La música no emociona a todo el mundo

Els investigadors han trobat que la música no produeix aquesta experiència plaent en totes les persones i han determinat un tipus específic d’anhedonia musical. Foto: M. Casellas/UB
Els investigadors han trobat que la música no produeix aquesta experiència plaent en totes les persones i han determinat un tipus específic d’anhedonia musical. Foto: M. Casellas/UB
Investigación
(07/03/2014)

Pese a no estar asociada con ninguna ventaja biológica o valor útil, como por ejemplo el dinero, se considera que la música es una de las principales fuentes de placer para el ser humano, debido entre otros factores a su importancia en la cultura y la sociedad. En consecuencia, se ha asumido que la capacidad de la música para producir placer es universal. Sin embargo, esta afirmación no se había estudiado empíricamente hasta ahora.

En un artículo publicado el 6 de marzo en la revista Current Biology, un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) demuestra que la música no produce una experiencia placentera en todas las personas y describe la anhedonia de la música, la pérdida de capacidad para experimentar placer ante estímulos musicales.

Los investigadores de la UB-IDIBELL habían encontrado indicios de este tipo específico de anhedonia en un estudio anterior para el que el grupo desarrolló un cuestionario con objeto de evaluar diferencias en la «recompensa» musical. Gracias a dicho cuestionario, se detectaron individuos que, a pesar de mostrar una sensibilidad media ante los estímulos que activan los sistemas de recompensa del cerebro (como por ejemplo la comida, el tacto, etc.), mostraban un perfil bajo de respuesta hacia la música.
 
El estudio actual se ha realizado en tres grupos de diez personas, que en el cuestionario mostraron una respuesta emocional alta, media y baja a la música. Todos los participantes eran individuos sanos con una percepción correcta de la música. Los sujetos participaron en dos tipos de experimentos: uno relacionado con la música y otro con la recompensa monetaria. Se observó que tanto la música como las recompensas monetarias activan en el cerebro las mismas regiones del sistema de recompensa. Mientras se realizaban estas tareas, se recogieron datos referentes a otros indicadores fisiológicos, como por ejemplo los cambios de conductancia de la piel y el ritmo cardíaco.
 
«Los resultados muestran que personas sanas, sin otras patologías asociadas al sistema de recompensa o problemas para percibir la música, no responden emocionalmente ante la ella», explica Josep Marco, investigador del Departamento de Psicología Básica de la UB y del IDIBELL. «La identificación de estos perfiles —añade el experto— puede ayudar a entender las bases neurales de la música y comprender de qué forma un patrón abstracto de sonidos puede traducirse en emociones».
 
El sistema de recompensa humano es una red extensa formada por varias regiones cerebrales (concretamente se localiza en el estriado ventral, la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial, entre otros); pero el procesamiento de la recompensa musical también está determinado por la conexión funcional entre estas regiones, la corteza auditiva y otras áreas asociativas, especialmente las frontales. Por ello, «los resultados apuntan a que la recompensa musical no depende solo de las estructuras mesolímbicas, sino también de otras regiones implicadas en la música», indica Marco.
 
El hecho de que cada persona pueda ser sensible a un tipo u otro de recompensa sugiere que existen diferentes modos de activar el sistema de recompensa que varían entre individuos. Además, el trabajo muestra que no se trata de una preferencia particular por  un tipo de música u otro; sino por un dominio entero, el de la música, que la mayor parte de la población considera placentero.
 
En el artículo también han colaborado Antoni Rodríguez Fornells, profesor del Departamento de Psicología Básica de la UB e investigador ICREA en el IDIBELL; Ernest Mas Herrero, estudiante de doctorado y primer autor del artículo, y Robert J. Zatorre, de la Universidad McGill (Montreal, Canadá).
 
