Las especies invasoras no hacen a los peces nativos más vulnerables a la contaminación de los ríos mediterráneos

De izquierda a derecha, los investigadores Adolfo de Sostoa y Alberto Maceda en la Facultad de Biología de la UB.
De izquierda a derecha, los investigadores Adolfo de Sostoa y Alberto Maceda en la Facultad de Biología de la UB.
Investigación
(26/10/2017)

La presencia de especies exóticas en los ríos no altera la capacidad de respuesta de los peces nativos ante la contaminación ambiental. Así lo constata un artículo publicado en la revista Science of the Total Environment y firmado por los investigadores Alberto Maceda Veiga, del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio); Adolfo de Sostoa, de la Facultad de Biología y del IRBio, y Ralph Mac Nally, de la Universidad de Canberra (Australia).

De izquierda a derecha, los investigadores Adolfo de Sostoa y Alberto Maceda en la Facultad de Biología de la UB.
De izquierda a derecha, los investigadores Adolfo de Sostoa y Alberto Maceda en la Facultad de Biología de la UB.
Investigación
26/10/2017

La presencia de especies exóticas en los ríos no altera la capacidad de respuesta de los peces nativos ante la contaminación ambiental. Así lo constata un artículo publicado en la revista Science of the Total Environment y firmado por los investigadores Alberto Maceda Veiga, del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio); Adolfo de Sostoa, de la Facultad de Biología y del IRBio, y Ralph Mac Nally, de la Universidad de Canberra (Australia).

 

Los peces exóticos son capaces de adaptarse a condiciones ambientales extremas (sequía, contaminación ambiental, etc.) y muestran un comportamiento bastante territorial. Son depredadores activos, alteran las redes tróficas y pueden hacer desaparecer la fauna local. Ahora bien, si la presencia de los peces exóticos es o no un factor que entorpece la respuesta de las especies autóctonas al estrés medioambiental —vertidos de aguas residuales, por ejemplo— era todavía una incógnita abierta entre la comunidad científica.
 
Peces exóticos y ecosistemas fluviales: el factor olvidado

Este es el primer estudio científico que analiza si los peces invasores afectan a la capacidad de respuesta de las poblaciones nativas a los factores de estrés medioambiental. Para este fin, los autores revisan cómo es la interacción entre las especies exóticas y la contaminación fluvial analizando indicadores —abundancia, patologías, talla, etc.— del estado ecológico de las poblaciones nativas de peces.

«Los indicadores de calidad del agua más habituales se basan en protocolos que no consideran el efecto de las especies exóticas, y este elemento podría añadir un nuevo factor de estrés a la fauna nativa. En este trabajo queríamos averiguar si hay evidencia de ese estrés añadido, y si ello podría modificar los valores de referencia que tenemos para valorar la calidad del agua para la fauna nativa», explica Alberto Maceda Veiga, miembro del IRBio y experto de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

Todos los factores que alteran el caudal, las condiciones morfológicas y la conectividad fluvial —es decir, las alteraciones hidromorfológicas— son la amenaza principal para la conservación y protección de los ríos, apuntan los autores. Incluso mucho más que la calidad del agua o la presencia de especies invasoras en el medio natural.

Nuevas estrategias para luchar contra la contaminación fluvial

«En el estudio, hemos constatado cierta evidencia de que solo mejorando el régimen de caudales ambientales podría mejorar notablemente el panorama medioambiental de nuestros ríos», apunta Alberto Maceda. «Por lo tanto, luchar contra la degradación ambiental de la cuenca fluvial es más eficiente que dedicar recursos a extraer los peces exóticos del medio acuático».

«Ahora bien —prosigue el investigador—, eso no quiere decir que no exista una problemática medioambiental grave ligada a la contaminación o las especies invasoras. Pero si solucionamos los problemas hidromorfológicos, podríamos obtener muchos beneficios para los ríos: mejorar la calidad del agua —a más agua, mayor dilución de los contaminantes— y el control natural de las especies exóticas de peces, que suelen vivir en aguas tranquilas (embalses, láminas de agua en ríos represados, etc.)».

Abordar de forma independiente los factores que alteran el equilibrio medioambiental es la estrategia más efectiva para preservar la calidad ecológica de los ríos. «La gestión ambiental de las aguas continentales es menos eficiente si se trata de forma global. Por eso, es mejor priorizar las actuaciones y actuar de forma independiente sobre cada factor de estrés», apunta Adolfo de Sostoa, miembro del IRBio y profesor del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Barcelona.

Ríos y contaminación: proyecciones de futuro en el área mediterránea

En el área mediterránea, el régimen de los ríos está muy influido por los efectos del clima, situación que podría agravarse por las consecuencias del cambio climático. La contaminación medioambiental, además, podría deprimir el sistema inmune de los peces y favorecer la aparición de enfermedades —en especial las introducidas por la fauna exótica, como es el caso del parásito Lernaea cyprinacea— que ponen en riesgo las poblaciones autóctonas de peces.

En un escenario de cambio global, preservar el buen estado ecológico de los ecosistemas fluviales es una prioridad que afecta a las administraciones, los gestores y el conjunto de toda la sociedad. «El agua es un recurso escaso, especialmente en el clima mediterráneo, por lo que la sobreexplotación de los recursos hídricos puede tener consecuencias dramáticas para nuestros ríos», alerta Maceda.

En opinión del profesor Adolfo de Sostoa, «hay que dar prioridad a la mejora de las condiciones hidromorfológicas de las cuencas fluviales, que es el principal factor de degradación de los ambientes acuáticos continentales, y luego actuar sobre otros factores de impacto, como la presencia de especies exóticas invasoras».