IX Coloquio Internacional de Geocrítica LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007 |
LA ÉTICA MEDIOAMBIENTAL
POR UNA NUEVA DIMENSIÓN POLÍTICA EN LA GESTIÓN DE LAS BASURAS DE NATAL, BRASIL
Fábio Fonseca Figueiredo
Doctorando en
Geografía Humana en la Universidad de Barcelona
ffabiof@yahoo.com
Maria Àngels Alió I Torres
Profesora titular del
Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona
alio@ub.edu
Resumen
En Natal, Brasil, la resolución de los problemas socioeconómicos y medioambientales de las basuras pasa por la solidaridad ciudadana, o sea la inserción de los basureros en programas de recogida selectiva de los materiales reciclables, lo que genera ocupación y renta a estos sujetos. Esa práctica, aceptable hasta cierto punto, enmascara los condicionantes de la problemática ambiental urbana y confunde lo que debería ser planteado, la ética de la naturaleza basada en la responsabilidad medioambiental, la generación de basuras a niveles racionales, el consumo sostenible y el respeto al otro. Una propuesta para ese cambio de mentalidad en relación al medio ambiente es la introducción de una nueva dimensión política, que conduzca a la participación ciudadana conciente en cuanto a la cuestión de las basuras en el ámbito de la ciudad.
Palabras clave: Ética medioambiental urbana; Dimensión política; Participación ciudadana; Solidaridad ciudadana; Respeto al otro.
Abstract
In Natal, Brazil, the resolution of the garbage socioeconomic and environmental problems happens through the citizen solidarity, is this the insertion of the e in programs of selective collection of the recyclables materials, which generates occupation and rent to these subjects. That practice, acceptable until certain point, masks the conditioners of the urban environmental and confuses what would have to be raised, the ethics of the nature based on the environmental responsibility, the generation of garbage at rational levels, the sustainable consumption and the respect to the other. A proposal for that change of mentality in relation to environment is the introduction of a new political dimension, which leads to the conscientious citizen participation to the question of garbage in the scope of the city.
Key-words: Urban environmental ethics; Political dimension; Citizen Participation; Citizen Solidarity; Respect to the other.
Por mucho tiempo las autoridades gubernamentales brasileñas hicieron poco caso con la problemática de las basuras en las ciudades, dando mayor énfasis a las cuestiones medioambientales relacionadas a la deforestación de la floresta amazónica; polución del aire en las regiones más industrializadas del país y contaminación de la porción territorial marítima, entre otros. Los temas de interés medioambiental del Gobierno fueron tratados según presiones de fuera del país, hechas por grupos extranjeros diversos, que poseían intereses que iban del estrictamente ecológico al claramente económico (Duarte, 2003). Las demandas internas de la población, aunque en los casos citados la población sufriese las consecuencias de la desmedida intervención a la naturaleza, no tenían voz en estas protestas.
A partir de mediados de los años 1980 adquiere espacio en medio de las discusiones ambientales el debate sobre los residuos producidos en las ciudades. Motivados por la abertura política con el fin del duro régimen militar brasileño (1964-1985), los grupos ecologistas empiezan a reivindicar fuertemente a las administraciones públicas soluciones para la problemática medioambiental generada por la inadecuada disposición de los residuos en el destino final. En este momento surgen las primeras propuestas de mejoría de los servicios relacionado a las basuras (limpieza, recorrida, transporte y tratamiento de residuos), nuevas técnicas de manejo y gestión más eficiente de estos servicios.
En la década de los 1990 otro elemento entra en el análisis de la problemática de las basuras en las ciudades, son los basureros, personajes que viven de la recogida de los materiales reciclables para posterior venta a las industrias de reciclaje. Denominados en Brasil catadores, estos sujetos agregan a la discusión del tema basuras en la ciudad el aspecto social, haciendo que los planteamientos sobre el tema pasen, casi por obligatoriedad, por programas asistenciales implantados por el Gobierno de inclusión social.
La notoriedad del drama vivido por los catadores hace que haya una fuerte presencia de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales (ONG), que adoptan la causa como suya. Estos movimientos empiezan a reivindicar mejores condiciones de vida para los catadores, hacen protestas y ayudan a los sujetos a crear asociaciones y cooperativas intentando con eso conseguir más visibilidad social, lo que puede generar beneficios para la categoría. Más recientemente se observa la entrada del sector privado que se involucra en el tema de las basuras. A través de su poderío económico, surgen campañas empresariales que financian proyectos sociales de inclusión de los catadores y apoyo a programas de recorrida selectiva promovido por los Ayuntamientos. La estrategia utilizada por los empresarios para atraer nuevos consumidores preocupados con las cuestiones medioambientales. Este movimiento de cercamiento del sector empresarial a cuestiones medioambientales, la ola verde (Layrargues 2002), en Brasil posee la especificidad de venir dibujada por el aspecto social de atención a los catadores.
