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UNIVERSIDAD DE BARCELONA
ISSN:  0210-0754
Depósito Legal: B. 9.348-1976
Año IV.   Número: 24
Noviembre de 1979

LA GEOGRAFIA ALEMANA, 10 AÑOS DESPUES DE KIEL.

DE LA ANTROPOGEOGRAFIA A LA INVESTIGACION REGIONAL; UN BALANCE INTERMEDIO

Gerhard Bahrenberg


Justificación del número y nota sobre el autor

Las Jornadas Geográficas Alemanas celebradas en Kiel en 1968 y, en particular, las discusiones realizadas en torno a la ponencia estudiantil (véase «Geo-Crítica», nº 14, 1978) constituyeron, vistas hoy en perspectiva, un hito importante en la evolución de la geografía alemana. Diez años más tarde los geógrafos alemanes han realizado un balance de los cambios que se han producido en el decenio transcurrido desde aquella reunión. Las comunicaciones presentadas con ese motivo en la Universidad de Münster han sido publicadas en la obra Zur Situation der deutschen Geographie zehn Jahre nach Kie/, Herausgegeben im Auftrage des Verbandes deutscher Hochschulgeographen von Peter SEDLACEK, Osnabruck, Osnabrucker Studien zur Geographie, 1979.

Dentro del programa de tradicciones al castellano de trabajos representativos de las tendencias recientes de la geografía alemana, «Geo Crítica» se complace en publicar aquí una de las comunicaciones incluidas en la obra citada, la de Gerhard Bahrenberg, a la que seguirá la de U. Eisel en el número siguiente.
 

El autor

Gerhard Bahrenberg es, desde 1975, catedrático de Geografía social y económica en la Universidad de Bremen. Nacido en 1943, realizó estudios de geografía y matemáticas en la universidad de Münster, doctorándose en 1969 en dicha universidad con una tesis sobre climatología (Auftreten und Zugrichtung van Tiefdruck gebeiten in Mitteleuropa). Entre 1969 y 1975 fue profesor ayudante en el Seminario de Geografía de la Escuela Universitaria del Profesorado de Duisburg, y posteriormente profesor agregado numerario de la materia «Geografía y su didáctica» en la Gesamthochschule de Duisburg. Entre 1972 y 1973 ha realizado estudios en la Northwestern University en Evanston (EE.UU.). Sus principales áreas de investigación son la geografía económica y social, la geografía aplicada y los modelos cuantitativos, en particular modelos locacionales.

Es autor de los siguientes trabajos:

Auftreten und Zugrichtung van Tiefdruckgebieten in Mitte/europa. Tesis Doctoral Münster, 1969 (= Westfalische Geographische Studien, H. 26, 1973).

Raumliche Betrachtungsweise und Forschungsziele der Geographie, «Geographische Zeitschrift., 60, 1972, págs. 8-24.

Zur Frage optima/er Standorte van Gesamthochschulen in Nordrhein-Westtalen. fine Losung mit Hilfe der linearen Programmierung, «Erdkunde», 28, 1974, págs. 101-114.

Die Ausbreitung von Informationen. Ein Lernspiel zur Simulierung van Diffusionsprozessen in der 8. Klasse, «Beiheft Geographische Rundschau», 1975, nº 3, págs. 38-43.

Ein sozial gerechtes Optimierungsmodell für die Standortwahl von öffentlichen Einrichtungen. En: 40. Deutscher Geographentag Innsbruck, 1975. Tagungsbericht und wissenschaftliche Abhandlungen, Wiesbaden, 1976, págs. 443-452.

Das Problem der Standortwahl bei öffentlichen Einrichtungen. Losungsversuche mit Hilfe van Optimierungsmodellen. «Westfalische Geographische Studien», 33, 1976, págs. 207-220.

Ein allgemeines statisch-diskretes Optimierungsmodell für Standort-Zuordnungsprobleme. Karlsruhe Karlsruher Manuskripte zur Mathematischen und Theoretischen Wirtschaftsund Sozialgeographie, nº 31, 1978.

