Francesco Tonucci: «La voz de los niños y las niñas enriquece la democracia»

Des del 1991, Francesco Tonucci es responsable del proyecto internacional «La ciutat de la infancia».
Des del 1991, Francesco Tonucci es responsable del proyecto internacional «La ciutat de la infancia».
Noticia | Académico
(03/01/2017)

«Implicar a los niños en política significa hacer una buena política». Este es el título que el pedagogo Francesco Tonucci eligió para su intervención en el simposio internacional «Infancia y participación política. Los consejos de infancia», organizado por el Grupo de Investigación de Educación Moral (GREM) y el Grupo de Investigación de Pedagogía Social (GPS) de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona. El título es una cita de la política italiana Livia Turco y está en perfecta sintonía con el objetivo del encuentro: poner de manifiesto la participación de los niños en la política, amplificar el valor de esta y reconocer su gran potencial y la capacidad que puede tener a la hora de influir en las acciones políticas de un municipio.

Francesco Tonucci (Fano, Italia, 1941) trabaja como investigador en el Centro Nacional de Investigación de Italia. Desde 1968, con el seudónimo de Frato, ha dibujado varias tiras cómicas con el propósito de denunciar la situación de la escuela tradicional, anclada en métodos obsoletos. Desde 1991, es responsable del proyecto internacional «La ciudad de la infancia», que ha creado una red de más de doscientas ciudades en Italia, España y América Latina. Algunos de sus libros más conocidos son La ciudad de los niños (1997), La maquinaria escolar (2008), Peligro, niños (2012) y Con ojos de niña (2013). 

Des del 1991, Francesco Tonucci es responsable del proyecto internacional «La ciutat de la infancia».
Des del 1991, Francesco Tonucci es responsable del proyecto internacional «La ciutat de la infancia».
Noticia | Académico
03/01/2017

«Implicar a los niños en política significa hacer una buena política». Este es el título que el pedagogo Francesco Tonucci eligió para su intervención en el simposio internacional «Infancia y participación política. Los consejos de infancia», organizado por el Grupo de Investigación de Educación Moral (GREM) y el Grupo de Investigación de Pedagogía Social (GPS) de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona. El título es una cita de la política italiana Livia Turco y está en perfecta sintonía con el objetivo del encuentro: poner de manifiesto la participación de los niños en la política, amplificar el valor de esta y reconocer su gran potencial y la capacidad que puede tener a la hora de influir en las acciones políticas de un municipio.

Francesco Tonucci (Fano, Italia, 1941) trabaja como investigador en el Centro Nacional de Investigación de Italia. Desde 1968, con el seudónimo de Frato, ha dibujado varias tiras cómicas con el propósito de denunciar la situación de la escuela tradicional, anclada en métodos obsoletos. Desde 1991, es responsable del proyecto internacional «La ciudad de la infancia», que ha creado una red de más de doscientas ciudades en Italia, España y América Latina. Algunos de sus libros más conocidos son La ciudad de los niños (1997), La maquinaria escolar (2008), Peligro, niños (2012) y Con ojos de niña (2013). 

 «Los niños están liberados de algunos condicionantes que esclavizan a los adultos, como el dinero, el poder, los prejuicios o la opinión pública»

Hace veinticinco años que Tonucci ideó «La ciudad de la infancia», un proyecto estructurado en torno a dos ejes muy concretos: conseguir la autonomía de las niñas y los niños y reivindicar la participación política de la infancia. Lo amparaba el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de la Infancia (a la que Italia se adhirió en 1991), que establece que se deben facilitar los derechos de niños y niñas a la hora de expresar su opinión en todos los asuntos que les afecten de acuerdo con su capacidad, y que sus opiniones deben ser tenidas en cuenta según la edad y la madurez. «Al contrario de lo que suelen pensar muchos adultos, yo estoy absolutamente convencido de que el niño es capaz, que es competente y que sabe perfectamente lo que quiere», asegura Tonucci. «Los niños no son mejores que nosotros, ni tampoco saben más, pero es evidente que son distintos», dice. Lo explica con una cita de Picasso, que saliendo de una exposición de dibujos hechos por niños y niñas les dijo que cuando era pequeño dibujaba como Rafael y que le había costado toda la vida aprender a dibujar como ellos. «Los niños están liberados de algunos condicionantes que esclavizan a los adultos, como el dinero, el poder, los prejuicios o la opinión pública. Escucharlos tiene un valor añadido y emblemático, porque enriquece la democracia y, además, los niños no solo se representan a ellos mismos, sino que representan a quienes normalmente quedan al margen de la política, como las personas ancianas, las pobres, las inmigradas...».