Enlace al cuestionario
 

Artículo:

E. Mas-Herrero, R. J. Zatorre, A. Rodriguez-Fornells i J. Marco-Pallarés. «Dissociation between Musical and Monetary Reward Responses in Specific Musical Anhedonia». Cell Biology, 6 de marzo 2014. Doi: 10.1016/j.cub.2014.01.068

Els investigadors han trobat que la música no produeix aquesta experiència plaent en totes les persones i han determinat un tipus específic d’anhedonia musical. Foto: M. Casellas/UB
Els investigadors han trobat que la música no produeix aquesta experiència plaent en totes les persones i han determinat un tipus específic d’anhedonia musical. Foto: M. Casellas/UB
Investigación
07/03/2014

Pese a no estar asociada con ninguna ventaja biológica o valor útil, como por ejemplo el dinero, se considera que la música es una de las principales fuentes de placer para el ser humano, debido entre otros factores a su importancia en la cultura y la sociedad. En consecuencia, se ha asumido que la capacidad de la música para producir placer es universal. Sin embargo, esta afirmación no se había estudiado empíricamente hasta ahora.

En un artículo publicado el 6 de marzo en la revista Current Biology, un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) demuestra que la música no produce una experiencia placentera en todas las personas y describe la anhedonia de la música, la pérdida de capacidad para experimentar placer ante estímulos musicales.

Los investigadores de la UB-IDIBELL habían encontrado indicios de este tipo específico de anhedonia en un estudio anterior para el que el grupo desarrolló un cuestionario con objeto de evaluar diferencias en la «recompensa» musical. Gracias a dicho cuestionario, se detectaron individuos que, a pesar de mostrar una sensibilidad media ante los estímulos que activan los sistemas de recompensa del cerebro (como por ejemplo la comida, el tacto, etc.), mostraban un perfil bajo de respuesta hacia la música.
 
El estudio actual se ha realizado en tres grupos de diez personas, que en el cuestionario mostraron una respuesta emocional alta, media y baja a la música. Todos los participantes eran individuos sanos con una percepción correcta de la música. Los sujetos participaron en dos tipos de experimentos: uno relacionado con la música y otro con la recompensa monetaria. Se observó que tanto la música como las recompensas monetarias activan en el cerebro las mismas regiones del sistema de recompensa. Mientras se realizaban estas tareas, se recogieron datos referentes a otros indicadores fisiológicos, como por ejemplo los cambios de conductancia de la piel y el ritmo cardíaco.
 
«Los resultados muestran que personas sanas, sin otras patologías asociadas al sistema de recompensa o problemas para percibir la música, no responden emocionalmente ante la ella», explica Josep Marco, investigador del Departamento de Psicología Básica de la UB y del IDIBELL. «La identificación de estos perfiles —añade el experto— puede ayudar a entender las bases neurales de la música y comprender de qué forma un patrón abstracto de sonidos puede traducirse en emociones».
 
El sistema de recompensa humano es una red extensa formada por varias regiones cerebrales (concretamente se localiza en el estriado ventral, la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial, entre otros); pero el procesamiento de la recompensa musical también está determinado por la conexión funcional entre estas regiones, la corteza auditiva y otras áreas asociativas, especialmente las frontales. Por ello, «los resultados apuntan a que la recompensa musical no depende solo de las estructuras mesolímbicas, sino también de otras regiones implicadas en la música», indica Marco.
 
El hecho de que cada persona pueda ser sensible a un tipo u otro de recompensa sugiere que existen diferentes modos de activar el sistema de recompensa que varían entre individuos. Además, el trabajo muestra que no se trata de una preferencia particular por  un tipo de música u otro; sino por un dominio entero, el de la música, que la mayor parte de la población considera placentero.
 
En el artículo también han colaborado Antoni Rodríguez Fornells, profesor del Departamento de Psicología Básica de la UB e investigador ICREA en el IDIBELL; Ernest Mas Herrero, estudiante de doctorado y primer autor del artículo, y Robert J. Zatorre, de la Universidad McGill (Montreal, Canadá).
 
Enlace al cuestionario
 

Artículo:

E. Mas-Herrero, R. J. Zatorre, A. Rodriguez-Fornells i J. Marco-Pallarés. «Dissociation between Musical and Monetary Reward Responses in Specific Musical Anhedonia». Cell Biology, 6 de marzo 2014. Doi: 10.1016/j.cub.2014.01.068