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Geografia d'Europa: Rússia

INTRODUCCIÓ



Rusia. Estado que se extiende por Europa oriental y el N de Asia;  17.075.400 km2, 147.386.000 hab. Cap. Moscú. Se encuentra bañado al  NO por el mar Báltico, al N por el océano Ártico (mares Blanco, de  Barents, de Kara, de Laptev, de Siberia Oriental), al E por el océano  Pacífico (mares de Bering, de Ojotsk, del Japón) y al S por los mares  Negro, de Azov y Caspio. Limita al O con Estonia, Letonia y  Bielorrusia, al NO con Noruega y Finlandia, y al S con Ucrania,  Georgia, Azerbaiján, Kazajstán, Mongolia, China y Corea del Norte.  Comprende también: en el océano Ártico, la isla de Kolguiev, los  archipiélagos de Nueva Zembla, Tierra del Norte o Severnaia Zemlia,  Tierra de Francisco José, archipiélago de Nueva Siberia y la isla  Wrangel; en el océano Pacífico, la isla de Sajalín y las islas  Kuriles y Komandorskie. En el seno de Rusia existen 24 repúblicas  autónomas, 49 provincias, 6 territorios de gobierno especial y 7  circunscripciones nacionales.

Geografía física.
Rusia es el Estado más extenso del mundo,  por lo que presenta una gran variedad de paisajes geográficos. La  disposición de los grandes conjuntos estructurales del país viene  determinada por la existencia de las plataformas de Europa oriental y  de Siberia, cuyo origen se remonta al precámbrico. Entre ellas y a su  alrededor se han desarrollado diversos sistemas montañosos plegados.  Los plegamientos que se levantan entre las dos plataformas son  hercinianos, en tanto que los que se elevan formando un cinturón en  los bordes meridional y oriental son secundarios y alpinos. La  llanura rusa, situada al O, es una región de sedimentación, de poco  espesor, que comprende casi todo el sector europeo del país y termina  al E con la cadena de los Urales. Abierta al Báltico por el NO, al  mar Negro por el S y al Caspio por el SE, presenta en la parte  central una serie de relieves: meseta de Valdai, elevaciones de Rusia  Central y meseta del Volga. En el norte de esta llanura se encuentran  restos de morrenas, ya que sufrió una fuerte glaciación durante el  cuaternario. Al S, entre los mares Negro y Caspio, se extiende el  macizo montañoso del Cáucaso, que pertenece al sistema alpino himalayo  y cuyas cumbres superan los 5.000 m de altitud (Elbrus, 5.633 m). El  río principal de esta zona europea es el Volga, que desemboca en el  mar Caspio, recogiendo las aguas del Oka, Viatka, Kama y Belaia.  Tributan también al mar Caspio el Ural y el Terek, mientras que al  mar de Azov lo hace el Don con su afluente el Donets. Hacia el mar  Báltico discurren el Dvina Occidental y el Neva, hacia el mar Blanco,  el Onega y el Dvina Septentrional, y hacia el mar de Barents, el  Pechora. En el istmo situado entre la llanura rusa y Fennoscandia se  extienden dos grandes lagos, el Ladoga y el Onega. La cadena  herciniana de los Urales, poco elevada (1.638 m de alt. al S; 1.894 m  de alt. al N) y con pasos fáciles de franquear, constituye el límite  entre Europa y Asia. Entre los Urales al O, las alturas de Kazajstán  al S y el río Yeniséi al E se extiende la gran llanura de Siberia  occidental, que desciende hacia el océano Ártico (mar de Kara), donde  desembocan sus principales cursos de agua: el Obi (con sus numerosos  afluentes, entre ellos el Irtish), el Pur, el Taz y el propio  Yeniséi. Desde este último hasta el Lena se eleva de forma escalonada  la meseta de Siberia central, con altitudes comprendidas entre los  500 y 1.000 m, dominada al N por los montes Putorana (1.701 m de  alt.). La meseta, que se encuentra surcada en todas direcciones por  una espesa red de valles, entre ellos los de tres ríos Tunguska,  desciende hacia el N en la llanura Septentrional y hacia el E en la  amplia depresión del Lena. Las aguas de toda esta zona desembocan en  el océano Ártico (mar de Laptev) a través del Yeniséi, Kotui, Anabar,  Olenek y Lena. Más allá de este último río se extiende la Siberia  Oriental, ocupada en su mayor parte por una serie de cadenas, de  formación más reciente a medida que se acercan al Pacífico (arcos de  Verjoiansk y Cherski, y cadenas costeras de Sijote-Alin y de  Kamchatka). Estas cadenas montañosas están separadas por amplias  depresiones por las que discurren los ríos Yana, Indiguirka y Kolima,  todos ellos dirigidos hacia el océano Ártico, mientras que el Anadir  desemboca en el océano Pacífico. El borde montañoso meridional de la  Rusia asiática, que se ensancha hacia el E, está formado por el  Altái, el Saián Occidental y el Saián Oriental, el Tannu-Ola, y los  montes Yablonovi, Stanovoi y Dzhugdzhur. En esta franja montañosa  meridional se abren numerosas cuencas lacustres, entre ellas la del  lago Baikal. Por otro lado, gran parte del sector oriental de dicha  franja montañosa está recorrido por el río Amur, que conduce las  aguas de esta zona hacia el océano Pacífico y que forma un largo tramo  de la frontera con China.El alejamiento de la influencia atlántica  provoca que el clima de Rusia sea extremadamente continental, más  riguroso hacia el E, presentando un carácter extremado en el Asia  rusa, donde el frío y la aridez limitan las posibilidades de  explotación. Los inviernos son largos y crudos, de largas nevadas,  con ríos y tierras helados. En primavera, el deshielo origina grandes  inundaciones. Los veranos son cortos, pero cálidos, salvo en las  zonas más septentrionales, donde las temperaturas son permanentemente  bajas. Las precipitaciones sólo son abundantes en el Cáucaso, en la  llanura rusa septentrional hasta los Urales, en la cadena de Sijote- Alin, en los montes de Dzhugdzhur y en los relieves de Sajalín y de  Kamchatka. En el resto del país las precipitaciones son más bien  escasas, con mínimos por debajo de los 200 mm anuales en el Extremo  Oriente. Más de la mitad de las precipitaciones caídas se evapora,  mientras que el resto alimenta los ríos, mares y lagos interiores.  Los ríos nacidos en las áreas septentrional y oriental recogen más  del 80 % de las aguas de superficie. El escalonamiento de la latitud  determina también las grandes zonas de vegetación. En el N, donde el  clima es muy extremo, con inviernos de nueve meses y mínimas  inferiores a los -40 oC, la corta estación vegetativa impide la  formación de árboles. En sus suelos sólo puede crecer la tundra,  vegetación baja y discontinua de musgos y líquenes. El centro del  país, desde la Rusia europea hasta la Siberia Oriental, está cubierto  por el bosque más grande del mundo, la taiga. En la parte europea  este bosque de coníferas forma un estrecha franja, mientras que en  Siberia y el Extremo Oriente ocupa un amplio territorio con suelos  que permanecen helados en sus profundidades. Hacia el S, las  coníferas dejan paso a frondosos bosques, y después a una estepa de  gramináceas, que crecen en un suelo de tierras negras muy rico, el  chernoziom. Esta estepa se extiende por una zona relativamente ancha  del S de la Rusia europea, en tanto que se reduce a una banda  estrecha y discontinua en Siberia meridional.