En cuanto a los consejos de infancia, Tonucci indica algunas carencias. Considera que hay, al menos, tres retos de futuro fundamentales. Por un lado, es necesario reducir la edad de los niños que participan en estos órganos. En Cataluña, por ejemplo, en la mayoría de los 59 consejos que se han constituido, los niños y niñas tienen entre diez y doce años. En segundo lugar, cualquier agente social que trate con la infancia (escuelas, centros deportivos, ludotecas, hospitales, museos, centros cívicos, etc.) debería disponer de un organismo o estructura que permita su participación. Y por último, el nombramiento debería hacerse por sorteo y no por votación: «Si la política funciona tan mal, al menos la política en mi país —todo el auditorio ríe—, por qué no cambiamos el modelo? Me parece más interesante hacer la elección por sorteo, porque entonces el niño sabe que, a priori, no tiene ningún mérito y que hay que ganarse el cargo: debe esforzarse para merecerlo. Además, se evitaría que los representantes sean siempre los más listos, los más valientes o los mejores oradores de la clase. Considere a los tímidos. ¿Quién los representa en el Parlamento?».

En relación con el apoyo de familias y representantes políticos, Tonucci explica que «los niños son siempre aliados nuestros, esta es una garantía segura», y también destaca la complicidad, de padres y madres: «A las familias les gusta mucho el proyecto. El problema lo encontramos —dice— con las autoridades. Si bien es cierto que enseguida aceptan la creación de un consejo infantil, es complicado que acaben cumpliendo correctamente las propuestas de las niñas y los niños. No obstante, cuando eso sucede, cuando se escucha una propuesta concreta y se acepta y se lleva a cabo satisfactoriamente, se produce una revolución. Recuerdo un niño de diez años, de Fano, que me dijo que no creía mucho en estos consejos, hasta que se dio cuenta de que era cierto que los escuchaban y les hacían caso. Desde entonces, el niño decía sentirse “responsable”, porque tenía que pensar muy bien lo que quería proponer».

 

Un debate a cuatro voces, poco habitual y muy enriquecedor

Entre los casi cuatrocientos inscritos al simposio ha habido más de 130 niños de veinticuatro consejos diferentes, además de políticos, técnicos y académicos de hasta 83 municipios de toda Cataluña, lo que ha propiciado un debate a cuatro voces nada habitual y muy enriquecedor. «Porque hablar de niños y niñas sin los niños y las niñas es hablar de participación sin participación, y el simposio quería romper esta dinámica y convertir el encuentro en un espacio de análisis, deliberación, reflexión, confrontación y construcción compartida para impulsar la participación política de la infancia en los municipios», destacan Asun Llena y Anna Novella, organizadoras del simposio.

La participación política de la infancia en Cataluña

Varios alcaldes han explicado la experiencia de tener un consejo de infancia en el municipio: Lluïsa Moret (Sant Boi) asegura que «representan una mirada absolutamente diferente de nuestra ciudad y muy necesaria a la hora de constituir políticas públicas que los afectan directamente», y pone de relieve que no es un órgano consultivo, sino vinculante. En la misma línea, Xavier Codina (Santpedor) destaca que las demandas pensadas en clave infantil no tienen nada que ver con las cuestiones planteadas por los adultos. La alcaldesa de Figueras, Marta Felip, subraya que «una de las auténticas potencialidades de estos consejos es que suponen una lección de democracia». Por su parte, la alcaldesa de Badalona, Dolors Sabaté, asegura que su Ayuntamiento incorpora las propuestas de los niños y las niñas de sus consejos en decisiones muy importantes de la ciudad.

Los 59 consejos de infancia y adolescencia que existen actualmente en Cataluña están desde ahora recogidos en el libro Infància i participació política. Recull dʼexperiències de consells dʼinfants i/o adolescents a Catalunya, elaborado en el marco del proyecto «Los consejos de infancia y el CNIAC. Nuevas formas de participación política y cívica de los niños y niñas de Cataluña», que dirigen las organizadoras del simposio. La obra contiene una descripción de los consejos activos y de los que están en proceso de creación, así como la voz de sus protagonistas, que narran en primera persona qué significa para ellos participar en estos órganos.

El simposio se ha realizado en el marco del proyecto «Los consejos de infancia y el CNIAC. Nuevas formas de participación política y cívica de los niños y niñas de Cataluña» con el apoyo del programa RecerCaixa (impulsado por la Obra Social La Caixa con la colaboración de la ACUP), y del Área de Educación de la Diputación de Barcelona, la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat de Cataluña y el Instituto Infancia y Adolescencia..

 
 

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