Sant Antoni i Santa Clara de Barcelona
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Authorship
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Núria Jornet Benito
Name
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Sant Antoni i Santa Clara de Barcelona
Other names
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Sant Antoni de Barcelona, Santa Clara, Sant Daniel
Chronological data
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1234/1236 clarisses - 1513 benedictines
Orderse
ClarissesDe 1250 a 1500
Benedictines
De 1525 a 1550
Related Communities
Santa Clara de Castelló d’EmpúriesSanta Clara de Vilafranca del Penedés
Santa Maria de Pedralbes
- History of the Community
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El monasterio de San Antoni i Santa Clara de Barcelona fue el primer monasterio de clarisas de tierras catalanas y unos de los primeros de la Península Ibérica, junto a los de Pamplona (1228), Burgos (1234), Zaragoza (1234), Salamanca y Zamora que también se fundaron en la década de 1230. En Cataluña, le siguieron el monasterio de Santa Isabel de Lleida, fundado en 1240, si bien algún historiador hace avanzar la fecha de su fundación en 1236. El de Barcelona, por tanto, forma parte de los primitivos monasterios de la segunda orden franciscana que aparecen significativamente en puntos de la llamada ruta jacobea, de fuerte dinamismo urbano y protagonismo de las nuevas clases mercantiles, en la creación de los cuales aparecen a menudo las misteriosas discípulas de la misma Santa Clara, presentes en leyendas fundacionales, rodeadas de misterio y de una aureola de santidad reconocida por sus contemporáneos, y que ejemplifican también el impulso y la iniciativa de grupos de beatas o mujeres piadosas atraídas por los ideales franciscanos y el modelo comunitario y espiritual de las primeras damianiates italianas.
La creación del nuevo cenobio se sitúa entre dos fechas: por un lado, la del 1234, si seguimos la leyenda fundacional (según la cual dos discípulas y sobrinas de Santa Clara, Inés de Peranda y Clara de Janua, llegaron de manera milagrosa, en una barca sin remos ni velas en la playa de Barcelona, con la idea de fundar un monasterio en tierras hispanas) o el epitafio de la primera abadesa (la misma Inés, protagonista de la leyenda, muerta en 1281). Y, por otro, la del 1236, fecha del primer documento de archivo conservado en el que Gregorio IX exhorta a los ciudadanos de Barcelona a ofrecer limosnas a un grupo de 10 "hermanas penitentes" (sorores penitentes), lideradas por Berenguera d’Antic i Guillema de Polinyà, que se han constituido como "hermanas pobres reclusas de la orden de San Damián" (dominae inclusis monasterii Barchinonensi de ordine sancti Damiani) (AMSBM, MSCB, Pergamins, 179). Este es el punto de arranque de la nueva comunidad que se situó extramuros pero en un espacio inmerso de lleno en los procesos de urbanización de la Barcelona medieval: el de las “viles noves” que crecen a partir de la vieja urbe romana, y en especial la “vila nova” de la Ribera, en el actual Born y la Ciudadela; zona que mantendrá el pulso económico de la Barcelona bajomedieval y moderna. De 1237 es la autorización del obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, para construir el nuevo monasterio, que sustituiría muy probablemente un primer núcleo de espiritualidad de perfil informal en torno a una ermita o capilla (AMSBM, MSCB, Pergamins, 209).
A lo largo de 1240 y 1260 la nueva comunidad de damianitas-clarisas de Barcelona se asentó jurídica y comunitariamente, patrimonial y socialmente. A nivel normativo, su nacimiento y primeros años de existencia en el seno de la orden franciscana, se situó en unos momentos de cierta indefinición del lugar de las hermanas en esta comunidad franciscana ya la progresiva regulación de aspectos concretos como la "cura monialium", esto es, quienes son los encargados del cuidado espiritual o asistencia ministerial de las hermanas y de quien dependen jurisdiccionalmente hablando, y que ocasionaron no pocas tensiones, con la intervención del Papado. De esta primera etapa son una serie de bulas papales que perfilan un corpus normativo que se mueve entre las versiones más tardías de la “forma vivendi” de Hugolino (Gregorio IX) y la regla de Inocencio IV (1247) -y que mantenían la regla de San Benito en un marco eminentemente franciscano-, hasta llegar a la regla de Urbano IV (1263), regla que adoptaron las clarisas de Barcelona, sin perder, sin embargo, algunas particularidades fruto de estas etapas previas, de dispensas o privilegios especiales, que aparecerán de manera fuerte en las visitas de aplicación de las reformas monásticas iniciadas en el siglo XV y especialmente bajo el reinado de los Reyes Católicos.
