La efervescencia de las preprints

Versión para impresiónVersión para impresión

Remedios Melero
Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA)
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)


Puebla, Iratxe; Polka, Jessica; Rieger, Oya Y. (2022). Preprints: their evolving role in science communication. ATG LLC (Media). VII, 74 p. Disponible en: <https://doi.org/10.3998/mpub.12412508>. [Consulta: 29/05/2022]. 


El libro se divide en nueve capítulos con una extensa bibliografía al final de la obra. El primero comienza haciendo un recorrido histórico del surgimiento de los servidores de preprints y de su uso como alternativa a una rápida difusión de los avances científicos. A pesar de existir actualmente numerosos servidores de preprints, esta monografía se centra en BioaRxiv, ArXiv, Research Square y SSRN

En 1991, Paul Ginsparg creó el repositorio de preprints Arxiv a través de una lista de distribución que pasó al web en 1993. El SSRN se creó en 1994 para facilitar la distribución de trabajos antes de su publicación formal, y en 1997 se creó Repec con el objetivo de mejorar la comunicación científica en economía. Sin embargo, en disciplinas de ciencias de la vida no tuvieron éxito hasta 2013, año en el que se crearon el PeeJ Preprints y el Bioarxiv, y fue en 2016 cuando ASAPbio contribuyó a coordinar y aunar esfuerzos para la adopción de las preprints en materias de ciencias de la vida.

Algunas agencias financiadoras también han apostado y adoptado políticas que instan al uso de preprints como evidencia de su producción científica (como NIH, Wellcome Trust, Simons Foundation o el Medical Research Council). El auge del fenómeno preprints ha llegado también a servidores a nivel nacional y regional como AfricArXiv o el IndiaRxiv. El éxito de las preprints también ha alcanzado al mundo editorial como alternativa al envío tradicional. Así, Research Square, asociado a revistas de Springer Nature, alcanzó 100.000 preprints en tres años.

La adopción de la cultura preprint varía según disciplinas y existe una correlación directa con comunidades que practican la ciencia abierta. Con la pandemia de la COVID-19, las preprints han jugado un papel muy importante al acelerar los avances en la prevención del virus, lo que ha comportado que la cultura y uso de las preprints haya aumentado y se haya popularizado entre comunidades que antes no participaban. Estas publicaciones no solo aceleran la comunicación de resultados, sino que dan a los autores la libertad de difundir sus trabajos rápidamente y adelantar su publicación mucho antes que por las vías «tradicionales». 

Además de la rapidez, las preprints ofrecen otras ventajas: 

  • el acceso abierto y gratuito,
     
  • la constancia de la productividad científica,
     
  • la comunicación de resultados difíciles de publicar tradicionalmente, como por ejemplo, los resultados negativos o no concluyentes,
     
  • el establecimiento de la prioridad de los descubrimientos, los avances, y la visibilidad, no solo de los trabajos sino del equipo de trabajo,
     
  • la retroalimentación de la comunidad científica a través de foros abiertos para comentar el avance de los resultados, 
     
  • la prevención, también, de ensayos no eficaces que ya se han hecho previamente, de manera que se reducen los esfuerzos en duplicados. 

También existen reticencias al uso y depósito de las preprints, entre las cuales el miedo a ser copiado o aprovecharlas para publicar antes resultados similares. Sin embargo, no hay evidencia de que esto sea una práctica habitual. Además, el depósito en un repositorio da un sello de inclusión que avala la primicia. 

Otros opinan que las preprints pueden difundir trabajos de baja calidad o incluso ofrecer información fraudulenta, sin embargo, esto no es exclusivo de las preprints, ya que existen casos en revistas evaluadas por pares que han sido posteriormente denunciados y retractados por errores, o malas prácticas.

Otro tema es si la revista acepta trabajos previamente depositados como preprints, aunque en el caso de las revistas de ciencias de la vida, la mayoría lo permiten. El papel de las redes sociales en la difusión de estas publicaciones es bastante relevante dado que los propios autores las utilizan para publicitar sus avances. Los servidores de preprints también cuentan con sus canales para incorporar comentarios y la discusión pública de los mismos. También existen plataformas que permiten, de forma externa, revisar las preprints entre ellas (PubPeer, PREreview y Peerage). Otra posibilidad que ofrecen es la creación de las overlay journals, revistas que coordinan la revisión y proceso editorial a partir de las preprints depositadas en repositorios. 

El libro acaba con un capítulo de conclusiones y cuestiones abiertas, como la sobrecarga de información, consecuencia de la emergencia de las preprints; los recursos humanos y tecnológicos que harán falta para soportar este crecimiento y garantizar la preservación de los contenidos; el modelo de negocio sostenible que se debe diseñar; el papel que van a jugar las preprints en el ecosistema de la comunicación científica y en qué forma se pueden incorporar al ciclo de la publicación académica; y cómo establecer el control de calidad.

Desde mi punto de vista las preprints han demostrado, sobre todo durante la pandemia de la COVID-19, ser un fenómeno de aceleración de la comunicación y de los avances en investigación a pesar de que ya existían con anterioridad numerosos servidores de preprints. El efecto de la disciplina y los hábitos de los investigadores son clave para que su desarrollo y preservación se consoliden como una alternativa a nuevos modelos de comunicación y nuevos sistemas de evaluación. 
 

© Imatge inicial de Renate Köppel a Pixabay