Claustra

Santa Maria de Jerusalem de Barcelona

Authorship

Carme Aixalà / Anna Castellano / Marta Segarra / Mònica Barbas

Name

Santa Maria de Jerusalem de Barcelona

Chronological data

1425 beguines/1453 terciaries fran/1494 clarisses

Orderse

Terciàries franciscanes
De 1450 a 1475
Beguines: beates,beguines-terciàries,recluses
De 1425 a 1425
Clarisses
De 1500 a 1545

Related Communities

La Santíssima Trinitat de València
Santa Clara de Lleida
Santa Clara de Vilafranca del Penedés
Santa Lucia, Cagliari
History of the Community

A mediados del siglo XV, a raíz de un viaje de peregrinación a Tierra Santa, Rafaela Pagès consiguió una bula papal que le permitió fundar el monasterio sujeto a la regla franciscana. Rafaela, junto con una terciaria de Pisa, llegó a Barcelona para iniciar el proceso de fundación del monasterio.

El obispo de Barcelona ofreció para el establecimiento del cenobio el antiguo y ruinoso monasterio de la calle d’en Porta, vacío desde el 1423, cuando la habían abandonado las monjas dominicas de Montsió que lo habitaban. Entonces, el monasterio era propiedad de los canónigos agustinos de la Colegiata de Santa Anna de Barcelona.

Según explica Antoni Paulí, la primera referencia conocida es de mayo de 1456, cuando "dos hermanas con el hábito de san Francisco pedían limosna para levantar monasterio". El resultado fue que ese mismo año el consejo municipal les concedió las casas de “en Porta”.

Desde sus inicios este convento contó con numerosas donaciones y indulgencias, así que en el último tercio del siglo XV experimentó un gran crecimiento, lo que motivó la voluntad de patrocinar y fundar un nuevo monasterio en Zaragoza, con la misma denominación y cuatro religiosas procedentes de Barcelona, instaladas en 1484.

A finales de siglo, la comunidad, que hasta entonces había regido por la estricta regla de Santa Clara, inició un giro para adoptar la regla promulgada con anterioridad por el papa Urbano IV y con la que se regían la mayoría los conventos del momento. Los reyes católicos aceptaron las demandas y poco después obtenían una bula de Alejandro VI donde este delegaba la instauración de la nueva regla al obispo de Barcelona. Para poder alcanzar con éxito esta renovación, cuatro monjas, procedentes del monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia, llegaron a Barcelona el 24 de enero y el 1 de febrero de 1494, año en que se hizo efectiva la nueva legislación con una celebración oficiada por el obispo de la ciudad y con la anulación ante notario de la práctica de la tercera regla.

Este cambio tuvo como resultado una llegada bastante notable de novicias que supusieron el aumento de la comunidad hasta unas 70 personas. Ante este crecimiento, se decidió fundar el monasterio de Santa Lucía de Cagliari, en Cerdeña, con doce monjas procedentes de Santa Maria de Jerusalem.

Como hemos podido ir viendo, el siglo XV y la primera mitad del XVI fueron muy productivos para el convento, así que en el año 1570, cuando en el convento de clarisas de Vilafranca sólo quedaban tres religiosas, el obispo de Barcelona, cumpliendo órdenes papales, decidió declararlo clausurado y enviar las monjas a Santa Maria de Jerusalem. Años después, en 1618, el convento vilafranquino fue alienado junto con las tierras, edificios y los objetos artísticos que poseía.

También a finales del siglo XVI el monasterio de Santa Clara de Lleida se encontraba en una situación difícil, con pocas perspectivas de futuro. En este caso, sin embargo, se decidió repoblar el mismo con monjas provenientes de Pedralbes y Jerusalem, concretamente cuatro de este último, con la vicaria sor Jerónima Despès a la cabeza.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, el monasterio sufrió numerosos estragos que causaron un gran descenso en la comunidad. La primera desgracia, si bien de una manera relativa, fue la aparición de la epidemia de cólera en 1651, que no se propagó entre las religiosas de Jerusalén.

