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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 69 (80), 1 de agosto de 2000

INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN

Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

PARADIGMAS EN CRISIS ANTE LOS NUEVOS Y VIEJOS DESAFÍOS
DE LA CUESTIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA

María Eugenia Piola
Doctoranda en Sociología
Universidad de Barcelona



Paradigmas en crisis ante los nuevos y viejos desafíos de la cuestión social en América Latina (Resumen)

La crisis paradigmática que atraviesa a las ciencias sociales en el marco de los desafíos planteados por las novedades que plantea la "cuestión social" en América Latina es el tema que analiza esta ponencia.

Para ello, en primer lugar, se analiza comparativamente los problemas y magnitudes que la cuestión social plantea en Europa y América Latina. El grado de desarrollo del Estado de Bienestar en ambos continentes se analiza como uno de los ejes de la comparación.

Luego, se reflexiona sobre la necesidad de unas ciencias sociales críticas en América Latina y el "acoso" a que son sometidas en el marco de las exigencias del sistema hegemónico vigente.

Algunos conceptos o categorías elaborados o resignificados en la región son objeto de análisis a nivel indicativo de los elementos y modalidades que debe asumir la construcción y re-construcción paradigmática. Escuchar la voz-grito de las comunidades victimadas es un punto de partida imprescindible en este proceso.

Palabras clave: cuestión social/ Estado del Bienestar/ América Latina



Paradigms Crisis with regard of new and old social issue challenges in Latin America (Summary)

The focus of this article is the paradigm crisis of social sciences with regard to the new questions of "social issue" in Latin America

First, it analyses comparatively problems and magnitudes of social issue in Europe and Latin America. The degree of welfare state development in both cases is a central variable analysed in this paper.

Second it poses the need of critical social sciences in Latin America and the "persuit" of them by the exigencies of the hegemonic system.

Finally it analyses some concepts and categories elaborated in the region to indicate the elements and ways that have to be assumed by construction and reconstruction of paradigmas. Listening the voice of the victim communities is a fundamental starting point in this process of analysis.

Key words: cuestión social/ Welfare State/ Latinamerica



La cuestión social es el drama de esa parte de la humanidad que es excluida históricamente de los diferentes procesos y proyectos hegemónicos. Los mecanismos y esfuerzos que desde el propio sistema se hacen para hacer "re-ingresar" a esa masa a las redes e instituciones sociales, económicas, políticas, culturales, etc. son parte de las distintas "respuestas" que se han ido ensayando para resolver este problema.

La crisis paradigmática en el ámbito de las ciencias sociales es un hecho que hace tiempo se viene planteando tanto en los debates académicos como en las investigaciones que se llevan a cabo. Las profundas transformaciones acaecidas en lo que genéricamente se denomina "la cuestión social" explican en parte esta crisis. Es por ello que un paso inicial para la comprensión del alcance, características y magnitud de la crisis de paradigmas es analizar brevemente el contenido de las transformaciones en torno a la cuestión social.

La "cuestión social" en Europa y en América Latina: distancias y abismos.

La cuestión social en el ámbito de las ciencias sociales europeas hace referencia al pauperismo y la miseria generada en los comienzos de la revolución industrial en Europa. Estos problemas se convirtieron en un verdadero desafío, en tanto la ideología del progreso que acompañaba y sustentaba este proceso industrializador se daba de bruces con el hecho de que una parte mayoritaria de la sociedad, lejos de beneficiarse del "progreso", parecía más bien padecer sus consecuencias negativas. Es decir, desde sus inicios la revolución burguesa genera explotados y excluidos, para los cuales la noción de progreso se asemeja más a una burla macabra, que a una realidad en construcción.

De este modo, en las sociedades burguesas europeas del siglo pasado comienza a perfilarse lo que sería el gran tema de la sociología hasta nuestros días, conocer y, eventualmente, proponer "soluciones" a los problemas planteados por la cuestión social. En parte este objetivo se consigue a lo largo de este siglo. La incorporación de amplios contingentes a lo que se ha dado en llamar "sociedad salarial", acompañado de una cobertura social (seguridad social) y los derechos sociales asociados a la condición de trabajador/a asalariado/a. A esta importante transformación debe anexarse la construcción de un Estado Social que es a la vez garante y dinamizador de este "equilibrio" de clases surgido de la posguerra.

