Drogas: la orgía lingüística

Un artículo que nos presenta uno de los temas que tratamos en el máster en forma de libro, escrito por Félix Rodríquez González.

El autor de “Diccionario de la droga: vocabulario general y argot” nos invita a un paseo que comienza por los inicios del consumo de drogas en España, descubriéndonos todo un léxico específico que engloba jerga y lenguaje técnico alrededor de éstas.

Drogas: la orgía lingüística

22 SEP 2015 

El mundo de la adquisición, consumo y disfrute de sustancias estupefacientes o embriagantes ilegales se desenvuelve en una auténtica orgía léxica. Ya sea porque su consumo comenzó en ambientes marginales o carcelarios, porque su comercio está fuera de la ley o porque los grupos que las usan usan claves para comunicarse sin ser entendidos, el caso es que hay una asombrosa proliferación de palabras que aluden a objetos, procedimientos y sensaciones relacionados con las drogas. Unas son palabras de jerga, otras son préstamos de otras lenguas, algunas son metáforas, otras juegos de palabras. Muchas han estado en uso en un periodo concreto, para nunca más volver… o reaparecer al cabo de unos años. A ello hay que sumar nombres científicos, marcas comerciales, denominaciones oficiales…

Félix Rodríquez (lingüista especializado en préstamos, y que ha compilado obras sobre otros campos minados del léxico, como unDiccionario gay-lésbico), ha reunido en esta obra más de tres mil términos. Las fuentes son variadas: prensa, obras literarias, cómics y películas que reflejan el ambiente del consumo, recopilaciones de argot, etnografías de grupos de usuarios, y por último, entrevistas personales del autor con clientes de narcosalas en grandes ciudades españolas.

La obra está precedida por un jugoso ensayo inicial que hace hincapié en la variedad de este vocabulario (que aparte de críptico muchas veces quiere ser ingenioso), y recuerda las muchas aportaciones del argot de la droga al lenguaje coloquial general (colgarse, mono, subidón…). El diccionario presenta entradas acompañadas por citas extensas, que proporcionan datos enciclopédicos y muchas veces permiten fechar usos; también tiene sinónimos y etimologías, no siempre fáciles (costo por ‘hachís’ vendría del nombre de una planta tropical, presente en latín y griego, pero ¿hay contaminación con coste?). Las últimas páginas organizan temáticamente el extenso vocabulario (por preparación, personas, efectos, lugares…).

Como ejemplo, tomaremos sólo uno de los muchos hilos que se entrecruzan en la obra, el relacionado con el hachís, que puede provenir del contrabando de un camello (si venía oculto en su cuerpo será culero); el consumidor pillará un talego, luego con el papel osábana liará el canuto (o chiri), que se compartirá circulando entre los asistentes (si alguno lo retiene olerá a uña), hasta que no quede más que la colilla o chicharra; el consumo producirá un colocón, o tal vez un ceguerón, y con mala suerte una pálida.

Este es el primer diccionario existente sobre materia lingüísticamente tan rica, y su consulta desvela áreas enteras del español coloquial y recuerda la creatividad de unos hablantes que, por necesidad o juego, han disfrazado lo que decían.

Diccionario de la droga: vocabulario general y argot. Félix Rodríquez González. Arco Libros. Madrid. 2014. LVI+564 págs.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/09/18/babelia/1442574810_354306.html

Formación en el Máster en drogodependencias de la Universidad de Barcelona

Aquí os dejamos el artículo publicado en el boletín del área de Bienestar Social de la Diputación de Barcelona dentro de la categoría de infancia, adolescencia y familia. Un resumen de la jornada de “Planes Territoriales de prevención de drogodependencias”, donde participaron, el Delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre drogas, Francisco de A. Babín, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Dr. Joan Colom, director de la Subdirección General de drogodependencies de la Generalitat de Catalunya, la Dra. Teresa Brugal, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y Núria García, Técnica de Apoyo Comunitario en prevención de las drogodependencias del Área de Atención a las Personas del centro SPOTT de la Diputación de Barcelona

Formación en el Máster en drogodependencias de la Universidad de Barcelona

 Font: Diputació de Barcelona

 

El pasado viernes 27 de marzo, en el marco de la Jornada de formación sobre Planes Territoriales de prevención de drogodependencias del Master de drogodependencias de la Universidad de Barcelona, el equipo técnico del Centro SPOTT de la Diputación de Barcelona impartió una primera sesión centrada en el despliegue de Planes de drogodependencias en el ámbito local.