Con la sucesión de conflictos belicos, durante la segunda mitad del siglo XVI y hasta 1714, las rentas del monasterio se vieron duramente reducidas, algo que repercutió seriamente en sus arcas, ya que se puede detectar una pausa significativa en la creación artística. También hay que mencionar que en este contexto, en el año 1794, las clarisas de Girona y Castellón de Ampurias abandonaron sus respectivos monasterios para alojarse en Santa María de Jerusalén, incrementando en 45 el número de religiosas y sumando un total de 83 monjas en el monasterio.

En julio de 1808, en el marco de la Guerra de la Independencia, se produjeron minuciosos registros de los diferentes monasterios y conventos y, en nuestro caso, se retiraron los badajos de las campanas para impedir el toque a rebato. También se hizo inventario de la plata custodiada y al poco fue saqueada. Esto obligó a poner a la venta algunos de los objetos suntuosos para poder continuar subsistiendo.

A principios del 1814 y hasta el mes de mayo del mismo año, las monjas fueron obligadas a abandonar el monasterio, aunque pudieron retornar sin haber sufrido grandes estragos. Pero no pasó mucho tiempo hasta que, en agosto de 1821, se declaró una nueva epidemia de tifus icteroides, que esta vez sí se propagó en el monasterio y en un mes se cobró la vida de 11 religiosas.

En 1835 se produjo la supresión de conventos raíz de la Desamortización de Mendizábal, y esto se tradujo en el abandono de Santa Maria de Jerusalem durante diez años. Mientras duró la exclaustración, las monjas vivieron en una casa de su propiedad, cercana al convento.

En septiembre de 1868 fue destronada la reina Isabel II, lo que esparció el miedo entre todos los miembros de las comunidades religiosas españolas. Antoni Paulí recoge la crónica que hizo de esos momentos Rafael Sans, cura y confesor de las monjas del convento. Los planes de los revolucionarios eran su demolición para reaprovechar los materiales constructivos, pero la rápida actuación de Sans y el obispo de Barcelona hizo que tuvieran tiempo de llamar un grupo de arquitectos que declararon el claustro como obra artística a proteger. El 18 de noviembre del mismo año, la Junta llegó para proceder al derribo, y dieron 8 días a las monjas para abandonar el monasterio. Se decretó que las monjas fueran al monasterio de Pedralbes, y allí residieron algo más de diez años, hasta el 19 de febrero de 1879.

Las religiosas adscritas al convento de Jerusalén habían ido menguando y durante la estancia en Pedralbes no podían admitir novicias. Aunque habían perdido su convento, las monjas querían recuperar su comunidad y lo consiguieron a través de una Real Orden de 1877 que les devolvía los antiguos terrenos y las fincas que poseían antes de la desamortización. Se pusieron a la venta estos solares y se inició la búsqueda de un emplazamiento que permitiera la construcción de un nuevo convento apto para la instalación de la comunidad. Mientras duraba este proceso, las monjas decidieron instalarse en una Torre de Gracia.

En 1883 adquirieron un solar en Sant Gervasi, propiedad de Elías Molins, y se contrató al arquitecto Francisco de Paula Villar y Carmona (1860-1927) para la construcción del nuevo edificio. Las obras avanzaron con rapidez, ya que el 8 de mayo de 1884 se hacía la ceremonia de colocación de la primera piedra y el 25 de agosto del año siguiente ya se instaló la comunidad.

Pero este nuevo convento no se libró de las desgracias del país durante el siglo XX. A lo largo de la Semana Trágica se prendió fuego a la casa del cura, la sacristía interior (con el mobiliario y adornos que custodiaba), la enfermería y el coro bajo, destruyendo numerosas obras de arte, y se saquearon aquellos objetos que no se habían llevado las monjas por el poco tiempo que habían tenido para abandonar de nuevo el monasterio.