Geografía humana.
En el  amplio territorio de Rusia viven numerosos grupos étnicos. El más  numeroso es el de los rusos (81,5 %), que pueblan la Rusia europea,  los Urales y Siberia. La minoría no eslava más importante es la de  los tártaros (3,8 %), establecidos sobre todo en las repúblicas  autónomas de los Tártaros y de Bashkiria. Los judíos, a pesar de que  se les atribuyó una región autónoma, la de los Hebreos, se encuentran  dispersos por todo el país, donde el antisemitismo sigue estando  latente. Los alemanes del Volga, deportados durante la II Guerra  Mundial, no han vuelto a recuperar su territorio. En el Cáucaso  existen numerosos grupos nacionales: pueblos del Daguestán,  kabardinos, chechén, ingush, osetos. Otras minorías son los  chuvashos, mordvinos, udmurtos, mari, komi, bashkirios, carelo- fineses, etc. Gran parte de la población se concentra en la Rusia  europea, una zona de más antiguo asentamiento humano y económicamente  más desarrollada. De hecho, la Rusia Central presenta densidades muy  superiores a la media nacional (8,6 hab./km2), que tienden a descender  rápidamente hacia los Urales y hacia Siberia Meridional. Aunque los  habitantes de Siberia y Extremo Oriente se hayan cuadriplicado en el  plazo de un siglo, sólo vive en estas regiones el 10 % de la  población total de Rusia. Con la excepción de núcleos aislados, el  Gran Norte ruso está prácticamente despoblado. La tasa de urbanización  del país ha aumentado muy rápidamente a causa de un éxodo rural  intenso, sobre todo desde los inicios de los años cincuenta.  Actualmente, más del 73 % de la población vive en las ciudades,  aunque el grado de urbanización es variable, siendo más alto en las  regiones industrializadas del centro y de los Urales y en Siberia.  Las ciudades más importantes y antiguas se localizan en la parte  europea del país. Las mayores son Moscú, que casi alcanza los 9  millones de hab., y San Petersburgo, con 4,5 millones. Otras ciudades  con más de un millón de habitantes son: Nizhni Novgorod, Cheliabinsk,  Samara, Omsk, Perm, Yekaterinburg, Ufa, Kazan, Novosibirsk y Rostov- na-Donú.