A nivel comunitario, el nuevo monasterio barcelonés pasaría a formar parte de la topografía sagrada de la Barcelona medieval. Asistimos, en este sentido, a un crecimiento importante y rápido, desde la comunidad primera de sorores penitentes, de 12-15 miembros, a las más de 40 mujeres que anota la bula de concesión de indulgencias otorgada por el arzobispo de Tarragona a los fieles que den limosnas al monasterio en el año 1256 (AMSBM, MSCB, Pergaminos, 476). El inventario general del monasterio y el memorial de rentas que siguió a las disposiciones de Benedicto XII en 1337, establece la cifra ideal de 60 miembros, adecuadas para asegurar la viabilidad de la comunidad y su continuidad (AMSBM, MSCB, Manuales, 813). En cuanto a la caracterización social de las monjas, están presentes los apellidos procedentes de familias de la nobleza y, desde el principio, las de la oligarquía urbana y del estamento mercader, plenamente vinculadas al entorno urbano donde se ubica la comunidad. A lo largo de la edad moderna se consolidó esta procedencia social, con monjas de familias de ciudadanos honrados como también de la pequeña nobleza, mayoritariamente del brazo militar con representación en las Cortes. El asentamiento patrimonial del monasterio se efectuó mayoritariamente en un radio cercano, urbano, participando ampliamente de la urbanización de esta zona de levante de Barcelona, próxima al Rec comtal y al mar -urbanización de las islas de la Ribera y de la zona de la Vila nova de los Molinos de Mar- que acabaría de consolidarse con el cierre de la muralla de levante, iniciado en 1358. A las primeras bulas papales que asegurarían un flujo importante de limosnas de los fieles, y la concesión inicial por parte del obispo de Barcelona del derecho a la construcción del monasterio, le siguieron las donaciones reales, que se concretaron en donaciones de tierras del gran arenal próximo al monasterio y el derecho a usar el agua de los molinos (AMSBM, MSCB, Pergaminos, 351). Los vínculos con la casa real catalana fueron significativos desde entonces, iniciándose con la devoción expresada por la reina Violante de Hungría hacia el monasterio de "monjas pobres cerradas de la orden de San Damián" -soberana que en 1240 obtendría del papado el privilegio de entrar en el monasterio 3 veces al año "causa devotionis", acompañada de sus hijas y de dos mujeres honestas (AMSBM, MSCB, Pergaminos, 254). Las crónicas del monasterio anotan en este sentido las visitas continuadas de la familia real, en especial de las reinas, y que se mantendrán a lo largo de toda la época moderna -Felipe III y su esposa Margarita de Austria, en 1599; la reina María Luisa de Saboya, esposa de Felipe V, en 1701; y Elisabet Cristina de Brunswick, esposa de Carlos III de Habsburgo, en 1708.
Por lo que se refiere a su imbricación con el entorno social, la comunidad fue el foco de un culto dedicado a Agnès y Clara, tenidas por santas. A la advocación a San Antonio de Padua –convirtiéndose las damianitas de Barcelona en una de las primeras en poner su iglesia bajo la advocación de este nuevo santo de la orden franciscana- se le añadiría la devoción que ejercerían las dos santas fundadoras, que atrajeron pronto beneficios, causas pías, aniversarios y misas, y el culto a sus cuerpos santos por parte de la comunidad (que realizó solemnes traslaciones en 1460, 1601 i 1725).
