“Busco rescatar las historias invisibilizadas de los demonizados ‘moros de Franco’”
El relato ficcionado de Youssef El Maimouni versa sobre la guerra civil desde el punto de vista de un joven marroquí que se alista con las tropas franquistas.
Entrada a cargo de Itzea Goikolea-Amiano, investigadora en el IMF-CSIC cuyo trabajo versa sobre la historia, literatura y culturas del Magreb moderno y contemporáneo @ItzeaMunduan
“Los que van con los nazarenos no vuelven y, si lo hacen, nunca volverán a ser los mismos”, decía cuando su hijo mayor se alistó en el ejército de la colonia la madre de Yusuf, el protagonista de Cuando los montes caminen (Roca editorial, 2021). Ello no impide que el joven Yusuf también se acabe alistando, viaje a la península y luche en una guerra que, según decían, iba a ser una guerra relámpago, por lo cual él y su familia recibirían víveres y compensaciones que les sacarían de la miseria. Ahora sabemos que lo que decían no fue lo que ocurrió: ni fue una guerra rápida, ni el alistamiento sacó a los soldados marroquíes de pobres. Esta es una historia, formada a su vez por miles de historias, sobre las que se ha escrito bien poco y que Youssef El Maimouni busca “rescatar” del olvido. Cuando los montes caminen es una novela sobre la guerra civil desde el punto de vista de un joven marroquí que se alista con las tropas franquistas; una novela que, sobre todo, complejiza el relato colonial y se aleja del victimismo que, según el autor, no acaba de subvertir el marco racista y dogmático imperante.
El Maimouni – que nació en Ksar el-Kebir (Marruecos), creció en Coma-Ruga (Tarragona) y vive en Barcelona – afirma que es su “cometido” abordar y “rescatar” historias que la Historia con mayúsculas “hace pasar de manera injusta o invisibiliza”. Y es que, aunque cueste creerlo, los denominados “moros de Franco” han estado completamente ausentes de la ficción – algo menos de la historiografía y el ensayo – de este país tan afligido de desmemoria histórica en todo lo relativo al colonialismo y, en especial, al colonialismo español en África. No olvidemos que la sublevación contra la II República se fraguó, y se inició, desde el otro lado del Estrecho. El sector africanista del ejército, como ha explicado la historiadora María Rosa de Madariaga, se sirvió del discurso de la “cruzada” contra los “infieles” republicanos, anarquistas y comunistas para llamar al alistamiento de los empobrecidos marroquíes a sus filas. Y, a su vez, la participación de las tropas marroquíes alimentó el secular odio al moro entre quienes defendieron la República y la memoria colectiva antifranquista de corte comunista, anarquista y nacionalista. “Se habla más de las atrocidades cometidas por los moros que por los legionarios”, dice El Maimouni, y por eso “quería mostrar el otro lado de la moneda” de los relatos sobre la guerra civil.
En la novela aparecen, de manera más o menos fugaz, algunos de los personajes históricos más conocidos de la época colonial: Mohamed Ben Mizzian, único marroquí al que Franco concedió el grado de general; Abdelkrim Jattabi, líder de la resistencia rifeña en los años 20 y un importante precedente y referencia para las luchas anticoloniales que prendieron tras la II Guerra Mundial; o el mítico “el Raisuni” (Ahmed el Raisuni o Raisuli), una compleja personalidad cuya figura representó Sean Connery en la película El viento y el león (1975). Aún con todo, los protagonistas de Cuando los montes caminen son los sin nombre de la guerra. La primera parte de la novela, además, nos adentra en el universo rural del que fuera Protectorado español durante casi medio siglo (1912-56). Los deliciosos manjares de la gastronomía marroquí – la especiada sopa harira, la baisara o el puré de habas, los dulces de miel y el té a la menta – aderezan las páginas de Cuando los montes caminen, en las que también resuenan las melodías de la poesía cantada de la Yebala, y las mil y una historias de los cuentacuentos.
El Maimouni confiesa que “es una novela en la que el gran trabajo ha sido la documentación”. Como los autores árabes que en los años 50 y 60 abogaban por producir una literatura que no tuviera como único fin el entretenimiento, sino que fuera didáctica, El Maimouni huye del exotismo que inunda la mayoría de lo que trata de lo árabe y lo musulmán, y reniega de los discursos manidos. Ello resulta especialmente interesante en el momento actual, en el que el último de los conflictos políticos hispano-marroquíes (producto, también, de la inconclusa descolonización española del Sáhara Occidental) ha reforzado un discurso tremendamente simplista sobre “el otro”. Por el contrario, el Marruecos de Cuando los montes caminen es social, cultural y lingüísticamente plural. Y ello, según El Maimouni, es antídoto para los discursos simplistas que también permean a las comunidades magrebíes en España, que a menudo desconocen la propia historia porque “muchos de los estereotipos y la maurofobia la hemos heredado (…) y eso nos hace caer en dogmatismos absurdos”.
Así, la novela muestra que marroquíes y españoles no ocupaban el mismo lugar en el seno del ejército, porque las jerarquías coloniales se reproducían – claro está – en la guerra. Pero también muestra que había (y hay) muchos otros vectores entorno a los cuales se construía la desigualdad. Los personajes son poliédricos y bien diversos, y la solidaridad se manifiesta entre personas de distintas razas, al igual que la mezquindad tiene lugar entre miembros de la misma nacionalidad. El Maimouni no quiere construir un relato desde el victimismo: “Quiero denunciar el racismo, quiero abrir debates, confrontar e incomodar, quiero agradar, también, por qué no, pero creo que el victimismo no construye un marco que dé la vuelta al discurso imperante”.
Esta voluntad de denuncia a través de la visibilización de las historias menos conocidas persiste en las siguientes novelas de la trilogía de la que Cuando los montes caminen es la primera parte. Tras adentrarse en el pasado, la segunda obra de El Maimouni se sitúa en el presente para abordar la cuestión – también ausente en la literatura – de los jóvenes no acompañados emigrados a España. La tercera novela nos llevará a un futuro distópico, un género que le permitirá abordar algunas de las cuestiones más preocupantes del momento actual, como el auge de la ultraderecha. A la hora de abordar la distopía del futuro, El Maimouni dice haber encontrado inspiración en obras como فرانكشتاين في بغداد (Frankenstein en Bagdad), escrita en árabe por Ahmed Saadawi y traducida al castellano por Anna Gil Bardají, o 2084: le fin du monde(2084: el fin del mundo), de Boualem Sansal, castellanizada por Wenceslao-Carlos Lozano.
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El papel de los árabes en la guerra civil española se ha asociado solo con las tropas marroquíes que lucharon en el bando franquista. Sin embargo, existieron otros muchos voluntarios internacionales que defendieron la República. La película de la directora egipcia Amal Ramsis, titulada تأتونا من بعيد (Venís desde lejos) cuenta la historia de Sidki, un brigadista palestino. A través de la historia de su familia, cuyos miembros han estado separados, la película cuenta su lucha no sólo en la guerra civil, sino también en la II guerra mundial y la guerra civil libanesa.
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