Telèmac

//El Institut Català de la Salut estudia las posibilidades de las nuevas tecnologías en la atención de la cronicidad

La brecha digital no es insalvable; al menos, si lo que está en juego es la salud. Esta es la primera conclusión del proyecto Telèmac, un estudio sobre la eficacia de las nuevas tecnologías aplicadas a la atención de la cronicidad que ha llevado a cabo el Instituto Catalán de la Salud, en colaboración con el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat de Cataluña. La mayoría de los pacientes que han participado aseguran que la telemonitorización les ayuda a conocer mejor su enfermedad y a ser más autónomos, al tiempo que facilita el seguimiento que hacen los profesionales de la salud. Les hace sentir, por tanto, más seguros.

En octubre de 2013, casi cuatrocientos voluntarios se empezaron a controlar, a diario y desde casa, el peso, la tensión arterial, el oxígeno en sangre, el ritmo cardíaco o el azúcar. Eran pacientes crónicos complejos o con una enfermedad crónica avanzada que sufrían, como mínimo, insuficiencia cardiaca o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. En función de la patología, se les suministraba diferentes tipos de dispositivos (glucómetros, pulsímetros, tensiómetros o balanzas) conectados por tecnología M2M a través de una tableta táctil. Cada vez que los utilizaban, los datos producidos se incorporaban de manera automática en la historia clínica del paciente.

Un sistema de alertas

El sistema generaba alertas si detectaba algún parámetro alterado. Si la alerta era roja, los profesionales sanitarios actuaban inmediatamente ante un posible riesgo. Si era amarilla,  contactaban telefónicamente o les hacían una visita a domicilio para conocer el detalle de la anomalía. Y, si era blanca, quería decir que la biomedida recibida era correcta. Los pacientes se dividieron en dos grupos homogéneos, tanto en cuanto al número como a la edad y el sexo. Para poder comparar resultados, uno de los grupos estaba controlado por telemonitorización y el otro, de manera presencial y telefónica. Tanto las personas que formaban parte del grupo asistido a distancia como sus cuidadores habían recibido una formación específica para aprender a utilizar los dispositivos.

Una cincuentena de profesionales de cinco equipos de atención primaria de Barcelona se ha hecho cargo del seguimiento de los pacientes durante los doce meses que ha durado el estudio, ya finalizado. El Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol, que había  diseñado la metodología del proyecto, ahora analiza los resultados. El objetivo del programa era constatar si las herramientas de telemonitorización de constantes clínicas son útiles para mejorar la calidad de vida de las personas. Y, también, comprobar si así se consigue reducir el número de visitas a urgencias y la duración de las estancias hospitalarias de los pacientes crónicos complejos, que consumen buena parte de los recursos sanitarios disponibles. Los datos que generan los dispositivos deberían permitir prevenir posibles complicaciones de los enfermos, así como actuar en estados menos graves y, en consecuencia, reducir el coste que representa atenderles.

Un 78% de los pacientes confirma que ha podido controlar mejor su enfermedad

Falta evaluar la variación de la actividad asistencial; pero ya se han hecho públicos datos como el índice de satisfacción de los voluntarios que han participado en el proyecto, y es alto: un 78% de los pacientes confirma que ha podido controlar mejor su enfermedad y un 82% considera que el sistema es fácil de usar, a pesar de que son usuarios que hasta el momento estaban poco, o nada, familiarizados con las nuevas tecnologías. En relación con las alertas, el 97,6% de los pacientes ha generado al menos una alerta amarilla y el 81%, alertas rojas. Por su parte, los profesionales sanitarios remarcan la utilidad de que los datos monitorizadas en el domicilio del paciente se incorporen a la historia clínica de los enfermos, hecho que les facilita la asistencia del enfermo.

Las primeras conclusiones que se desprenden de Telémaco sugieren que el poco uso que las personas sin alfabetización digital hayan hecho de las nuevas tecnologías no debería ser un obstáculo a la hora de implantar soluciones telemáticas. La experiencia demuestra que, con la formación adecuada, se adaptan fácilmente a la tecnología si de ello depende su bienestar. Además, saber que al otro lado del recurso digital hay alguien que está pendiente de su salud y en disposición de intervenir si fuera necesario, los ayuda a vivir más tranquilos.

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