Anmerkungen zu E. Wirths vergeblichem Versuch einer wissenschaftstheoretischen Begründung der Uinderkunde. «Geographische Zeitschrift», 67, 1979, págs. 147-157.

Einige raum-zeitliche Aspekte der Diffusion van Innovationen am Beispiel der Ausbreitung des Fernsehens in Polen, «Geographische Zeitschrift», 61, 1973, págs. 165-194 (en col. con J. LOBODA).

Statistische Methoden und ihre Anwendung in der Geographie. Stuttgart, Teubner Studienbücher der Geographie, 1975 (en col. con E. GIESE).

BAHRENBERG, G. und TAUBMANN, W. (Eds.): Ouantitative Modelle in der Geographie und Raumplanung, Bremen, Bremer Beitrage zur Geographie und Raumplanung, nº 1, 1978.

Gerhard Bahrenberg es, además, coeditor de las siguientes colecciones: «Bremer Beitrage zur Geographie und Raumplanung». «Materialien und Manuskripte, Schwerpunkt Geographie»  Universidad de Bremen. «GEOMOD Modelle und Methoden der Geographie und Regionalforschung».
 

El traductor

El título original del trabajo es: Van der Anthropogeographie zur Regionalforschung eine Zwischenbilanz, en SEDLACEK (Ed.) , op. cit., págs. 59-68.

La traducción ha sido realizada por Alberto Luis, Licenciado en Geografía por la Universidad de Barcelona y becario en el Instituto de Geografía de Bonn.


DE LA ANTROPOGEOGRAFIA A LA INVESTIGACION REGIONAL UN BALANCE INTERMEDIO

Por Gerhard Bahrenberg


Cuando el señor Sedlacek me preguntó si estaba dispuesto a aportar un artículo para la discusión en la reunión de trabajo «10 años después de Kiel», asentí de una manera totalmente espontánea.[1] El tema que pensaba preparar, «La geografía nadando en todas las aguas, y sin embargo felices y contentos», era resultado de mi impresión inmediata sobre nuestra situación. En la preparación posterior para esta reunión, comprobé rápidamente que yo mismo estaba «nadando en todas las aguas». La geografía alemana, tal como se presenta en las reuniones de geógrafos, en las revistas geográficas en un sentido estricto y en las publicaciones de los institutos geográficos, no soy capaz de abarcarla.

Como seguramente la mayoría de geógrafos, recibo los estímulos para mi propio trabajo, sobre todo, de publicaciones geográficas extranjeras y de las denominadas ciencias vecinas. El hablar sobre la situación de la geografía me pareció algo excesivo. Esta sensación tampoco cambió tras una primera ojeada a las publicaciones geográficas de los últimos diez años en idioma alemán. Al contrario, mi imagen de la geografía pasó a ser más bien difusa. No me encontraba en situación de reconocer en las diferentes direcciones de investigación (véase en lo que respecta a su diversidad el trabajo de HARD, 1973), un .paradigmacomún a ellas, o de «interpretar» estas direcciones dentro de uno de estos paradigmas.

Tras numerosas conversaciones con colegas, no veo además una ocupación fructífera en una crítica de la realidad disciplinaria de la geografía. Dejando aparte la inutilidad de la constante queja sobre el «malestar de la geografía», una tal crítica nos lleva a un desahogo de sentimientos de descontento. Nos lamentamos ya demasiado y la crítica se dirige siempre a los «otros de dentro o de fuera de la disciplina». Sin embargo, somos nosotros los que «hacemos» la geografía y los que determinamos qué dirección tomará en el futuro.

Por ello me he decidido a modificar el tema original y quisiera señalar algunos aspectos del desarrollo de la antropogeografía aparecidos en los últimos diez años que me parecen importantes, así como abogar a continuación por una continuación consecuente de este desarrollo.
 

