Los bosques submarinos del alga mediterránea ʻCystoseira zosteroidesʼ, amenazados por el impacto de la actividad humana

Los autores constatan que el crecimiento lento y la baja reproducción del alga dificultan su capacidad para adaptarse a los cambios medioambientales. Foto: Pol Capdevila, UB-IRBio
Los autores constatan que el crecimiento lento y la baja reproducción del alga dificultan su capacidad para adaptarse a los cambios medioambientales. Foto: Pol Capdevila, UB-IRBio
Investigación
(22/09/2016)

Los efectos de un temporal intenso cada veinticinco años podrían hacer desaparecer las poblaciones del alga marina Cystoseira zosteroides —una especie endémica del Mediterráneo de gran valor ecológico para la biodiversidad del bentos marino—, según revela un nuevo artículo publicado en la revista internacional Journal of Ecology. El estudio está firmado por Pol Capdevila y Bernat Hereu, profesores del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio), y Joan Lluís Riera y Cristina Linares, del mismo Departamento.

 

Los autores constatan que el crecimiento lento y la baja reproducción del alga dificultan su capacidad para adaptarse a los cambios medioambientales. Foto: Pol Capdevila, UB-IRBio
Los autores constatan que el crecimiento lento y la baja reproducción del alga dificultan su capacidad para adaptarse a los cambios medioambientales. Foto: Pol Capdevila, UB-IRBio
Investigación
22/09/2016

Los efectos de un temporal intenso cada veinticinco años podrían hacer desaparecer las poblaciones del alga marina Cystoseira zosteroides —una especie endémica del Mediterráneo de gran valor ecológico para la biodiversidad del bentos marino—, según revela un nuevo artículo publicado en la revista internacional Journal of Ecology. El estudio está firmado por Pol Capdevila y Bernat Hereu, profesores del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio), y Joan Lluís Riera y Cristina Linares, del mismo Departamento.

 

Los bosques submarinos de algas, en peligro

C. zosteroides, un alga marrón del orden de las fucales, es una especie que forma densos bosques submarinos que generan hábitat, protección y alimento para los organismos marinos. A pesar de su valor ecológico, todavía no hay mucha bibliografía científica sobre esta especie de alga, que es una de las más sensibles a los impactos medioambientales y antropogénicos en el Mediterráneo.

Tal como explica el investigador Pol Capdevila, primer autor del artículo, «en todo el Mediterráneo ha habido un declive muy drástico de las algas formadoras de hábitat —principalmente, las de los géneros Cystoseira y Sargassum— durante los últimos años». Por ejemplo, «en Francia, C. zosteroides se ha reducido drásticamente en algunas áreas marinas, sobre todo por las actividades de origen antropogénico (construcción de puertos, contaminación, etc.)».

«En las islas Medes —continúa— hay una población de Cystoseira que todavía se está recuperando de los efectos del temporal del 26 de diciembre de 2008, un episodio extremo y excepcional con vientos de fuerza inusual, y olas de hasta catorce metros, que causó la mortalidad de alrededor del 79 % de las comunidades de esta especie».

 

Sobrevivir en el mar como los árboles en el bosque

Son muchas las incógnitas abiertas sobre la biología y la distribución de esta especie mediterránea. Por ello, de 2008 a 2012, el equipo de la UB y el IRBio ha estudiado las comunidades de C. zosteroides en las islas Columbretes, la costa del Montgrí, las islas Medes y el cabo de Creus. «Todos los estudios científicos sobre algas en el medio marino son difíciles, ya que hay que bucear para llegar a los fondos marinos. El alga Cystoseira zosteroides, además, vive en ambientes muy profundos, y en estas condiciones tenemos poco tiempo de inmersión para estudiarla in situ», detalla Capdevila.

Las algas adoptan estrategias de vida muy diferentes en los hábitats marinos, constatan los autores. Algunas se comportan como las plantas herbáceas (viven pocos años y se reproducen mucho), mientras que otras se parecen más a los árboles (viven muchos años, crecen lentamente y se reproducen poco), con una serie de estrategias intermedias.

