8.3.2. Deprivación ambiental

La aproximación de la sobregarga ambiental sugiere que muchos efectos de las relaciones persona-entorno, especialmente aquellos que conllevan consecuencias comportamentales o emocionales no deseables son debidos, bien a un exceso de estimulación, bien a un exceso de fuentes de estimulación. No obstante, otros teóricos han sugerido que muchos de estos problemas son el resultado de una sub-estimulación o de una pobre estimulación ambiental.

Los estudios sobre deprivación sensorial (p.e. Zubek, 1969) muestran como las personas privadas de toda estimulación sensorial pueden desarrollar estados de ansiedad severa así como otras anomalías psicológicas. En otro orden, también se ha demostrado los efectos negativos que puede producir el aislamiento social, especialmente cuando no es deseado.

Por otro lado, también es cierto que existen claros beneficios cuando se reduce la estimulación sensorial, como demostraron Forgays & Forgays (1992) en sus estudios en tanques acuáticos.

Si clicáis en la imagen accederéis a algunos abstracts acerca de los beneficios comentados

Por otra parte, se han predicho ciertos ciertos efectos derivados de la deprivación ambiental. Así, por ejemplo, se ha demostrado que el aislamiento antártico modifica la ejecucuón de tareas (Barabasz & Barabasz, 1986). Además, el aislamiento de la navegación en solitario o la experiencia narrada por supervivientes a accidentes que suceden en regiones remotas hablan de la generación de un "sentido de presencia" de otra persona aunque ésta no exista en absoluto (Suedfeld & Mocellin, 1987).

Este es un artículo de Jane Mocellin sobre los efectos de la navegación antártica sobre el comportamiento

Para conocer más bibliografía sobre la denominada "Psicología Antártica"

Aquí tenéis un interesante artículo de Marilyn Dudley-Rowley acerca de los comportamientos anómalos generados en situaciones de aislamiento y su aplicación en misiones espaciales

Aunque las ciudades ofrecen un entorno caracterizado en general por una sobreestimulación ambiental y social, la gente que habita en ellas puede estar perfectamente instalada y sujeta a un entorno físico infraestimulado. El urbanólogo A.E. Parr (1966) afirmó que mientras los campos, bosques y montañas contienen una variedad sin fin de patrones cambiantes de estimulación visual, las áreas urbanas están formadas por patrones que se repiten en cada calle, en cada plaza, en cada vivienda, etc. De acuerdo con Parr, Los rascacielos gigantes, las calles lineales i los interiores de edificios con sus modernas estructuras sin ventanas provocan un sentimiento de estar encerrado en las personas. Parr y otros sugieren que esta pérdida de estimulación ambiental lleva al aburrimiento y, de alguna manera, es responsable de patologías urbanas como el vandalismo juvenil, la delincuencia y la pobre educación (Heft, 1979).

 

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