Ecología trófica

La ecología trófica es una disciplina que se encarga del estudio de los flujos de materia y energía en los ecosistemas, la que determina la distribución y presencia de los diferentes organismos y su función. En el caso de los animales, usualmente, pueden ser consumidores, predadores o descomponedores y, por lo tanto, tener una posición y función concreta en las redes tróficas. Éstos consument los recursos tróficos en función de su disponibilidad en el medio y de su aportación energética. Además, las diferencias en la dieta también pueden condicionar los parámetros vitales de los individuos como la productividad y la supervivencia y, en última instancia, la dinámica de la población. El estudio de la dieta de una especie nos permite conocer su papel dentro de la red trófica de una comunidad y las necesidades de esta con el fin de desarrollar su ciclo vital. Además, los cambios en la dieta de una especie a lo largo del tiempo o en el espacio nos pueden informar sobre la abundancia y disponibilidad de los recursos tróficos.

En el caso de las rapaces, los métodos clásicos de estudio de la dieta se basan en el análisis restos alimenticios, egagrópilas (bolas de alimentos no digeridos que regurgitan estas aves) o de observaciones directas. Además de estas técnicas convencionales, diversos estudios en ecología han mostrado que la proporción de isótopos estables del carbono (C), el nitrógeno (N) y el azufre (S) en un depredador refleja la asimilación de lo que ha ingerido y, por lo tanto, de su dieta, ya que dicha proporción se transmite de un nivel a otro de la cadena trófica de una manera predecible. En caso de encontrarse dos polluelos en el nido, el análisis de egagrópilas o de restos encontrados en el nido no permite estimar la dieta a nivel individual. En cambio, el Análisis de Isótopos Estables (AIE) a partir de muestras de plumas de cada polluelo supera este obstáculo y abre un abanico de posibilidades dentro del ámbito de la ecología trófica. Si bien el AIE presenta algunos inconvenientes, como no poder informar exactamente del número de presas ingeridas y la identificación específica a nivel taxonómico, como si lo hacen las egagrópilas. Aun así, es un buen método para conocer el origen del alimento asimilado. Por este motivo, utilitzamos los dos métodos de manera complementaria para estudiar la dieta de especies como el águila perdicera o el alimoche, y obtener así información del estado de conservación de los ecosistemas donde viven.

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