Geografía económica.
La economía rusa, que durante el régimen  anterior estuvo sometida a un control absoluto del Estado - propietario del suelo y del subsuelo, de todos los medios de  producción, de los transportes, de gran parte de la red comercial y  de las instituciones financieras-, está sometida actualmente a un  incierto y accidentado proceso de privatización y adaptación al  mercado, que ha provocado un importante descenso del nivel de vida de  los rusos. La agricultura sigue siendo el sector más crítico de la  economía, a pesar de las inversiones realizadas en su modernización.  Los cultivos más extendidos son los cereales, especialmente el trigo,  aunque su productividad es baja. Tradicionalmente cultivados en la  faja meridional de las tierras negras, los cereales están viéndose  desplazados hacia el norte, dando paso a cultivos industriales como  los de remolacha azucarera, plantas oleaginosas y algodón. Rusia  cuenta también con una importante producción agrícola de patatas,  hortalizas, lino, fruta y vid. Para mejorar el consumo de proteínas  animales se ha tratado de intensificar la ganadería. Pero este  propósito se ha visto crónicamente obstaculizado por el desarrollo  insuficiente de los forrajes, que ha obligado a Rusia a importar  cantidades crecientes de grano para alimentar el ganado (bovinos,  ovinos, porcinos, caprinos, equinos, camellos y rebecos). Por todo  ello, la producción de carne, leche y derivados no alcanza a  satisfacer las necesidades del consumo interno. La riqueza forestal  de Rusia es inmensa, lo que le permite ser el primer país productor  de madera del mundo. Con todo, las condiciones de explotación son a  menudo difíciles, ya que dos terceras partes de los bosques se  encuentran en Siberia y Extremo Oriente. La flota pesquera rusa ocupa  el segundo lugar mundial en cuanto a número de capturas, por detrás  de Japón. La pesca marítima (merluza, anchoa, arenque, ballena) tiene  sus bases más importantes en Murmansk (océano Ártico) y Nikolaievsk y  Petropavlovsk-Kamchatski (océano Pacífico). En Astraján y el bajo  Volga se concentra la pesca del esturión, con cuyas huevas se elabora  el caviar. Los sucesivos planes quinquenales del antiguo régimen  comunista situaron a Rusia entre las grandes potencias industriales.  Sin embargo, mientras el «complejo militar-industrial» se benefició  de la prioridad en materia de inversiones, de contratación de  personal cualificado y de abastecimiento de material, el de la  fabricación civil y, sobre todo, el de bienes de consumo, se  caracterizó por un retraso tecnológico y una capacidad de renovación  limitada. De ahí que ya en el plan quinquenal de 1986-1990, aplicado  en la antigua URSS, se diera prioridad al reequipamiento de las  instalaciones industriales ya existentes -en especial con la  tecnología de ordenadores- sobre la creación de nuevas plantas  industriales. La industria pesada, que es la que ha experimentado un  desarrollo más importante, se ha visto tradicionalmente favorecida  por la abundancia de minerales en el subsuelo ruso, sobre todo de  hierro y carbón. Los yacimientos más ricos de estos dos minerales se  encuentran en los Urales y en la cuenca siberiana de Kuznetsk  (Kuzbass). Como consecuencia de ello, los mayores centros  siderúrgicos se concentran en los Urales (Magnitgorsk, Cheliabinsk).  Son también abundantes el manganeso, cobre y níquel. Entre los  minerales no ferrosos, destaca la producción de cobre, plomo, cinc,  bauxita y estaño, suficiente para las necesidades actuales de la  industria rusa. El país se sitúa también a la cabeza de la producción  mundial de hidrocarburos. La explotación de los campos petrolíferos  del Volga, el «Segundo Bakú», presenta síntomas de agotamiento y son  los yacimientos de Siberia Occidental los que proporcionan más de la  mitad de la producción rusa. El Asia rusa es también la proveedora de  la mayor parte de la producción de gas natural, que se extrae sobre  todo de los campos del Gran Norte siberiano (Urengoi, Medvezhie). Una  red de oleoductos y gasoductos cada vez más densa une estos  yacimientos con los principales centros industriales. Además, una  importante cantidad de petróleo crudo es exportada, particularmente a  Europa oriental. Alrededor del 74 % de la energía eléctrica es de  origen térmico. Los abundantes recursos de carbón permitieron en las  pasadas décadas la instalación de un notable potencial eléctrico en  las zonas industrializadas. Se ha hecho también un esfuerzo para  aprovechar el ingente potencial hidráulico, sobre todo en los grandes  ríos (Dniéper, Volga, Angara, Yeniséi, Naryn, Vajsh). La existencia  de uranio ha favorecido la construcción de centrales nucleares. La  industria rusa está marcada por la preeminencia que se ha dado al  sector mecánico, especialmente del ramo pesado. Los principales  complejos de la industria pesada se encuentran en Yekaterinburg,  Moscú y en la zona de los Urales. En el sector electromecánico  destacan, sobre todo, las grandes plantas industriales de San  Petersburgo. La producción de vehículos a motor se localiza sobre  todo en Nizhni Novgorod, Stavropol y Moscú, la de maquinaria agrícola  en Rostov, la de material ferroviario en Irkutsk, en tanto que la  industria naval cuenta con importantes astilleros en San Petersburgo  y Vladivostok. El sector químico inició su desarrollo algunos años  después de la II Guerra Mundial. También es un sector activo el  textil (algodón, lana y fibras artificiales), que tiende a  concentrarse en algunas zonas de la parte europea. La producción de  otros bienes de consumo, como los electrodomésticos o los muebles, es  más bien limitada. En las regiones agrícolas y en las zonas marítimas  existen numerosas industrias alimentarias.

