Zainab Fasiki comenzó a dibujarse desnuda como terapia, como ella misma explicaba durante la presentación de su cómic Hshouma en el 26º Salón de la Edición y del Libro de Casablanca. Una de sus viñetas más emblemáticas representa a una “súper mujer”, desnuda, con los mismos rasgos de la artista, erigiéndose sobre los edificios de Casablanca al más puro estilo de King Kong o Godzilla. Nacida en Fez en 1994, Fasiki se mudó a Casablanca para realizar sus estudios en Ingeniería Mecánica Industrial, una carrera mayoritariamente masculina en la que vivió en primera persona el acoso y la discriminación. Estas circunstancias llevaron a Fasiki por el camino del arte, que ella entiende como una forma de activismo o, más bien, artivismo.
La formación de Fasiki como artista es autodidacta. Comenzó a publicar sus viñetas en 2015 con Skefkef, un colectivo que publica revistas de arte gráfico con el mismo nombre desde 2013 y donde participan, además de Fasiki, otros artistas marroquíes como Rebel Spirit. Skefkef está íntegramente publicada en dariya, la variedad del árabe marroquí, hablada por la mayoría de la población. Este tipo de publicaciones gráficas independientes y políticamente comprometidas no es un hecho aislado en el mundo árabe, como demuestran la revista libanesa Samandal, que comenzó a publicarse en 2007 o la egipcia Tok Tok, de 2010. Un fenómeno común de estas plataformas es que han servido para proyectar la carrera de jóvenes artistas mujeres.
En el caso de Fasiki, además de su colaboración en Skefkef, empezó compartiendo su arte en las redes sociales. Sus viñetas saltaron a la fama en 2017, cuando publicó una imagen de una chica semidesnuda en un autobús con la ropa desgarrada. Fue su forma de denunciar la agresión sexual que sufrió una joven en un autobús de Casablanca, que fue grabada y compartida en internet. Lo explícito de la imagen le granjeó todo tipo de críticas. Y es que el arte de Zainab es así: directo, sin tabúes, sin hshouma (que podría traducirse como “vergonzoso e ilegal”, según la propia artista).
Fasiki se reivindica feminista, y así lo plasma en sus publicaciones, protagonizadas por mujeres habitualmente, como el cómic infantil Bobo’s River Adventure o las novelas gráficas Omor. Only between us y Feyrouz versus de world. También ha promovido una residencia artística para mujeres, el colectivo Women Power. Fasiki utiliza el desnudo como estrategia feminista. En su última obra, Hshouma: Corps et sexualité au Maroc, afirma que “la desnudez se asocia únicamente a la sexualidad” y denuncia que el considerar el cuerpo de las mujeres como un objeto para el disfrute sexual fomenta la violencia y las agresiones. Propone dirigir una mirada no sexual al cuerpo, por ejemplo, a través del arte.Hshouma fue editada en Francia en 2019. Es el resultado de una residencia artística en el Matadero de Madrid durante 2018, que dio lugar a un fanzine, una exposición y a la creación de una página web que pretendía ser un espacio para la educación sexual, en el que se “enumeraba y describía una serie de materias consideradas tabúes en Marruecos, con un tono didáctico y reivindicativo”, como señala Carmen Garratón. Actualmente, la página web ha sido sustituida por un espacio para la promoción del libro, pero Rocío Velasco de Castro analiza los contenidos iniciales en el artículo “Grafismo e igualdad de género en Marruecos: Hshouma de Zainab Fasiki”.
El cómic está dividido en dos capítulos, “El cuerpo” y “La sexualidad”, y, en cierto modo, se presenta como una guía de educación sexual que pretende paliar, según Fasiki, “la crisis social y sexual” en la que vive la sociedad marroquí. Algunos de los temas tratados son la transformación, la diversidad y la libertad del cuerpo; la educación sexual y los métodos anticonceptivos; el consentimiento y las relaciones sexuales fuera del matrimonio. La obra de Fasiki causa polémica también porque aborda temas como la identidad de género o la orientación sexual, hablando de personas XY y XX en lugar de mujeres y hombres a la hora de abordar los órganos sexuales. Una de las viñetas más sencillas, pero a la vez más complejas, y que aclara estas cuestiones representa un “muñeco” en el que se señala el cerebro, vinculado a la identidad de género; el corazón, responsable de la orientación sexual y finalmente, los órganos genitales que, según el dibujo de Fasiki, no definen nada.
En Hshouma, la artista ha optado por las viñetas en blanco y negro, un estilo que recuerda inevitablemente a la obra pionera de la iraní Marjane Satrapi, aunque en otras de sus ilustraciones utiliza combinaciones de colores vivos. El rojo completa la gama de colores de Hshouma, empleado sobre todo en los fondos. En rojo están también escritas las últimas palabras del cómic, “amor y paz”, con las que Fasiki firma sus libros. Este color evoca el amor, la pasión, pero también la sangre vinculada a las agresiones, los crímenes de honor o la menstruación, que son algunas de las cuestiones que aborda Fasiki. Las mujeres que aparecen en el libro no tienen pupilas, como afirmaba la artista en una entrevista, “para evidenciar que las mujeres somos como estatuas que no se pueden mover y siempre controladas por la sociedad y los medios”.
Una particularidad de Hshouma es que está escrita en francés, mientras que en los trabajos anteriores Fasiki utilizaba el dariya o el inglés. Fasiki explica en Hshouma que no ha utilizado la “lengua marroquí, porque ya no tenemos palabras exactas en dariya para hablar de sexualidad. Con el tiempo, nuestras palabras han adquirido una connotación negativa, se utilizan como insultos”, lo que dificulta todavía más el debate sobre los tabúes. Sin embargo, la elección del francés como lengua de escritura podría vincularse también con motivos relacionados con la mayor capacidad de difusión del mercado editorial francófono. Aun así, algunas viñetas que incluye el libro van acompañadas de expresiones en dariya.
En cualquier caso, la obra de Fasiki, tanto las viñetas que comparte en redes como su última publicación, es abiertamente transgresora al hablar y mostrar la sexualidad de manera directa y visual. Como ella misma señala, la desnudez sigue siendo hshouma en Marruecos, y el arte que utiliza el desnudo tiende a ser censurado, como ocurrió recientemente con la artista Khadija Tnana, que vio retirada su obra del Centro de Arte Moderno de Tetuán en la que se mostraban diferentes escenas del Kamasutra en figuras que representaban la mano de Fátima. Estos acontecimientos, junto con otras publicaciones recientes de mujeres marroquíes como la escritora Leila Slimani o la periodista Sanaa el Aji, además de movimientos sociales como el colectivo “Fuera de la ley” son una muestra de las nuevas voces del feminismo marroquí que se atreven a abordar cuestiones consideradas hshouma a día de hoy en la sociedad marroquí, poniendo encima de la mesa el reconocimiento de la libertad sexual como un derecho individual. Las mujeres marroquíes han tomado la cultura para denunciar, expresar y crear, y demuestran que han llegado para quedarse.
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