambio, está pensada para renacer de sus cenizas y ser indefinidamente lo que acaba de ser: la poesía nace de un estado y conduce a ese mismo estado. La prosa lleva a un sentido que destruye las condiciones que le dieron lugar.

Una segunda oposición se puede establecer en razón del tiempo. La poesía –como la sensación– es siempre presente, mientras que la prosa es producción de cosas ausentes. (Valéry, Teoría poética,93)

Pero, ¿es así nomás? En el poema elegiaco se reproducen el cuerpo amado, la patria lejana, la juventud, el matiz perdido de un color, etc.; y casi siempre como ausentes. A veces, es tan precisa la añoranza que resulta asombrosa: por ejemplo, la evocación de la primavera como una joven muy bella en el verso de Wallace Stevens:

Spring is like a belle undressing.

¿Se evoca la primavera o la sensación que produce contemplar a una muchacha cuando se desviste? La primavera es solo una mediación para que lo prosaico –voluptas– se convierta en poético. Pero también puede ser que la voluptas sea, al final, lo que el poeta echa en falta; o quizás no, es el despuntar de la belleza en el cuerpo de una muchacha cuando se desnuda.

(Oh, no se acaba nunca el juego que traman las palabras…)

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