1. Sobre el desarrollo más reciente de la antropogeografía

Partiendo de ideas relacionadas con la teoría de la ciencia, y, sobre todo, de reflexiones metodológicas que se apoyan en la teoría analítica de la ciencia del «racionalismo crítico», la teoría y la práctica de la geografía regional y la de la geografía del paisaje fueron ampliamente cuestionadas al final de los años sesenta. En ello desempeñaron también un papel decisivo las exigencias de «relevancia social» de la investigación, mucho más en el sentido de su aplicabilidad «tecnológica» para la solución de problemas sociales y en beneficio de posibilidades profesionales posteriores que en relación con la necesidad de un análisis críticosocial.[2]

En conexión con las tradiciones de investigación ya existentes, BARTELS (1968) abogaba especialmente por una división organizativa de la disciplina en una investigación geográfico-física de sistemas ecológicos y en una investigación regional científico-social. Aún hoy considero este objetivo como correcto, ocupándome a continuación del desarrollo de la antropogeografía hacia la investigación regional, después de que la subdivisión de la disciplina se ha consumado en la práctica (sin que por ello se hayan sacado a todos los niveles las consecuencias organizativas institucionales).

Si se ojea hoy la antropogeografía se tiene la impresión como si el desarrollo hacia la investigación regional se hubiese parado a la mitad del camino, pudiéndose detectar claramente en las numerosas manifestaciones de muchos colegas una cierta resignación en lo que respecta a la posibilidad de reformar la geografía (o a los geógrafos). Ocasionalmente, hasta se manifiesta el temor de que la geografía regional esté nuevamente «de moda».

Me parece que este «estado de ánimo resignado» es consecuencia de una esperanza demasiado grande en la capacidad de modificación de la geografía. Posiblemente, la discusión en las últimas décadas sobre la futura orientación de la geografía padece por el hecho de que no hemos tenido suficientemente en cuenta el «efecto Max Planck» (en forma modificada, algo así como esto: las viejas ideas que guían la investigación no se sustituyen por medio del convencimiento de sus representantes, sino por la práctica transformada de la investigación de los científicos). Se dedicó mucho tiempo y energía a demostrar la fundamentación teórico-científica defectuosa o errónea de la geografía regional y de la geografía del paisaje. Si bien esta discusión fue necesaria para la estabilización interna de las nuevas posiciones y para asegurar de una manera simultánea el sentido del trabajo propio, sin embargo, su incidencia externa fue limitada. No obstante, esto no debería ser ningún motivo de resignación. Como ya se ha dicho: no hay que modificar «la geografía», pues las modificamos por medio de nuestra práctica.

Pese a todo, se alcanzaron considerables progresos en campos aislados, los cuales han sido quizá más visibles en el campo metodológico. El esfuerzo para la formulación de hipótesis explícitas es innegable, habiéndose precisado nuestro instrumental metódico en los últimos diez años de una manera decisiva. En esta fase, que aún hoy no parece acabada, predominan las investigaciones en las que se intenta demostrar que los problemas tradicionales de la geografía pueden solucionarse tan bien o mejor que antes con otro instrumental metódico. Un ejemplo de ésto son los numerosos trabajos relacionados con el problema de la regionalización homogénea que se distinguieron al principio por una adopción acrítica de las técnicas procedentes de la geografía anglo-sajona. Entretanto, estas investigaciones han alcanzado un nivel, representado aproximadamente por los trabajos de FISCHER (1976a, 1978a, 1978b), que sólo ha posibilitado una solución adecuada al problema de la regionalización en las fases aisladas del proceso de clasificación.[3]

Si bien ya no se cuestiona el empleo de métodos estadístico-matemáticos -aparte de las críticas ocasionales como las de «qué es lo que sabemos propiamente de más a través de estos métodos»-, no obstante, faltan de una manera casi total en la antropogeografía de la Alemania Federal esfuerzos que se dediquen a una elaboración de modelos formales. Esto es más difícil de comprender ya que los modelos formales,[4] y en especial los modelos de simulación, representan para el científico social el único sustituto para el laboratorio del científico natural. Se puede realizar una justa y amplia crítíca de modelos aislados utilizados en la antropogeografía (véase, por ejemplo, la crítica de SAYER 1976), a los modelos del tipo de gravitación y a los modelos de desarrollo urbano que se apoyan en ellos), sin embargo, entre nosotros los modelos, simplemente, no se tíenen en cuenta. Estos modelos, ni se enseñan, ni se discuten, ni se critican, y, mucho menos, se «experimentan».[5]