Los catadores son originarios de procesos de exclusión social tales como: expulsión del campo debido a concentración de tierras y presupuesto desarrollo de actividades laborales en el interior del país (Boneti 1997); debilidad de la economía brasileña sobre todo a partir de los años 1980, que dificulto aun más la entrada de personas con baja calificación profesional al mercado laboral; (Pochmann 2001); y ineficiencia de las políticas gubernamentales para los estratos sociales más necesitados (Bursztyn 2000). Por eso, los catadores son hoy el principal aspecto mencionado cuando se intenta formular una política de los residuos sólidos, eso porque se intenta conciliar el medio ambiente con la inclusión social (Bursztyn & Araújo 1997).
En el plan del discurso los programas de recogida selectiva e inclusión social de catadores surgen como manera de rescatar a estos sujetos hasta entonces marginales, para la sociedad formal. Sin embargo, las municipalidades se esfuerzan para conseguir financiación en el sector público y privado con propósito de hacer con que sus programas incluyan los catadores.
Por tanto, surgen programas asistenciales que abarcan a los catadores y vienen respaldados por la tentativa de sensibilizar la población en cuestiones humanitarias y medioambientales, a la vez. Así que se pide mayor participación popular de manera que los ciudadanos se dispongan a colaborar, seleccionando las basuras por tipos de materiales en sus hogares y entregándolas a los catadores, para que ellos consigan rentas con la venta de los reciclables. Se apela a la solidaridad ciudadana como manera de solucionar la problemática socioeconómica y medioambiental, generada por la formación de las basuras.
La práctica de recurrir a la solidaridad ciudadana para estos temas es aceptable hasta cierto punto, pues demuestra el interés de la sociedad en encontrar alternativas para minimizar las diferencias sociales. Por otro lado, tales prácticas son potencialmente enmascaradoras de los orígenes de la problemática medioambiental urbana, respecto a la generación de basuras. Haciendo que el foco de la discusión deje de ser investigar las causas del surgimiento de los catadores en la sociedad, para ser la solidaridad de las personas con la precaria situación vivida por estos sujetos. También tulle el cuestionamiento sobre la producción demasiada de basuras en la ciudad que ocurre cada día.
Como consecuencia tenemos una ética medioambiental distorsionada pela solidaridad y participación falseadas por el deseo de ayudar. Sólo que la ayuda es, en sí misma, una manera de perpetuar la situación de los que necesitan la ayuda por no solucionar el origen del problema, es decir disminuir la entrada de individuos a la situación de extremada pobreza, a punto de necesitar recoger los desechos del otro como manera de supervivencia. Tampoco crear y desarrollar estrategias de disminuir la cantidad de basuras generadas. Los principios de responsabilidad medioambiental en que cada uno debe estar vigilante con su actuación en la naturaleza son olvidados pues implica en revaluar la intensidad del consumo y la manera de intervención a la naturaleza urbana. En el límite se pierde el respecto al otro ya que el espacio natural está pensado a partir del plan individual, siendo por tanto apropiado como una mercancía.
Partiendo de la premisa que está en el campo de la dimensión política el camino para llegar a la participación ciudadana consciente y activa sobre su entorno medioambiental, basada en la ética de la naturaleza, este ensayo presenta una propuesta para el cambio en la política actual. Además de esta introducción con que levantamos la problemática de los residuos sólidos, el texto trata en su apartado los cuatros retos que deben ser planteados para que tenga lugar el cambio en la dimensión de la política. Cerramos el texto con las consideraciones finales. Utilizaremos como ejemplo empírico Natal/Brasil debido a los recientes cambios en la gestión de los servicios de las basuras, y por estamos en el presente desarrollando una tesis doctoral sobre el tema basuras y sociedad en la ciudad.
Cuatro retos para el cambio en la dimensión política de la gestión de basuras
Desde hace mucho tiempo las políticas públicas desarrolladas para la gestión de los residuos sólidos de la ciudad de Natal, nordeste de Brasil, estuvieron sin atacar directamente la problemática de las basuras. Sí rescatamos la historia medioambiental urbana reciente, vamos a ver que la práctica del Ayuntamiento fue buscar sitios lejos del centro urbano donde pudiera tirar los residuos recogidos (Figueiredo, 2006). Mientras se atenuaban los problemas ambientales inmediatos de malos olores producidos por basuras tiradas, surgimiento de pequeños animales, insectos y microorganismos nocivos para la población, no había un tratamiento más efectivo de los residuos. Por tanto se utilizaba del vertido incontrolado como estrategia de gestión ambiental.
