La monitorización del entorno de montaña, incluyendo vertientes inestables, acantilados y zonas propensas a inundaciones es clave para: 1) mejorar el conocimiento sobre los mecanismos de desencadenamiento, la dinámica del proceso y la magnitud-frecuencia de los fenómenos peligrosos; y 2) desarrollar metodologías y técnicas efectivas para identificar la ocurrencia de riesgos geológicos en cascada.

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