Divulgación

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Reunión de vecinos

¿Habéis asistido alguna vez a una reunión de vecinos? ¿Habéis participado en algún debate o votación con decenas o centenares de personas? Qué difícil es ponerse de acuerdo.

Nuestro cuerpo está formado por millones de células; y, sin embargo, vivimos. Esta acción conjunta, requiere una comunicación contínua y controlada entre diferentes órganos, tejidos y células. Al hablar de comunicación dentro de nuestro cuerpo, lo primero que nos viene a la mente es el sistema nervioso; pero las células también se comunican mediante señales químicas. Los productos químicos estrella de esta comunicación son las hormonas: moléculas secretadas por células que, al llegar a otras células, desencadenan diferentes respuestas.

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Las antenas

De acuerdo, las hormonas son las señales… pero, ¿quién descodifica estas señales? Las células disponen de unas proteínas que reconocen estas señales y las «descodifican»: son también las encargadas de empezar a ejecutar los programas vinculados a esas hormonas.

Estas antenas y descodificadores TDT son proteínas que reciben las señales y que se encuentran en el núcleo; obviamente, sólo podían bautizarse como receptores nucleares.

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La importancia

La importancia de los receptores nucleares no sólo se debe a su función esencial como receptores de las hormonas internas: muchísimos fármacos realizan su función a través de estas mismas proteínas.

Por tanto, el estudio de los receptores nucleares, de su estructura y de los procesos que desencadenan o que regulan su actividad, es un campo apasionante que abarca temas tan importantes y dispares como la inflamación, la diabetes, la progresión tumoral y la metástasis, las células madre, los efectos del bisfenol-A, la medicina regenerativa, etc.