La práctica de tirar las basuras en sitios distantes del centro de Natal con el objetivo de alejarlas de la población se presentaba cada vez menos eficiente dada la morfología de una ciudad que crecía en virtud del desarrollo y diversificación de sus actividades (Capel 2005a). Como consecuencia los desplazamientos poblacionales hacia las porciones periféricas de Natal, sobre todo de la población más pobre, se acercaban a los vertederos que por ser incontrolados causaban nuevos problemas sócioambientales y surgimiento de primeros catadores.
Desde el año 2003 se ha puesto en marcha una nueva propuesta para la gestión de los residuos en Natal. Con financiamiento del Gobierno Federal, el proyecto monitoreado por el Ayuntamiento objetiva la erradicación del antiguo vertedero del barrio de Cidade Nova, situado en la porción oeste de la ciudad, y el tratamiento adecuado a los residuos de acuerdo con la ingeniería sanitaria brasileña. Con todo, los más destacados de esa intervención gubernamental está en: 1) compartir la gestión de los servicios de las basuras mediante la contratación de empresas privadas para que ejecuten algunos de los servicios de las basuras; y, principalmente, 2) promover la inclusión social de los catadores de asociaciones y/o cooperativas a través de su participación en el programa de recogida selectiva de los materiales reciclables.
Por lo que contienen los objetivos del proyecto así como por lo que dicen sus defensores, comienza en Natal una nueva política de gestión de las basuras. Tal postura del poder público con relación a la problemática de las basuras se basa en tres pilares, la inclusión social de los catadores que representa el aspecto social de la cuestión; el tratamiento adecuado de los residuos, que compone la vertiente medioambiental y la racionalidad económica de los gastos como factor económico.
Aún hace falta agregar elementos en el análisis de la política de gestión de los servicios de las basuras en Natal, para que se tenga una visión más clara de lo que se propone con ese nuevo modelo de gestión de las basuras. Los datos e informaciones están siendo recogidos en este momento, en la actual investigación que hacemos para la tesis doctoral. Pero, basándose en constataciones preliminares, presentamos a seguir cuatro ejes que entendemos que relacionados entre sí pueden arrancar los retos de una nueva política medioambiental urbana para las basuras de Natal: 1) demandas medioambientales por encima del interés económico; 2) conocimiento preciso de la problemática de las basuras; 3) encadenamiento de acciones socioeconómicas con medioambientales; 4) una ley de residuos sólidos justa, eficiente y aplicable.
Respaldamos que se debe atacar la problemática desde varios puntos de vista, desde la cuestión meramente medioambiental, es decir, como gestionar los residuos generados, a la variable económica referida a los gastos de la gestión. Tampoco olvidarse del aspecto social traducido en la problemática de los que viven de la recogida de basuras, los catadores. Las políticas públicas deben ser de corto y largo plazo para que los desplazamientos obtengan resultados satisfactorios en cada periodo.
Demandas medioambientales por encima del interés económico
El primer reto que vemos como necesario para que tenga lugar una nueva dimensión política en Natal es poner las demandas medioambientales urbanas por encima del interés económico en cuanto a la formulación de la política de residuos sólidos. Para que eso se concretice los gestores públicos y sociedad necesitan conocer bien el estado de la cuestión y las demandas locales, entender la realidad y ponerla como punto de partida para trazar los nuevos retos.
Hasta los años 1980 los dueños del capital daban poca importancia al medio ambiente, interviniendo de manera agresiva sin la menor preocupación por las consecuencias de esa práctica. La mentalidad de polución desmedida e inconsecuente empieza a cambiar cuando se percibe la posibilidad de adquirir inversiones de capital a partir del supuesto cuidado a la naturaleza. Se hace del medio ambiente una manera de reproducción del capital bajo alegación que los empresarios verdes son los mas apropiados a conducir las soluciones a los problemas medioambientales debido a racionalidad empleada en las acciones. Pero la racionalidad aplicada en el contexto es a del capital, es decir explotar mano de obra de bajo coste para intervenir en el medio ambiente.