El monasterio barcelonés ayudó a fundar otras comunidades hermanas; ya en 1267 salían de San Antonio y Santa Clara un grupo de monjas para formar parte del monasterio de Santa Clara de Castelló d'Empúries; en 1306 ayudaron a la creación del monasterio de Santa Clara de Vilafranca del Penedès. El trasvase más significativo fue sin embargo el grupo de 14 monjas que fueron el núcleo original de una nueva comunidad de clarisas en la ciudad de Barcelona, el de Santa María de Pedralbes, fundado en 1326 a iniciativa de la reina Elisenda de Montcada.


El 1513 la comunidad pidió pasar de la orden de Santa Clara a la congregación benedictina (bula de 25 de junio de 1513 del Papa León X), familia en la que la actual y heredera comunidad de las antiguas damianites, se mantiene (monasterio de Sant Benet de Montserrat). Un importante y significativo cambio que hay que situar en el marco de la reforma monástica y religiosa desarrollada bajo la monarquía de los Reyes Católicos, que empezó de manera significativa por las comunidades femeninas, y que derivaría hacia un control más duro de las normas y a una uniformización de su vivencia comunitaria -un proceso que coincide, en el ámbito de la espiritualidad no reglada o en el de las órdenes terceras, con la institucionalización, conventualización de muchos beaterios. El proceso vivido por las clarisas / benedictinas también lo podemos conectar con un movimiento que implica retrocesos y pérdida de autoridad femenina (que hablaba entonces con el lenguaje de la espiritualidad) y el aumento de poder en instituciones como la iglesia-con su brazo judicial, la Inquisición- o la monarquía -que camina hacia el absolutismo.

En su momento fue uno de los monasterios más grandes de Barcelona, exponente del gótico catalán, con su imponente claustro doble, que parece ser que habría servido de modelo para el de Pedralbes. Destruido en 1714 durante la Guerra de Sucesión, la comunidad, después de buscar diferentes lugares, recibió de Felipe V una parte del antiguo Palacio Real, incluido el Salón del Tinell (1717). La comunidad se trasladó el 29 de julio de 1718 y dos años más tarde profesaba la primera monja. En esta sede se mantuvieron hasta la Guerra Civil española. En 1936 se exilió de nuevo y al regreso vivieron primero en varios lugares de la ciudad de Barcelona -porque el Palau había sido expropiado por el Ayuntamiento- hasta que en 1952 se trasladan a Santa Cecilia de Montserrat para unirse el 13 de mayo de 1952 en la comunidad de San Benito de Mataró, constituyendo el monasterio de Sant Benet de Montserrat.
- Prominent figures
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Agnès de Peranda (1234-1281), primera abadesa y muerta con olor de santidad (proceso de santificación al inicio del siglo XX, paralizado).
Dorotea Sarrovira, autora de unas Memorias autógrafas y un Tratado de las santas que recoge la leyenda fundacional (llegada de unas discípulas familiares de Santa Clara, Agnès de Peranda y Clara de Janua, milagrosamente, en una pequeña barca sin remos, desde Italia a las costas de Barcelona para fundar la nueva comunidad de monjas pobres reclusas de Sant Damián). Fragmentos de estos textos de Dorotea se conservan en el procesos de beatificación iniciatdo en la curia diocesana de Barcelona. Ingreso y vestición el 29 d'abril de 1586. Profesó el 18 de gener de 1594. Procuradora (1607-1608). Cantora mayor (1612). Tresorera-dispensera (1613-1618). Priora (1620-1631). Abadesa (1637-1644). Muere el 13 de febrer de 1644 (AMSBM, MSCB, Llibre d'atorgacions, vestuaris, professions i òbits, 739).
Caterina Sarrovira Ingreso y vestición el 8 de octubre de 1581, con una dote de 120 lliures. Profesó el 28 d'octubre de 1584. Primera archivera de la comunidad (1600-1612). Sospriora (1609-1611). Priora (1612-1619). Abadesa (1620-1622). Muere el 20 de enero de 1622 ( AMSBM, MSCB, Llibre d'atorgacions, vestuaris, professions i òbits, 739. AMSBM, MSCB, Llibre de determinacions de capítol, 741).