En mi opinión, se refleja aquí, sobre todo, junto con una aversión tradicional contra el pensamiento formal, una comprensión falsa en lo que respecta al objeto de los modelos, que encuentra su expresión frecuentemente en observaciones como las de que «los modelos no explican nada, describen solamente». iClaro que sí, los modelos «sólo describen»! Nadie ha afirmado nunca algo diferente. Pese a esto, la elaboración formal de construcciones teóricas en la forma de modelos, ofrece grandes posibilidades que no deberíamos dejar sin utilizar para la elaboración de hipótesis y, con ello, para la elaboración de teorías y para la predicción condicional.[6]

Con ello no quisiera hablar en favor de un «Modellplatonismus». Tal peligro no ha existido ni existe, en mi opinión, en la antropogeografía alemana. Sin embargo, veo la necesidad de una inclusión más fuerte de los modelos formales en nuestro trabajo, si queremos ser competitivos con las ciencias vecinas, y, si debe seguirse el camino en la dirección de la «investigación regional científico-social».

Con ello abordo un segundo punto: el de las problemáticas conceptuales a las que nos hemos dedicado. Si bien es cierto que la investigación regional (ciencia regional) no dispone aún de un programa de formación reconocido por todos, sin embargo, se perfila un programa de investigación que pudiera describirse aproximadamente como sigue: explicación y posibilidades de configuración de la organización espacial de las actividades (incluidas sus manifestaciones materiales) de los individuos, familias, grupos sociales, o -en el sentido de KUTTER (1972)-, grupos de comportamiento homogéneo, organizaciones privadas o públicas (véase, por ejemplo, BARTELS, 1970, TREUNER, 1973).

En esta fórmula abreviada están incluidos diversos aspectos que deben ser mencionados para su aclaración:

1. En lo que respecta al enfoque, pueden pensarse básicamente dos direcciones. Una, puede preguntar por las actividades que son posibles o provechosas en una organización espacial dada; por ejemplo, cómo se utiliza (o cómo debe ser utilizado) un terreno libre dentro de una ciudad, o cómo influye una determinada situación de localizaciones de viviendas y escuelas en la participación educativa. Por otra parte, a partir de una cantidad dada de actividades, pueden derivarse sistemas de localización según determinados objetivos.

2. Según el grado de agregación, pueden diferenciarse como unidades básicas espaciales localizaciones punteadas de regiones (cantidades contingentes de localizaciones). El concepto de investigación regional se ha impuesto para investigaciones en ambos niveles de agregación.

3. La investigación regional incluye tanto los problemas descriptivos que se dirigen hacia la explicación, como los normativos que se orientan hacia tareas de configuración de la organización espacial. Para lo último se han consolidado los conceptos de planificación urbana, planificación regional, planificación espacial, política regional o política de ordenación del espacio. Estos conceptos no pueden separarse unos de otros de una manera clara, sino que acentúan solamente diferentes aspectos de una investigación regional aplicada y orientada políticamente.

4. Con el concepto de «organización espacial» está unido un enfoque que no aísla las localizaciones (regiones), sino que las comprende como elementos de un sistema que están en relación entre sí de dos maneras. Por una parte, resulta un «sistema objeto» si se contemplan las unidades de referencia espacial sin tener en cuenta su situación y, si llega el caso, sin tener en cuenta su expansión, como centros de actividad. Las relaciones entre ellos pueden captarse entonces mediante los movimientos de personas, mercancías o informaciones. Por otra parte, se obtiene un «sistema espacial» si se considera sólo la posición de las unidades de referencia espacial sobre la superficie terrestre. En este caso las relaciones pueden describirse mediante la dirección y la distancia topológico-geométrica. La tarea de la investigación regional es la unión de ambos sistemas entre sí.[7]

Como puntos básicos de la investigación regional se han desarrollado los siguientes:

1. El análisis de los espacios de acción de grupos sociales o de grupos de comportamiento homogéneo.
2. La «elección» de la localización de la vivienda de familias en un campo intrarregional, sobre todo, en el campo urbano interno.
3. El desarrogo demográfico multirregional.
4. Los análisis locacionales de empresas económicas privadas e instituciones públicas.
5. El desarrollo económico-social de regiones (teorías de desarrollo regional).

