Neutralidad del Estado
Uno de los rasgos que caracterizan el liberalismo es un Estado neutral
con respecto a los ideales éticos de sus ciudadanos. Según la idea sobre el
Estado liberal que Dworkin elabora, uno puede estar convencido de la superioridad
de ciertas formas de vida y puede manifestar la creencia de esta superioridad
en su vida pública pero lo que no podrá nunca es utilizar medios intolerantes
para imponer lo que considera que es la vida buena. Para que una cierta forma
de vida sea considerada válida, no sólo tiene que serlo, sino que también
debe ser considerada válida por aquellos que la lleven.
Como reconoce el mismo Dworkin, el Estado liberal no es neutral en sus consecuencias,
lo cual significa que habrá ciertas formas de vida que en un Estado concreto
tendrán un coste más elevado. Por ejemplo, en el Estado de Dworkin, toda persona
interesada en el arte tendría muchas facilidades por parte del Estado para
cultivarse en este campo. Dworkin considera que el Estado debe promover formas
de arte porque considera que es positivo que todo el mundo tenga un amplio
abanico de posibilidades donde elegir.