En este contexto, la seguridad pasa a ser un tema al cual se le prestará una especial atención, reducir los peligros a los que se exponen los trabajadores, cubrir las contingencias y los riesgos tanto del trabajo como de la falta de este (seguro de desempleo) pasará a ser uno de los ejes prioritarios sobre los cuales se edifica el Estado social o Estado del Bienestar.

De esta situación real, histórica y empíricamente verificable, surge, a posteriori, una suerte de mistificación: lo que dio en llamarse los "Treinta Gloriosos", el período comprendido entre la inmediata posguerra y la década del 70. Durante este lapso se logra una situación cercana al pleno empleo. Sin embargo, es necesario matizar la cuestión del pleno empleo, ya que si se considera que la población económicamente activa se compone de hombres y mujeres y sólo eran los primeros los que estaban mayoritariamente empleados, esto indica que se llegó a estar cerca de un "pleno empleo masculino"(1).

Es justamente aquí cuando el fantasma de la "vulnerabilidad de masas" parece conjurado de modo definitivo. Esto quiere decir que las sociedades occidentales industrializadas durante una parte del siglo XX alcanzaron unos niveles de inclusión e integración social relativamente importantes, los cuales, asimismo, alimentaron el optimismo que mencionábamos. Esta situación hacía aparecer como viable y deseable un modelo de capitalismo social o capitalismo con Welfare State. Pero una vez que entraron en crisis las condiciones materiales que hacían posible y sustentaban este modo de funcionamiento de la sociedad, comenzó a aparecer nuevamente el fantasma de la "vulnerabilidad de masas" (Castel, 1997).

El carácter relativamente inclusivo del capitalismo alimentó las teorías de la movilidad social ascendente, tan en boga en las décadas del 50 y 60. Estas teorías partían del supuesto de la existencia de una dinámica social que tiende a favorecer el movimiento de los individuos de un estrato a otro en dirección ascendente. Se postulaba que la posibilidad de beneficiarse de esta dinámica dependía, en buena medida, del tipo de actitudes y valores sustentados por los sujetos. El "esfuerzo personal" era considerado uno de los ingredientes imprescindibles para alcanzar la tan ansiada movilidad.

A partir de la década del setenta el rasgo excluyente pasa a ser la nota principal en la dinámica socioeconómica. Desempleo, precariedad laboral y pobreza se convierten en los elementos distintivos de la cuestión social.

En el plano de las relaciones de poder internacionales, la desaparición de la bipolaridad, la globalización de la economía y demás áreas sociales, la desintegración de la ex-Unión Soviética y el fracaso del socialismo en los países de Europa del Este; allanan el camino hacia la hegemonía del pensamiento neoliberal. En este marco, si bien el Estado Social no desaparece, se debilita y deja de actuar en diferentes ámbitos. Una "nueva cuestión social" aparece en el horizonte de la Europa del "Bienestar": la vulnerabilidad de después de las protecciones(2).

En América Latina se hicieron algunos intentos de construcción de un Estado de Bienestar, con mayores o menores grados de "éxito" dependiendo de cada país y sus particular estructura socioeconómica y sus respectivas capacidades económicas. Este proceso se llevó a cabo con la ambigüedad y las marchas y contramarchas impuestas por las limitaciones y dificultades propias de países pobres y dependientes. Aun así, lo más grave es que este Estado Social mínimo, incipiente, precario, defectuoso y deficitario se desmanteló de forma rápida y radical a partir de la década del setenta y aún con mayor virulencia a partir de la década del 80, en el marco del auge del modelo neoliberal-conservador a lo Reagan-Tatcher y la crítica situación de las economías de la región desatada por la crisis de la deuda externa en 1981-82.

Esto quiere decir, entre otras cosas, que si, en América Latina durante esa época había una intencionalidad política de incluir a los sectores sociales tradicionalmente excluidos, como parte de proyectos políticos que genéricamente recibieron el nombre de nacional-populares, hoy esta intención y esta promesa se han roto.