Junto a ello, están situadas las investigaciones orientadas hacia la práctica en el campo de la planificación urbana, regional y local. que apenas pueden separarse de las investigaciones «puras».

Si bien los geógrafos especializados en antropogeografía han trabajado en estos campos esquematizados muy a grandes rasgos, sin embargo, quedan casi sin tocar amplias áreas. Básicamente, nuestros intereses de investigación se concentran en el análisis y en la elección de la localización de la vivienda dentro de un ámbito regional, si se parte, por ejemplo, de las investigaciones inducidadas en parte externamente por el Instituto de Investigación Federal para la Investigación Regional y la Ordenación del Espacio desde la toma de su dirección por parte del señor GANSER.[8]

Yo atribuyo esto al hecho de que la crítica a la geografía regional y a la geografía del paisaje fue contemporánea a las primeras formulaciones, si bien provísionales, de la geografía social muniquesa por parte de SCHAFFER (1968) (véase también MAIER et. al., 1977). Además, existían ya algunas investigaciones interesantes relacionadas con esta concepción que elaboraron problemáticas de una clara relevancia social con un instrumental metódico cada vez más exigente. ¿Había algo más natural que el dedicarse a este frente de investigación? En mi opinión, hay que lamentar extraordinariamente que en relación con esto pasase casi desapercibida la concepción más completa de BARTELS (1968). Pese a que se argumentaba con BARTELS, entre otros, contra la geografía del paisaje, sin embargo, se producía una adhesión a la geografía social muniquesa.[9]

En mi opinión, los fallos más importantes de la geografía social muniquesa son los siguientes: [10]

1. La defectuosa fundamentación teórica y. en conexión con ello, la imprecisión de los conceptos básicos empleados.

2. La renuncia a la inclusión de teorías económicas.

3. El haber perjudicado ampliamente las investigaciones macro-analítica sustituyéndolas por las micro-analíticas.

4. La fijación en el catálogo de las funciones vitales básicas. Si bien este catálogo posibilita una clasificación de trabajos aislados fácilmente manejables, y actúa de una manera integradora en la conciencia de los geógrafos que se ocupan de antropogeografía, sin embargo, es a la vez un medio para ocultar la divergencia de los enfoques de investigación.

5. La falta de una estructuración vertical en el sentido de un escalonamiento jerárquico de las problemáticas, de las elementales a las complejas.[11]

A la vista de estas deficiencias parece excluido que la geografía social esté en la situación de poder sustituir a la antropogeografía o de que pueda constituirse como paradigma de la investigación regional, aunque la geografía social cubre áreas parciales importantes de ambos campos.
 

2. Estrategias para la supervivencia en la universidad

Con ello, paso a ocuparme de la cuestión relacionada con el desarrollo futuro. En lo que a esto respecta, no puede tratarse de la existencia institucional de la geografía (en la escuela o en la universidad). Este problema es de una naturaleza tan a largo plazo que no puede ser resuelto mediante un simple problema de definición, como por ejemplo, en qué disciplina o en qué marco institucional puede estar activo dentro de una o dos generaciones alguien al que hoy se le denomina como antropogeógrafo.

Se trata mucho más de estrategias de supervivencia individuales para aquellos que trabajan actualmente en la universidad de una manera segura, o para aquellos que acaban de entrar en la carrera universitaria o que se disponen a hacer ésto. La meta de una tal estrategia es el «vivir» en concordancia con los correspondientes grupos de referencia científicamente relevantes, así como tener la sensación de trabajar en problemáticas significativas e intelectualmente atractivas en lo que respecta al valor del conocimiento y/o a la contribución en la solución de problemas sociales. Además de esto, para aquellos que no tienen una ocupación fija, se trata de una «no deteriorización» de sus perspectivas materiales de futuro. Creo que sólo el cambio consecuente hacia la investigación regional ofrece las posibilidades para la «supervivencia».