Las dos hermanas Sarrovira eran hijas de Miquel Sarrovira, "ciutadà honrat" de Barcelona, abogado. Sabemos que participó en el proceso de reorganización del archivo de la Ciudad, junto a Miquel Tamarit, abogado, y Miquel Joan Cellers, notario y escribano del Consell. Su madre, Altília Cordellàs; sabemos, a través de lo que escribe Dorotea, que madre e hija iban, antes de que ésta ingresase en la comunidad, a ayudar a "enramar" las santas (1582).
Sebastià Roger (v.1573-1623), consta en la docunmentación como "escrivent de Ripoll", y más tarde también fue sosdiaca. Archivero, organizó y configuró propiamente el archivo monástico entre los años 1597-1600. Paralelamente a su actuación en el monasterio, fue archivero del hospital de Santa Creu i Sant Pau.Plàcida Genescà, archivera-bibliotecaria (1843 hasta 1913).
- Building architecture
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Existen pocos datos de la construcción de los principales elementos (iglesia, dependencias monásticas, claustro, etc.) del primer edificio monástico. Podemos pensar que el primer núcleo de penitentes que piden al Papa ser monjas pobres de San Damián tendría ya un primer solar o edificio (que en la leyenda fundacional se concreta en una ermita de Sant Antoni Abat, situada en la zona próxima a la playa, y que se ofreció a las dos mujeres, Agnès y Clara, que llegaron de Italia). Se trataría pues de un lugar provisional, de carácter eremítico, que fue substituido después por un emplazamiento definitivo y por un complejo monástico, gracias en especial a la cadena de donaciones de terrenos iniciada por el obispo de Barcelona, Berenguer de Palou, y el rey Jaime I, y a la cadena de indulgencias papales y episcopales a los fieles para que ofreciesen limosas al monasterio (algunas directamente relacionadas con la obra). Se trata de indulgencias que llegan hasta finales de las décadas de 1250 y 1260 cuando ya se alude a la finalización de la obra. Por ejemplo, en 1257, Alejandro VI otorgaba 100 días de perdón a los que contribuyesen con sus limosnas a la finalización de unas obras que el documento califica de “sumptuoses” (AMSBM, MSCB, Pergamins, 99). Es el momento también de los primeros legados testamentarios que implican la institución de los primeros beneficios y altares, como el de Sant Francesc y Sant Antoni fundado por Ermessenda d’Espiells en 1257 (AMSBM, MSCB, Pergamins, 492).
La crónica del monasterio iniciada en 1599 por el archivero Sebastià Roger documenta que en 1326 se construía el “dormidor” y el claustro –que según este mismo registro continuaba en 1391, con la “vedriera de pedra picada i paredada", se cerraba en 1449 por la parte del dormitorio y se daba por finalizado en 1482. En 1376 el archivero documenta aún una cantidad de dinero ofrecida por los reyes de Aragón para la obra del dormitorio. En 1401 anota la construcción del campanario y en 1423, de la capilla mayor. No hay otros datos sobre la obra, excepto una referencia más moderna, de 1618, en relación a los “aposientos del dormidor de dalt” (AMSBM, MSCB, Manuals, 742). En los manuales notariales de Joan Franc y Francesc Terrassa, notarios del monasterio, aparecen algunos albaranes de las décadas de 1450 y 1460 que dan testimonio de obras en el claustro y otras dependencias del monasterio (“domus de la companya”, la cocina, las ventanas y la “casa de la llenya”); pagos a un lapicida, a un maestro de obras, a un carpintero, a un ladrillero; y la compra de piedra de Girona, leña de encina y baldosas de pavimento para la obra del monasterio (AHPB, Joan Franc, 17/125; Francesc Terrassa, 174/42).
Según Ainaud-Gudiol-Verrié, la iglesia y el convento ya estaban construidos en 1249, y el 1254 se empezaba a dar inicio al claustro. La monumentalidad y majestuosidad del claustro, se aprecia en el cuadro, obra de J. Sentís, realizado entre 1715-1716 a instancias de la comunidad, apenas destruido el convento medieval con el asedio de 1714. Estaba formado por tres plantas, de 14 arcos en las alas grandes y 12 en las pequeñas; en la planta baja y primer piso tenía arcos apuntados y columnas de madera de sección cuadrilobuladas (ya construido en el primer cuarto del siglo XIV); y la galería alta con pilares prismáticos, sin arcos, hecho más tarde como en Pedralbes. En cuanto a la iglesia, sería de nave única, de seis o siete tramos, con capillas laterales en los tres primeros y el resto, con locutorios en la parte inferior y el coro en la superior. La fábrica de la iglesia incorporaba también una torre de planta cuadrada.
