4.5. Percepción del riesgo

Introducción

Definitivamente, a la vista de la panorámica descrita, el riesgo, o mejor dicho, la percepción del riesgo se ha instalado en nuestras vidas en cuestión de pocos años.

Nuestra vida está, por definición, dotada de un elevado nivel de incertidumbre; se desarrolla a partir de la conjunción y evolución de un complejo sistema de elementos sujetos a diferentes niveles de variabilidad. Progresivamente, el ser humano ha generado mecanismos para reducir los grados de libertad (el margen de variabilidad) de los principales factores que configuran su existencia. Así, hoy en día se valoran altamente la estabilidad y la seguridad en casi todos los niveles. La naturaleza humana, sin embargo, es más compleja que todo eso; una vez hemos conseguido esta seguridad y estabilidad introducimos de nuevo el riesgo, necesitamos un cierto grado de impredecibilidad, necesitamos explorar nuestros límites, necesitamos experimentar nuevas situaciones, ahora bien, siempre y cuando mantengamos un importante grado de control sobre estas situaciones.

 

Estos factores de carácter individual no son, sin embargo, el único motivo de la importancia de la valoración del riesgo en el mundo actual. Desde hace aproximadamente unos quince o veinte años, los científicos sociales han comenzado a analizar el valor social del riesgo. De entre ellos cabe destacar el alemán Ulrich Beck y su conceptualización de la llamada Sociedad del Riesgo. Para este autor, lo que diferencia principalmente a la sociedad industrial contemporánea es que, si antes sólo se repartían riquezas y este reparto no era igualitario sino que estaba sujeto a principios de clase social o de localización geográfica, actualmente lo que define nuestra sociedad es el reparto de riesgos, la mayoría de los cuales, potencialmente al menos, afectan por igual a todo el mundo y en todas partes: "la miseria es jerárquica, el smog es democrático" (Beck, 1998).

Además de esta primera característica de los riesgos actuales hay otra de tanta o más importancia y repercusión social: la mayoría de los riesgos (y especialmente aquellos considerados más graves) no son perceptibles directamente, es decir, no pueden ser detectados en sus causas o en sus consecuencias si no es dentro del seno del paradigma científico-técnico, el cual escapa a la comprensión de la mayor parte de las personas. Si finalmente el riesgo se manifiesta lo acaba haciendo de manera indirecta o extraordinariamente lenta, o incluso, pueden manifestarse más allá de una generación. La mayoría de los riesgos actuales no suelen presentarse de manera catastrófica sino insidiosa lo que dificulta el establecimiento de la relación entre la causa y el efecto.

El vertido de cloruro de metilmercurio a las aguas de Minamata, en la isla de Kyushu (Japón), asociado a las actividades de producción de sustancias químicas, es el ejemplo más dramático del fenómeno de la bioacumulación, ya que implicó la pérdida de vidas humanas, fue la llamada enfermedad de Minamata, que se manifestó a partir de 1956 en muchas familias de pescadores de esta y otras localidades de la bahía de Yatsuhira. Murieron 117 personas y muchas más sufrieron graves trastornos en el sistema nervioso. Es la primera enfermedad la causa de la que se ha podido establecer que era una contaminación de origen industrial.

Durante muchos años las aguas residuales de algunas industrias que vertían se sus residuos en la bahía contenían un compuesto orgánico biológicamente activo, el metilmercurio, que es un producto residual de la fabricación de cloruro de vinilo y del acetaldehído. Posteriormente se supo que el metilmercurio se acumulaba en el pescado que pescaban y consumían muchas familias de la zona. La toxina no se elimina por ninguna vía, y a medida que se acumula en dosis progresivamente más elevadas ocurren problemas neurológicos graves y, en algunos casos, la muerte.

Si clicáis en la imagen obtendréis más información sobre este famoso y polémico caso, el primero en el que se pudo establecer una relación causa-efecto entre un desastre ambiental y sus consecuencias para la salud de la población. Un clásico en el tema del riesgo ambiental.

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