Las siguientes razones son convincentes para mí:

1. Me parece descartado el encontrar un paradigma para las diversas direcciones de investigación en la antropogeografía que pueda representarse políticodisciplinariamente de una manera convincente, tanto interno-disciplinariamente, como hacia afuera, frente a las demás disciplinas vecinas.

2. Además de la investigación regional (con la geografía social como área parcial), la investigación genético-histórica del poblamiento y del paIsaje cultural, representa la única dirección de investigación respetable en la geografía humana. Esta dirección de investigación hay que colocarla convenientemente como área parcial de la historia.

3. Las condiciones previas institucionales para este camino, son muy favorables. Dentro de la geografía, los trabajos científico-regionales se reconocen de la misma manera que los que proceden de otras especialidades. Además, la existencia de la institución geográfica garantiza una cierta protección frente a la temprana y dura competencia.

Por otra parte, la investigación regional como institución de investigación y como materia de enseñanza, muestra aún una estructura amorfa. Por lo menos, la investigación regional no es aún ninguna disciplina «bien delimitada» («abgeschottete») que produzca su crecimiento exclusivamente a partir de sí misma. Más bien es posible llegar a la investigación regional desde diversos caminos. En particular, la geografía está reconocida como «aportador» («Zubringer») (junto con la economía, la sociología, la arquitectura, ...) y casi no existen barreras para nadie por el simple hecho de ser geógrafo.

Finalmente, la orientación extrema de la investigación regional en sus comienzos hacia la economía regional parece debilitarse últimamente en favor de una mayor conciencia interdisciplinar, lo cual facilita nuestra entrada.

Para poder utilizar estas condiciones favorables hemos de crear, ciertamente, algunos presupuestos básicos:

1. En primer lugar, es necesario un abandono de una actitud que está ampliamente extendida entre nosotros, la actitud del erizo (en la historia de la carrera con la liebre): nosotros estamos siempre allí, es decir, cualquier cosa que sea lo que los ..otros» puedan descubrir en lo que respecta a problemáticas, nosotros, los geógrafos, nos ocupamos desde siempre de ello[12]. Unido a ello, está el abandonar cualquier punto de partida «metodológicogeográfico-particular» que pueda contribuir a nuestro aislamiento. Tenemos que considerarnos mucho más como científicos económicos y sociales que se han especializado en un campo de problemas determinado (precisamente en el de la organización espacial de las actividades humanas).

2. El intento de alcanzar el mismo stándard metodológico que los sociólogos.

3. Una elaboración profunda de las teorías económicas esenciales.

4. Finalmente, es imprescindible el dominio de los fundamentos matemáticos de las ciencias empíricas.

Ciertamente, este camino puede ser difícil; sin embargo, yo no veo ningún otro. A la vista de nuestra propia formación y de nuestras limitaciones de tiempo, puede recurrirse en la especialización individual a una pequeña área parcial de la ciencia regional en la investigación Y a la elaboración simultánea de los restantes campos científico-regionales para la enseñanza. Sólo así podemos crear una clase universitaria con una suficiente cualificación que permita mantener a nuestro crecimiento una oportunidad en la competencia con las ciencias vecinas.

Como posibles áreas de especialización en la investigación se presentan, en mi opinión, las siguientes:

1. Como desarrollo posterior de la concepción geográfico-social, el análisis de espacios de acción con inclusión del enfoque del leit-Budget, es decir, de la denominada «Time Geography» (véase CARLSTEN, PARKES Y THRIFT, 1978).

2. El equipamiento infraestructural cercano a la familia y su planificación.

3. El complejo total de los medios de transporte, hasta el momento fuertemente infravalorado por nosotros en su importancia para la organización espacial, en donde habría que investigar la posible influencia de nuevas y viejas (bicicletas) tecnologías de medios de transporte.

4. la geoestadística (spatial analisis), incluidos los sistemas de información espacial.

