3. 4. El significado del espacio

El acto de dar significado al espacio es, quizás, el primer principio que rige sobre nuestras relaciones socioespaciales y bajo el que se desarrollan el conjunto de fenómenos que relacionan a las personas con sus entornos y que son el objeto de estudio de la Psicología Ambiental. En tanto que acto necesario, el ejercicio de dar significado a los espacios los convierte, de alguna manera, en “nuestros”. Podemos, desde esta perspectiva, establecer cinco ideas iniciales:

  • El entorno en el que nos desarrollamos como personas es más que un conjunto de variables físicas y de objetos dispuestos en determinado orden y estructura. Más allá, el entorno físico está determinado por un conjunto de significados que las personas construimos sobre ellos, significados basados en nuestras experiencia con el lugar y su impacto psicológico y sobre todo significados socialmente elaborados y atribuidos que configuran el universo sociofísico.
  • Como consecuencia, el ser humano tiende a establecer vínculos identitarios con sus entornos significativos, especialmente con aquellos más relevantes para su historia, su cotidianeidad y para su desarrollo como persona. En este sentido, no sería descabellado hablar en términos de necesidad social, al mismo nivel que la necesidad de establecer contactos sociales significativos con aquellos que nos rodean.
  • Por su propia condición humana, estos vínculos se articulan en base a los significados que elaboramos y con los que teñimos a los espacios físicos que, como resultado de esta operación, pasan de ser espacios a ser lugares.
  • Cuando estos espacios, estos lugares, son violados, amenazados, agredidos o destruidos, la gente sufre y ello pone en evidencia que ese vínculo al que hacíamos referencia es, en buena medida, un vínculo afectivo.
  • Por último, ese vínculo afectivo con el entorno es un importante factor en el desarrollo del bienestar psicológico y psicosocial de las personas.
Así, al dotar de significado a un espacio nos apegamos emocionalmente a los lugares, nos sentimos seguros y obtenemos bienestar psicológico, transformamos el espacio para nuestros intereses funcionales y simbólicos, lo delimitamos, gestionamos y defendemos, nos identificamos con él, nos une grupal o socialmente y lo incorporamos como un elemento más de nuestra interacción social. Muchos de los fenómenos psicoambientales a los que nos estamos refiriendo se han tratado o se trataran en estos Elementos Básicos. Baste, por el momento, de presentar algunas ideas acerca de lo que podemos denominar significado simbólico del espacio.

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