En esta primera parte de la jornada se explicaron las diferentes modalidades de planes de prevención que la Diputación de Barcelona ofrece a los municipios de la demarcación, qué dificultades se tienen a nivel institucional vez de elaborar un Plan de drogas y qué estructura tienen que tener los Planes de drogas También se presentaron los planes de drogas de pequeños municipios (hasta 10.000 h.), medios (entre 10.000 y 50.000 h.) y grandes (de más de 50.000 horas), así como planes comarcales y de agrupaciones de municipios, y la primera campaña de sensibilización del consumo de alcohol “Ver antes de Beber” realizada en 2014 por el Ayuntamiento de Begues dentro de su Plan local de drogodependencias.

La segunda parte de la jornada se dedicó a la presentación del Plan de drogas de la Ciudad de Barcelona (2013-2016), a cargo de la Dra. Teresa Brugal, de la Agencia de Salud Pública. Durante su presentación, expuso la metodología empleada en la realización del diagnóstico y las líneas estratégicas del Plan. Presentó también los diferentes programas que se realizan en el ámbito educativo, destacando el programa PASE y el programa Sobre cañas y petas de prevención universal. En el ámbito del ocio destacó el programa De marcha haciendo deporte, de prevención selectiva) y el Servicio de orientación sobre drogas SOD, de prevención indicada.

En la tercera parte, el Dr. Joan Colom, director de la Subdirección General de drogodependencias de la Generalidad de Cataluña, habló de los retos actuales en la prevención y atención a las drogodependencias haciendo inciso en el marco legislativo e institucional actual, los modelos de gobernanza en las adicciones, proyectos de cooperación internacional y en el trabajo de acreditación de programas preventivos.

Por último, concluyó la jornada el Delegado del Gobierno del Plan Nacional sobre drogas, Francisco de A. Babín, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, quien habló sobre las políticas de drogodependencias desde una perspectiva nacional y transnacional. El Plan Nacional sobre drogas tiene como objetivo coordinar las distintas administraciones, entidades y ONGs del ámbito de las drogodependencias.

Babín habló de cómo se coordina la administración general del estado con las comunidades autónomas y el Plan Nacional sobre drogas en políticas de drogas; de las grandes líneas del PNSD; cuál es la financiación en el ámbito de las drogodependencias y sus competencias. Por último habló de la estrategia nacional sobre drogas 2009-2016 y presentó a grandes rasgos los resultados de la encuesta domiciliaria sobre drogas (EDADES 2013).

De las principales conclusiones de esta destacan la baja percepción de riesgo del consumo de cannabis y el consumo problemático de alcohol en España (un 4,5% de la población hace un consumo de riesgo). Los grandes retos son trabajar la banalización del riesgo asociado al consumo y las nuevas adicciones.

 

Novedades en la nueva ley de seguridad ciudadana

Ante el revuelo desatado por la aprobación el pasado 11 de diciembre de 2014 de la nueva ley de seguridad ciudadana, nos ha parecido interesante compartir el siguiente artículo dónde se explican algunas de las modificaciones en temas relacionados con las drogodependencias, escrito por Francisco Blázquez Martínez abogado y presidente de la Comisión de Drogas del Colegio de Abogados de Barcelona, además de profesor colaborador en el Máster en drogodependencias presencial de la UB en materia de “Delito contra la salud pública, Sanción Administrativa, Derecho penitenciario y drogas y Normas internacionales”.

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NOVEDADES EN LA NUEVA LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA

Tras la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana por el Congreso de los Diputados el día 11 de diciembre de 2014 y está pendiente de las enmiendas del Senado para su paso otra vez por el Congreso y posterior entrada en vigor. Ha habido cambios sustanciales en cuanto al anteproyecto inicial que destacaremos seguidamente en materia de drogas.

Cabe destacar los cambios que ha habido en materia de infracciones. Respecto a las graves, en el anteproyecto se establecía como infracción grave:

1) “El consumo o la tenencia ilícitos de drogas tóxicas, sustancias estupefacientes o psicotrópicas, aunque no estuvieran destinadas al tráfico, en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos, así como el abandono de los instrumentos u otros efectos empleados para ello en los citados lugares y la tolerancia de dicho consumo en locales o establecimientos públicos por parte de los propietarios, administradores o encargados de los mismos”.