Ni Estado ni mercado prometen "hacerse cargo" de los sectores excluidos, he aquí el drama de la cuestión social en América Latina. He aquí también la ruptura del andamiaje teórico-político con que se solía abordar el problema de los pobres, las víctimas, los excluidos, etc. He aquí, en síntesis, todo el tema y el problema que se presenta a las ciencias sociales en la región.

Ciencias sociales críticas en América Latina: entre el acoso y la necesidad.

Según lo que venimos planteando, queda claro que la "cuestión social" en América Latina tiene un dramatismo y una envergadura que la hace prácticamente incomparable con Europa. Las víctimas están más desamparadas que nunca. Se trata de un verdadero proceso de retroceso. La pobreza, la miseria y la imposibilidad de reproducción, producción y desarrollo de la vida humana de la comunidad formada por las víctimas del sistema vigente de dominación y exclusión (Dussel, 1998) lleva a pensar en formas de articulación reales entre los intelectuales que escuchan este grito de las víctimas y la propia comunidad de las víctimas.

Así como Marx tuvo que "inventar" contra-categorías que refutaran la no-verdad de la economía política clásica, se abre para nuestra región una tarea parecida e inmensa, en tanto supone una revisión crítica a fondo de todo el aparato conceptual de las ciencias sociales a fin de "inventar" o "re-inventar", es decir, "volver a decir" aquellos conceptos e ideas que las ciencias sociales funcionales al sistema hegemónico han desterrado al árido territorio de lo "demodè" (pasado de moda). Pasan de moda los conceptos pero se mantienen, refuerzan y agravan las "realidades materiales-concretas" que dieron origen a dichos conceptos. He aquí el meollo del problema que nos ocupa. Viejas y nuevas realidades reclaman una interpretación que ha de hacerse desde y con las víctimas.

Aquí hace falta un doble esfuerzo por replantear los categorías analíticas que hagan posible la comprensión de la dominación y la exclusión. Este doble esfuerzo radica en el hecho de que esta gran área de estudio ya no es considerada como "tema" relevante para desarrollar en el ámbito de "programas de investigación" dentro de unidades académicas, es decir las ciencias sociales funcionales y hegemónicas han arrinconado el pensar desde el Otro como una tarea vacía. Por otra parte, si no se procede al vaciamiento total indicado, el problema es "recortado" en su horizonte teórico-político al nivel meramente táctico, cortoplacista de las soluciones técnicas "para hoy" (o para ayer). Soluciones tecnocráticas que no sólo no cambian la raíz del problema, sino que refuerzan las relaciones de poder sobre las que éste se asienta (léase asistencialismo, clientelismo, etc.).

Se comprenderá que el planteamiento del problema general de la situación actual de las mayorías excluidas en América Latina reivindicado como tema central de una ciencia social crítica y una teoría crítica es minoritario y sospechado de ideologismo y falta de "cientificidad". Nosotros sostenemos, con el fundamento "estadístico" que nos da el hecho de una mayoría sumida en condiciones de pobreza y miseria y/o que debe luchar en algún "frente de exclusión o excluyente", que este es precisamente "el" tema de las ciencias sociales hoy en América Latina. No desconocemos que esto entra en clara confrontación con quienes descreen de la "centralidad" de este problema, considerándolo como "poco pertinente" para las ciencias sociales en un nuevo siglo marcado por la globalización y el fin de la bipolaridad.

Marco epistemológico, teórico y político para abordar la crisis paradigmática.

Antes de entrar en una revisión de las categorías analíticas más pertinentes elaboradas o readaptadas en América Latina para dar cuenta de nuestra dramática cuestión social, es necesario previamente hacer un rodeo que nos muestre la actual situación del pensamiento político y social latinoamericano.

Las distintas corrientes de pensamiento surgidas en América Latina, el debate acerca del papel del Estado, la presencia del "monólogo" neoliberal, así como la derrota político-militar de los proyectos nacional-populares y socialistas son cuestiones que han de tenerse en cuenta a la hora de intentar comprender por qué "aparecen y desaparecen" conceptos, por qué hay temas "prestigiados y desprestigiados", por qué hay problemas que se pretenden "superados" (aunque en realidad estén en "carne viva").

Los desarrollos teóricos planteados por la corriente estructuralista, la teoría de la dependencia o las propuestas de desarrollo alternativo, desarrollo a escala humana o desarrollo local, como parte de distintas corrientes de pensamiento que se han desarrollado en la región a partir de la década del cincuenta, sirven de aliciente y estímulo acerca de las posibilidades de generar pensamientos y propuestas propias desde América Latina, que tengan en cuenta sus especificidades y necesidades.

La impresión generalizada en América Latina es la de que sólo se oye al "monólogo neoliberal" presentar sus recetas, ya que a nivel de elaboración teórica esta corriente está lejos de alcanzar originalidad. Desde la perspectiva neoliberal nuestros problemas están lejos de ser abordados desde la especificidad de la problemática latinoamericana, sino más bien desde los intereses y demandas de los países acreedores. En este sentido, la teoría de la dependencia, pese a las evidentes necesidades analítico-teóricas de revisión, cobra vigencia. ¿Cómo se llama si no el tipo de relación que se establece entre países acreedores y países deudores, si los primeros se arrogan la potestad de definir, evaluar y supervisar las políticas que se implementan en los segundos?. Más allá de los problemas de "soberanía nacional" que pueden suscitarse, el tema de fondo es el de las concretas y específicas relaciones de dominación que se establecen entre las economías centrales y las periféricas.

Otro tema central es el debate acerca del rol que debe tener en esta etapa el Estado. El descrédito de éste como agente organizador del proceso económico y social ancla sus raíces también en la soledad del discurso neoliberal. Esto no quiere decir que el Estado tal y como venía funcionando en la década del ochenta fuera viable y eficiente. Pero lo que no puede desconocerse es que no ha habido un proceso de debate en las sociedades para ver qué hacer con el Estado, qué tipo de Estado es el que se necesita y el que se puede construir. Se ha dado el salto hacia el vaciamiento del Estado con la excusa de que de este modo se garantizaría mayores niveles de eficiencia y equidad. Lo que no puede desconocerse es el dato real de los sectores que resultan más perjudicados por esta retirada del Estado son los pobres y empobrecidos o nuevos pobres, para los cuales, en la mayoría de los casos, no existe otra alternativa que demandar los servicios y prestaciones públicas para intentar satisfacer sus necesidades más básicas.

La derrota política de los proyectos nacional-populares (Uruguay y Argentina son claros ejemplos de este tipo) y socialistas, inspirados en el paradigma marxista, se relaciona estrechamente con la crisis paradigmática que vive la región. La perspectiva adoptada aquí sugiere la necesidad de revisar histórica y políticamente las modalidades de construcción de estos proyectos a fin de rastrear las posibles causas de su derrota. Con lo cual se está diciendo que son este tipo de proyectos y los paradigmas en los que se inspiran los que contienen una voluntad de transformación de la realidad socioeconómica con fines de inclusión e integración social. Es la preocupación por los pobres, los excluidos, los marginados, las "víctimas" de un "estilo" de desarrollo la que ha dado fundamento a estos proyectos.

Probablemente no sea este el lugar para plantear la cuestión política que entraña este asunto, pero sí para tener en cuenta que existen corrientes de pensamiento y paradigmas interpretativos que "toman partido" por o su punto de partida son los excluidos (víctimas), los que de un modo u otro "padecen" una determinada forma de organización social. La palabra padecer está utilizada "ex-profeso" porque, si bien discutir la cuestión de la víctima y del sufrimiento humano nos transportaría a cuestiones de orden ético que no es posible desarrollar en el marco de este trabajo, no puede desconocerse que la cuestión de fondo (por lo menos desde la perspectiva aquí adoptada) es justamente ésta: el hecho de que existe una mayoría de seres humanos que cotidianamente sufren un "orden" social que les niega las posibilidades de satisfacer adecuadamente sus necesidades más básicas.

Queda, pues, establecida la imposibilidad de analizar este problema "desde afuera", desde el territorio de la "objetividad". Existen modos diferentes de mirar la sociedad. En ellos se juegan muchas cosas, no solamente un problema de "perspectiva teórica". Esta idea de "tomar partido" está íntimamente relacionada con la necesidad, enfáticamente señalada por algunos pensadores del Sur, de un humanismo que venga de la humanidad pobre o empobrecida y que supere toda versión paternalista, estatista y moralizante. Esta necesidad parte del diagnóstico de que las contradicciones del humanismo de las grandes potencias occidentales han hecho renegar del humanismo no sólo a los filósofos de la posmodernidad, sino también a muchos intelectuales tercermundistas y revolucionarios (Amin y González Casanova; 1995).

El relativismo cultural que el posmodernismo postula supone la imposibilidad de analizar críticamente la historia y desentrañar el sentido que ésta presenta. Puesto que tal historia no existe, sólo podemos contemplar sus inconexos fragmentos más allá de cualquier "juicio". Este punto de partida implica en términos teórico-políticos la contracara del enfoque que aquí se propicia.

Algunos elementos para un nuevo paradigma en construcción

Si por paradigma entendemos una forma de plantear y resolver poblemas, nos dice González Casanova (1998), la crisis de hoy abarca tanto a los principales paradigmas de la investigación científica como a los principales paradigmas de la acción política. A la crisis del estructural-funcionalismo y de la filosofía empirista se añade la crisis del liberalismo, de la socialdemocracia, del comunismo, del nacionalismo-revolucionario y del neoliberalismo. Teniendo en cuenta la magnitud de esta crisis propone analizar la formación de conceptos sociopolíticos desde América Latina. Así, reflexiona sobre las condiciones del surgimiento y desarrollo de ideas y categorías tales como: independencia política, revolución, progreso, marginación, centro-periferia, dependencia, explotación, pedagogía del oprimido, teología de la liberación, democracia, imperialismo, colonialismo, etc.

Todos estos conceptos hablan de unas ciencias sociales que se duelen del dolor del otro, es decir, que su mirada no está puesta en el "equilibrio" sino en la transformación, no es la "sociedad ideal" (al estilo weberiano) la que es objeto de la reflexión sino la realmente existente, la que debe transformarse, la que puede transformarse (teniendo como horizonte lo utópico, que a través de lo "imposible" construye lo "posible"). Las ciencias sociales que construyen, fundamentan y asumen estas categorías de análisis (y otras, ya que la lista no es exhaustiva, sino indicativa) parten, en una primera instancia, de un asombro ante la pobreza (Briceño León y Sonntag, 1998), la miseria, la exclusión y la victimación sistemática (que es el dato de partida con el que debe "contarse" en una aproximación a las sociedades latinoamericanas). Este primer "asombro", que dice todo lo que de no-natural tiene la existencia de víctimas; se transformará, luego, en compromiso y res-ponsabilidad ante el "dolor interpelante del otro".

El proceso de concientización que Freire describe en su "Pedagogía del Oprimido", significa justamente llegar hasta las "últimas consecuencias" en el proceso de escuchar la palabra (grito) del otro, asumirlo como propio, descartando cualquier tentación de vanguardismo-paternalismo. Estar, ir, pensar, actuar con el otro, no por el otro, nunca en su lugar. Esta mirada también supera el espontaneísmo que apuesta a la "agudización de las contradicciones" (profundización de la injusticia, exclusión y victimación) como mecanismo transformador de la sociedad.

La teoría de la dependencia y todos las cuestiones que despierta es otro indicador de los modos de reflexión críticos con que América Latina se ha pensado. El proyecto de liberación, los sujetos protagónicos, los modos de resistencia y transformación que se requieren, las posibilidades de transformación, la imagen de una nueva sociedad posible, fueron entonces también temas pertinentes de unas ciencias sociales situadas y posicionadas que desde la conciencia de la dependencia como dominación plantean una crítica al sistema hegemónico vigente nacional y mundial.

Estos conceptos elaborados o re-elaborados desde América Latina son una contundente invitación a sospechar del "callejón sin salida" que propone con gran maniqueísmo el neoliberalismo. Aquí sólo podremos dejar señalada (de modo indicativo) toda la importante línea de investigación-revisión que se requiere para el proceso de construcción de nuevos paradigmas.

Queremos enfatizar la idea de que la construcción de paradigmas es siempre un proceso abierto, inacabado, permanente, en constante diálogo con realidades cambiantes. Es decir, que de poco sirven para estos casos las pretensiones escolares de "fundar" de ahora en adelante un nuevo paradigma. Además, no es un tema menor el "modo" en que este proceso de construcción y re-construcción paradigmática se lleva a cabo. Una condición inicial es, a nuestro juicio, la participación directa, activa, primaria, de pleno y principal derecho de las comunidades victimadas. Nada nuevo podrá construirse desoyendo la voz-grito de los que el sistema hegemónico excluye y el nuevo paradigma pretende incluir. Es justamente esta voz-grito la que a través de su denuncia abre nuevas posibilidades teórico-políticas en términos de designación y comprensión de nuevas y viejas modalidades de exclusión.

Los paradigmas teórico-políticos con que era interpretada la cuestión social se muestran insuficientes, cuando no claramente inoperantes ante una realidad distinta, con otra complejidad, con otros horizontes, con otros problemas. Sin embargo, el hecho de que viejas categorías se muestren inadecuadas para la comprensión de la "nueva cuestión social", no significa que algunos conceptos y términos nuevos puedan considerarse del todo pertinentes. El caso del concepto de globalización es uno de ellos. Más allá de los procesos "reales" que intenta describir y explicar, como son la creciente interconexión y dependencia de los mercados financieros a nivel mundial, el aumento de los flujos financieros entre países y regiones, etc.; también encierra una especie de fetichización de la mundialización donde los actores participantes no aparecen como artífices de los procesos y, mucho menos, como ubicados en relaciones asimétricas de poder y en desigualdad de condiciones. Es decir que categorías "viejas" como imperialismo, colonialismo, dominación, dependencia, quedarían muy malamente subsumidas en un concepto que carece de cualquier tipo de connotación conflictual.

Reflexiones finales

Generar alternativas teóricamente competentes, económicamente viables y políticamente incluyentes es el desafío que se presenta para la región. Cruzarse de brazos supone avalar explícita o implícitamente el pensamiento y la política neoliberal. El neoliberalismo ha demostrado en más de dos décadas de aplicación que significa una opción concentradora y excluyente, incapaz de integrar a la mayoría de la población.

La antinomia "liberación o dependencia" fue uno de los ejes de la movilización popular en América Latina. Si bien hoy este eje se halla "desactivado", esto no quiere decir que en términos "reales" haya perdido vigencia. Sobre el tema de la liberación Enrique Dussell (1998) señala que el juicio dominante de la opinión pública filosófica sostiene que la "liberación" debería dejar lugar a acciones reformistas, posibilistas. A pesar de todo esto, y contra lo que muchos opinan, pareciera que la antigua sospecha de la necesidad de una ética de la liberación desde las "víctimas", desde los "pobres" de la década del sesenta, desde la "exterioridad" de su "exclusión", se ha confirmado como pertinente en medio del terror de la espantosa miseria que aniquila a buena parte de la humanidad a finales del siglo XX, junto a la incontenible y destructiva contaminación ecológica del planeta Tierra"

La construcción de un nuevo paradigma teórico-político deberá partir de la pertinencia y la necesidad de contar con un proyecto y una praxis de liberación para América Latina.
 

Notas

1. En este punto es oportuno recordar que el "modelo" estaba asentado sobre un breadwinner masculino y una mujer ama de casa que no salía al mercado laboral, en algunos casos porque no hacía falta que lo hiciera y, en otros, porque la mujer que salía a trabajar o a buscar un puesto en el mercado de trabajo no estaba del todo incluida en los "roles sociales aceptados".

2. Si bien este análisis resulta aplicable a Europa Occidental, no deben pasarse por alto los notables matices en el alcance y consolidación del Bienestar según se trate de países del Norte, del Centro o del Sur europeo.
 

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