Así el concepto de desarrollo sustentable fue adoptado por los capitalistas que, partiendo de sus actividades demuestran y exponen a la sociedad que están interviniendo en la naturaleza de manera adecuada, según los patrones técnicos científicos producidos por los organismos internacionales, con destaque para el documento Nuestro Futuro Común de 1987 y la Agenda 21 formulada en la Cumbre del Río de Janeiro en 1992. Pero hay que entender que la racionalidad dominante es la de la lógica del capital, es decir, las decisiones de intervenir en el medio ambiente pasan, necesariamente, por satisfacer primero las ganancias de sus inversores. De esa manera, cuestionase los beneficios para el medio ambiente basado en la inversión del capital.
Con relación a las basuras, el discurso capitalista está asentado en el modelo de gestión de los 4R (reducir, reutilizar, reciclar y recogida selectiva) propuesto en la Agenda 21 para los residuos sólidos, con que se diseña la minimización de las basuras en las ciudades. Con el pasar del tiempo el discurso se va cambiando para sólo plantear el reciclaje debido a los beneficios medioambientales y aportaciones económicas generadas por esa actividad (Calderoni, 2003). El punto principal de ese planteamiento está en el aspecto social de la cuestión, demostrado en las precarias condiciones de supervivencia de los catadores. De esa manera se consigue que la actividad del reciclaje, que en principio debería ser utilizada como una de las estrategias de manejo de los residuos sólidos, sea la que promueva el cambio en el nivel de supervivencia de estos sujetos.
Así que la cuestión medioambiental urbana pasa de la posibilidad de minimización de los residuos generados, lo recomendable del punto de vista de la demanda ambiental, a la posibilidad de resolución de la problemática social de los catadores. El lema medio ambiente saludable se fundamenta ahora en la selección de reciclables para que los catadores puedan tener mayores rentas con la venta de estos materiales. Por lo tanto la demanda social de calidad ambiental se cambia para solamente calidad ambiental (Alió & Bru). De esa manera estaría satisfecho el binomio economía y medio ambiente, aún el aspecto social de la cuestión, lo que se decidió llamar, equivocadamente, desarrollo sustentable de los residuos. Sin embargo, se hace inconciliable unir el medio ambiente urbano a lo económico debido a la manera cómo se hace ese enlace, privilegiando las ganancias de los que están involucrados en la actividad del reciclaje, y utilizando el medio ambiente como solución de los problemas socioeconómicos que no tienen que ver directamente con el medioambiental (Veiga 2005).
Es decir, se plantea la preocupación medioambiental con posterioridad a la producción de las basuras y no el antes. En este sentido, entendemos que las decisiones medioambientales son conducidas por el interés económico de los dueños de almacenes y empresarios del sector del reciclaje, y de algunos líderes de asociaciones y/o cooperativas de catadores, ya que con más cantidad de reciclables en el mercado las inversiones del capital aumentan.
Y la reproducción del capital en ese caso ocurre a través del trabajo de los catadores, tanto por extensión de la jornada laboral (los catadores de calles llegan a trabajar más de 14 horas cada día), como por aumento de la productividad del trabajo ya que las rentas de los catadores son proporcionales a la cantidad de reciclables recogidos, así que los catadores tienen cada vez mas ganas para el trabajo, aunque en condiciones muchas veces de extremada precariedad. Esta es una evidencia del desarrollo de plusvalía de la manera más brutal posible por conciliar la extensión y productividad de la actividad al mismo tiempo (Marx 1996).
Por tanto, se hace fundamental atacar las causas de la generación ampliada de las basuras, entender cuales son las costumbres sociales que hacen que la sociedad produzca cantidades siempre crecientes y diversificadas de residuos. A partir de allí, se debe intentar disminuir o por lo menos retrasar la producción desmedida y diversificada de residuos, sobre todo los más nocivos para el medio ambiente, las basuras de los aparatos tecnológicos. También se debe hacer valer las determinaciones de la Agenda 21, de manera que la minimización de residuos sea el objetivo principal a ser alcanzado.
La variable económica de la gestión de los residuos debe ser trabajada en el sentido de racionalizar los costes del desperdicio en los servicios de las basuras, lo que supone la implantación de un modelo adecuado a las demandas locales. Pero sobre todo hay que tener en mente que los costes que supone la gestión de las basuras son en realidad inversiones en la calidad de vida de los ciudadanos, y no gastos sin la contrapartida económica. Y el Estado una vez que propicia esa mejoría está desempeñando su función de actuar a favor de los intereses de la población.