En el proyecto actual que ha sido aprobado por el Congreso, se modifica transportes públicos por transportes colectivos y establece como infracción grave a parte:

“La tolerancia del consumo ilegal o el tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas en locales o establecimientos públicos o la falta de diligencia en orden a impedirlos por parte de los propietarios, administradores o encargados de los mismos.”

Como vemos, además de establecerlo como una infracción grave a parte, esclarece lo que quiere decir, estableciendo aquello que se sanciona como el consumo ilegal o el tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas y añadiendo como conducta sancionada, la falta de diligencia dentro de estos lugares para impedir que ocurra.

2) Otra de las conductas sancionables prevista como infracción grave en el anteproyecto y que se mantiene también en el proyecto, es lo que establece el art. 36.19 de la ley que sanciona el traslado de personas para facilitar a éstas el acceso a las drogas.

Están pensando en las llamadas “cundas” o “taxis de la droga” casuística particular en vías de desaparición. En caso extremo ya tendría cabida en el tipo penal de favorecimiento. Lo que no quieren mediante este artículo el Estado es evitar lugares como las “barranquillas” donde se concentre el tráfico de drogas.

3) Otro de los cambios que existe entre el anteproyecto y el proyecto aprobado actual, es una de las infracciones que preveía como graves: “El consumo de bebidas alcohólicas en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana”.

Esta conducta que es más comúnmente conocida como el denominado “botellón” ahora pasa del art. 36 al 37 de la propia ley y por lo tanto, pasa de ser una infracción grave a una leve, rebajándose la cuantía de la multa imponible a la misma que es de 100 a 600 euros.

4) En cuanto a otra de las conductas sancionables en el anteproyecto que era la siguiente: “La ejecución de actos de plantación y cultivo ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, no constitutivos de delito.”, también se han introducido cambios a través de la nueva redacción a propuesta del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y con la conformidad de la Fiscalía Especial Antidroga, y ha quedado de la siguiente manera: ”La ejecución de actos de plantación y cultivo ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas en lugares visibles al público, no constitutivos de delito”; quedando por lo tanto fuera de dicha conducta sancionable los conocidos clubs de cánnabis y las personas que cultiven o planten algún tipo de droga tóxica, estupefaciente o sustancia psicotrópica en el interior de su hogar que pueda ser para consumo propio.

5) Otra de las sanciones que se introdujo en el anteproyecto era el “Forzar o inducir a otros, especialmente a menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección, mediante el empleo de la violencia física, intimidación o engaño, al consumo o a la tenencia ilícitas de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas cuando no sea constitutivo de delito.” En el proyecto actual ha quedado suprimida dicha conducta.

6) Pasando ya al tema de las sanciones administrativas aplicables en cada caso, también ha habido cambios que deben ser comentados, ya que en el anteproyecto de la Ley de Seguridad Ciudadana se preveía como sanciones aplicables las siguientes:

  • En el caso de ser infracciones leves se preveía una multa de 100 a 1.000 euros, el proyecto aprobado ha modificado la cuantía máxima de 1.000 a 600 euros (en la actualidad en infracciones leves la cuantía máxima en leves era de 300 euros).
  • En el caso de infracciones graves se preveía una multa de 1.001 a 30.000 euros, en este caso se modificó por el proyecto la cuantía mínima siendo anteriormente de 1.001 euros, ha quedado en 601 euros.
  • Y en el caso de infracciones muy graves la cuantía sigue siendo la misma que en el anteproyecto de 30.001 a 600.000 euros.

7) Dentro de las novedades que incluye el nuevo proyecto aprobado, también se prevé, una consecuencia accesoria. Que podría acarrear además de la multa económica la suspensión temporal o clausura del establecimiento o local hasta 6 meses máximo.

8) Otra novedad que prevé el proyecto y que no aparecía en el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, se establece la obligación de reparar el daño o, cuando no sea posible, el resarcimiento del perjuicio causado. Y la creación en el Ministerio del Interior un Registro Central de Infracciones contra la Seguridad Ciudadana para apreciar reincidencias que puedan ocurrir, y que podrían aumentar la gradación de la multa en caso de ser reincidente.

