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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 69 (72), 1 de agosto de 2000

INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN

Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD Y DISCURSO SOBRE LA INNOVACIÓN URBANA
EN LAS CIUDADES INTERMEDIAS ARGENTINAS

Hugo Gaggiotti

CONICET -UNLPam 



Globalización, identidad y discurso sobre la innovación urbana en las ciudades intermedias argentinas (Resumen)

En el mundo urbano rioplatense del siglo XX, Buenos Aires hegemonizó en la funcionalización de la llanura pero creó y difundíó al mismo tiempo los patrones de urbanidad, de relación socioespacial, de construcción edilicia y de idea de lo que debía ser una sociedad urbana, en un juego de presentación y representación, en una proyección de ida y vuelta. De la misma manera que Londres y París para Buenos Aires, el puerto se representó en las ciudades intermedias de la llanura como el paradigma a seguir, un paradigma que sólo algunos -y no todos aquellos que formaban parte de las sociedades urbanas- estuvieron en condiciones de aclarar y aclararse y que forzaba hacia una explicación. Los edificios de las ciudades, por lo tanto, debían parecerse a los de Buenos Aires; las calles debían ser como las de la capital y, en general, toda la tecnología aplicada a lo edilicio debía ser, o decir que era, como la porteña. En el presente trabajo se analizan y describen elementos de la cultura urbana santarroseña donde se hace evidente este paradigma, especialmente en lo que refiere a la innovación tecnológica edilicia y al discurso ideológico urbano en torno a ella.

Palabras clave: Globalización/ identidad/ discurso ideológico



Globalization, identity and discourse on the urban innovation in argentinian medium-size cities (Abstract)

In the Río de la Plata urban world of the XX century, Buenos Aires, as a "model of city", leaded the economic organisation of the pampas at the same time that was creating and spreading urbanity standards, space relationships and ideal paradigms of urban society. This paper synthesizes a study of cultural problems in an intermediate city of the Argentine pampas. It describes and analyses sociocultural representations, symbols, values, foundational myths and urban traditions of Santa Rosa (La Pampa province) population from the point of view of the innovation and the ideological use of innovations, particularly whose modify the representation of the urban collective spaces.

Key words: Globalization/ indentity/ ideological discourse


La consolidación del proyecto de una pampa urbana se cristalizó, en las ciudades intermedias de la llanura argentina fundadas en la última década del siglo XIX, a partir de una relación de intercambio desigual en la red donde lo económico ligado a lo demográfico concentró riqueza y pobreza y la distribuyó operativamente según las vicisitudes ultramarinas del puerto de Buenos Aires. Pero este proyecto se consolidó no sólo gracias a la combinación de estos factores, sino a partir de su materialización en formas colectivas de concepción del espacio que hicieron que en cada ciudad de la llanura se recreara, a otra escala, el mismo esquema centralizador y concentrador.

Buenos Aires hegemonizaba en la funcionalización de la llanura pero creaba y difundía al mismo tiempo los patrones de urbanidad, de relación socioespacial, de construcción edilicia y de idea de lo que debía ser una sociedad urbana, en un juego de presentación y representación, en una proyección de ida y vuelta. De la misma manera que Londres y París para Buenos Aires, el puerto se representaba en las ciudades intermedias de la llanura como el paradigma a seguir, un paradigma que sólo algunos -y no todos aquellos que formaban parte de las sociedades urbanas- estaban en condiciones de aclarar y aclararse y que forzaba hacia una explicación. Los edificiosa de las ciudades, por lo tanto, debían parecerse a los de Buenos Aires; las calles debíoan ser como las de la capital y, en general, toda la tecnología aplicada a lo edilicio debía ser, o decir que era, como la porteña.

El límite y funcionalización del paradigma de Buenos Aires en la llanura se hizo particularmente evidente en ciudades intermedias como Santa Rosa, que será la ciudad de la cual se han tomado los ejemplos que se utilizarán en esta exposición. Sin embargo, esta representación no se correspondió nunca con el peso económico que esta ciudad fue adquiriendo a lo largo de su historia. Para que se tenga una idea, si bien las primeras experiencias en el cultivo del trigo se dieron en 1895, el área sembrada que controlaba Santa Rosa en 1905 ya representaba el 1 por ciento del total del país y, en la década de 1910 a 1920, llegó a producir el 30 por ciento de la producción nacional argentina, que para ese entonces era uno de los principales productores mundiales.(1) Sin embargo, salvo la referencias que se verán, las formas de representar a la ciudad como un centro relacionado con este peso económico destacan por su invisibilidad.

Una de las formas más visibles de entender esta jerarquización permanente se detecta analizando los avisos comerciales que ofrecieron algún servicio específico en Santa Rosa; pueden leerse, por ejemplo, por ejemplo, avisos de la Sastrería La Moda. Esta casa está atendida por su dueño que ha estado de cortador en la sastrería más importante de Buenos Aires(2), o de Juan Schmidt. Trabaja con las personas de más responsabilidad de la Capital Federal, o del Estudio fotográfico de Pedro Monnay. Único instalado a la altura de los mejores de su género en la Capital Federal.(3), que contrastaban con los de una Buenos Aires siempre importante, distante e inalcanzable.

Dentro de estas representaciones destacan aquellas que hacían referencia a la tecnología edilicia. En Santa Rosa se contrataban los con respecto al resto de las edificaciones urbanas que jerarquizaban -dado que así lo hacían en Buenos Aires- a la ciudad:

Quince o diez y seis ranchos de construcción primitiva en la que se halla ausente hasta la chapa de zinc, sin delineación ni alarde de urbanismo, constituyen Santa Isabel. Existe un almacén, que es al mismo tiempo algo así como el vademécum comercial: tienda, estación de servicios, botica, fonda, etcétera.(4)

De esta manera fueron muy frecuentes las referencias específicas a las características edilicias que una ciudad hegemónica de la red, como Santa Rosa, al igual que Buenos Aires, debía tener. Estos hacían hincapié en:

.-el cambio permanente de su edificación, cambio que en realidad significa novedad y que se impone a partir del desarrollo en el discurso del concepto de que existen construcciones propias y también impropias de una "ciudad capital", construcciones novedosas y construcciones primitivas.(5) .

-la innovación tecnológica en las construcciones, que debe manifestarse tanto en los materiales como en los servicios que ofrecen las construcciones a sus moradores.(6)

.-la especialización comercial y de servicios urbanos.(7)

El espacio urbano cobraba otro significado cuando, junto a estos elementos, aparecían un conjunto de referencias destinadas a enfatizar la necesidad de una "modernización" como condición indispensable para el futuro de la ciudad, futuro que sólo podía alcanzarse mediante lo que se denominaba el progreso. Se trataba de la generación de una representación destinada a consolidar una presencia grupal, que "utilizaba" la ciudad, y particularmente a Buenos Aires, como referente.

En este planteo se distinguían la conformación de dos ciudades bien delimitadas, a las cuales se asociaban, según sea el caso, la "modernización" o el "retraso". Por un lado, la "ciudad capital", que se representaba como lo "moderno", el "cambio" profundo hacia el cual tendía Santa Rosa; por otro, el "pueblo", que se quería significar como el "pasado", el "atraso" y los intereses de quienes pretendían que la ciudad no se transformar ni se modernizara. La disyunción entre "progreso" o "atraso", se presentaba como la posibilidad cierta de transformar o no al "pueblo" en "ciudad capital". Por asociación con uno u otro espacio representado se inducía a una opción, a través de la oposición "progreso" o "atraso".

Ambas ciudades se diferenciaban a partir de algunas características que se explicitaban con el sólo fin de producir una opinión favorable por el "progreso".

En lo edilicio, la "ciudad capital" aparecía como un conjunto de edificaciones que representaban la "modernización" (Conviene tener presente que las calles de la ciudad no están de acuerdo con la edificación moderna como la de la presente nota gráfica.)(8) y la capacidad de "progreso" de la ciudad (múltiples factores que han conspirado en contra del progreso de la misma. Por otra parte, numerosos vecinos amantes del progreso se han pronunciado favorablemente con respecto al afirmado)(9)

Este conjunto estaba compuesto por aquellas edificaciones propiciadas por el Estado (edificios públicos) y por construcciones de particulares. Aunque se destacaban las realizaciones del Estado, se buscaba enfatizar la importancia de las edificaciones particulares, algunas de las cuales se identificaban con los nombres de sus propietarios y sus ubicaciones. Se hablaba, por ejemplo, de que las pocas muestras que hoy exponemos en esta página, comprueban que la iniciativa privada es la que en primer término da fisonomía a la ciudad, sin desconocer que el Estado ha contribuido a ello con obras importantes, aunque no en la medida que corresponde.(10)

Las construcciones que constituían la "ciudad capital" se caracterizaban por su seguridad y su solidez, pero fundamentalmente por su "novedad" que les permitía mantener una actualización constante, característica que se hacía ver como propia de su pertenencia a la "capital". La "ciudad capital" se describía a partir de sustantivos imprecisos, estilo, estética, que se usaban no para definir un tipo de construcción sino con el objeto de crear en torno de la "ciudad capital" cualidades superlativas y propias de una ciudad en "movimiento" y "progreso".

Es una ciudad donde se construía con un sentido de "belleza", sentido que, aunque no se definía con precisión, se asociaba a la novedad y al cambio.

La nota estética más destacada del año (Edificio del Sr. Martín de la Mata, 9 de julio y Avellaneda.) Edificios como éste; estilo, confort y estética, son la característica del mismo. (Propiedad del Sr. Antonio Castillo, Rivadavia 122,p); comodidad para su dueño y belleza para la estética del barrio (Casa del Sr. Lucio Pérez. Vallee 424)(11)

Estas características permitían que Santa Rosa no sólo adquiriera la forma ideal que correspondía a una "ciudad capital", sino que servían para jerarquizar el Territorio y la ciudad frente a otras ciudades capitales y a otras provincias. Se destacaba que

Desde hace pocos años a esta parte, en Santa Rosa, capital del Territorio de La Pampa, se viene construyendo con febril intensidad.

y que

Hubo alguna que otra manifestación concorde con la importancia de la capital del territorio.

o se hacía énfasis en que

La ordenanza impositiva, sancionada en el año 1933, perfectible quizá, pero indispensable en Santa Rosa, tropezó con la incomprensión de muchos propietarios, que ignoraban que el sistema impositivo de aquella ordenanza es el mismo que rige en las municipalidades más importantes de la República. La Sucesión Gil(12) que siempre ha sido impermeable a cuanta iniciativa ha surgido para dar a la ciudad el carácter de capital del territorio.(13)

A lo edilicio de la "ciudad capital" se asociaba un determinado grupo de particulares que aparecían como responsables directos de esa fisonomía edilicia de Santa Rosa.

El "pueblo" -otra vez- quedaba definido como el ejemplo del "atraso" y la antigüedad. Las construcciones que se asociaban a este tipo de representación espacial urbana contribuían en forma directa al mantenimiento de un aspecto que se hacía notar como indeseado, que se definía como de chatura, y que se presentaba como algo impropio de la condición de capital que era propia de Santa Rosa. Se decía que

El pueblo era de un sólo propietario y sigue siéndolo, ha pesar de haberse desprendido de algunos metros de tierra y de algunos edificios ruinosos. El aspecto de chatura que salta que salta a primera vista. Para no señalar sino un caso, mencionaremos el adefesio que existe frente mismo a la plaza Mitre (...) La antigua y modestísima vivienda, fue ampliada y modernizada. (Casa del Sr. Salvador de Boni. 9 de julio 130).(14)

El "pueblo" se caracterizaba por calles de tierra y casas inseguras, no sólo para sus habitantes sino para el resto de los ciudadanos, a la vez que fomentaba una distribución desigual de la planta urbana, dado que impedía la ocupación total de los predios céntricos a la vez que daba cabida al mantenimiento de espacios baldíos. En relación a ésto se decía, por ejemplo, que:

En estas últimas semanas se viene discutiendo un proyecto de trascendencia para la ciudad. Nos referimos a la pavimentación de la mayoría de las calles céntricas. Por otra parte, numerosos vecinos amantes del progreso se han pronunciado favorablemente con respecto al afirmado, al mismo tiempo que expresaban su repudio al proyecto de intervención a la Comuna, solicitado por la eterna enemiga del progreso: la Sucesión Gil; el adefesio que existe frente mismo a la plaza Mitre, el que no sólo es un atentado a la estética edilicia, sino que constituye un verdadero peligro público, pues sus paredes no ofrecen ninguna seguridad.

o se hablaba de los

Factores que han conspirado en contra del progreso. Uno de ellos, el principal, es que casi todo el pueblo era de un sólo propietario y sigue siéndolo, a pesar de haberse desprendido de algunos metros de tierra y de algunos edificios ruinosos. Nos referimos -aunque todos los lectores lo han adivinado- a la Sucesión Gil. La actitud de esta latifundista ha motivado también la disminución de la población, la que, al no serle posible adquirir terrenos en los lugares céntricos, por la desmedida ambición de aquella, tuvo que edificar en las afueras, dando lugar a la formación de villas en los alrededores de una planta urbana llena de baldíos.(15)

Todas las construcciones que podían encontrarse en el "pueblo" pertenecían a la antigüedad, al pasado que todavía se mantenía vigente en Santa Rosa e impedía su "progreso", a una época anterior que significó un momento negativo para la ciudad actual. Nada se rescataba de la Santa Rosa-"pueblo", que se describía con una adjetivación abundante y precisa (adefesio, antigua, modestísima), mientras que la "ciudad capital" se caracterizaba con imprecisión. Esto parece ser una constante en el mundo urbano de las ciudades intermedias de Argentina. Lo mismo ha advertido James Scobie en la historia urbana de otros núcleos en la que el sentido de pueblo fue utilizado por las élites locales como bandera ideológica para operar un cambio.(16)

La representación del espacio santarroseño en relación al mundo paradigmático se consideraba un cuestión vital para la adscripción y la identificación. Es así que los grupos quedaban identificados mediante los nombres de sus integrantes: se trataba de grupos reconocibles e identificables en la ciudad, que se mostraban como responsables directos de una u otra ciudad. Los responsables de la "ciudad capital", eran aquellos que contribuían con la construcción de obras particulares (Pedro Phagoupé, Martín de la Mata, Antonio Castillo, A. Corona Martínez, Pedro Boucartt, Lucio Pérez, Salvador de Boni).(17) Los responsables de la permanencia del pueblo eran la Sucesión Gil(18) y la Municipalidad.

La representación ideal de la capital paradigmática, Buenos Aires, estaba conformada fundamentalmente por características relacionadas con aspectos exteriores de la ciudad, aspectos edilicios, que eran vividos como permanentemente novedosos, originales. De aquí que la modernidad y el "progreso" se presentaran como una necesidad.

Si bien pueden descubrirse un conjunto de referencias que definían la constitución de la ciudad, en la realidad legal que comienza con su capitalización, puede también apreciarse cómo esa definición que se daba como consumada se hacía aparecer como insuficiente en la confrontación entre Santa Rosa y el paradigma. Santa Rosa era "ciudad capital" sólo en la realidad legal, pero, al igual que la "capital paradigmática", también debía serlo en la realidad física. La "ciudad capital" era definida como la posibilidad que Santa Rosa tenía de convertirse definitivamente en capital y dado que la "capital paradigmática" imponía la novedad constante, Santa Rosa también debía ser una ciudad en permanente renovación. Se hablaba de que Santa Rosa poco a poco se transforma en verdadera ciudad, o de dar a la ciudad el carácter de capital del territorio, o de que muchos propietarios ignoraban que el sistema impositivo de aquella ordenanza es el mismo que rige en las municipalidades más importantes de la República.(19)

La "modernización" se constituía así en una característica propia de la "ciudad capital" y en el límite preciso entre ésta y el "pueblo". Santa Rosa es "ciudad capital" y "pueblo" a la vez. Si bien a una se la hacía representativa de un "progreso" futuro que ya había comenzado y a otra de un "atraso" que todavía no había pasado, ambas ciudades no aparecían en distintos planos, uno pasado y uno presente, o uno central y otro periférico, sino que se yuxtaponían en un sólo espacio, donde se enfrentaban, como lo hacían los grupos que a su vez ellas representaban, en una lucha por el control del espacio urbano. Se decía, justamente, que pese a los elementos negativos que tiene, Santa Rosa poco a poco se transforma en verdadera ciudad.(20)

El "progreso" entendido como lo novedoso obligaba a que la transformación apareciera como una novedad exterior pasajera, el "aspecto", y no como una transformación que permitiera el logro de objetivos perdurables; se consideraba lo importante de modificar la forma externa de las construcciones y no necesariamente se atendía al cambio de funciones en el mundo urbano. La función de capital se concebía solamente como adecuación a la imagen externa ideal de otra "capital paradigmática" sólo en lo que se refería a lo edilicio. Se hablaba de

El aspecto de chatura que salta a primera vista.

o de los

Edificios como éste van cambiando la fisonomía de nuestra ciudad.(21)

Por otro lado, el "progreso" era entendido como una transformación súbita ("Desde hace pocos años a esta parte, en Santa Rosa, capital del Territorio de La Pampa, se viene construyendo con febril intensidad")(22), lo cual presupone la existencia del acuse, en la concepción general del espacio, del impacto en la comunidad de aquella rápida integración del área al resto de la economía nacional e internacional, una integración que aceleró los tiempos de la formación de protonúcleos urbanos, de la constitución de sociedades urbanas y, en el caso de Santa Rosa, de la capitalización.

Es decir que puede advertirse que los grupos quedaban definidos según su ligazón a distintas representaciones de "ciudades" y enfrentados por su relación con el "progreso" de la ciudad, según se opusieran o fomentaran la conversión de lo que llamaban "pueblo" en "ciudad capital". Esta asociación, dado que no había manera de que Santa Rosa no fuera la "ciudad capital", como tampoco de que se sustrajera a las transformaciones que, de hecho, los ciudadanos estaban experimentando y produciendo, era perfeccionada con la instrumentación de un mensaje de la jerarquización de la ciudad, es decir, de la adopción de los requisitos para ser "ciudad capital" que se mimetizaban de la "capital paradigmática". Es decir, que a la vez que se mantenía una representación del espacio que en un tiempo consolidaba la opinión de algunos en torno a la capitalización y que todavía tenía una significación en estos tiempos -Santa Rosa, fue declarada capital del Territorio Nacional de La Pampa en 1900, lo que implicó el traslado de la capital desde General Acha-, también se acudía a nuevos recursos, por ejemplo la "modernización" edilicia como forma de la jerarquización de la ciudad según un ideal de capital -dar a la ciudad el carácter de capital del Territorio-.

También puede advertirse que esta representación que delimita lo que la ciudad era y debía ser, como aquella de la década del diez, seguía siendo gestada por un grupo específico de la ciudad, en este caso aquel circunscripto a aquellos vecinos capaces de acceder a la construcción y, obviamente, a la propiedad de su vivienda y a todos aquellos que se ligaban a ellos. Esto significaba la definición, por exclusión, de otros dos grupos: por un lado, de aquellos que no podían adquirir su vivienda propia, que tanto en el diez como en el treinta comprendía a la mayoría de los santarroseños. Por otro, de aquellos que si bien tenían las posibilidades económicas de hacerlo, se presentaban como un enemigo del grupo, ya que reunían a los propietarios, de la mayor parte de la ciudad, la Sucesión Gil.(23)

La relación entre Santa Rosa y Buenos Aires, considerada en los términos ambivalentes de mímesis y rechazo, se constituía en un elemento ordenador del espacio comparativo, que sintetizaba las aspiraciones de un grupo monopolizador del discurso urbano -en este caso específici, compuesto por aquellos vecinos capaces de insidir de manera privada en el aspecto edilicio de toda la ciudad- que mantenía, en forma dinámica, la vigencia de una exhortación que enfatizaba un cambio. "Buenos Aires debía servir para dejar de ser lo que somos." Puede decirse que este grupo, impreciso en su conformación, aglutinaba a aquellos que seguían enfrentándose a las tradicionales fuerzas nucleadas alrededor de la Sucesión Gil, es decir, de los primeros propietarios y fundadores de Santa Rosa, pero también a nuevas y recientes generaciones de vecinos frente a generaciones menos recientes. Recuérdese que el aluvión inmigratorio y el vertiginoso crecimiento poblacional de Santa Rosa significan su permanente renovación y recambio sociogrupal.

Esta ambivalencia parece justificarse también en las escasísimas obras editadas en Buenos Aires en los últimos años del período trabajado, aquí que comenzaron a hacer referencias a Santa Rosa. Por ejemplo, la primera obra sistemática sobre el mundo urbano argentino editada en 1945 incluía a Santa Rosa, en tanto capital como ciudad, pero la sumaba a lo que se denominaba centros gregarios cuya importancia urbana demanda una estricta numeración (orden). En ese orden de importancia, Santa Rosa se incluye en el antepenúltimo lugar.

Notas

1. 1. Gaggiotti 1994, 1.

2.  La Capital, en adelante CAP, 4 de enero de 1912, No 2000, p. 3, col 4-5.

3.  CAP, 4 de enero de 1912, No 2000, p. 4, col 1-2 y p. 3, col 4-5.

4.  Ibídem.

5.  Ibídem.

6.  La Arena, en adelante ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6; ARE, 26 de agosto de 1933, No 6, p. 2, col 2-3.

7.  ARE, 26 de agosto de 1933, No 6, p. 2, col 2-3.

8.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6.

9.  Ibídem.

10.  Ibídem.

11.  Ibídem.

12.  La denominada Sucesión Gil eran los herederos del coronel Gil el primer dueño de las tierras donde se levantaría Santa Rosa y que, como se recordará, fueron administradas inicialmente por Tomás Mason, el considerado fundador de la ciudad.

13.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6.

14.  Ibídem.

15.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6. Un trabajo muy interesante que trata sobre la utilización de las tierras baldías como elemento de conformación del espacio urbano puede verse en Araujo Ferreria, A. 1996. De la producción del espacio urbano a la creación de territorios en la ciudad. Un estudio sobre la constitución de lo urbano en Brasil, el caso de Natal. Tesis Doctoral, Universidad de Barcelona (Departamento de Geografía Humana), mimeo.

16.  Scobie 1988, 224.

17.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6.

18.  Para esta fecha ya ha muerto Tomás Mason, el fundador de la ciudad, y no queda representación local de la administración que los propietarios del loteo original, los Gil, habían derivado a Mason. Todas las propiedades del dueñ original, el coronel Gil, dejan de asociarse a Mason para ser atribuidas a lo que, genéricamente, se llamaba la Sucesión Gil.

19.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6.

20.  Ibídem.

21.  Ibídem.

22.  Ibídem.

23.  ARE, 2 de enero de 1940, No 1920, p. 2, col 1-6. Los Gil, como ha sido dicho, estaban emparentados con Tomás Mason, el "fundador" de Santa Rosa.
 

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