Las inmensas distancias que separan los diferentes centros industriales dificultan las comunicaciones. En ellas desempeña un papel fundamental el ferrocarril , que se adapta particularmente bien a las condiciones geográficas y  económicas del país. En cambio, la red viaria no es muy densa. El  transporte por carretera es utilizado sobre todo en distancias  cortas. El transporte por oleoducto ha crecido espectacularmente como  consecuencia de la explotación de yacimientos de hidrocarburos cada  vez más alejados. Las vías fluviales, aunque están bien adaptadas al  transporte de mercancías, presentan graves inconvenientes, como la  configuración de la red caracterizada por su dirección mayoritaria en  el sentido de los meridianos y la presencia del hielo en invierno. La  vía marítima desempeña un papel importante en el tráfico doméstico  tanto en la fachada de Extremo Oriente como en el mar Caspio y en el  mar Negro. Por su parte, las comunicaciones aéreas están muy  desarrolladas. En el comercio con el exterior, Rusia ha mantenido tradicionalmente importantes intercambios con los países de Europa oriental, mientras que tenían un menor volumen las relaciones comerciales con los demás países. Con las reformas económicas, esta situación tiende a invertirse.

La Triple Entente formada a principios del siglo XX con Francia y Gran Bretaña arrastró a Rusia a la I Guerra Mundial. Los  rusos sufrirían graves derrotas frente a los alemanes, que invadieron  Polonia, Lituania y Galitzia. El aumento de los precios y las  dificultades de aprovisionamiento provocaron un descontento todavía  mayor. En marzo de 1917, manifestaciones de obreros y soldados en  Petrogrado acabarían derribando al zarismo. Pero el nuevo Gobierno  provisional no solucionó el problema de la guerra ni colmó las  aspiraciones populares, y acabó siendo derribado también en la  insurrección de octubre por los bolcheviques, dirigidos por Lenin,  que instauraron el poder de los soviets (consejos de delegados de los  campesinos, obreros y soldados). Con el nuevo régimen, el Imperio  ruso se transformó en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas  (URSS), a las cuales estuvo vinculada la historia de Rusia hasta su  disolución en 1991. El fracasado golpe de estado de agosto de 1991, por la oposición del presidente ruso Borís Yeltsin, supuso la recuperación del protagonismo histórico de Rusia. No sólo se prohibió el Partido Comunista, sino también acabó propiciándose la disolución - a finales de ese mismo año- de la propia URSS, que sería sustituida  por una inconsistente Comunidad de Estados Independientes. A partir  de enero de 1992 Rusia reiniciaría su trayectoria como país independiente.



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Última actualització: 8 de juny de 2000