Investigadores de la UB encuentran en Castelldefels una especie de cérvido de hace 90.000 años actualmente extinguida

Reconstrucción del 'Haploidoceros mediterraneus'. Autor: X. Castelltort.
Reconstrucción del 'Haploidoceros mediterraneus'. Autor: X. Castelltort.
Investigación
(18/10/2013)

La revista de la Academia de Ciencias de Francia Comptes Rendus Palevol ha publicado el hallazgo de una especie de cérvido, actualmente extinguida, en el yacimiento de la cueva del Rinoceront de Castelldefels (Barcelona). Esta especie, de la que no se tenía conocimiento en la península ibérica, pertenece a la familia del ciervo actual y vivió durante el Pleistoceno hace 90.000 años. Conocida como Haploidoceros mediterraneus, hasta ahora tan solo se habían identificado restos de ella en dos yacimientos del sudeste de Francia. El descubrimiento lo han llevado a cabo Montserrat Sanz y Joan Daura, investigadores del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP-UB) y del Grupo de Investigación del Cuaternario (GRQ), vinculado al SERP-UB. El estudio de los restos se ha hecho conjuntamente con Jean-Philip Brugal, investigador del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) en la Universidad de Aix-Marseille. El descubrimiento se ha presentado hoy en el Ayuntamiento de Castelldefels, en un acto con el alcalde de la población, Manuel Reyes.

Reconstrucción del 'Haploidoceros mediterraneus'. Autor: X. Castelltort.
Reconstrucción del 'Haploidoceros mediterraneus'. Autor: X. Castelltort.
Investigación
18/10/2013

La revista de la Academia de Ciencias de Francia Comptes Rendus Palevol ha publicado el hallazgo de una especie de cérvido, actualmente extinguida, en el yacimiento de la cueva del Rinoceront de Castelldefels (Barcelona). Esta especie, de la que no se tenía conocimiento en la península ibérica, pertenece a la familia del ciervo actual y vivió durante el Pleistoceno hace 90.000 años. Conocida como Haploidoceros mediterraneus, hasta ahora tan solo se habían identificado restos de ella en dos yacimientos del sudeste de Francia. El descubrimiento lo han llevado a cabo Montserrat Sanz y Joan Daura, investigadores del Seminario de Estudios e Investigaciones Prehistóricas (SERP-UB) y del Grupo de Investigación del Cuaternario (GRQ), vinculado al SERP-UB. El estudio de los restos se ha hecho conjuntamente con Jean-Philip Brugal, investigador del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) en la Universidad de Aix-Marseille. El descubrimiento se ha presentado hoy en el Ayuntamiento de Castelldefels, en un acto con el alcalde de la población, Manuel Reyes.

El Haploidoceros mediterraneus tiene unas dimensiones más pequeñas que el ciervo actual. Su rasgo más significativo, que lo diferencia del resto de cérvidos, son los cuernos: muy grandes, pesados y con tan solo dos puntas cada uno. La punta más grande y principal de cada cuerno tiene un perfil en forma de hoz, curvada tanto hacia atrás como lateralmente; de ahí el nombre de Haploidoceros (del griego haploides, ʻforma simpleʼ, y ceros, ʻcuernoʼ).

La cueva del Rinoceront es un yacimiento paleolítico con una larga secuencia cronológica, que comprende desde 80.000 hasta 200.000 años atrás. Desde 2002, excavan en ella investigadores del SERP y del GRQ de la UB, y hasta ahora el espacio ha proporcionado una gran cantidad de restos de fauna del Pleistoceno, que permiten conocer cómo era el medio natural en los momentos más cálidos anteriores a la última glaciación. En el año 2012, se descubrió una cría de elefante completa, así como numerosos restos de tortuga mediterránea. Si bien la fauna de la última glaciación, como el mamut o el rinoceronte lanudo, es muy conocida, la fauna anterior a este periodo que había vivido en la costa del litoral catalán lo es menos.

El descubrimiento de una especie desconocida hasta ahora en la península ibérica convierte la cueva del Rinoceront en uno de los yacimientos más importantes para conocer la evolución y la extinción de la fauna durante la prehistoria. El hallazgo certifica un posible origen peninsular del Haploidoceros mediterraneus, así como el hecho de que fue un cérvido probablemente común en ambos lados de los Pirineos. Entre los restos, hay partes de prácticamente todo el esqueleto del animal, que podrían corresponder a un mínimo de doce individuos. Destacan algunos cráneos bastante completos, que son ejemplares únicos.

El hallazgo pone de manifiesto que esta especie pervivió mucho más tiempo del que se había pensado, puesto que en Francia, concretamente en la zona del Languedoc-Rosselló y del Mediodía-Pirineos, los restos más antiguos tienen 300.000 años. También revela que fue una especie más común en el Pleistoceno de lo que se creía, y que su hábitat ocuparía, como mínimo, el sur de Europa. Igualmente, el descubrimiento permite verificar que el Haploidoceros mediterraneus convivió a lo largo de miles de años junto con otros cérvidos, como el gamo o el ciervo común, y que se extinguió como consecuencia de los cambios climáticos que se produjeron al inicio del último estadio glacial.

Las excavaciones arqueológicas están encabezadas por los investigadores Joan Daura y Montse Sanz, miembros del GRQ del SERP de la UB, grupo de investigación que dirige el catedrático de Prehistoria Josep M. Fullola. Las excavaciones están sufragadas por el Ayuntamiento de Castelldefels y el Servicio de Arqueología y Paleontología de la Generalitat de Cataluña, junto con otras entidades, como por ejemplo el Grupo de Investigaciones Históricas de Castelldefels (GREHIC).

Puede verse una reconstrucción en video del Haploidoceros mediterraneus en este enlace.