JUNTO AL OLIVO

He pasado junto al olivo y no te encontré.
Aquí estuvimos sentados,
cobijados bajo su sombra,
mientras con tus manos
me acariciabas el rostro.
En tu mirada encontraba tu deseo de quedarte conmigo,
a la vez que te expresaba mi deseo de quedarme contigo.
Nos prodigábamos sonrisas, besos y tiernos abrazos.

Solíamos amar la mañana fresca,
vagar por los campos sin testigos. Ahora contemplo este paisaje tan auténtico y real como nuestro deseo.
Ven, camina conmigo.
La distancia me ha robado tu compañía
y ahora me faltas.
¿Dónde estás?

¿Recuerdas?
Nos encontrábamos debajo del viejo olivo
regado por las gotas del rocío.
¿Te has convertido en rocío
sobre la cubierta vegetal del suelo?
Si el sol calienta la tierra,
esas gotas se convertirán en neblina;
si se enfría, se transformarán en escarcha.
¿O serás como murmullo de agua de rio?

Ahora escucho el silencio
y el canto melodioso de unos pájaros.
Es un canto de cortejo.
Te recuerdo.
Me pregunto si volveremos a sentir
esos antiguos placeres bajo el olivo.

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