Las repercusiones de la Guerra de Sucesión y en particular la batalla final (la batalla de Santa Clara) que se produjo en el asalto final de las tropas borbónicas durante el mes de agosto, provocó destrozos irreparables para el monasterio: el incendio del coro de la iglesia, que obligó a desmontar el retablo mayor y el órgano. El hecho que se excavaran trincheras en las inmediaciones del baluarte de Santa Clara habría ocasionado que la subpriora Hipólita de Nadal, sacara del monasterio los objetos de más valor, empezando por las cajas de las Santas y el archivo. Después de la capitulación, el 11 de septiembre de 1714, no quedaba casi ninguna pieza intacta del monasterio, excepto alguna capilla de la iglesia. La planificación de la Ciutadella y su explanada comportó la desaparición del monasterio (junto con más de mil casas que constituían la mayor parte del barrio de la Ribera, buena parte de ellas, propiedad del monasterio).
A partir de 1718 se adecuaron las dependencias del antiguo Palau Reial para adaptarlo a dependencias monásticas. En 1720 se habilitó la sala del Tinell en la que se construyó la nueva iglesia, consagrada el 21 de marzo de 1724. - Documentary heritage
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Archivo
El fondo del monasterio de Sant Antoni i Santa Clara de Barcelona (1236-1952) se conserva en el monasterio de Sant Benet de Montserrat, sucesora de la antigua comunidad de clarisas-beneditinas. Fondo cerrado. Documentos dispersos y localizados en otros archivos o bibliotecas.
Cronología: Fechas de producción // fechas de formación: (1085/1952) // (1236-1952).
Volumen y metros lineales: El fondo de Santa Clara, el más antiguo y más amplio, contiene un total de 111 cajas con unas 1.454 unidades documentales en soporte papel y en formato libro o legajos, y una colección de 3.400 pergaminos. 15 metros lineales.
Soportes y clases:
Los soportes mayoritarios que se conservan son el pergamino y el papel. También encontramos una colección de sellos, algunos de los cuales están desligados de su documento, de cera o metal; así como una colección de fotografías y diapositivas; otra de estampas, de fechas más reciente.
En cuanto a las clases de documentos, la mayoría son documentos textuales; si bien hay que tener en cuenta algunas series que incorporan un componente decorativo importante, gráfico-imágenes. Destacan las cartas de profesión, los juramentos y confirmaciones de abadesas, que en los siglos XVII y XVIII, contiene las armas heráldicas de la monja profesa o de la abadesa en cuestión. Se añadirían los documentos propiamente en imágenes: fotografías, tanto en positivo como en negativo, y diapositivas.Lengua: Latín, catalán, castellano.
Contenido: tipologías documentales más significativas. Encontramos un primer conjunto significativo de documentos en pergamino que la comunidad recibió al inicio de su historia de las autoridades pontificias, episcopales, reales, y de las diversas autoridades franciscanas (ministro general, ministro provincial, custodio, guardián) y que definen aspectos esenciales de su fundación, tanto en su perfil comunitario (regla y disciplina monástica, número de miembros, elecciones de abadesas, etc.), como jurisdiccional (exenciones y derechos), urbano y patrimonial (donaciones). A esta documentación fundacional se le añadirá documentación de particulares o de la realeza (testamentos con legados, donaciones pro anima, instituciones de aniversario y fundaciones de beneficios) que es reflejo de los lazos espirituales de la sociedad con el monasterio, de su papel de benefactor espiritual y de la fuerza y atracción espiritual que ejercía esta comunidad de menoretes en la Barcelona medieval y moderna; documentación importante también por su valor económico porque implica el ingreso de unos legados monetarias o a menudo la integración de algún elemento en el patrimonio monástico (tierras, pero sobre todo casas del entorno urbano, viñas, rentas de hornos y molinos, censos y pensiones de censales).
