Ronit Matalon (1959-2017)
“Somos Sherezade. Contamos historias solo por no morir”
El 28 de diciembre de 2017, de madrugada, falleció en el hospital Rambam de Haifa la escritora israelí Ronit Matalon a los 58 años de edad, víctima de un cáncer. Aunque internacionalmente poco conocida (por la pocas traducciones disponibles de su obra), Ronit Matalon es una de las voces más potentes y originales de la literatura hebrea actual. Nacida en 1959 en Ganei Tikva, entonces un deprimido barrio satelital de la zona de influencia de Tel Aviv poblado mayoritariamente por judíos orientales provenientes de los campamentos de tránsito, consiguió, gracias a su capacidad desde niña para rebelarse ante las desigualdades sociales y sus injusticias, labrarse un futuro de verdadera intelectual a pesar de que como miembro de una familia originaria de Egipto se hubiera esperado que su destino fuera bien distinto, como sucedió con tantos y tantos judíos orientales, es decir, los llegados a Israel desde los países árabes. Aunque socialmente, pues, se ha incluido a esta autora entre los mizrahim o judíos orientales, ella misma nunca se sintió parte de ellos ya que sostenía que esa categoría no existía, sino que era un invento del establishment para dominar a una amplia parte de la población en beneficio de los judíos provenientes de Europa. Reportera de Gaza y Cisjordania y crítica literaria del periódico Haaretz, profesora de literatura comparada en la universidad de Haifa y en la escuela de cine Sam Spiegel de Jerusalén, fue asimismo miembro del Foro de Cultura Mediterránea del Instituto Van Leer de esa misma ciudad. Obtuvo por su obra literaria numerosos premios y hace solo unos días uno de los más prestigiosos galardones que otorga Israel, el Premio Brenner, que según palabras de la autora (leídas por su hija Talia en la ceremonia de entrega) le había causado especial satisfacción por lo que suponía para ella el pensamiento de Joseph Haim Brenner y su identificación con él: los unía el hecho de poseer ambos unas de las obras literarias más críticas con respecto al sionismo e Israel y sin embargo el ser al mismo tiempo abanderados de la famosa frase de Brenner “No hay otro lugar”; es decir, a presar de todas nuestras objeciones, no nos vemos viviendo en ningún otro lugar que no sea este.
De entre las obras de Ronit Matalon destacaremos aquí solamente tres: Sara, Sara (2000) que gira en torno a la difícil elección entre la familia y los ideales políticos, sobre el fondo de una historia de amor entre un palestino nacionalista y una israelí judía; El ruido de nuestros pasos (2008), corrosiva crítica social y obra maestra en torno al tema del exilio; Y la novia cerró la puerta (2016; próxima aparición en castellano en Editorial Minúscula), un fino retrato en forma de farsa de la sociedad israelí con sus tensiones étnicas, su racismo y la guerra de género como ejes centrales. Y todo ello plasmado por medio de un riquísimo lenguaje salpicado de unas metáforas y unos símiles únicos que hacen de su escritura verdadero arte.
Su obra literaria y las traducciones de esta sean su memorial para la eternidad.
(Ana Bejarano)