Estudiantes de primaria se convierten en tutores de alumnos de la UB en el proyecto de inclusión Wonderuni

Portada del libro <i>Wonder. La lección de August</i>.
Portada del libro Wonder. La lección de August.
Académico
(01/12/2017)

«Me llamo August. No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginando, pero seguro que es mucho peor». August (Auggie) Pullman es un niño con una malformación en el rostro, causada por una enfermedad genética, que a los diez años va por primera vez a la escuela. Él es el protagonista de la novela Wonder. La lección de August (La Campana / Nube de Tinta), el best-seller de R. J. Palacio, publicado en 2012. La historia ha conectado con miles de niños y jóvenes, hasta el punto de llegar a convertirse en lectura obligatoria en muchas escuelas, donde dio pie a tratar el tema del acoso escolar a partir de la empatía. El fenómeno Wonder vuelve a estar de actualidad con el estreno de la versión cinematográfica del mismo título, que llega hoy a los cines.

Portada del libro <i>Wonder. La lección de August</i>.
Portada del libro Wonder. La lección de August.
Académico
01/12/2017

«Me llamo August. No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginando, pero seguro que es mucho peor». August (Auggie) Pullman es un niño con una malformación en el rostro, causada por una enfermedad genética, que a los diez años va por primera vez a la escuela. Él es el protagonista de la novela Wonder. La lección de August (La Campana / Nube de Tinta), el best-seller de R. J. Palacio, publicado en 2012. La historia ha conectado con miles de niños y jóvenes, hasta el punto de llegar a convertirse en lectura obligatoria en muchas escuelas, donde dio pie a tratar el tema del acoso escolar a partir de la empatía. El fenómeno Wonder vuelve a estar de actualidad con el estreno de la versión cinematográfica del mismo título, que llega hoy a los cines.

Con motivo de este lanzamiento cinematográfico, en verano la distribuidora de cine eOne Spain invitó a las comunidades educativas a trabajar a partir del libro para llegar a la película. La respuesta fue extraordinaria. Nacía así el proyecto Wonder. Desde entonces no ha parado de crecer. Su actividad entusiasta es especialmente visible en redes sociales, donde, bajo la etiqueta #soyxqsomos, cada día más docentes se suman al proyecto aportando nuevas ideas y posibilidades para abordar el libro en el aula. Todo ello, para construir una sociedad más inclusiva.

Es dentro de este movimiento que surge el proyecto Wonderuni, que lleva por primera vez el libro La lección de August al ámbito universitario. Al frente están Anna Forés, Carlos Montero y Judit Onsès, profesores de 2.º curso del grado de Educación Social en la Universidad de Barcelona (UB). El proyecto se desarrolla en el marco de la asignatura Fundamentos Didácticos de la Acción Socioeducativa, que imparten a más de un centenar de estudiantes. Junto a ellos, involucrados en el proyecto, otro centenar de alumnos de primaria: estudiantes de 5.º curso del CEIP Plurilingüe Antonio Palacios, de Pontevedra, y estudiantes de 5.º y 6.º curso del CEIP Nuestra Señora de la Fuencisla, de Madrid. El planteamiento es revolucionario y supone un intercambio de roles: alumnos de primaria se convierten en tutores de alumnos universitarios para diseñar campañas de sensibilización a favor de la inclusión. Si se piensa bien, la idea no es descabellada. Porque ¿quién mejor que unos niños para saber qué resulta o no cuando surgen problemas entre ellos?

Quien ha ideado todo esto es Mercedes Ruiz, doctora en Pedagogía y cabeza visible de Cero en Conducta, una plataforma que promueve el uso del cine en las aulas. Ruiz fue alumna de Anna Forés en la UB: «Recuerdo que, cuando presentó la tesis doctoral, me dijo: "Léete el libro (La lección de August) y haremos un proyecto sobre esto"». Y dicho y hecho: Mercedes Ruiz se convirtió en la coordinadora de Wonderuni, un caso pionero sin antecedentes previos. «Queda todo por descubrir», afirma ilusionada Ruiz. «El proyecto implica un cambio de roles, sobre una cultura no aprendida. Lo que hace que se rompan las normas. Solo así se puede transformar la sociedad, sin perpetuar arquetipos sociales», asegura.

