LA ESTAFA

Anagnórisis es el reconocimiento de la identidad de un personaje que hasta entonces se ignoraba. Es importante advertir que sólo se aplica a personajes, pues es un término de la retórica, utilizado en literatura exclusivamente.

Cuando los protagonistas de novelas y de poemas épicos (los dos géneros en los que destaca este recurso) descubren la identidad de un personaje secundario, casi siempre supone un cambio en su destino o una modificación de su regulación moral. Pero cuando es el personaje principal quien es descubierto o él mismo se descubre para el resto de personajes, suele precipitar el desenlace y producir la esperada catarsis.

No contemplamos este término en nuestra vida diaria, porque la unidireccionalidad de las consecuencias de esas confesiones en literatura nunca se establece en la realidad. Nuestra vida está cargada de reciprocidades, ramificaciones y consecuencias tan abundantes y aleatorias que jamás podemos decir que haya un solo protagonista y que siempre sea para nosotros ese papel.

Descubrimos con desazón que alguien que siempre hemos apreciado es otra persona. No sólo nos afecta como protagonistas de nuestra novela particular, también precipita el desenlace de una historia compartida entre aquella y nosotros, como si fuésemos un figurante en la vida del verdadero personaje principal.

La verdadera estafa se produce cuando el descubrimiento de uno viene seguido de una respuesta semejante. Como si de dosis se tratara, nos resulta insoportable recibir una confesión (por velada que sea) después de habernos desenmascarado. En los dramas del honor y la honra del barroco español se ve claramente: es el último en revelarse quien se lleva la gloria, todas los desahogos previos terminan en vergonzosas confesiones.

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