5. El desarrollo económico-social de regiones y su programación, sobre todo en Europa central y en los países en vías de desarrollo.[13]
 

3. Consecuencias

Como conclusión, quisiera abordar brevemente las posibles consecuencias institucionales de la estrategia de supervivencia individual. Antes de esto, son necesarias para la aclaración algunas observaciones acerca de la geografía física. la controversia entre HARD y EISEl (véanse HARD, 1973b, EISEl, 1977 y HARD, 1978) ha puesto claramente de manifiesto que es ilusorio el intento de establecer bajo la etiqueta de «geografía física» (= ecología del paisaje) una disciplina geocientífica integradora. Por ello, a los geógrafos físicos sólo les queda la posibilidad de especializarse, desempeñando el papel de director general en una de las disciplinas geo-científicas (hidrología, morfología, climatología, geografía de los suelos y geografía de la vegetación). Este camino ha sido andado desde siempre por los geógrafos físicos.

Pasemos ahora a las consecuencias:

1. Probablemente, la geografía perderá importancia como institución a largo plazo (en el caso de que los investigadores regionales no se denominasen en el futuro «geógrafos económicos y sociales»). Independientemente de esto, los objetivos tradicionales de la geografía seguirán siendo representados más adelante, aunque esto suceda en las diversas «disciplinas vecinas» en las que probablemente se disolverá la geografía. Junto a ello, sería pensable un desarrollo de institutos más multidisciplinarios para regiones grandes aisladas (Instituto de Africa...) en los que colabore el geógrafo especializado (al que quizá ya no se le denominará así).

2. ¿Una visión horrorosa? A mí me parece digna de aspiración. Por lo menos no puedo ver a qué conocimientos -geográficos» esenciales tendría que renunciar la sociedad, y, en particular, la ciencia. Como se ha dicho ya anteriormente el problema de la existencia institucional de la geografía sólo es un falso problema que fínaliza en un problema de definición.

3. Para la geografía escolar resultarían en todo caso una serie de problemas. A ella le quedarían dos alternativas como elección.

a) O se apoya casi exclusivamente en la disciplina universitaria geografía, es decir, en la investigación regional y en las ciencias de la tierra, a lo que estaría unido inevitablemente una reducción del número de horas de la geografía pues es difícil hacer entender que la investigación regional y las ciencias de la tierra tengan que enseñarse desde el primer curso de la enseñanza general básica hasta el curso de orientación universitaria, si las correspondientes ciencias básicas (ciencias económicas y sociales aquí, ciencias naturales allí), están representadas en la escuela en escasa cantidad. Incluso, a largo plazo no podría excluirse una desaparición de la geografía como materia escolar (como, de momento, en Suecia).

b) O la materia escolar se separa de la disciplina universitaria geografía e intenta desarrollarse a sí misma como una disciplina integradora (con la meta pedagógica general de interesar a los alumnos por la confíguración de su medio en un sentido amplio). Entonces tendría que fijarse nuevamente el canon de las ciencias relevantes a las que hay que referirse. Particularmente tendría que pensarse, conjuntamente, qué áreas parciales de la investigación regional y de las ciencias de la tierra serían integrables en la formación de docentes.[14]

Como «geógrafo no escolar», no puedo decidir a cuál de las dos alternativas hay que aspirar de una manera más fructífera. Hasta el momento dominaron dos tipos de relaciones entre la geografía escolar y la disciplina científica geografía. O se orientaba la disciplina universitaria en la investigación y en la enseñanza a las metas de aprendizaje y a los contenidos de la enseñanza de la geografía escolar, o la geografía escolar se utilizaba exclusivamente como justificación de la disciplina científica, para practicar en la universidad una investigación totalmente desconectada de esta legitimación (por ejemplo, geomorfología, geografía genética-histórica del poblamiento).

En cualquier caso, estas alternativas no son aceptables para mí. Hay que acabar de una vez en nuestra disciplina con la constante contradicción entre las pretensiones y la realidad. Somos nosotros los que tenemos que eliminar esta contradicción, pues la geografía será lo que nosotros hagamos.
 

Notas

1. Las ideas que se presentan a continuación están pensadas como contribución para la discusión acerca de la situación político-disciplinaria de la geografía .10 años después de Kiel-. Por deseo del editor, el texto que se publica debía de ser en lo posible idéntico al de la conferencia. Por ello, he renunciado a un acompañamiento detallado de citas bibliográficas y a «pulir» algunas de las tesis formuladas algo provocadoramente con el fin de estimular la discusión.

