El rol de la biblioteca en la estrategia de la universidad

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Ángel Borrego
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)


Cooper, Danielle; Hill, Catharine B.; Schonfeld, Roger C. (2022). Aligning the research library to organizational strategy. 25 p. [Washington, DC]: Association of Research Libraries (ARL); [Ottawa]: Canadian Association of Research Libraires (CARL); [New York, NY]: Ithaka S+R. Disponible en: <https://doi.org/10.18665/sr.316656>. [Consulta: 14/06/2022].


Recientemente, las asociaciones de bibliotecas de investigación de Estados Unidos (Association of Research Libraries) y Canadá (Canadian Association of Research Libraries) encargaron a la consultora Ithaka S+R la realización de un estudio para identificar las prioridades de los equipos rectorales de las universidades de estos países, conocer sus expectativas sobre el papel de la biblioteca en la consecución de estos objetivos y, en definitiva, determinar cómo pueden contribuir las bibliotecas universitarias a alcanzar las metas de la institución. Con esta finalidad, los autores del informe entrevistaron durante 2021 a una sesentena de miembros de equipos rectorales y responsables de bibliotecas, generalmente de forma individual y, en algunos casos, en forma de grupo de discusión. La información obtenida en estos encuentros se completó con el análisis de diversos documentos estratégicos.

Los resultados del trabajo de campo permitieron identificar cuatro prioridades comunes a la mayor parte de universidades, aunque con diferencias entre centros:

  • El crecimiento (en tamaño, en calidad, en impacto y en financiación), especialmente en investigación en ciencia y tecnología.
     
  • En las universidades públicas, el interés por imbricarse en los estados en los que se ubican alineando, por ejemplo, la docencia y la investigación con las características económicas o sociales del estado.
     
  • La reconducción de las relaciones con los segmentos de población tradicionalmente marginados, como las poblaciones indígenas.
     
  • La defensa del valor de la formación presencial una vez superada la pandemia.

Más allá de estas estrategias generales, los autores identifican cuatro tendencias en la práctica científica que permiten entrever las necesidades y oportunidades en el apoyo a la investigación:

  • El viraje hacia la computación, los datos masivos y el aprendizaje automático (machine learning), que va más allá de la informática y afecta a disciplinas como la economía, la educación o la salud. En este sentido, es necesario repensar cómo integrar los conocimientos de informática en todas las titulaciones y en la formación del profesorado y del personal de administración y servicios incorporando el «pensamiento computacional». También es necesario prestar apoyo a los investigadores que trabajan en esta área facilitándoles, por ejemplo, repositorios de datos.
     
  • El impacto de la pandemia sobre la investigación, que ha sido más perjudicial entre las mujeres y las personas que atendían a dependientes.
     
  • La centralización de los servicios de apoyo a la investigación, especialmente con la creación de servicios que ayuden a los investigadores a obtener financiación.
     
  • Los cambios en los procesos de comunicación científica, como la progresiva consolidación del acceso abierto, especialmente en su versión «dorada», y otros retos inminentes como la minería de textos.

Los resultados del trabajo ponen de manifiesto la existencia de tres grupos de rectores: algunos con expectativas bastante modestas sobre el papel de la biblioteca a la hora de dar respuesta a estos retos y que, simplemente, esperan que la biblioteca continúe prestando servicios similares a los que ofrecía en el pasado; otros que se muestran desanimados por la lentitud en los cambios, incluyendo alguno que expresaba su incredulidad ante el hecho que la biblioteca necesite cientos de empleados para ofrecer un servicio de «sala de estudio»; y, finalmente, un tercer grupo que ve en la biblioteca un colaborador innovador a la hora de afrontar los retos de la institución.

Entre este último grupo de responsables universitarios, la principal característica que los rectores esperan del director o directora de la biblioteca es que no actúe como un mero gestor, sino como un líder universitario con responsabilidad sobre la biblioteca. Es decir, que no se limite a velar por los intereses de la biblioteca, sino que entienda la misión de la universidad y trabaje con el equipo rectoral en la consecución de los objetivos de la institución. No obstante, la mayor parte de rectores creen que esta priorización de la universidad sobre la biblioteca no es la práctica habitual en las direcciones de bibliotecas universitarias.

A partir de estos datos, los autores del informe sugieren seis estrategias para que las bibliotecas se imbriquen en la consecución de los objetivos de la universidad. No se trata de que todas las bibliotecas intenten desarrollar todas las estrategias, sino de que elijan algunas que se adecúen mejor a las características de su centro:

  • Ejercer el liderazgo en gestión de datos de investigación, especialmente en aquellas universidades que buscan crecer en los ámbitos de la ciencia y la tecnología.
     
  • Redoblar la atención a las colecciones especiales en universidades orientadas hacia las humanidades.
     
  • Centrarse en las necesidades de los estudiantes y en su rendimiento. Por ejemplo, adaptando los espacios a sus demandas y necesidades.
     
  • Corregir las relaciones con grupos tradicionalmente marginados, prestándoles atención en los procesos de selección de personal, en la creación de colecciones, en la descripción de documentos, etc.
     
  • Atender a las necesidades de las entidades que financian la universidad, incluyendo no solo a la administración pública, sino al conjunto de la ciudadanía. Ello se puede hacer extendiendo las licencias de acceso a recursos electrónicos, dando apoyo a startups e incubadoras de empresas, manteniendo relaciones con los sistemas educativos, ayudando al profesorado en tareas de divulgación, etc.
     
  • Contribuir al sistema de comunicación científica, modernizando los modelos de alfabetización informacional, colaborando en la integridad de la investigación, etc. 

El ejercicio del liderazgo en bibliotecas universitarias no es fácil. A menudo, existen elementos estratégicos y políticos en el contexto con los que es difícil lidiar. No obstante, las bibliotecas universitarias también cuentan con puntos fuertes. Aunque en ocasiones se sientan infrafinanciadas, gozan de presupuesto, personal y espacios. Este informe busca identificar las oportunidades para que mejoren su alineamiento con las prioridades de la universidad con vistas a conseguir los objetivos de la institución y de sus usuarios.

© Imagen inicial de Gerd Altmann en Pixabay.