9) Para la gradación de las sanciones para tener en cuenta si es grado mínimo, medio o máximo que modifica la cuantía de la multa, una de las circunstancias novedosas que añade el proyecto aprobado es la siguiente: “Art. 33.2 grado medio: Que en la comisión de la infracción se utilice a menores de edad, personas con discapacidad necesitadas de especial protección o en situación de vulnerabilidad.” Y dentro de cada grado, cuando ya se ha fijado grado mínimo, medio o máximo añade como novedad que se debe tener en cuenta la entidad del riesgo producido para la seguridad ciudadana o la salud pública.

10) Por último, resaltar la novedad que añaden como disposición adicional quinta que establece lo siguiente en el proyecto a propuesta del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: “Suspensión de sanciones pecuniarias impuestas por infracciones en materia de consumo de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas cometidas por menores de edad. Las multas que se impongan a los menores de edad por la comisión de infracciones en materia de consumo o tenencia ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas podrán suspenderse siempre que, a solicitud de los infractores y sus representantes legales, aquéllos accedan a someterse a tratamiento o rehabilitación, si lo precisan, o a actividades de reeducación. En caso de que los infractores abandonen el tratamiento o rehabilitación o las actividades reeducativas, se procederá a ejecutar la sanción económica.”

Por Francisco Blázquez Martínez, abogado y presidente de la Comisión de Drogas del Colegio de Abogados de Barcelona

¿Por qué las drogas son cada vez más invisibles?

 Aquí os dejamos un articulo del profesor Domingo Comas Arnau, quien impartirá la clase del próximo viernes 12 de diciembre de 2014.

Domingo Comas Domingo Comas Arnau. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología, además de licenciado en Antropología, profesor de la UNED, activo investigador con numerosas publicaciones en los ámbitos de adicciones, centros residenciales, juventud, exclusión social y metodología de la investigación. Ha desempeñado diferentes tareas para las Administraciones Públicas y ha ejercido como supervisor de programas de intervención dirigidos a personas con dificultades extremas.

¿Por qué las drogas son cada vez más invisibles?

A lo largo de siglo XX los antropólogos han mostrado como ya en las llamadas “bandas de forrajeros” (lo que antes se llamaban “cazadores recolectores”), se adoptaba el criterio de “no hablar” de aquellas cosas que suponen un problema para el grupo. Así cuando la situación de sequía amenaza la supervivencia, el grupo se traslada hacia un nuevo pozo con agua, pero nadie mencionaba la sequía como causa del cambio de emplazamiento, sino que se trasladaban porque alguno de los ancianos varones “había tenido un sueño”. En algunos pueblos primitivos cuando aparece algún tipo de problema entre personas, está muy mal visto hablar de ello, y prefieren resolverlo mediante un “duelo de canciones”, en el que no se alude en ningún caso al conflicto, pero se le da la razón al que canta mejor. En los complicados sistemas de parentesco de Polinesia, los frecuentes casos de incesto no son nunca aludidos, porque la aplicación de la ley supondría la ejecución de los protagonistas, los cuales son acusados de otro delito o de estar locos, para alejarlos del poblado y que dejen de dar “mal ejemplo”.

Se puede pensar que esta negación de la realidad está bien, que es una forma de evitar las aristas más insoportables de la realidad y así cabeza que no sabe corazón que no siente. Quizá por este motivo, en los tiempos de la esclavitud, la casi totalidad de los ciudadanos de las sociedades esclavistas suponía que los esclavos eran felices con su condición y que la libertad era mala para ellos. Hace apenas diez años la gran mayoría de los españoles suponía que la violencia de género era algo natural de la cual era mejor no hablar. Son infinitos los habitantes del planeta que han sufrido abusos sexuales en su niñez y prefieren callarse para mantener la ilusión de una familia tipo “casa de la pradera”.

Todo esto nos permite pensar que en la sociedad lo más ignoto puede ser algo muy cercano y que todo el mundo conoce perfectamente.