En respecto al aspecto social, la cuestión no es solamente la presencia de catadores a los programas de recogida selectiva, sino entender primero la causa de que estos sujetos lleguen a bajos niveles de supervivencia. Con las informaciones en las manos se debe intentar solucionar el problema en su origen a través del desarrollo de varias estrategias. A corto plazo está bien incluir a los catadores en tales programas, desde una perspectiva de disminución de estos sujetos en los programas. Todavía perpetuar la actividad de la recogida de basuras es suponer que las causas de su surgimiento no tienen resolución. Así, una primera iniciativa es hacer de la participación de los catadores en estos programas una manera de que las siguientes generaciones puedan tener la posibilidad de no depender de las basuras para su reproducción en cuanto sujetos sociales.
Por interés explícito o por ingenuidad de quien formula la política para los residuos sólidos, el interés económico generalmente predomina sobre la demanda medioambiental, lo que conlleva a formación de una nueva elite local formada por representantes de entidades sociales, empresarios del reciclaje y de servicios de basuras, aun algunos individuos involucrados en actividades relacionadas a basuras. También el gran empresario de fuera del local que reproduce su capital a través de la venta de implementos tecnológicos. Se hace imprescindible el conocimiento de la cuestión que planteamos a seguir.
Conocimiento profundizado de la problemática de las basuras
Como segundo reto nos parece fundamental el conocimiento profundizado de la problemática de las basuras en Natal. Esto pasa, en gran medida, por inversiones en investigación científica sobre el tema. Implica pues que la municipalidad y las demás esferas del gobierno inviertan en el desarrollo de estudios que traten el tema de los residuos sólidos en la ciudad, de manera que los resultados permitan proponer soluciones capaces de ser implantadas en la realidad analizada. Aunque reconozcamos que al largo del tiempo ya se hayan desarrollado estudios muchos de ellos con calidad superior, entendemos que la contribución de la ciencia es imprescindible. Pero conviene decir que no hacemos apología a la visión del iluminismo de dominio de la razón científica, solo que entendemos que la aproximación con el conocimiento puede facilitar en la resolución de los problemas medioambientales, esto es claro si no se olvida las demandas locales.
Estos estudios deben realizarse a dos órdenes, unos abordando al aspecto social de la cuestión y otros vinculados al conocimiento técnico. Desde nuestro punto de vista, el abordaje social hay que proponer retos en el sentido que no haya más catadores en la sociedad, porque como ya hemos dicho anteriormente, perpetuar la existencia de sujetos como ellos es decir que las causas de su existencia no tienen solución. O, que las soluciones involucran cambios significativos en las estructuras sociales ya arraigadas, lo que supone cambios de poder político, siendo conveniente para todos dejar la situación como se encuentra en el presente.
Otro cuestionamiento es la ética ambiental en la producción de basuras. Una vez que uno sabe que su basura será manejada por el otro, en el caso analizado por los catadores como estrategia de supervivencia, quien la produce no tiene mayores cuidados en producirla. Así que la generación de basuras será considerada como algo positiva para la sociedad, a partir de la selección de las basuras según tipo de materiales. Eso no quiere decir que el que produce basuras va a producir más o menos, pero que hay un relajamiento en la producción, con el sujeto si involucrando parcialmente con la cuestión.
Esta manera de se pensar las basuras en sociedad es un gran error para los objetivos de una convivencia armoniosa con el entorno medioambiental urbano. Actuando de esta manera las personas tienen la sensación que está en la selección de los residuos la clave para la resolución de la problemática de las basuras en la ciudad, lo que no es verdad de todo. Sin embargo, demuestra el desconocimiento de la población acerca de las cuestiones medioambientales, y lo que es peor, un conocimiento contradictorio en respecto a las basuras. Por tanto, hay que fortalecer los postulados de la enseñanza de la educación ambiental en el sentido formar las personas para el desarrollo de una concienciación y sensibilización medioambiental urbana de carácter individual y colectivo. Eso pasa en gran medida por cambios en la dimensión cultural, entender los orígenes de la formación de la sociedad y rescatar sus verdaderas costumbres, sus hábitos alimenticios, etcétera.
Hablando del desarrollo del conocimiento técnico, en ciudades como Natal es muy común que las municipalidades adopten modelos de gestión de los servicios de las basuras semejantes a los implantados en otras ciudades, modelos ya probados y con resultados exitosos. Esto es, a menudo, recomendable pues presenta los aspectos positivos de la gestión y permite realizar cambios encaminados a que haya la mejora de los servicios ofrecidos a la población.