Progresivamente la comunidad generará la documentación administrativa que marca los aspectos de la gestión y explotación de este primer patrimonio de la comunidad: contratos de establecimientos u otra tipología de contratos agrarios, de alquiler o de explotación de bienes urbanos (incluyendo los hornos), así como la expansión de este dominio (contratos de compraventa) o su gestión (nombramientos de procuradores, actos de procura). En cuanto al ámbito de la vida comunitaria, el archivo conserva la documentación relativa al ingreso de una nueva novicia que tipológicamente puede ser una donación con ocasión de profesar o también un testamento. La destacada serie de cartas de profesión religiosa son de época benedictina (1523 hasta 1951).
En el bloque de documentación en papel y formato manual, uno de los primeros libros generados y mantenidos por la comunidad son los libros de cuentas, de entradas y salidas, que se derivan de una función administrativa y contable. Son libros de carácter general creados por el procurador o ecónomo o las tesoreras (más tarde llamadas dispenseras y dispenseras archiveras), o libros más específicos generados por diferentes oficios de la comunidad ("pastrinyera", enfermera, sacristana, etc.). En siglos modernos, la tipología contable se amplía y se diversifica con la presencia de la serie de espéculos o anotaciones de entradas a cargo del procurador y las dispenseras, y los libros o cajas de la dispensa anotada por las dispenseras archiveras de época moderna; memoriales de rentas, índices de rentas o censales, que pueden relacionar con las Capbrevaciones; documentación relacionada con la creación de censos y censales y la serie de albaranes o recibos.
Formando parte también de la función administración se sitúan los "libros de la procura, de la procuración o "dispensa", que genera la procuradora de la comunidad, y donde se anota la recepción de dinero para la "dispensa de la semana", las gastos concretos en la gestión y compra de alimentos y finalmente la distribución de dinero, "pencions o semana" dada a cada una de las monjas de la comunidad. Otros oficios que producen desde antiguo documentación de archivo son: el "pastrim" (a cargo de la "pastrinyera", que genera libros donde anota las recibidas de trigo o salvado y que a menudo incorpora las porciones de pan, blanco o moreno, o las tortas dadas a las monjas y a otros miembros de la comunidad); la enfermería y la "casa del aiguarós" (oficio a medio camino entre la botica y la repostería que produciría el agua de rosas, para la fabricación de membrillos, "flaons" o turrones, no exclusivamente para uso interno probablemente, y que confeccionaba también las "enramadas", aderezo de ramas, hierbas y flores, para alguna festividad importante).
De la función comunidad, destacamos la serie antigua de los inventarios generales del monasterio (1337-1422), que se inicia con un documento importante: el inventario que se hizo a raíz de la visita que el ministro provincial de Aragón, Ramón de Bas, realizó a la comunidad y que significó la aplicación de las disposiciones y normativas contenidas en las Constituciones de Benedicto XII, que serían la primera ola de reforma de los monasterios femeninos, precedente de los procesos más claros de reforma monástica de finales del siglo XV y que tantas consecuencias tendrían para nuestro monasterio. En esta misma sección encontramos las actas capitulares del convento recogidas en un libro y las crónicas-memorias del monasterio, en ambos casos iniciados a raíz de la intervención del escribiente y archivero Sebastià Roger en el archivo del monasterio y de las disposiciones que en materia de producción de documentos y de archivo emanan de Trento. La serie de Constituciones monacales (siglos XVI y XVII) y la de las costumbres (siglos XVIII y XIX) se conservan tan sólo de la etapa benedictina de la comunidad, así como el conjunto de Ceremoniales y Rituales (de la vestición, del visitador) (siglos XVI- XIX).
Como institución religiosa, el monasterio mantenía un vínculo espiritual y devocional con la sociedad de su tiempo, al que ofrecía una serie de servicios religiosos de culto que se concretaban básicamente en las fundaciones de misas, aniversarios y sufragios, causas pías y fundaciones adventicias, así como en la dotación de beneficios a la iglesia del monasterio, que en nuestro caso se centrarían, por lo menos en los primeros siglos medievales, en torno al nuevo santoral franciscano (San Antonio en el altar mayor, Santa Clara en el altar homónimo) y progresivamente, a otros santos. La gestión de estos servicios produce series documentales, como los legajos de beneficios, que contienen toda la documentación relacionada con el beneficio (acta de fundación, rentas, escrituras), los responsables del mantenimiento del culto (domer, beneficiados), y los ingresos y gastos que se reciben por la ejecución y mantenimiento del servicio.
En esta sección toma autonomía la sacristía y el oficio de la sacristana, que genera desde el final del siglo XIV documentación propia: libros de cuentas generales que anotan las diversas entradas, como las ofrendas o "ofertas" para contribuir al culto, o los ingresos en concepto de fundaciones adventicias, cumpleaños y sufragios; y los gastos, tales como las de los "revestits" o vestiduras sacerdotales, las de cera, o las generadas por las "empaliades", o adorno de los altares con damascos u otras telas con motivo de festividades importantes como las de Santa Clara y las de San Lorenzo. El oficio de sacristana genera también los inventarios de sacristía, que son registros o memoriales que, como otros cargos comunitarios, sirven para dar cuenta de la gestión realizada. La interesante serie de inventarios de sacristía del archivo del monasterio, de amplia y continuada cronología, 1389-1896, nos permite tomar el pulso a la riqueza material de comunidad así como el primer perfil de su biblioteca monástica al anotar de manera más o menos precisa según los casos, los objetos presentes en este espacio (adornos y vestimentas litúrgicas, libros del coro, orfebrería, etc.). Mención aparte también para la administración de los "bacins" de la iglesia a cargo de la "bacinera", o también llamada "obrera", que se encarga de gestionar esta limosna o cantidad que recoge la comunidad, como su nombre indica, a través de estos platos -"bacins"- u otros recipientes (bací de la Obra, 1232-1439). A principios del siglo XVI la serie se diversifica en el "bací" de las almas del purgatorio" y el de Nuestra Señora.
La serie de pleitos que enfrentaban la comunidad con algún particular o una institución conforman un conjunto abundante e interesante, tanto por su continuidad cronológica, desde el siglo XIV hasta mediados del siglo XX, como por su variedad temática, sus actores y protagonistas. Son mayoría los que tienen como punto de litigio el elemento económico y patrimonial, testimonio de la tenacidad e interés de la comunidad en la defensa de sus derechos: con los frailes menores, con el Común de Barcelona por cuestiones urbanísticas (en gran medida porque el complejo monástico llegó a estar casi anexado al recinto amurallado de la ciudad).
La sección de documentación notarial contiene, por un lado, las escrituras notariales (donaciones, testamentos, capitulaciones matrimoniales, poderes, etc.), de carácter privado y que por diversas vías han llegado a formar parte del fondo del monasterio; si bien hay que suponer que principalmente eran documentación procedente de las mismas monjas y de sus familias o documentación que ha llegado junto con alguna tierra o donación. Por otro lado, está la serie propiamente de manuales notariales, confeccionados por los notarios y escribientes propios del monasterio. Su secuencia cronológica, del 1515 al 1740, coincide significativamente con la entrada del monasterio en la familia benedictina.
Es importante finalmente destacar los instrumentos archivísticos conservados a partir de la intervención del escribiente y archivero Sebastià Roger a finales del XVI: con el nombre de "inventarios" o "registros", son libros que presentan un resumen amplio de los documentos, clasificados por tipologías (bulas papales , privilegios reales, documentos comunes, censos y censales; libros con funcionalidad administrativa o cronística -una recopilación de los aniversarios de la iglesia, de vestuarios y profesiones de las monjas, de actos capitulares o de cosas memorables del monasterio.
6. Documentación de la comunidad conservada furea del Arxiu de Sant Benet de Montserrat: pergaminos (Arxiu de la Corona d'Aragó), manuales notariales siglos XV y XVI-etapa clarisa (Arxiu Històric de Protocols de Barcelona).
