AAL o Vida cotidiana asistida por el entorno

//El paradigma de la inteligencia ambiental aplicado al envejecimiento

Un robot se pasea por una casa siguiendo el rastro de la persona que la habita. La acompaña, pero también la vigila. Es capaz de reconocer la actividad que realiza: si sale de casa, si come, si pasa demasiado tiempo sentada o si hace ejercicio. Al mismo tiempo, unos sensores debidamente instalados le miden parámetros fisiológicos como las pulsaciones, la respiración, la temperatura corporal y la postura. Toda la información se monitoriza al instante. Un dispositivo electrónico permite establecer contacto con el exterior sin necesidad de salir. Puede utilizarlo para hacer consultas médicas, para comunicarse con la familia, para recibir sugerencias de ocio y para mantenerse conectado con los amigos.

El escenario parece futurista, pero forma parte de la realidad. Se trata de soluciones tecnológicas que a día de hoy ya existen. Se han desarrollado a partir de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para facilitar a la gente las actividades diarias de casa con la mínima ayuda. Se conoce como ambient assisted living (AAL) o vida cotidiana asistida por el entorno. 

La inteligencia ambiental

La gente mayor, si no tiene discapacidad o si las que tiene son asumibles, prefiere mantener su autonomía. La inteligencia ambiental es una herramienta muy útil que facilita que las personas puedan vivir en su casa con confianza y seguridad. Consiste en aplicar las TIC al entorno cotidiano con el objetivo de que el usuario se relacione con los dispositivos de manera natural. No es la persona quien debe adaptarse a la tecnología, sino al contrario: la tecnología tiene que estar perfectamente integrada al entorno y ser sensible al contexto situacional, temporal o emocional; ha de responder a los elementos de interacción humanos más comunes, como la voz o los gestos, y debe tener la habilidad de interpretar las intenciones del usuario.

El AAL es el resultado de aplicar el paradigma de la inteligencia ambiental a la finalidad de  propósito de prolongar la vida autónoma de la gente mayor. Este uso innovador de las TIC representa una mejora innegable de la calidad de vida de las personas; una reducción del gasto social y sanitario, así como una oportunidad de negocio para las empresas. Las pymes, por ejemplo, han participado en el sector de manera prolífica. Conscientes de ello, los estados miembros de la Unión Europea y tres países asociados (Israel, Noruega y Suiza) impulsaron el Programa conjunto AAL.

Vida cotidiana asistida por el entorno

El Programa conjunto AAL promueve la creación de productos y servicios que sirvan para incrementar el tiempo que las personas pueden vivir de manera autónoma. Las propuestas que han surgido del programa se dirigen a los usuarios primarios finales —la gente mayor— o bien a los cuidadores, con la idea que sean extrapolables a otros grupos sociales como las personas con diversidad funcional. Los equipos, los programas y las aplicaciones que se generan tienen que ser capaces de recopilar datos, pero también de controlar (y tratar de corregir, si hace falta) los hábitos de vida de los usuarios.

Así, se han creado dispositivos para ayudar la gente mayor a limpiar, cocinar, comprar, cuidar la higiene, la dieta y controlar la medicación. Y más allá del apoyo en las tareas domésticas y el cuidados personal, estos dispositivos también han contribuido a evitar lesiones en casa y avisar los servicios de apoyo en caso de caída; a facilitar la movilidad de las personas y garantizar que se puedan desplazar solas; o a fomentar su integración social y reducir las sensaciones —tan habituales en la vejez— de soledad y aislamiento. Porque si hay algo que las TIC aseguran es, precisamente, la comunicación.

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