No obstante tal práctica puede conllevar simplemente la restricción del conocimiento de la realidad local. El hecho de tener condiciones semejantes entre ciudades no quiere decir que se pueda aplicar los mismos métodos, tiene que haber una adecuación de los métodos adoptados con la realidad de la ciudad. Un ejemplo muy evidente de esa adopción sin la adaptación con lo local es el tratamiento final de los residuos, los Ayuntamientos utilizan técnicas de manejo inapropiadas, comprando aparatos costosos, estos no siempre es la mejor opción, ya que pueden quedar ociosos a pesar del poco tiempo de uso.
Otro punto que justifica el desarrollo de la técnica para una realidad específica es el ahorro potencial de los gastos con el servicio de las basuras. De manera que las inversiones serán canalizadas, y gastos hechos en virtud de las necesidades medioambientales presentes, es decir que no se gastaría más o menos, pero mejor. De hecho, se evitaría grandes gastos en la gestión de las basuras que posteriormente tuviste poco beneficio al que fue invertido. El conocimiento de la problemática de las basuras en la ciudad es necesario pues además de lo que hemos planteado sirve para que haya una mejor relación de las acciones socioeconómicas y medioambientales involucradas en el tema de las basuras.
Encadenamiento de acciones socioeconómicas con medioambientales
El encadenamiento de acciones socioeconómicas con las acciones medioambientales es, tal vez, el principal reto para el cambio que planteamos por estar en la base de la formulación de la política de los residuos sólidos. Tiene por tanto que haber una conexión entre las varias políticas públicas desarrolladas en todas las esferas del Gobierno para que a través de estas relaciones, haya mejores resultados finales.
Si analizamos el proyecto de Natal observamos que por más que él esté bien planteado y posea objetivos bien definidos en cuanto a la cuestión medioambiental y sus implicaciones socioeconómicas, su implantación ya nace equivocaba por no abarcar la realidad local, los cinco municipios vecinos que componen la área metropolitana de la gran Natal. Entonces los mismos problemas generados por la producción de las basuras en estas ciudades menores se despliegan hasta Natal debido a la proximidad geográfica, pero también por ser la capital el centro dinámico de la región.
En la formación de las basuras, uno de los grandes conflictos se presenta en la proximidad de Natal con los municipios vecinos (Parnamirim, Macaíba y Sao Gonçalo do Amarante). Son constantes las reclamaciones y quejas de las personas que viven en estas áreas de fronteras, alegan que los vecinos de otros municipios tiran sus basuras en los contenedores de Natal. El Ayuntamiento de Natal, a su vez, no colecta estos residuos para no tener que gastar más con los servicios de las basuras. Se crea por tanto una zona de conflicto administrativo entre las municipalidades con sus consecuencias inmediatas para la población que se queda sin el servicio público.
En principio podríamos decir que la actitud de las ciudades vecinas está equivocada, además de un acto ilícito pues un municipio debe tratar las basuras producidas y no delegar a otro como se hace una u otra vez. Todavía hace falta añadir al análisis que estos municipios también necesitan tener proyectos como el que se está desarrollando en Natal, pero debido a su escala menor se torna costoso del punto de vista económico la implantación de un proyecto como este. En este sentido vale cuestionar porque el proyecto no fue formulado pensando en las ciudades vecinas a Natal. Es decir, aparece un problema de definición de la zona metropolitana ya que los cuatro municipios poseen un elevado proceso de conurbación, lo que hace difícil identificar la frontera geográfica entre ellos.
Si tratamos del aspecto de la inclusión social, la situación es aún más difícil pues la migración de los catadores de los municipios vecinos e incluso de municipios más lejanos de Natal hace que la eficacia del proyecto disminuya a medida que se incluye nuevos catadores. En este sentido, para que haya mayor extensión del proceso de inclusión, el Ayuntamiento debe mejorar su programa de recogida selectiva ya que las rentas de los catadores son generadas a partir de los materiales reciclables recogidos. Esta manera de inclusión es potencialmente generadora de una gama de conflictos pues a los catadores antiguos no les interesará tener nuevos catadores, lo que supone una mayor competencia por los reciclables.
Pensamos que una de las alternativas para evitar problemas como los que hemos analizado es hacerse acciones de inclusión de catadores con la perspectiva de demandar cada vez menos sujetos. Así la discusión en respecto al tema de los catadores puede ser conducida a no solamente la inserción de catadores en programas de recogida selectiva. Las autoridades gubernamentales deben manejar este tema con el foco centrado en la disminución de personas en estos programas asistenciales y no al revés, incentivando la participación de estos sujetos. Hay recordar que aunque los catadores estén formalizados en sus agremiaciones, estos sujetos se reproducen socialmente a través de la economía política de las basuras, es decir recogiendo los desechos de la sociedad. Demandar catadores demuestra una combinación de prácticas perversas y paliativas con los Ayuntamientos exportando sus problemas para otras ciudades (Bursztyn & Araújo 1997).
