En los últimos años, los cambios sociales derivados del rápido envejecimiento de la población, una mayor esperanza de vida y el deseo de las personas mayores de vivir de manera independiente han ejercido presión sobre los sistemas sanitarios y de bienestar. Este contexto está impulsando la demanda de robots sociales de compañía y entretenimiento y, en consecuencia, los productores y distribuidores están interesados en saber cómo estos robots sociales son aceptados por los consumidores.

Según el artículo How do Consumers’ Gender and Rational Thinking Affect the Acceptance of Entertainment Social Robots?”, publicado en la revista científica International Journal Of Social Robotics, los autores han llevado a cabo un análisis para determinar cómo el género y el pensamiento racional de los consumidores predeterminan la intención de uso.

Los resultados del estudio, coescrito por los investigadores de la UB Business School Santiago Forgas-Coll y Ruben Huertas-Garcia, en colaboración con Antonio Andriella, y Guillem Alenyà, muestran que las diferencias de género son importantes. Mientras las mujeres señalan la influencia social y el disfrute como los principales motivos para tener un robot social, los hombres consideran que la principal razón para tenerlo es su utilidad y, como factor diferencial, la facilidad de uso. En cuanto al sistema de razonamiento, las diferencias más significativas se producen entre los individuos que utilizan un sistema más heurístico, que declara la influencia social como razón principal para el uso de un robot, en comparación con los consumidores más racionales, que consideran la facilidad de uso como un factor diferencial.

Los autores creen que “ya hay robots domésticos en el mercado, como por ejemplo los aspiradores o de cocina, pero los más sofisticados son caros y están poco desarrollado. Estamos seguros de que durante la próxima década compraremos robots de compañía y de entretenimiento en tiendas del mismo modo que compramos tabletas hoy. Sin duda, son el futuro”.