En el último tercio de siglo, de las drogas se ha hablado mucho. Quizá demasiado en algunas ocasiones. Pero ahora está muy mal visto hablar de ellas. En su día se pusieron en marcha planes nacionales, autonómicos y municipales de drogas, redes asistenciales especializadas y objetivos específicos en el sistema escolar. Pero ahora una poderosa tendencia intenta hacernos olvidar que todo esto tiene que ver con las drogas. Los programas de prevención se dirigen sólo a “vulnerables”, pero ¿vulnerables ante que? Las redes asistenciales deben “normalizarse” y atender básicamente a los “problemas asociados”. ¿Pero los “problemas asociados” de quienes?.

Sin ninguna duda estas actitudes han crecido como efecto de anteriores maximalismos, a la sombra de un drogo-centrismo obsesivo y poco recomendable. En este contexto la irrupción de los programas de reducción del daño y del riesgo, así como nociones como el consumo responsable o la prevención secundaria de riesgos, nos han permitido corregir anteriores errores. Pero esto no tiene nada que ver con el intento de “hacer invisibles a las drogas”.

Aquellas organizaciones que trabajan en programas de reducción del daño distinguen muy bien ambos procesos. De una parte, se trata de evitar que los adictos sean excluidos de las acciones e intervenciones sanitarias y sociales porque deciden seguir consumiendo, impidiendo al mismo tiempo cualquier tipo de discriminación sobre los mismos. Es más, hay que poner en marcha acciones prioritarias porque su propio consumo los define como un grupo de especial riesgo. Pero por otra parte, y justamente por este motivo, hay que mantener la visibilidad del consumo. ¿Por qué desarrollamos programas de metadona, repartimos jeringuillas o formamos a agentes de salud en las prisiones? Pues porque hay adictos encarcelados que siguen consumiendo en la prisión. Podríamos negarlo, como ocurría hace unos cuantos años, pero entonces nos enfrentaríamos a altas cifras mortalidad. Si no queremos, ni podemos, enmascarar las drogas en las prisiones ¿Por qué tratamos de hacerlo en el conjunto de la sociedad?

¿Piensa alguien que por dejar de hablar del VIH/SIDA las tasa de infección van a reducirse? Nadie, todo lo contrario, todo el mundo sostiene que “el conocimiento y la información son necesarios”. Y lo mismo ocurre con cualquier problema sanitario o social ¿Imagina alguien que por dejar de hablar del fracaso escolar las tasas de idoneidad y los resultados del sistema educativo van a mejorar?

Sin embargo con las drogas ha comenzado una fase de silencio, un intento de ocultarlas. ¿Por qué? Pues creo que por la misma razón por la que durante años se oculto la violencia de género: sobre lo que no se sabe no se siente.

No se puede ocultar el SIDA porque sus consecuencias están ahí y la representación mediática de las mismas es insoslayable. Pero, de las drogas, cada vez se habla menos. De vez en cuando recibe información sobre la aprensión de un alijo y la detención de alguna banda organizada. Pero sobre los adictos, sobre el consumo, parece mejor guardar silencio porque así seremos más felices. Ante este muro de silencio la palabra sigue siendo nuestra mejor arma.

Firmado: Domingo Comas Arnau
Sociólogo, Presidente de la Fundación Atenea / Grupo GID
Publicado en Infonova nr.5 (pags 2-3) – Boletín de información de Dianova
http://www.dianova.es/

A través de lasdrogas.info, abril de 2006.

http://www.lasdrogas.info/

 

 

“Convertimos problemas cotidianos en trastornos mentales”

En esta entrevista en el diario El País , el catedrático emérito de la Universidad de Duke que dirigió la considerada ‘ biblia ‘ de los psiquiatras realiza una autocrítica a la excesiva medicamentalització en la que nos vemos sometidos.

Allen Frances /  Juan Barbosa

Allen Frances / Juan Barbosa

Allen Frances (Nueva York, 1942) dirigió durante años el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM), en el que se definen y describen las diferentes patologías mentales. Este manual, considerado la biblia de los psiquiatras, es revisado periódicamente para adaptarlo a los avances del conocimiento científico. El doctor Frances dirigió el equipo que redactó el DSM IV, a la que siguió una quinta revisión que amplió considerablemente el número de entidades patológicas.

En su libro ¿Somos todos enfermos mentales? (Ariel, 2014) hace autocrítica y cuestiona que el considerado como principal referente académico de la psiquiatría colabore en la creciente medicalización de la vida.

Desde aquí podéis acceder a la entrevista completa.