Eso pasa por conocer los procesos de exclusión en el origen para a partir de allí combinar las políticas que visan eliminar o por lo menos disminuir los procesos socioeconómicos excluyentes, de donde vinieron los catadores. Pasa también por implantar acciones de inclusión de todas las formas (económica, social, cultural) de los ya excluidos. En el caso de Natal por ser ella el centro que absorbe los problemas de otras localidades, deben estar en el foco de las políticas públicas de inclusión. Estas políticas en Natal hay que está relacionada con las de otras ciudades de modo que haya una sincronización en las acciones y el fenómeno de las migraciones vuelva a patatares aceptables.
En este sentido, proyectos como el de Natal por más que estén bien hechos del punto de vista técnico y ambiental, compuestos por la racionalidad de los gastos económicos y propuesta de inclusión social de los sujetos participantes, pierde su relevancia por no tener en cuenta la realidad para lo cual se propone, ciudades con diferentes escalas, problemas semejantes y entrelazadas entre ellas. Acciones puntuales como la que está ocurriendo en Natal provocan un efecto de paradoja en la propia ciudad ya que a medida que el proyecto va teniendo éxito, la ciudad queda condenada a recibir cada vez más el mismo problema que está intentando solucionar (Bursztyn & Araújo 1997). Como resultado de ese nuevo ciclo del problema el proyecto se desvanece en sus propios objetivos por no soportar a una demanda creciente.
En el año 2001, el Instituto de desarrollo y medio ambiente do Río Grande do Norte (Idema 2001) hizo un amplio estudio de la situación de los residuos en la provincia. De ese estudio iba a salir la propuesta de la ley para la posterior implantación de la política de gestión de los residuos sólidos. Pasados casi 6 años poco se ha avanzado en términos de política para las basuras en el estado, tampoco hubo la tentativa por parte del instituto de combinar las prácticas medioambientales de algunos municipios que intentaban gestionar sus basuras de una manera más elaborada, que simplemente tirar los residuos en grandes y peligrosos vertederos incontrolados.
Sostenemos que tener encadenadas las acciones socioeconómicas y medioambientales de varios municipios constituye una buena alternativa frente a la formulación de políticas públicas para los residuos sólidos en Natal, y en todo Río Grande do Norte. De hecho, se evita dificultades posteriores que pueden comprometer el desarrollo de las acciones, además de no resolver la cuestión de los residuos en la ciudad. Hace con que el análisis de la problemática sea conducida hacia lo que en realidad debe ser planteado, es decir, buscar maneras de minimizar la cantidad de basuras introduciendo los modelos de control y prevención de la contaminación (Alió, 1999). Aún hacer que el fenómeno del surgimiento de los catadores sea, definitivamente, solucionado, que las personas no necesiten del despilfarro de unos y de los residuos de la sociedad para reproducirse en cuanto ser humano. En que pese la continuación de la actual situación, los flujos migratorios de los excluidos van a perpetuar lo que suponen un retraso en términos de política social para camadas menos favorecidas.
La dimensión jurídica
Por fin la dimensión jurídica que seria la amarra de los tres retos planteados anteriormente, es decir deberse formular una ley para residuos sólidos urbanos que sea al mismo tiempo justa, eficiente y aplicable. Las leyes son formuladas para quien está involucrado en la gestión de los servicios de la basura pero también para los ciudadanos. Con todo, los principios que conducen estas leyes deben ser los mismos para uno u otro estrato social.
La pregunta a ser hecha es porque se utilizar el artificio legislativo para que se llegue a participación ciudadana consciente y activa en cuanto a problemática de las basuras en la ciudad. Como ya decimos en otra oportunidad (Figueiredo 2006) hasta el año 2003 la práctica mas comúnmente utilizada por el Ayuntamiento de Natal fue simplemente tirar las basuras al medio ambiente. Hasta entonces, la cuestión de las basuras estaba restricta a algunos grupos que tenían el contacto más de cerca con la problemática. Con el actual proyecto y su intención de crear una gestión compartida para los servicios de las basuras, nuevos agentes sociales pasan a tener mayor participación en la discusión medioambiental urbana. De hecho, si multiplican los intereses y conflictos sociales involucrados.