Supervivencia, reproducción y crecimiento son tres procesos demográficos fundamentales en todos los seres vivos. Como los recursos son limitados, cada especie opta por una estrategia diferente: las hay que invierten más recursos en funciones para incrementar la longevidad de los individuos (supervivencia), mientras que otras se inclinan por aumentar el número de descendientes (reproducción).

La especie C. zosteroides y los árboles de los bosques tienen una estrategia de supervivencia común: crecimiento lento, alta supervivencia y baja tasa de reproducción y de dispersión. Según remarca Capdevila, «los árboles terrestres y C. zosteroides invierten muchos recursos en biomasa estructural (crecimiento del tronco de un árbol, etc.); por ello, tienen una alta tasa de supervivencia y viven muchos años, más de cincuenta en el caso del alga».

 

Un alga vulnerable que podría desaparecer en poco tiempo

Esta estrategia, sin embargo, dificulta la capacidad del alga para adaptarse a las perturbaciones externas al medio marino. «El alga vive en ambientes profundos y muy estables, donde los recursos —sobre todo, la luz y los nutrientes— son limitados. Como ha evolucionado en un ambiente muy tranquilo, le es muy difícil reaccionar a los cambios en poco tiempo», alerta el investigador. Impactos locales como las artes de pesca abandonadas (redes, trasmallos, hilos), la contaminación, la turbidez, etc., y otros más globales (calentamiento y acidificación oceánica), son los factores que más amenazan las poblaciones de C. zosteroides en el Mediterráneo.

Según los autores, el alga puede compensar las perturbaciones a través de la llegada de nuevos individuos (reclutas, individuos recién nacidos), que se benefician del espacio liberado por los adultos. Sin embargo, aunque la comunidad no desaparezca, la población pierde valor estructural en el aspecto funcional, ya que, en términos de biomasa, un individuo pequeño no aporta lo mismo que un individuo adulto, por lo que los bosques submarinos —complejas estructuras tridimensionales que benefician a otras especies— se reducen. Además, la dinámica lenta de las poblaciones de algas hace que necesiten muchos años para recuperarse, incluso décadas.

«Los episodios con frecuencias de perturbación ligeras —por ejemplo, un temporal fuerte cada veinticinco años— podrían conllevar la extinción de las poblaciones de C. zosteroides en poco tiempo. Y no solo por la pérdida de individuos, sino también por la pérdida de funcionalidad de las comunidades», alerta Pol Capdevila.

Como es una especie formadora de hábitat, su desaparición conlleva la pérdida de las especies asociadas al entorno marino. Además, también tiene un papel muy importante en la producción primaria de los ecosistemas marinos, y por tanto, en la aportación de carbono al sistema. Con el fin de realizar el estudio, los autores han aplicado por primera vez modelos demográficos de gran complejidad para describir la dinámica poblacional y prever las consecuencias de las perturbaciones a largo plazo. Estos modelos han tomado en consideración factores diversos, como la competencia intraespecífica y el efecto negativo de los adultos en el desarrollo de los individuos jóvenes.

 

Proteger las algas estructurales para conservar la biodiversidad marina

Los ecosistemas marinos todavía se conocen escasamente, y esta falta de conocimiento dificulta la protección de muchas especies marinas en situación de riesgo. Los resultados del artículo publicado en Journal of Ecology abren la puerta a nuevas perspectivas en el estudio de la biología y la ecología de las algas y revelan conocimientos innovadores coincidentes con la teoría de las estrategias vitales (life history theory), una teoría que intenta encontrar principios universales que gobiernan las estrategias de vida de las especies.

En general, las algas son especies que generan poco interés y es difícil adquirir recursos económicos para estudiarlas. Pero es esencial saber distinguir cuáles tienen un papel fundamental en los ecosistemas bentónicos marinos para poderlas proteger y conservar.

«Creemos que proteger las poblaciones de C. zosteroides ante estas perturbaciones puede ser una muy buena solución. En paralelo, también estamos desarrollando herramientas de forestación de estas algas para mejorar su estado de conservación en las áreas donde han desaparecido», concluye Pol Capdevila.