2. En la ponencia del Geografiker-Kreises al Congreso de geógrafos alemanes celebrado en Kiel, aparecen claramente ambos puntos de referencia de la crítica a la geografía regional y a la geografía del paisaje (defectuosa fundamentación teórico-científica y escaso compromiso social). (Véase «Geografiker» 3, 1969).

3. Por el contrario, los problemas de la determinación de regiones no homogéneas no han encontrado hasta el momento casi atención. Los primeros trabajos sobre regionalizaciones funcionales los presenta FISCHER (1978c). A la construcción de regiones nodales para fines relacionados con la planificación, se dedicaron, entre otros, DEITERS (1973), BARTELS (1975) y BAHRENBERG (1976).

4. El concepto de modelo no está claramente definido. Aquí se utiliza en el sentido de una imagen por lo menos homomorfa de un sistema crealo conceptual (véase FISCHER 1976b).

5. Estas proposiciones fuertemente generalizadoras (y otras similares) sólo son aceptables en una visión de conjunto de la antropogeografía alemana. Las excepciones aisladas -como la reciente de NIPPER y STREIT (1978)confirman la «regla..

6. En lo que respecta a la aplicación de los modelos de simulación, sobre todo de los modelos de simulación con computadores a las ciencias sociales, véase la excelente exposición sintética de HARBORDT (1974).

7. Con ello, no quisiera defender el contemplar lo espacial «como una cosa en sí» «<ein Ding an sich»). La separación de ambos sistemas me parece interesante más que nada por motivos didácticos. A partir de conslderaciones de tipo práctico es también legítima, pues en la planificación del espacio tienen que tomarse también decisiones sobre el «sistema espacial». Por lo general, ambos sistemas pueden relacionarse mediante las adecuadas «geometrías o topologías».

8. Hay que acentuar en primer lugar que, en la geografía, ya no se pone en cuestión la necesidad de la «investigación aplicada-; en segundo lugar, geógrafos aislados trabajan también en los puntos básicos 3 y 5. Como una muestra esperanzadora puede mencionarse la formación del círculo de geógrafos que trabaja sobre «teorías de desarrollo-.

9. No deben discutirse aquí los motivos de la «victoriade la geografía social muniquesa y la abstinencia frente a la investigación regional. Uno probable sería, por decirio de alguna manera, el que la geografía social se desarrolló a partir del seno de la geografía y que, en relación con la investigación regional, dejaba ver una conexión más clara con las metas tradicionales de la geografía.

10. La crítica actual a la concepción geográfico-social muniquesa -como la de, entre otros, FUERSTENBERG (1970), LENG (1973), BIRKENHAUER (1974) y la de LASCHINGER y LOETSCHER (1975)-, ha sido tenida hasta el momento muy poco en cuenta, y sólo mediante el trabajo de WIRTH (1977) podría ganar más popularidad. Las deficiencias mencionadas se razonan de manera más detalladas en este trabajo.

11. Por esto es bastante incomprensible el que la geografía social fuese aceptada por la geografía escolar tan ávida y acríticamente (con excepción del trabajo de BIRKENHAUER, 1974).

12. En la historia gana generalmente el erizo porque, realmente, él «ya está siempre allí

13. El punto básico -países en vías de desarrollo» parece correcto debido, por una parte, a su significación político-social fundamental. Por la otra, muchos geógrafos disponen de una larga práctica de trabajos en países del tercer mundo, y. si hay que creer los anuncios de la Rundbrief (Boletín informativo de los geógrafos, N. del T.), la fuente financiera para los viajes de investigación hacia los países en vías de desarrollo parece inagotable.

14. Una tercera posibilidad no discutida aquí, es el establecimiento de asignaturas escolares interdisciplinarias (ciencia social o formación política, ciencia natural). Desgraciadamente, el actual viento político-educativo no trae buenas perspectivas para tales intentos. Por otra parte, entre las dos alternativas brevemente descritas, tendría que tomarse una decisión presuponiendo tales asignaturas colectivas, por lo cual, parece más fructífera la primera alternativa.
 

Bibliografía

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