La emoción como base del proceso de aprendizaje

Wonderuni supone una oportunidad única para los estudiantes universitarios de embarcarse en un proyecto vivencial que luego tendrán que analizar como un caso real y que ellos mismos habrán llevado a cabo de forma conjunta con alumnos de primaria. «¿Qué pasa en primaria cuando un alumno llega al aula con una dificultad física, psíquica o familiar? ¿Podremos ayudarlo entre todos?», plantea el vídeo de presentación de Wonderuni. Ruiz recalca la importancia de este «todos», en tanto que no solo sufre el que tiene el problema, sino el que lo acompaña en el proceso: familia, compañeros, docentes... Es por ello que el proyecto se centra en las redes familiares: «Porque todo el mundo es en función del que tiene enfrente».

Wonderuni se desarrolla en diferentes fases. A partir de la lectura del libro, se crean grupos de cuatro o cinco personas entre alumnos universitarios y de primaria, que se intercambian vídeos de presentación para conocerse. A continuación, los estudiantes de la Universidad crean blogs grupales. En ese entorno virtual, conversan y debaten sobre temas que a los alumnos de primaria les sugiere la lectura del libro y que son susceptibles de desarrollarse en vídeo. Temas como pueden ser la inclusión, los conflictos, la resiliencia, el acompañamiento, el ser iguales pero diferentes, etc. Por el camino, los estudiantes universitarios reciben formación sobre guion y realización de vídeos, mientras que los estudiantes de primaria ejercen el papel de tutores, con el acompañamiento de sus profesores. En la fase final, que comienza ahora, los estudiantes universitarios tendrán que gravar los vídeos, que puntuarán los alumnos de primaria y que acabarán por transformarse en una campaña de sensibilización social.

«¿Cómo vamos a evaluar a los chicos de la uni?»

Todos los actores involucrados coinciden en definir la experiencia como enriquecedora. Emilia Pérez es jefa de estudios del CEIP Nuestra Señora de la Fuencisla, donde han tenido una alumna con síndrome de Goldenhar (parecido al de August). Explica que, en un primer momento, sus alumnos pensaron que les tomaban el pelo: «"¿Cómo vamos a evaluar a los chicos de la uni?", decían. Ahora que saben que este proyecto es real, están más emocionados aún, y ya están conociendo lo que es la rúbrica de evaluación para poder ser justos con las notas». Miriam Leirós, tutora de 5.º de primaria del CEIP Antonio Palacios, también destaca la implicación de sus alumnos que, a pesar de su corta edad (rondan los diez años), «asumen ya la importancia del trabajo y la responsabilidad de aportar una opinión a partir del conocimiento». Por su parte, Aina Perona, estudiante de 2.º de Educación Social de la UB, valora la motivación que ha despertado en ellos esta forma de trabajar, y la reciprocidad y el aprendizaje mutuo que se ha establecido con los alumnos de primaria: «Cambiar de roles de vez en cuando no va mal. El hecho de que ellos valoren el proyecto también es favorable. Como educadores sociales, tenemos que tener en cuenta todos los puntos de vista, y el suyo aún más», afirma.

Para la profesora de la UB Anna Forés, Wonderuni brinda a todos los estudiantes la posibilidad de trabajar con la realidad, de ser empáticos y flexibles (el «elijo ser amable» del libro), y creativos y críticos en la creación audiovisual. Además, «a los educadores sociales, el proyecto les da la oportunidad de reivindicar y visibilizar su rol profesional dentro de la sociedad», añade el también profesor de la UB Carlos Montero.

Wonderuni finaliza el 15 de enero, fecha límite para que los alumnos de la UB entreguen los vídeos, cuarenta en total. Pero el recorrido no acaba aquí. De momento, se colgarán en el blog del proyecto. «La idea es hacer después un festival en línea e incluso algo más grande», avanza Mercedes Ruiz. Asimismo, existe la voluntad de replicar la experiencia en otras escuelas y universidades, explica Anna Forés. Todo con un mismo propósito: sembrar la semilla de la inclusión como base para construir una sociedad más solidaria y democrática. Porque, como dice August en el libro, «todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo».