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Un intento de combatir este desacierto se procura en el presente trabajo, en el cual se analizaron informes de cónsules y vice-cónsules británicos en el Perú correspondientes a los años 1901, 1902 y 1905 (1), quienes tenían como objetivo informar al Foreign Office sobre el desempeño comercial anual y las posibilidades de futuros negocios de Gran Bretaña en el país.
La información proveniente de los informes fue reordenada según
los distintos sectores económicos con el propósito de distinguir
quienes controlaban las actividades más rentables, es decir las
de exportación de materias primas y las de importación de
productos manufacturados. De esa manera hemos tratado de advertir hasta
qué punto el mundo económico organizado en estos textos podría
ser encuadrable en el modelo de crecimiento hacia afuera planteado luego
por la teoría de la dependencia.
I. Actividades del sector primario.
De los informes se deduce que la minería de la plata, el oro y el cobre era controlada por británicos y estadounidenses y se tornaba rentable merced a la utilización de nuevas tecnologías (2). Se marcaba especialmente que la explotación del petróleo estaba controlada por Gran Bretaña quien se limitaba a su extracción y comercialización en crudo (3). Ambas actividades se iniciaban con la compra de los yacimientos mineros en carácter de "pertenencias" (4).
De los productos agrícolas se decía que se desarrollaban
merced a la utilización de herramientas de laboreo importadas, generalmente
de los Estados Unidos de Norteamérica. El trigo, por ejemplo, se
importaba de Estados Unidos de Norteamérica y de Chile y los suministros
envasados de Estados Unidos de Norteamérica y de Alemania (5).
El arroz era en parte producido por chinos y en parte importado desde la
India (6). El café se exportaba a Alemania y en menor medida
al Reino Unido, Italia y Chile (7). Se producía mediante
la utilización de herramientas de laboreo importadas desde Estados
Unidos de Norteamérica. La producción de coca estaba a cargo
de nativos e indios y se consumía internamente (8). El tabaco
era procesado en fábricas con maquinaria importada de los Estados
Unidos de Norteamérica y se consumía internamente (9).
II. Actividades del sector secundario
El azúcar estaba controlado, en sus etapas de producción y fabricación, por británicos que lo exportaban a Estados Unidos de Norteamérica y Gran Bretaña (10). Sin embargo, la provisión de los insumos tecnológicos que esta industria requería, era compartida, aunque mínimamente, entre Gran Bretaña y Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Italia y Bélgica (11). El alcohol, como derivado del azúcar, era utilizado como combustible, lo que requería la importación de maquinaria de origen alemán y francés (12).
En los informes se mencionaban, además, dos industrias de procesamiento
de materia prima, probablemente local, fábricas de hielo y de velas,
de las cuales no se hace referencia a su producto pero sí al origen
de sus insumos tecnológicos, estadounidense y alemán respectivamente
(13).
III. Actividades del sector terciario
En el sector terciario, las actividades de comercio de importación aparecían descriptas con precisos detalles. Se mencionaban, por ejemplo, no sólo el tipo de productos importados y su origen, sino que se comparaba la participación de Gran Bretaña en relación a la de sus competidores, a la vez que el cónsul recomendaba la estrategia a seguir, según cada producto, para incrementar la presencia de Gran Bretaña en la provisión del mismo (14).
En el transporte, la tecnología importada consistía en barcos y locomotoras. Los barcos eran provistos exclusivamente por Gran Bretaña en tanto que las locomotoras eran de origen tanto británico como estadounidense, si bien las concesiones de explotación de la red ferroviaria era monopolizada por companías británicas (15).
En las comunicaciones la tecnología se importaba a través de telégrafos, aparatos telefónicos y cables de comunicación. La presencia británica se limitaba a la provisión de cables telegráficos, mientras que el resto de los insumos eran provistos por Alemania, Suecia e Italia (16).
Si bien las construcciones de ferrocarriles, desagues urbanos y remodelaciones en los puertos estaba controlada por británicos, la importación de tecnología en productos como acero, hierro, vías férreas y combustibles, estaba bajo el control tanto de éstos como de estadounidenses (17).
El movimiento de capitales estaba definido según dos actividades; la denominada "afluencia de capitales", como producto de las compras de propiedades destinadas a explotaciones extractivas y los "préstamos", concertados con bancos privados extranjeros. A la primera, se ligaban compradores estadounidenses y, en menor medida, británicos, en tanto que, el gobierno peruano y bancos alemanes se ligaban a la segunda (18).
Los servicios eran prestados o bien a través de concesiones que
el Estado hacía a capitales ingleses como sucedía con los
ferrocarriles y las telecomunicaciones, o bien por compañías
extranjeras británicas, japonesas o alemanas que operaban sin control
estatal, como sucedía en el caso de los transportes marítimos
(19).
IV. Un discurso del subdesarrollo
Realizando una lectura superficial de los informes, puede deducirse que los textos reconstruyen un sistema económico rígido que estaba organizado de manera tal que los paises centrales capturaban otros espacios con el objeto de abastecerse de productos que, o no podían obtenerse localmente, o bien podían a un costo mucho mayor que si fueran producidos en aquéllos territorios, es decir, un modelo perfectamente encuadrable dentro de lo que se llamaría muchos años más tarde teoría del subdessarrollo.
Sin embargo, los informes recalcan que no sólo Gran Bretaña, Estados Unidos de Norteamérica y Alemania participaban en las actividades más rentables, sino también Italia, Suecia, Japón y Chile. Por otra parte, de los informes también se puede deducir que ningun país, en ningún caso, controlaba la totalidad de una actividad específica. La permanente referencia y preocupación de los cónsules demuestra justamente que, por ejemplo, la importación de tecnología, que era considerada el negocio de más alta rentabilidad, no se consideraba monopolizada por un sólo país. Gran Bretaña controlaba mayormente la importación de productos tecnológicos, pero se advierte que su desarrollo estaba superado o alcanzado por otros países como Estados Unidos de Norteamérica y Alemania. Esto sugiere que la organización de un centro proveedor circunscripto y estático, lo que generalmente ha sido una constante en el modelo del subdesarrollo, no parece ajustarse al caso peruano de los primeros años del siglo XX. Como ocurrió durante la primera revolución industrial donde el flujo de tecnología sí pareciese haber quedado controlado por un sólo centro, del caso planteado por los informes se deduce que estaba compuesto por distintos paises que producían tecnología de distinta complejidad.
El informe de los cónsules no se limitaba únicamente a detallar los productos que el mercado peruano estaba consumiendo y que Gran Bretaña no podía proveer, sino también que se ocupaba de exhortar a los fabricantes británicos de productos similares a los provistos por otros países a perfeccionar la promoción de los mismos. Esto indica, no sólo el crecimiento de una competencia en determinados insumos no fabricados por ella, sino también una pérdida gradual de la provisión de aquellos que no se promocionaban eficazmente, lo que sugiere además de la imposibilidad de los fabricantes británicos de competir en precio con sus competidores, principalmente estadounidenses, tambié una inadecuanda polítuica de difusión de las ventajas de los productos británicos. (20)
Pero lo que más puede interesar de los informes es la consideración que en ellos se realiza con respecto al Perú. El Perú aparece sólo participando en estas actividades económicas poniendo a disposición zonas de producción y mano de obra, mientras que el resto de los recursos eran provistos por paises que controlaban, inclusive, la provisión de insumos tecnológicos en la producción de aquellos productos que se consumían internamente en el Perú. Los productos que se producían y se consumían en el Perú, eran principalmente alucinógenos tales como alcoholes para bebidas, el tabaco y la coca, y constituían parte de la dieta alimenticia de la mano de obra, compuesta por alimentos de escaso valor nutritivo. (21)
Todo esto sugiere la proyección por parte de los cónsules
de una zona apéndice del mundo británico, que justificaba
su existencia en tanto pudiera satisfacer las necesidades de aquél,
el cual aprovechaba el potencial de zonas propicias a determinadas actividades
y una mano de obra consumidora de productos alimenticios baratos que no
se necesitaban importar. En este sentido, puede decirse que los informes
pueden ser leidos como un fiel ejemplo de la teoría del subdesarrollo,
aunque otra lectura pueda suponer algo diferente, que la teoría
del subdesarrollo puede ser leída como una fiel re- exposición
de los textos de los cónsules. Cabría preguntarse, por lo
tanto, ¿hasta qué punto la teoría del subdesarrollo,
en ese sentido, no se constituye en cómplice de un discurso que
procuró la dependencia y la marginalización? El hecho de
recortar la complejidad del intercambio y sintetizarla a una relación
centro-periferia ¿no ayudó a estabilizar esa relación
e impidió la consideración, especialmente en esa "periferia",
de otras relaciones? Por otra parte, la profusa generalización de
la idea de la dependencia, ¿no nos habla de un esquema perfectamente
ajustado a los propósitos de los agentes económicos dominantes
de ese momento? Y, de la misma manera, la "globalización" de la
idea de "globalización" ¿no nos estará diciendo acerca
de un objetivo más trascendente que el de pregonar la instantaneidad
y multipolaridad de la información? ¿No nos estaremos convenciendo
-otra vez- de que la expansión y el mercadeo al infinito es la única
forma de la superviviencia?
1. Alfred St. John, Informe sobre el intercambio comercial
y la situación general del Perú durante el año 1901,
en H. Bonilla, comp., Gran Bretaña..., v. 2, p. 1-38; Alfred
St. John, Informe sobre el intercambio comercial del Perú para
el año 1902, en H. Bonilla, comp., Gran Bretaña...,
v. 2, p. 39-69; Alfred St. John, Informe sobre la situación comercial
y general del Perú en el año 1905, en H. Bonilla, comp.,
Gran Bretaña..., v. 2, p. 113-138.
2. Las minas pertenecían en su mayoría a extranjeros
que las adquieren luego de una primera explotación incaica y española
como consecuencia, tanto de la apertura internacional de la actividad como
de la recuperación de la rentabilidad gracias al control de tecnología
que permite la extracción a partir de minerales de baja calidad
(Bonilla, Gran Bretaña..., p. 25, 10, 118). Los distritos
mineros son los de Cerro de Pasco y Arequipa explotados en función
de su riqueza en mineral de oro, plata y cobre (Bonilla, Gran Bretaña...,
p. 10, 11, 23, 24, 25, 43, 55, 128, 131). Las companías que explotaban
las minas iniciaban la actividad adquiriéndolas en propiedad a sus
antiguos poseedores y organizaban posteriormente la producción con
maquinaria importada y servicios de transporte (Bonilla, Gran Bretaña...,
p. 23, 43).
3. El petróleo era explotado de la misma manera que las
minas por companías organizadas específicamente para esta
actividad. Se mencionan la London and Pacific Petroleum, en Talara y Negritos
y la Peruvian Petroleum, en Lobitos (Bonilla, Gran Bretaña...,
p. 13, 131). No se registran referencias a industrias de refinamiento del
petróleo, a la vez que mencionan la presencia de buques tanque en
el Callao, lo cual supone su exportación en bruto (Bonilla, Gran
Bretaña..., p. 19).
4. "El denuncio minero ordinario concedido por el gobierno peruano
se denomina "pertenencia". Consiste en un rectángulo de dos hectáreas,
de 200 metros de largo por 100 metros de ancho; no se pone ningún
límite a la profundidad. En lo que se refiere a los yacimientos
de carbón, petróleo y otros minerales, platino, estaño,
etc., la superficie de una "pertenencia" cubre cuatro hectáreas.
El número de concesiones que se puede solicitar es prácticamente
ilimitado" (Bonilla, Gran Bretaña..., p. 11).
5. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 59.
6. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 25, 45.
7. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 54, 129.
8. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 25.
9. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 25, 59.
10. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 27, 57.
11. Consistían fundamentalmente en sacos de embalaje
(Bonilla, Gran Bretaña..., p. 45, 54, 59, 130).
12. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 45).
13. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 28).
14. "Los fabricantes de hornos para quemar desperdicios podrían
enviar periodicamente un breve prospecto a todas las municipalidades de
cierte importancia en Sud América, en el que se explicaría
las ventajas del sistema pero, por supuesto, en el idioma del país."
(Bonilla, Gran Bretaña..., p. 15); "Los fabricantes británicos
de materiales para ferrocarriles harían bien en comunicarse ocasionalmente
con las oficinas en Londres de las compañías de ferrocarril
del Perú." (Bonilla, Gran Bretaña..., p. 41).
15. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 41.
16. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 42, 28, 15, 120.
17. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 59, 27.
18. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 43, 115.
19. Bonilla, Gran Bretaña..., p. 28, 41, 46, 47,
118, 122.
20. Puede suponerse que, por ejemplo, el flete era sustancialmente
más barato para Estados Unidos de Norteamérica que para Gran
Bretaña, lo cual incidía negativamente sobre las posibilidades
competitivas de los fabricantes británicos.
21. Estaba compuesto por arroz, papa, frijoles y manteca (grasa)
(Bonilla, Gran Bretaña..., p. 121.
Bonilla, H., "Los mecanismos de un control económico", en Heraclio
Bonilla, comp., Gran Bretaña y el Perú;. Lima, Instituto
de Estudios Peruanos, Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú,
1977. v. 2.
Cardoso, Ciro F. S. y Pérez Brignoli, Héctor, Historia
económica de América Latina. Economías de exportación
y desarrollo capitalista. Barcelona, Crítica, 1984. T. 2.
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histórica y problemas contemporáneos. México,
Siglo XXI, 1983. 17a. edición.
Stein, Stanley J. y Stein, Bárbara H., La herencia colonial
de América Latina. México, Siglo XXI, 1982. 14a. edición.
Sunkel, Osvaldo y Paz, Pedro. El desarrollo latinoamericano y la
teoría del desarrollo. México, Siglo XXI, 1973. 6a. edición.