Reformas del siglo XX

A partir del 1 de julio de 1933 se hace cargo del edificio el Patronato de la Universidad Autónoma. Visto el estado de abandono en que se encuentra, una de las primeras disposiciones del Patronato es su restauración y adaptación, encargo que recae en los arquitectos Josep González y Francesc Perales, durante los rectorados de Jaume Serra Hunter y Pere Bosch Gimpera. De esta época son los estanques con nenúfares o los parterres de césped con cipreses de los patios. Se elimina la reja del jardín, que se acondiciona con un nuevo planteamiento para uso de estudiantes y profesores. Igualmente, se acondicionan muchas instalaciones nuevas para la docencia (aulas, laboratorios y seminarios).

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    De esta época (1934) también es la habilitación de los sótanos para diferentes usos, como por ejemplo un bar, que representa una gran novedad del momento, así como sanitarios y vestuarios. Una de las grandes transformaciones tiene lugar en 1936: se sustituyen las puertas del vestíbulo ―hasta el momento macizas, de madera, con llaves de bronce― por otras de cristal que, si bien conservan los marcos con clavos metálicos, están montadas sobre una estructura de bronce de tipo racionalista. Por otra parte, entre 1932 y 1937 se llevan a cabo importantes obras de reforma en la Biblioteca, concretamente en la sala de lectura, que es objeto de una transformación importante de la mano de Josep González Esplugues y Francesc Perales, racionalistas del Grupo de Artistas y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATCPAC).

    Tras la Guerra Civil, durante el periodo 1939-1945, se hacen obras de reparación y rehabilitación de los espacios dañados por los bombardeos. De hecho, el régimen hace mucha propaganda de estas obras de reconstrucción con la finalidad de destacar la preocupación de las autoridades por reabrir y reactivar el centro universitario. Durante los años cuarenta se hacen otras reformas de interés; por ejemplo, se sustituyen unos laboratorios de la planta baja por una capilla, o se lleva a cabo una importante reforma en el Aula Magna a cargo del arquitecto Josep Domènech Mansana.

    Otras reformas y adecuaciones del edificio tienen lugar en 1967 y, sobre todo, en 1970, durante el rectorado de Fabià Estapé, a quien se debe la iniciativa, que hizo efectiva el Gobierno, de declarar el Edificio Histórico «Monumento Histórico-artístico Nacional» en 1970.

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