La reconstrucción duró un par de meses durante los cuales las religiosas alquilaron una casa cercana, en Sarrià, hasta poder volver a ocupar el convento. Con el estallido de la Guerra Civil, las 30 monjas que entonces formaban la comunidad se asentaron en un piso de la calle Balmes que, según Paulino, había sido "alquilado en previsión" y poco a poco fueron dispersándose, no sólo en territorio catalán, sino que algunas se instalaron en conventos italianos.

Esta situación perduró hasta 1945, cuando el edificio del monasterio fue devuelto a las monjas y estas se reunieron otra vez. El convento, sin embargo, se había vuelto inservible y hasta 1950 no se pudieron instalar nuevamente. Ante los problemas que seguía presentando la construcción, se llegó a un acuerdo para construir un nuevo y más amplio convento que ha pervivido hasta nuestros días y que, aún hoy, ocupa la comunidad bajo la misma advocación de Santa Maria de Jerusalem, tal como la fundaron en el siglo XV.

Monestirs de Catalunya: entrada del Monestir de Santa Maria de Jerusalem de Barcelona
Prominent figures

Rafaela Pagès: nacida en el pueblo de Sarrià, a mediados del siglo XV, fue en peregrinación a Tierra Santa, donde parece que concibió la idea de fundar un monasterio de terciarias franciscanas. Con este propósito se trasladó a Roma donde obtuvo del Papa Nicolás V una Bula, en mayo de 1453, dirigida al rey aragonés Alfonso V para el inicio de la construcción del nuevo cenobio.

Building architecture

Tenemos noticias de que la iglesia nueva ya estaba en construcción en 1460 gracias a un contrato de Juana Enríquez, esposa de Juan II de Aragón, con el arquitecto Bartomeu Mas y su colaborador Bernat Nadal. Aunque Cataluña pasaba por un momento delicado debido a las sucesivas guerras, el hecho de contar con patrocinio real llevó a que, nuevamente, en el año 1468, se volviera a contratar a Bartolomeu Mas, esta vez con Gaspar Montmany, para llevar a cabo el claustro.

Aunque no conocemos con exactitud el momento inicial de la construcción y las diversas fases evolutivas, del contrato anterior, acompañado de una carta de pago, se desprende que en el año 1468 las obras ya se habían iniciado.

A la muerte de la reina Juana (+ 1468), su hija continuó con la labor de mecenazgo, consiguiendo una nueva bula papal de Sixto IV, en 1477, que incentivaba las donaciones para la finalización del monasterio a cambio de indulgencias y privilegios a los donantes. Del mismo modo, el 24 de noviembre de 1475, un acuerdo suscrito por los consejeros de la ciudad sufragaba la piedra necesaria para la construcción de la fábrica.

La protección real y papal hacia el convento continuó durante los años siguientes, con numerosas dotaciones económicas y, incluso, la supresión de la calle Cervelló para ensanchar el huerto conventual, dictada por Fernando II y ratificada por Carlos I, o las numerosas indulgencias que también les dispensaban el obispado o el papado.

Las obras avanzaban con rapidez, pues en 1519 se contrató al maestro carpintero Joan Pagès para la finalización de la sillería del coro, así que necesariamente implicaría que el espacio de la iglesia estaba, por lo menos, terminado hasta ese punto y probablemente ya se celebraba la eucaristía.

El año 1591, durante el abadiato de M. Angélica Jovells, el maestro Joan Paxau construyó una gran capilla gótica dedicada al ángel custodio, anexa a la iglesia, que perduró hasta el derribo del monasterio.

Prácticamente no tenemos noticias sobre cómo evolucionó el monasterio hasta llegar a sus últimos días, en noviembre de 1868, cuando se derribó el cenobio para reutilizar los materiales constructivos con la única excepción del claustro, que había sido declarado monumento de interés histórico. Este fue adquirido por la escuela Sant Miquel, situada entre las calles Rosselló y Muntaner de Barcelona, donde a día de hoy todavía se conserva.