Documentación relacionada en: Arxiu Capitular de Barcelona, Arxiu Diocesà de Barcelona, Arxiu Franciscà de Barcelona.
Biblioteca:
La biblioteca del monasterio de Sant Antoni i Santa Clara contiene cerca de 200 volúmenes, de varios tamaños y espesores. El libro más antiguo es una "Regla y Vida de San Benito, en romance y latín", del 1543. Hay unos 13 libros desde el siglo XVI hasta el inicio del XIX. La mayor parte son de tipo espiritual y piadoso, también litúrgicos, y cantorales. - Artistic heritage
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Entre el patrimoni artístico, sabemos que el convento contrató en 1383 el primer retablo mayor, de factura gótica, a Lluís Borrassà. Según Madurell i Marimon, era un retablo dedicado a los dos “Antonios”, el Confessor i l’Abat; esto es, por un lado, el titular del convent, tal com precisa el obispo Berenguer de Palou en el permiso de construcción; por el otro, el de la pequeña capilla o ermita cerca del mar que siguiendo el relato legendario habría acogido las primeras discípulas llegadas de Asís y la primera comunidad damianita. Este retablo posiblemente desapareció después de 1686 al ser substituido por uno de factura barroca, de Andreu Sala, uno de los mas importantes de esta época. Tenia el Padre enterno en la cima del retablo, la Purísima Concepción sobre el sagrario y diversos santos del santoral benedictino (Benito, Escolástica, Gertrudis, Mauro y Plácido, Lutgarda) y otros más conectados con la historia o la memoria del cenobio, como Clara y Antonio Abad. Des de 1939 se encuentra en la parroquia de Sant Vicenç de Sarrià (Barcelona).
El Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona, conserva la lápida sepulcral de la abadesa Agnès. Se trata de una mesa de mármol blanco, de 0,49 de ancho x 0,24 de alto: " HIC EST SEPULTA SANCTA VIRGO AGNÈS QUI HUIUS MONASTERII PER XLVII ANNOS ET AMPLIUS PRIMA ABBATISSA EXISTENTS TANTO IN MORTE ET POST GLORIOSE CORUSCAVIT MIRACULIS QUANTO DUM VIVERET SANCTITATE VITE ET CLARITATE FAME PREFULSIT . OBIIT ANNO DOMINI MCCLXXXI KALENDAS OCTOBRIS FERIA IV”. Transcrito por primera vez por Diago y Wadding, posiblemente se hizo durante la primera traslación de los cuerpos santos, el año 1460. El estudio paleográfico de la inscripción, que sigue las pautas de la epigrafía gótica, destaca las líneas redondeadas de las letras que nos acercarían al estilo y pautas del siglo XV (A. Molina).
- Arqueologia
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La intervención arqueológica de 2006 en la zona de la Ciutadella, concretamente en el Passeig Pujades, 10-20 y Passeig Picasso, 7-21, ha permitido documentar el tramo de la muralla medieval de levante: restos del Portal de Sant Daniel (documentado a partir del 1360) y dos torres que lo flanqueaban, y parte de un puente que cruzaba el foso de la muralla (Puente de Sant Daniel, documentado a partir de 1382). El tramo de muralla correspondría al ángulo de 90 º que hacía el recinto murado entre la cortina que bajaba del Portal Nou y la que giraba en dirección nordeste para rodear el convento. Es en este último punto donde se abría el Portal de Sant Daniel (Memoria, 029/06).
Bibliography and links
- Bibliography
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Wadding, L. et al., 1886. Annales Minorum seu Trium ordinum a S. Francisco institutorum, Editio sec.
Jornet i Benito, N., 2007. El Monestir de Sant Antoni de Barcelona: l'origen i l'assentament del primer monestir de clarisses a Catalunya, Barcelona: Publicacions de l'Abadia de Montserrat.
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- Key words
-
Agnès de Peranda; Clara de Janua; Violant d'Hongria; Jaume I; Dorotea Sarrovira; Caterina Sarrovira; Sebastià Roger; Plà cida Genescà ; Gregori IX; Berenguera d'Antic; Guillerma de Polinyà ; Berenguer de Palou
- Geographic descriptor
-
Catalunya
- Notes