Somos favorables que el Estado formule un marco legislativo regulador visando contener que los intereses de algunos grupos si sobrepongan sobre el interés colectivo que es la mejoría de la calidad medioambiental urbana. Segundo Boneti (2006) las acciones publicas de interés general garantiza la propia unidad de la sociedad que es la esencia del social. Todavía no quiere decir que Estado deba ser centralizador, imponiendo ordenanzas a favor de la clase dirigente que está en el poder, al contrario deberse justamente evitar que algún grupo se favorezca de la situación. Una ley justa implica decir que sea eficiente, que pueda ser aplicable a la realidad donde se pretende actual. Por tanto, hay que tener un conocimiento profundizado de la problemática para que la ley sea la más cerca de las demandas locales.
Acercar demandas sociales locales a legislación ambiental municipal pasa por la participación ciudadana en el hecho de la concepción de la ley. Somos favorables que los grupos sociales, asociación de vecinos, entidades no gubernamentales y otros deban estar presentes en el momento de la formulación de la ley. Esta participación involucra el sujeto en la discusión medioambiental urbana haciendo con que los intereses sociales sean la prioridad en la cuestión. También promociona la participación consciente ya que el sujeto tendrá la responsabilidad de planear su medio ambiente.
Todavía la participación ciudadana no es tarea fácil ya que como decimos anteriormente la ética ambiental para los residuos sólidos esta enmascarada por la pretensa ayuda a los catadores. Así que para una mayor intensidad en la participación el Ayuntamiento hay tener dos estrategias, a corto plazo una gran campaña informativa asociada a leyes ambientales rigurosas con fijación de impuestos para los que no cumplen los postulados medioambientales de interés social. Al largo plazo hay tener en cuenta que la población debe estar sensibilizada para las cuestiones medioambientales, entonces esta sensibilización y concienciación pasa por el desarrollo de la educación ambiental.
Enfatizamos que en un u otro caso los planteamientos deben estar conducidos por una ética de la naturaleza basada en la responsabilidad medioambiental, que para el caso de las basuras esta relacionada a generación de los residuos a niveles racionales. Esto pasa por una propuesta de consumo basada en los límites medioambientales, cosa que las clases con mayores rentas poco se interesan. En este sentido la ley debe ser justa y activa.
Consideraciones finales
Al largo del texto sostengamos que está en la dimensión política el camino para la participación ciudadana consciente y activa en cuanto a la cuestión de las basuras en Natal. Para eso propusimos cuatro retos basados en que las demandas medioambientales deben estar por encima del interés económico; también que haya el conocimiento profundizado de la problemática de las basuras; el encadenamiento de las acciones de proyectos y/o programas socioeconómicas con los medioambientales; por fin una ley medioambiental justa, eficiente y aplicable a la realidad local. Pensamos que como idea original a ser debatida los cuatro retos están bien planteados en el texto y se no es la opción definitiva, por lo menos tenemos un abanico de posibilidades. En este sentido cumplimos el objetivo de ponernos a disposición del debate una propuesta explicita para la resolución de la problemática de las basuras.
Reafirmamos que esta en la dimensión política el camino para la participación ciudadana, de forma que el Gobierno tiene un papel central en el enfrentamiento de los problemas medioambientales justamente por su capacidad y potestad de regular las relaciones sociales y resolver conflictos inherentes a diferencias de intereses (Alió & Bru 1994). En este sentido estamos de acuerdo con Capel (2005b) cuando el autor sostiene que debemos hablar menos de conocimiento de la cuestión y más de medidas políticas reales, es decir que tenemos que tomar medidas urgentes y que estas medidas son en mayor parte políticas.
En Natal el Ayuntamiento dio el primer paso cuando arrancó con el proyecto de erradicación del vertedero incontrolado e inclusión social de los catadores, en el año 2003. Todavía hace falta avanzar con los cambios. Desde lejos se percibe que los primeros objetivos de erradicar el vertedero e incluir a los catadores fueron conquistados, pero hay que tener en cuenta que la gestión compartida de los servicios de las basuras supone que varios intereses de los grupos involucrados están en juego. Esto implica que muy fácilmente la ética medioambiental urbana pueda ser distorsionada por la ética de las inversiones del capital, haciendo con que el proyecto pierda su relevancia ambiental. Implica también que la participación ciudadana, clave para el éxito de la acción ocurra de la peor manera posible, con el conocimiento parcial de la población en respecto al tema.
Por lo tanto cabe a partir de entonces que el Ayuntamiento ponga en marcha los retos a una nueva dimensión política para los residuos sólidos de Natal, que conduzca a una nueva ética ambiental. Tal ética medioambiental debe esta fundada en el respeto al otro, es decir tener en mente que la naturaleza urbana es algo colectivo, por lo tanto que debe ser pensada a partir de una pluralidad de intereses.
Bibliografía
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