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La formación continuada del personal: un proceso que se consolida

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Maite Comalat1
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Consejo de Cooperación Bibliotecaria. Grupo de Trabajo sobre Perfiles Profesionales. (2015). Formación continua en el Sistema Español de Bibliotecas: resultados de una encuesta. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Subdirección General de Documentación y Publicaciones. Disponible en: http://hdl.handle.net/10421/8990 [Consulta: 01/02/2016]


Siguiendo la línea de trabajo que inició el 2013 con la publicación de las fichas de caracterización de los perfiles profesionales, este grupo de trabajo acaba de publicar los resultados de un estudio que han llevado a cabo para conocer cómo se está desarrollando la formación continua en las bibliotecas de titularidad pública en el Estado español.

El estudio se basa en una encuesta estructurada en cinco grandes apartados orientados a profundizar en los sistemas de organización, las temáticas tratadas, la valoración, la identificación de buenas prácticas y las necesidades de infraestructura y apoyo institucional de la formación del personal. En el estudio participaron, en un primer grupo, el 22,9 % de las 741 bibliotecas o servicios del Sistema Español de Bibliotecas (SEB) a los que se hizo llegar la encuesta entre los meses de junio y julio de 2014. En este grupo se incluyen las bibliotecas regionales y nacionales de las comunidades autónomas, la Biblioteca Nacional, las 53 bibliotecas públicas del Estado, las redes de bibliotecas públicas municipales, las bibliotecas de enseñanza superior y las bibliotecas especializadas. En un segundo grupo se agrupan las respuestas de las bibliotecas escolares, cuyas características hicieron recomendable una encuesta diferenciada que se difundió entre septiembre y octubre de 2014 y en la que participaron 539 instituciones educativas. En este caso, no es posible valorar el porcentaje de participación dado que no es posible concretar la dimensión del universo. Las respuestas recibidas por cada uno de estos dos grupos se analizan en el informe de manera diferenciada y permiten ver algunas variaciones significativas entre ellas.

Aunque en la encuesta están proporcionalmente bien representadas todas las comunidades autónomas, en relación con el desarrollo bibliotecario de cada una de ellas, se pone en evidencia una respuesta más baja de la que correspondería en los casos de Asturias, Cantabria, Euskadi e Islas Baleares. En el caso de bibliotecas escolares se observan, también, algunas lagunas muy importantes de comunidades de las que no se ha obtenido ninguna respuesta (Andalucía, Aragón, Navarra, la Rioja o Murcia) o, en el caso de otras comunidades, como Madrid y Cataluña, con una respuesta muy baja. Estas desigualdades, que sólo afectan a los resultados de algunas preguntas puntuales que se analizan por comunidades autónomas, sí que suponen una limitación a la hora de analizar los resultados. Disponer de más datos permitiría, también, un análisis por territorios que ayudaría a valorar los esfuerzos que algunas administraciones e instituciones han llevado a cabo para mejorar la formación continuada del personal de las bibliotecas de su territorio.

A pesar de todo, es necesario destacar del informe el interés de los datos que se analizan y que pueden ser útiles para los servicios centrales que apoyan a las redes y a los centros y que diseñan políticas de formación. Nos ha parecido especialmente relevantes las que destacamos a continuación:

  • Política de formación: son las bibliotecas escolares (BE), en un porcentaje mucho más alto, las que afirman que no disponen de una política de formación (un 27 % de BE respecto a un 10 % de bibliotecas del SEB).
  • Evaluación de necesidades: aunque es bastante significativo el porcentaje de centros que responden que no se recogen las necesidades de formación (un 16 % de bibliotecas del SEB y un 21 % de BE), un porcentaje bastante alto afirma que sí se hace. Lo dice un 78 % de bibliotecas del SEB y un 21 % de bibliotecas escolares. En los dos casos se hace a través de encuestas al personal o de la recogida en las reuniones periódicas que se realizan.
  • Formación presencial / Formación en línea: las bibliotecas del SEB responden que el porcentaje de formación en línea es cada vez más similar a la formación presencial (un 95 % de centros realizan formación presencial y un 70 % formación en línea). No es ésta la realidad vivida en las bibliotecas escolares entre las que todavía es mayoritaria la oferta de formación presencial (un 46 % respecto a un 12 %).
  • Formación propia / Formación externa: aunque mayoritariamente la formación se organiza desde la propia institución (78,4 %), el 69,6 % afirma que el personal participa en formación organizada por organismos externos. En estos casos, se destaca la importancia de la oferta hecha por las asociaciones profesionales que, además, aparecen como entidades referente para realizar esta formación. En el caso de las bibliotecas escolares la formación a través de organismos externos es casi inexistente (un 13 % respecto al 70,5 % del resto del sistema).
  • La repercusión de la formación: un porcentaje alto, desde nuestro punto de vista, afirma que no se fomenta que las actividades de formación den resultados en las tareas y que el aprendizaje pueda ser aprovechado por otros miembros. Un 27 % de bibliotecas del SEB y un 33 % de bibliotecas escolares lo constatan. Es esta una carencia que se reitera cuando se hacen preguntas abiertas.
  • Destacamos, especialmente, la información que se ofrece en el apartado de buenas prácticas donde aparecen diferentes propuestas para hacer formación entre iguales. Un 37 % de bibliotecas del SEB y un 29 % de bibliotecas escolares afirman tener herramientas para hacerla a través de comunidades virtuales o grupos de trabajo, organización de jornadas o sesiones para compartir conocimientos o gestión de conocimiento interno a partir de formación impartida por el propio personal especializado.
  • Formación más allá de los cursos: una de las opciones posibles, las estancias en el extranjero, se ha valorado especialmente. Un 80 % de las bibliotecas del SEB considera que son una propuesta interesante pero que no tienen un programa que las regule. En el caso de las bibliotecas escolares el porcentaje aumenta hasta el 88 %.   
  • La evaluación de la formación: también es relevante el número de bibliotecas que afirman que se ha generalizado la evaluación de la formación y que los resultados se tienen en cuenta a la hora de programar nuevas formaciones aunque, desgraciadamente, la respuesta a las preguntas siguientes pone en evidencia que el impacto de la evaluación no es, probablemente, el que cabría esperar. Del 45 % de instituciones que afirman que se han introducido cambios los vinculan con la organización y destacan: la institucionalización a través de la creación de un departamento o del nombramiento de un responsable; la planificación y la detección de necesidades; los sistemas de control de asistencia y de aprovechamiento y, finalmente, la vinculación de la formación con personas clave en la organización y con los puestos de trabajo.

Las respuestas a las preguntas abiertas, por lo que a aspectos mejorables a la formación se refiere, aportan elementos de reflexión interesantes. En este apartado, y en relación a bibliotecas del SEB, se pone en evidencia, entre otros, la falta de oferta formativa específica para el personal que trabaja en las bibliotecas, la falta de aplicación práctica de los conocimientos tratados en los cursos y la ausencia de seguimiento de los resultados. En este mismo apartado se considera, y nos ha parecido significativo, que la formación presencial es más operativa y eficiente que la formación a distancia, sin que se precise qué significa eso exactamente.
En el caso de bibliotecas escolares, esta pregunta permite detectar puntos débiles, bien conocidos, como la exigua dotación de fondos y medios técnicos o la escasa dedicación del profesorado, además de poner en evidencia la falta de un programa de formación y la ausencia de planificación de la dedicación del profesorado encargado de la biblioteca.

Es especialmente rico el análisis de las temáticas y los cursos que se han impartido en los últimos cinco años y el apartado donde se hacen propuestas de futuro. Las propuestas que se hacen se agrupan en tres ámbitos: todas las que están relacionadas con las tecnologías, desde el uso de las redes sociales, dispositivos móviles hasta el préstamo electrónico, se sitúan en primer lugar. Aspectos vinculados a la formación, la atención y el apoyo a los usuarios, en segundo lugar y, finalmente, en un tercer grupo, todos los temas que están relacionados con los derechos de autor, la propiedad intelectual y la protección de datos. En el caso de las bibliotecas escolares aparecen, lógicamente, temas vinculados a la alfabetización informacional o a la formación de usuarios y, también, a la lectura digital.

Tal y como hemos comentado, sería interesante poder disponer de las respuestas segregadas por comunidades autónomas para poder valorar si los esfuerzos que se han hecho desde las diferentes administraciones y servicios de apoyo tienen algún tipo de impacto en sus respuestas. De todas maneras, los resultados apuntan que se ha avanzado positivamente para mejorar la formación a partir de la evaluación de las necesidades, diversificando la oferta, abriendo nuevos canales de formación, promoviendo el intercambio de conocimientos e institucionalizando la planificación de la formación. Es necesario continuar trabajando para generalizar estas mejoras y consolidar la oferta de la formación adecuándola a las necesidades, en cantidad y calidad, y haciendo propuestas más ajustadas a las competencias necesarias para los diferentes perfiles profesionales o áreas de trabajo.


1Maite Comalat es miembro del Grupo de Trabajo sobre Perfiles Profesionales del Consejo de Cooperación Bibliotecaria.