Fallece el poeta y catedrático de Literatura Española Lluís Izquierdo

Lluís Izquierdo.
Lluís Izquierdo.
Académico
(20/10/2016)

Este miércoles 19 de octubre, ha fallecido a los ochenta años el poeta, ensayista y catedrático de Literatura Española de la Universidad de Barcelona Lluís Izquierdo. La capilla ardiente ha quedado instalada hoy, desde las 12.30 horas, en el Tanatorio de Les Corts, y el funeral tendrá lugar mañana, 21 de octubre, a las 9.15 horas, también en el Tanatorio de Les Corts. Personalidad irrepetible del mundo cultural barcelonés, Izquierdo ha legado una de las voces poéticas en español más singulares de las últimas décadas, y su labor docente ha dejado una clara huella en sucesivas generaciones de estudiantes.

 

Lluís Izquierdo.
Lluís Izquierdo.
Académico
20/10/2016

Este miércoles 19 de octubre, ha fallecido a los ochenta años el poeta, ensayista y catedrático de Literatura Española de la Universidad de Barcelona Lluís Izquierdo. La capilla ardiente ha quedado instalada hoy, desde las 12.30 horas, en el Tanatorio de Les Corts, y el funeral tendrá lugar mañana, 21 de octubre, a las 9.15 horas, también en el Tanatorio de Les Corts. Personalidad irrepetible del mundo cultural barcelonés, Izquierdo ha legado una de las voces poéticas en español más singulares de las últimas décadas, y su labor docente ha dejado una clara huella en sucesivas generaciones de estudiantes.

 

Lluís Izquierdo (Barcelona, 1936) se formó en la Universidad de Tubinga (Alemania), y tras pasar por el Centro de Estudios Europeos de Harvard, fue profesor universitario en Cincinnati y Washington durante los años 60. Con ese bagaje docente, en 1969 comenzó a enseñar en la Universidad de Barcelona, donde ejercería hasta 2006, durante una época que reunió en la enseñanza de la literatura a profesores  como Martí de Riquer, José Manuel Blecua, Antonio Vilanova, José María Valverde, Jesús Tusón o Jordi Llovet. Tanto por su formación como por su trabajo editorial junto a Carlos Barral, Izquierdo incorporó a su enseñanza de la literatura española la perspectiva de la modernidad europea, y fue pionero en la  introducción de los estudios de literatura hispanoamericana en la Universidad.  Entre sus aportaciones a los estudios literarios, destacan los trabajos sobre Benito Pérez Galdós, Antonio Machado, José Moreno Villa, Pedro Salinas, Ángel González, Franz Kafka o Elías Canetti.

En el medio cultural de Barcelona, Lluís Izquierdo ha sido una de las figuras de la red de relaciones literarias que han marcado la vida editorial y creativa de la ciudad. Así, entre sus amigos se encontraron los poetas de la generación de los 50, como Carlos Barral —con quien trabajó en la editorial Labor  en los años 70—, Gil de Biedma, Gabriel Ferrater o Joan Vinyoli, que además fueron influencias de primer orden para su propia poesía. Asimismo, Izquierdo mantuvo amistad con Carmen Balcells, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Ramón Andrés, Ana María Moix o Andreu Jaume. Mención aparte merece su relación con Pasqual y Ernest Maragall, cuyo padre fue una presencia fundamental para Izquierdo tras la muerte temprana de su propio progenitor.

Como poeta, Izquierdo ha creado una obra que observa la realidad con ironía, contemplándola desde una distancia reflexiva. Deudora de Pedro Salinas y de la generación de los 50, su poesía lleva a cabo un diagnóstico crítico de su tiempo desplegando todos los matices posibles de la mirada irónica: desde la cordialidad benevolente al sarcasmo más mordaz. De 1970 es su primer libro, Supervivencias, al que siguieron Calendario del nómada, Señales de nieve (1995), Sesión continua (1998), No hay que volver (2003) y Travesías del ausente, antología poética con que se celebraron sus setenta años en 2006. En 2013 apareció La piel de los días, libro que ofrece una visión desengañada de la sociedad moderna, determinada por la primacía del dinero y la fascinación acrítica ante la tecnología. Entre esos valores sofocantes, sin embargo y pese a su actitud escéptica, el poeta hace una afirmación de la vida que bien puede quedar como el último retrato de su postura ante el mundo:

«Seguiré aquí: este don / de poder respirar entre la asfixia, / de abrirse paso contra la anestesia, / de oír los estertores sin mentirlos, / de aplicarse a las notas frente al sordo / verdugo de noticias fidedignas, / desanima; pero hay que dar respuesta […]. Seguir, / y nada más. Es este el don. / Es lo que queda».