Documentary heritage

Hay pocas noticias relacionadas con el archivo del monasterio. La primera en el contexto de la Semana Trágica, cuando la comunidad , antes de abandonar el monasterio y de que éste fuera saqueado, intentó salvaguardar el máximo de piezas de la sacristía y de documentos del archivo.

La segunda referencia es de la Guerra Civil cuando, de nuevo, la comunidad abandona el monasterio y, en este caso, marcha a un piso de la calle Balmes donde guardan los libros que aún poseían. Ahora bien, el 19 de julio de 1936 este piso fue saqueado.

Artistic heritage

Aunque actualmente el patrimonio artístico que se conserva del monasterio de Santa Maria de Jerusalem es prácticamente inexistente, tenemos conocimiento a través de testimonios como el de Antoni Paulí.
Ahora bien, hay un caso singular, no tanto por su interés artístico como por la historia de la pieza, que merece una especial atención.

Virgen de Corazón: también llamada Virgen de la Estrella o Virgen de las Llaves, una escultura de alabastro policromado del siglo XV, de unos 50 cm de altura que representa la Virgen con el niño en brazos

Sabemos que adquirió una gran devoción sobre todo a partir de la epidemia de cólera de 1651, ya que la enfermedad hizo acto de presencia en el monasterio y, efectivamente, esta vez se logró evitar el contagio.

Cuando el 1821 se detectó nuevamente una epidemia, esta vez de tifus icteroides, las monjas volvieron a rezar a la Virgen y, aunque esta vez no pudieron salvarse. La Virgen del Coro era ya un elemento de devoción muy arraigado en la comunidad. Esto lo podemos ver porque en las numerosas veces que se abandonó el monasterio las monjas intentaban salvar esta escultura, incluso después de haber pasado diez años en Pedralbes, cuando se instalaron en el nuevo monasterio, volvieron a colocar a la Virgen del Coro donde le correspondía.

Pero durante la Semana Trágica desapareció, raíz de la quema de buena parte del edificio y el saqueo, y las monjas se pensaron que la habían perdido para siempre. Sabemos por Antoni Paulí que la Virgen retornó al monasterio el día 3 de junio de 1947, y que incluso se le dedicó un oficio para celebrarlo. La habían llevado desde Caracas, donde llegó el día 6 de enero de 1937 bajo la devoción de la Virgen de la Estrella como conmemoración de su llegada en la víspera de Reyes.

Arqueologia

Intervención arqueológica en la Plaza de la Gardunya, primitivo emplazamiento del monasterio de Santa María de Jerusalén, a partir de 1462.

Bibliography and links

Bibliography

Paulí Meléndez, A., 1970. El Reial Monestir de Santa Maria de Jerusalem de Barcelona: (1454-1970), Barcelona.


Pladevall i Font, A., 2008. L’art gòtic a Catalunya, Arquitectura II, catedrals, monestirs i altres edificis religiosos, vol. 2, Barcelona: Enciclopèdia Catalana.


Rodríguez Nuñez, C. 1996. "El conventualismo femenino: las clarisas", VI Semana de Estudios Medievales, (Nájera, 31 de julio al 4 de agosto de 1995), Logroño, Instituto de Estudios Riojanos: 87-100.


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Rodríguez Nuñez, C. 1996. "El conventualismo femenino: las clarisas", VI Semana de Estudios Medievales, (Nájera, 31 de julio al 4 de agosto de 1995), Logroño, Instituto de Estudios Riojanos: 87-100.


Links

Monestirs de Catalunya: entrada del Monestir de Santa Maria de Jerusalem de Barcelona

Key words

Rafaela Pagès;

Geographic descriptor
Catalunya
Notes

CLAUSTRA es un proyecto del IRCVM (Institut de Recerca en Cultures Medievals) de la Universitat de Barcelona.
CLAUSTRA ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación 2008-2010 y 2011-2013 (HAR2008-02426, HAR2011-25127), el Institut Català de les Dones de la Generalitat de Catalunya 2010-2011 y las ayudas a las actividades de investigación de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona.