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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. 
Depósito Legal: B. 21.741-98 
Vol. X, núm. 218 (86), 1 de agosto de 2006 


LAS HUELLAS DEL PLAN PARA BOGOTÁ DE
LE CORBUSIER, SERT Y WIENER[1]

Doris Tarchópulos
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá, (Colombia)


Las huellas del plan para Bogotá de Le corbusier, Sert y Wiener (Resumen)

El interés por demostrar el alcance histórico, metodológico y práctico del Plan para Bogotá proyectado por Le Corbusier, Sert y Wiener, parte de reconocer que este instrumento del urbanismo del Movimiento Moderno es una aportación singular a la práctica del planeamiento. Para cumplir este objetivo, se plantean preguntas e hipótesis sobre la trascendencia urbanística del Plan relacionadas con el suceso, el proceso y el producto derivados de esta experiencia. En este artículo se presenta algunos de los eventos relevantes que rodearon la elaboración del plan con el fin de precisar las connotaciones históricas.

Palabras clave: Planeamiento urbano, Bogotá, Le Corbusier


The footprints of Le Corbusier, Sert and Wiener’s urban plan for Bogotá (Abstract)

We are interested to demonstrate, in historical, methodological, and practical terms, the factual transcendence of Le Corbusier, Sert, and Wiener’s urban plan for Bogotá. Our interest in examining a particular Modern Movement urban planning instrument is based on our conviction that this tool should be recognized and understood as a specific and singular contribution to local and universal urbanism practice. To do so, different questions and hypotheses will be brought up around the three basic dimensions concerning of drafting an urban plan for Bogotá: the event, its process, and the products derived from such experience. In this paper we are presenting some events related with the elaboration of the Plan in order to better examine its historic connotation.

Key words: Urban Planning, Bogotá, Le Corbusier
 



 
“La Ciudad de Bogotá tiene un Plan Director, lo que ninguna ciudad del mundo posee hoy. Puede resultar en beneficios materiales inmensos, una potencia espiritual que es la propia del civismo, un ímpetu en la población capaz de pasar a través de todas las dificultades, provisionales o accidentales y de realizar, en la armonía, la ciudad expresión de nuestra civilización maquinista” (Le Corbusier 1951)
"Se pensaba que este acontecimiento cambiaría el destino de la ciudad. El maestro franco-suizo, que buscaba formular por la base la arquitectura universal, trajo unas propuestas que se quedaron en el papel".(Téllez 1980)


Uno de los instrumentos del urbanismo del Movimiento Moderno[2], como lo es Plan para Bogotá elaborado por Le Corbusier, José Luis Sert y Paul Lester Wiener entre 1949 y 1953 ha sido poco reconocido por la historiografía de la arquitectura y el urbanismo, que no ha prestado suficiente atención y no ha profundizado en el caso latinoamericano en general[3], ni en el colombiano en particular. Sin embargo, este Plan, además de sus novedades instrumentales, constituye un hecho notable por su dimensión histórica, metodológica y práctica.

La importancia histórica se reconoce en varios eventos significativos: fue la segunda y última vez que Le Corbusier y Sert -dos protagonistas de los CIAM- trabajaron conjuntamente en planeamiento luego de 16 años de haber participado en el Plan Maciá para Barcelona, pero también por haber sido el único Plan de una ciudad latinoamericana que fue objeto de contrató formal con Le Corbusier y por lo tanto realizado en su totalidad. Al igual que Sert y otros grandes arquitectos, Le Corbusier también se interesó por dejar su impronta en América Latina[4]. En el ámbito colombiano es un evento notable no sólo por el trabajo de dos personajes emblemáticos del Movimiento Moderno, sino también por la iniciación del conjunto de la sociedad en la proyectación de sí misma a través de la elaboración de un instrumento pionero en la expresión formal de un proyecto de ciudad, por el contenido instrumental y la manifestación jurídica en un conjunto de normas según los principios y la metodología del Urbanismo Moderno. Sin embargo, esta experiencia como otras ideas y propuestas de modernización de la ciudad, no trascendieron ni quedaron registradas en la historia nacional como un capítulo de notable significación (del Castillo 2003)

Respecto a la dimensión metodológica, el Plan para Bogotá resulta interesante porque incorpora varios instrumentos inéditos, entre los cuales sobresalen los siguientes: Un modelo de ciudad, que resume los principales elementos de la política a escala urbana, metropolitana y regional. El Centro Cívico -y su réplica a escala barrial- como elemento urbano que representa una nueva función urbana, producto de la reinterpretación del centro de poder y del espacio público más importante de la ciudad del urbanismo hispanoamericano. El sector y su red vial jerarquizada según >la Regla> de las 7v’s, como la estructura indispensable para la circulación y la composición a escala intermedia, y como resultado de la deducción corbuseriana de la forma de la ciudad de entonces (Le Corbusier, 1951 y 1959; Bannen, 1991; Cortés, 1995; Salmona, 2003). La representación gráfica del propio Plan y la realizada en >la Grilla CIAM>, que consistía en un sistema de planos cuya elaboración implicaba un proceso de síntesis para expresar el análisis y la ciudad proyectada, con la finalidad de comparar el Plan con otros planes en el marco del CIAM 8 El Corazón de la Ciudad.

La dimensión práctica tiene que ver con la potencia del plan sobre dos aspectos: la definición de la forma urbana y la cultura urbanística bogotana. Pese a su prematura invalidez técnica y política el plan pudo dejar sus huellas en la estructura urbana por varios motivos. El primero se debe al desarrollo instrumentos "deducidos del análisis de las condiciones formales de la ciudad existente" (Cortés 1995; Hernández 2004). El segundo, porque su elaboración implicó un ejercicio técnico y político impactante para la élite intelectual responsable de las decisiones técnicas y políticas en otro momento, así como para los profesores y estudiantes de arquitectura de la época. Estas circunstancias facilitaron la adaptación de algunos de sus elementos constitutivos en futuros planes e instrumentos, pero al mismo tiempo posibilitó tener una idea compartida sobre ciertos rasgos formales y funcionales del plan que también eran congénitos de la estructura urbana.

La inutilidad del Plan para Bogotá ha sido destacada por varios intelectuales bogotanos. Para Saldarriaga (Saldarriaga y Fonseca, 1984), fue un instrumento obsoleto antes de ser terminado, para Vargas (Vargas, 1987) es un plan descontextualizado de la realidad social y cultural de la Bogotá de entonces, y para Salmona (Salmona, 2003) un ejercicio que aportó muy poco. A pesar de haber sido denunciado como un fracaso en la práctica del urbanismo bogotano y hasta motivo de vergüenza por el desprestigio asociado al Urbanismo Moderno, se reconoce que tanto la experiencia como el instrumento mismo significaron la iniciación de Bogotá en el planeamiento, de la mano de los arquitectos y urbanistas de mayor reconocimiento en aquella época.

El Plan para Bogotá se compone de dos instrumentos: El Plan Director o Plan Piloto –como se le denominó localmente- y el Plan Regulador. El primero –realizado por Le Corbusier- delimitaba el perímetro urbano, la zonificación y el sistema vial y su clasificación, a manera de guía para regular el crecimiento de la ciudad y de base para elaborar el Plan Regulador. El Plan Regulador, a cargo de Sert y Wiener, a través de la Town Planning Associates –TPA- y asesorado por Le Cobusier, consistía en un estudio de detalle basado en el anterior, que definiría los sistemas de utilización de las zonas en las que se dividió la ciudad, el régimen de alturas y normas para la edificación, las densidades de población, los perfiles, secciones transversales, intersecciones, estacionamientos, iluminaciones y arborizaciones de las vías, la planificación de los servicios públicos, la forma como deben ejecutarse los abastecimientos y en general todos los aspectos que deben tenerse en cuenta para el buen desarrollo de la ciudad. Es decir, Le Corbusier definió el modelo de ciudad y las cuestiones relacionadas con la estructura urbana, el centro cívico, tipologías de vivienda, al igual que la zonificación, mientras que Sert y Wiener la forma de la edificación y de los sistemas estructurantes, así como las herramientas de gestión.

El Plan Regulador nunca llegó a ser una norma oficial, a diferencia del Plan Piloto que fue legalizado con el Decreto 185 de 1951. Sin embargo, no llegó a aplicarse por varios motivos de índole política y técnica. Uno de ellos fue la dictadura que asumió el poder desde el año siguiente de la finalización del Plan hasta 1958. El gobierno militar ejecutó una serie de proyectos de equipamiento e infraestructura pública, cuya ubicación y trazado no respondían ni al Plan Piloto o algún nuevo plan general, pero que influyeron notablemente en la estructuración de una nueva ciudad totalmente diferente a la anteriormente proyectada (Cortés 1995). Otro factor que afectó su aplicación fue la fuerte ola migratoria iniciada a principios de los años 50, como consecuencia de la cruda violencia generalizada en las zonas rurales. Ello impidió el control ordenado del crecimiento y desbordó las proyecciones del Plan, lo cual repercutió negativamente en las posibilidades prácticas de materializarlo. Pero también la crisis del Movimiento Moderno en general y la decadencia de los planteamientos de Le Corbusier en particular, contribuyeron a diezmar el interés técnico sobre los posibles aportes o virtudes instrumentales.

Estas circunstancias llevaron a que se formulara un nuevo Plan Piloto Distrital a comienzos de los años 60, cuando se restablece el gobierno democrático. Este nuevo instrumento retoma algunas de las teorías y los instrumentos del Urbanismo Moderno a la nueva realidad urbana, y abandona por inapropiado el Plan de los años 50 (Dávila, 2000). A finales de los años 60, el planeamiento físico es desplazado por la panificación económica, abandonando así la idea de un proyecto de ciudad ligado la forma urbana. Esta circunstancia se extiende hasta el año 2000, cuando se retoma el planeamiento físico mediante el Plan de Ordenamiento Territorial.

Este artículo se refiere a la dimensión histórica del suceso, como un intento de rescatar algunos de los momentos relevantes, en tanto en cuanto hace parte del estudio mayor de la tesis doctoral en la que también el análisis de las dimensiones metodológica y práctica ligadas esta experiencia planificadora permitirá identificar la trascendencia urbanística del Plan, con el objeto de rescatar planteamientos que pueden aportar a los procesos de planeamiento urbano contemporáneo.
El recuerdo del suceso: ¡Abajo la academia, viva Le Corbusier!

Las corrientes progresistas de comienzos de los años treinta facilitaron la llegada de arquitectos y urbanistas europeos que no sólo incidieron en la forma de proyectar la ciudad, sino también promovieron la creación y consolidación de la primera Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional. La enseñanza de la mayoría de los arquitectos foráneos y de los locales educados en el exterior, se basó en la vanguardia del Movimiento Moderno.

El personaje más influyente en la planificación de Bogotá durante la primera mitad del siglo XX fue Karl Brunner. Su sensatez disciplinar y profesional contribuyó a entender e incorporar las características propias del lugar para plantear un urbanismo nuevo y consonante con la ciudad existente, aportando nuevos instrumentos para definir la construcción de la ciudad. Entre ellos, están una serie de proyectos urbanos conmemorativos de los 400 años de la fundación de Bogotá, un plan vial del centro denominado Plan Regulador, el diseño y desarrollo de varios nuevos barrios de extensión de la ciudad y la publicación del Manual de Urbanismo. Los trabajos de Brunner, aunque no llegaron a constituir un plan integral de la ciudad deseada, sino por partes, contribuyeron al desarrollo de muchos de los barrios bogotanos, así como a la divulgación y discusión profesional y académica sobre el urbanismo de vanguardia en Europa. Otro actor importante en el desarrollo de instrumentos novedosos de proyectación urbana fue Leopoldo Rother. Con la elaboración y construcción del Plan Maestro de la Universidad Nacional sentó el precedente en la proyectación urbana con la concreción de una imagen que correspondió a un concepto estructural previo. También su labor de docencia y su ejercicio de la arquitectura fueron importantes para la construcción del saber hacer local.

El crecimiento acelerado, espontáneo, clandestino y desordenado mediante pequeñas porciones, en precarias condiciones sanitarias y urbanas, hacen que en los años 40 surjan desacuerdos entre los arquitectos e ingenieros con el enfoque de Brunner, apoyados en la ideología del Urbanismo Moderno. Por consiguiente, la figura del Plan Regulador se hace imprescindible para enfrentar la problemática expansión urbana. Estas circunstancias ocasionaron la realización de propuestas por parte de la Secretaría de Obras Públicas de la ciudad cuyo trabajo consistió en la primera zonificación ligada a un plan vial para la ciudad, el cual fue debatido por los cuerpos colegiados de los arquitectos e ingenieros y sus revistas Proa y Anales de Ingeniería, produciendo a su vez otras propuestas alternativas. Este período, en el que se reflejan las inquietudes por llegar a la definición de un instrumento moderno, finaliza con la expedición de una legislación nacional en 1947 que le exigió a las grandes ciudades contar con este instrumento requisito que es asumido por Bogotá rigurosamente, iniciando así su experiencia en el desarrollo y utilización de herramientas diferentes para la planificación de la ciudad.

Para cumplir con los requerimientos de la nueva legislación nacional (Ley 88 de 1947) promovida por un grupo de arquitectos entre los cuales se encontraba el arquitecto Jorge Gaitán Cortés[5], se contrata a la firma Town Planning Associates –TPA-, con el objeto de que asesore a Cali, Bogotá y Medellín en la formulación de su Plan Regulador. En el caso de la capital, por recomendación de Eduardo Zuleta Angel[6], también se le encarga a Le Corbusier la elaboración del modelo de ciudad llamado Plan Director o Plan Piloto, como se le denominó en Bogotá, el cual sería implementado mediante la figura del Plan Regulador, desarrollado después por Wiener y Sert.

El fiasco del encargo del edificio de la sede en Nueva York de la Organización de Naciones Unidas –ONU-, significó un duro golpe para Le Corbusier ya que se había trasladado a Nueva York especialmente para el proyecto conocido como la maqueta 23A, que luego fue la base del edificio definitivo cuya construcción fue encargada al arquitecto norteamericano Wallace Harrison. Desde su puesto Zuleta brindó apoyo absoluto a Le Corbusier y su diseño, con lo cual surgió una gran amistad entre ambos que propició la invitación al maestro a la capital colombiana (Bannen 1991, Cortés 1995).

La Town Planning Associates –TPA, había sido fundada por José Luis Sert y Paul Lester Wiener en 1945. Sert, había nacido en 1902 en Barcelona en el seno de una familia de industriales textiles. En 1923 estudia en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y recibe el título en 1929. Siendo estudiante viaja a París donde adquiere varias de las publicaciones de Le Corbusier y a su regreso participa con otros estudiantes en la organización de un grupo protesta contra la educación academicista, que más tarde invita a Le Corbusier a dictar conferencias en Barcelona. Apenas recibe el título de arquitecto se traslada a París y trabaja en el Taller de Le Corbusier. En 1930 hace parte de la organización del GATCPAC. Entre 1933 y 1934 participa en la elaboración del Plan Macià y en 1939 se traslada a los Estados Unidos donde contacta a otros intelectuales europeos refugiados y en 1941 publica el libro ¿Can our Cities Survive? Continua su activa participación en los CIAM y dicta conferencias em Harvard invitado por Walter Gropius. En la Town Planning Associates –TPA- orientado su trabajo hacia la elaboración de planes urbanísticos de varias ciudades en Brazil, Colombia, Venezuela, Perú y Cuba. Desde 1947 hasta 1957 preside los CIAM. Muere en 1983, luego de una importante trayectoria profesional y académica en los Estados Unidos y en España (Freixa, 1997).

Wiener, de padres austriacos, nace accidentalmente en Leipzig, Alemania en 1896. Entre 1913 y 1919 vivió en los Estados Unidos de Nortemérica donde adquirió la ciudadanía. Estudió arquitectura en la Real Academia de Viena donde recibió el título de arquitecto en 1921y realizó estudios de postgrado en la Academia Kunstgeberbe de Berlín en 1922, ciudad donde trabajó con Bruno Paul hasta 1926. En 1931 se trasladó nuevamente a los Estados Unidos y en 1945 se asoció con José Luis Sert para formar la Town Planning Associates –TPA-.(Freixa, 1997; Fuenmayor, 1949; Hernández, 2004). Wiener había visitado Bogotá en 1945 con motivo de gira de conferencias de 3 meses por Colombia, Perú y Brasil, patrocinada por Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, con el propósito de contactar a arquitectos locales (Mumford, 2000) y para conocer el contexto y los avances en planeamiento urbano (Schnitter, 2003). Podría afirmarse que fue una misión de “espionaje” urbanístico ya que Wiener no estaba autorizado para mencionar -sin obtener autorización escrita del coordinador de la gira- que representaba de alguna manera a algún organizador, agencia o departamento de los Estados Unidos de Norteamérica, ni tampoco que lo estaban patrocinando o que eran responsables de la gira (Mumford, 2000).

A raíz de esta visita se concretaron varios contratos. Sin embrago, es hasta 1948 cuando se le encargan a Sert y Wiener, a través Town Planning Associates –TPA-, hacer el Plan Piloto de la nueva ciudad de Tumaco, en Colombia, que había sido semidestruida por un incendio. En el mismo año fueron contratados para realizar el Plan Piloto para Medellín, en 1949 el de la ciudad de Cali y el Plan Regulador de Bogotá con Le Corbusier, y en 1951 el de Barranquilla[7]. Entre 1945 y 1959 estuvieron trabajando en planes de las principales ciudades colombianas: los dos puertos marítimos más importantes como lo son Barranquilla sobre el Mar Caribe y Tumaco sobre el Océano Pacífico; los centros productivos de Medellín y Cali; y por su puesto Bogotá, la capital política. Esta situación les permitió conocer y obtener información de primera mano sobre la realidad urbana del país, al igual que lo hicieron en algunas ciudades de Brasil, Venezuela, Perú y Cuba.

Como consecuencia de aceptar la invitación de Zuleta, Le Corbusier llegó por primera vez a Bogotá el 16 de junio de 1947, proveniente de Nueva York. La simpatía por el arquitecto franco-suizo fue expresada contundentemente por varios arquitectos y los casi 300 estudiantes que lo recibieron en el aeropuerto:“Abajo la Academia, Viva Le Corbusier”, a lo que contestó: “Me alegro que ustedes estén de acuerdo conmigo en un cien por ciento, pero no lo deberían estar en un 300” (citado en: Hofer 2003). La generación PROA –Carlos Martínez, Gabriel Serrano, Vicente Nasi, Rafael Obregón- había logrado que el gran Maestro fuera a Colombia y la nueva generación de arquitectos –Jorge Arango, Carlos Abeláez Camacho, Hernando Vargas, Jorge Gaitán Cortés—lograba un encuentro cercano con su mítica figura. (Arango y González, 1987). La atmósfera de absoluto fanatismo intelectual, no permitió ver críticamente un acontecimiento tan importante para la ciudad misma como para la práctica del planeamiento local: se habló de racionalizar la Sabana de Bogotá, de fundar una filial de ASCORAL en Colombia para continuar a la vanguardia del movimiento contemporáneo de arquitectura (Vargas, 1987).

En los ocho días que estuvo, dictó dos conferencias en el teatro Colón: El Urbanismo como supremo ordenador social y Caracteres mundiales y regionales de la Arquitectura Moderna (Bannen, 1991). Se entrevistó con las autoridades de la ciudad y con un grupo de arquitectos, visitó la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, paseó por el centro, la plaza de Bolívar y observó los Cerros Orientales. Le pareció insólita la localización geográfica a 2600 metros sobre el nivel del mar y a 500Km del puerto más cercano, circunstancias que influyeron en el plan en la escala regional. También le pareció una ciudad provinciana (Cortés 1995) (Vargas, 1987). Al finalizar la visita el Alcalde Fernando Mazuera –destacado por su talante ejecutivo- le encargó el estudio de un plan para el desarrollo de Bogotá y al año siguiente creó la Oficina del Plan Regulador de Bogotá –OPRB- a cargo de Herbert Ritter como director[8].

El contrato para cumplir con todo lo anterior se firmó en marzo de 1949, con motivo de la segunda visita de Le Corbusier, esta vez en compañía de José Luis Sert y Paul Lester Wiener. Hacía poco tiempo había pasado el fatídico bogotazo, suceso en el cual se destruyó una cantidad considerable de edificios del centro de la ciudad. Los trabajos con el equipo de Ritter comenzaron en Bogotá. Meses después, del 6 al 22 de agosto del mismo año, se reunieron en Cap Martin Le Corbusier, Sert, Wiener, Ritter y algunos delineantes, para elaborar el Esquema Básico. En febrero de 1950 Le Corbusier regresó a Bogotá para realizar una visita de análisis de las condiciones y propósitos del Plan y volvió para presentarlo oficialmente en septiembre del mismo año junto con Wiener, Sert y Carlos Arbeáez Camacho[9] como nuevo director de la Oficina del Plan hasta su finalización. En 1951 realizó su quinto viaje a Bogotá para exponer y discutir públicamente el Plan y resolver asuntos relacionados con su aplicación (Hofer 2003).

A partir del Plan Piloto, oficializado en 1951, Wiener y Sert prepararon y entregaron en 1953 el Plan Regulador en el que integró algunas sugerencias sobre su ejecución en relación con las tenencias de crecimiento y los cálculos realizados, razón por la cual posibilitan su adecuación según las circunstancias, al igual que recomiendan la formulación de un Plan Regional. Igualmente, definen como requisitos para la realización del Plan Regulador el actualizar la legislación a los requerimientos de la ciudad, la programación y coordinación de las obras en función a las opciones financieras y la creación de una entidad encargada del control y ejecución del Plan.

El Plan Piloto fue elaborado con la colaboración de tres arquitectos colombianos que hicieron parte del Atelier de Rue Sèvres: Rogelio Salmona -quien trabajaría durante 10 años a partir de 1948- Germán Samper -vinculado desde 1949 hasta 1954- y Reinaldo Valencia (Cortés, 1995; Bannen, 1991). La mayor parte del trabajo local fue liderado por Carlos Arbeláez Camacho con la colaboración de Francisco Pizano de Brigard desde la Oficina del Plan Regulador de Bogotá –OPRB-. Consta de 49 planos, un informe en francés de 46 páginas, en el que se hace alusión a la historia y la topografía de la ciudad, al igual que las resoluciones del CIAM 7 de 1949 realizado en Bérgamo. Una parte, se refiere a las escalas de planeamiento, según las cuales se desarrollan cuatro planes: el Plan Regional, el Plan Metropolitano, el Plan Urbano y el Plan Centro Cívico.

El plan fue presentado en la Grilla CIAM, el método basado en normas de presentación de los planes a través de una cuadrícula generada con la intención de ser un sistema unificador, pero sobre todo que sirviera para el análisis comparación de los planes urbanísticos. El escenario de su presentación fue en el CIAM 8 de 1951 El Corazón de la Ciudad y su presentador fue el arquitecto Jorge Gaitán Cortés en calidad de jefe delegado del capítulo colombiano de los CIAM (Mumford 2000), quien más adelante sería Alcalde de Bogotá entre 1961 y 1966, cuando termina la dictadura militar.
 

Repaso del proceso

“Yo les he dicho: No, yo no daré conferencias. Pero cuando el Plan Piloto esté acá. Ahí habrá mil temas para los alumnos, los alumnos se apasionarán a fondo con el problema, ellos informando –la opinión pública se interesa- los profesionales serán preparados por los jóvenes y será formado un cuerpo de personas de mente abierta” (Le Corbusier 1981)


El taller de Le Corbusier en París, la TPA de Sert y Wiener en Nueva York y la Oficina del Plan Regulador de Bogotá –OPRB-, son los sitios donde se trabaja en el plan de forma simultánea. Para comienzos de los años 50 este hecho es particularmente importante: por la resonancia internacional del instrumento y por la connotación de la transferencia técnica y metodológica de los grandes maestros del urbanismo a un selecto equipo de arquitectos locales, a la administración pública, los demás agentes que intervenían en la construcción de la ciudad y la ciudadanía en general.

La Oficina del Plan Regulador de Bogotá, de acuerdo con los requerimientos para formalizar el contrato, fue creada por el Acuerdo 88 del 8 de septiembre de 1948 como una dependencia del Ayuntamiento encargada de definir el plan de acción en el que se inscribirá el estudio contratado con Le Corbusier. Era la responsable de suministrar la información técnica, social y económica de la ciudad sobre la cual iniciar el desarrollo de los esquemas básicos para el desarrollo del Plan. Esta estuvo dividida en 5 secciones: reconocimiento topográfico, servicios públicos, zoneamiento, investigaciones sociales y estadísticas, reglamentación y recursos (Cortés y Arias, 1987; Bannen, 1991; Hernández, 2004).

El 2 de Marzo de 1949 Le Corbusier llega a Bogotá donde coincide con Sert y Wiener, y firma el contrato el 30 del mismo mes. El encargo de los tres técnicos ascendió a $200.000 dólares americanos de la época (El Espectador, 1950). Como consultor en urbanismo se le encarga la elaboración del Plan Director, que constaba de (Bannen, 1991; Cortés, 1995):

o Un Plan Regional
o Un Plan Metropolitano
o Un Plan Urbano y
o Un Plan del Centro Cívico
o Un informe escrito que acompañará el Plan Director
Para llevar a cabo los objetivos del contrato se definió la siguiente agenda de etapas a cumplir y de productos a entregar:
1. Análisis de la ciudad: Marzo de 1949 a Marzo de 1950 - a cargo de la OPRB en Bogotá con Sert y Wiener como consultores.
2. Esquema básico preliminar: Agosto de 1949 –por Le Corbusier Sert, Wiener y Ritter a desarrollarse en París.
3. Plan Piloto: Agosto de 1949 a Agosto de 1950 –a realizar en París por Le Corbusier, Sert y Wiener, y la OPRB como consultores
4. Plan regulador: Agosto de 1950 a Agosto de 1952; a desarrollar en Nueva York en la oficina de Sert y Wiener, incluyendo dos reuniones con la Oficina del Plan en Febrero de 1951 y en Febrero de 1952.
5. Desarrollo y aplicación del Plan: a ejecutar por la Oficina del Plan con la asesoría de Wiener y Sert.
A grandes rasgos, el cumplimiento del cronograma definido en el contrato para el Plan Piloto se cumple en las siguientes fechas y de la siguiente manera (Bannen, 1991; El Tiempo, 1951; Cortés y Arias, 1987; Le Corbusier, 1981):
16 – 24 Junio de 1947: Le Corbusier por primera vez en Bogotá, hace un acuerdo de intenciones con el Alcalde Mazuera para definir los términos del contrato
8 de Septiembre de 1948: Se crea la Oficina del Plan Regulador de Bogotá OPRB – Es nombrado Herbert Ritter como director
2 de Marzo de 1949: Le Corbusier visita por segunda vez Bogotá con Sert y Wiener
30 de Marzo de 1949: Le Corbusier firma el contrato con la Alcaldía de Bogotá
6 - 22 de Agosto de 1949: Reunión en Cap Martin con Sert, Wiener y Ritter
16 de Febrero - 8de Marzo de 1950: Le Corbusier visita Bogotá por tercera vez – Es nombrado Carlos Arbeláez Camacho como director de la Oficina del Plan Regulador de Bogotá OPRB
Junio de 1950: Se termina el Plan en París
1 Septiembre 30 de Octubre de 1950: Le Corbusier llega en su cuarta visita a Bogotá a entregar oficialmente el Esquema Básico del Plan Piloto
10 – 27 de Mayo de 1951: Le Corbusier hace su quinta visita a Bogotá, acompañado de Sert y Wiener, entrega el Plan definitivo, se reúne con el Comité de Dirección del Plan, y se expone el Plan hasta el 27 de Junio.
Entre los estudios que se harían con motivo del plan, estaban: los análisis de redes de alcantarillado a cargo de Jorge Forero –estudio de redes de acueducto por Carlos Rivero y Gonzalo Roa y Reconocimiento Geográfico y Catastral y de Uso del Suelo (El Siglo, 1950)(Fuenmayor, 1949). También se estudiaron los problemas de tráfico urbano (El Tiempo, 1950), la política fiscal, para el financiamiento de las obras por valorización (El Siglo, 1950). Los resultados de estos estudios se expresaron en código de colores que se representaron en planos actualizados de la ciudad (Lenao, 1951)

La sección de Investigaciones Sociales y Estadísticas de la OPRB, realizó una encuesta de 10 meses con el objeto de caracterizar las condiciones de vida, en términos físicos, sociales y económicos, en los barrios obreros. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas envió a Jorge Kibedi, experto húngaro en asuntos sociales, para estudiar la Planeación Social incorporada al Plan para Bogotá. Esta planeación buscaba el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias obreras, sobre un fundamento esencial como era la educación primaria de la población adulta e infantil. El plan trataba de incorporar un ‘secretariado social’ en cada barrio obrero, que estaría dotado de kindergarten, escuela primaria, talleres de artes y oficios, clubes sociales y deportivos. La conjugación entre la planeación física y la planeación social estaba encaminada a descentralizar los barrios obreros con el fin de sustituirlos por unidades vecinales, situadas cerca de las industrias, fábricas y talleres para facilitar la movilidad de la población entre sus viviendas y los lugares de trabajo. Esta relación entre la planeación de carácter social con la de carácter técnico y urbanístico del Plan Director, se tendría en cuenta para la distribución de las zonas industriales (Lenao, 1951).

En el viaje de trabajo que realizó Le Corbusier a comienzo de 1950, tenía como propósito cotejar los trabajos adelantados entre Cap Martin, París y Bogotá. Al mismo tiempo precisó varios aspectos que llamaron su atención, y que se concretarían más tarde en el Plan. Aprovecha su visita para ponerse al tanto de los resultados de los estudios y hacer trabajo de campo. Precisa y reflexiona sobre varios temas a concretar en el Plan, como son: la conservación de una zona histórica, la creación de un centro cívico vertical, la creación de una empresa mixta para la agrupación de terrenos, estudios de hidrología, la extensión hacia el sur de los barrios obreros, la conservación las casas y los edificios antiguos, la organización de una zona rural en una visión global del Plan Regional, el estudio sistemático de las parcelas del plan y su circulación, el emplazamiento de una Facultad de Medicina. Propone que el proyecto del plan se presente a los alumnos de la Escuela de Arquitectura para estimular las ideas y favorecer la formación de un cuerpo de gente de mente abierta a los problemas del urbanismo (Le Corbusier y de Franclieu, 1981).

La entrega del Esquema Básico del Plan Piloto la hizo Le Corbusier en Septiembre de 1950, bajo una gran expectación de la sociedad bogotana en general y de los medios de comunicación en particular. El alcalde, Santiago Trujillo Gómez, lo recibió y convocó a una reunión sobre el tema a toda la Oficina del Plan, a miembros de la Asociación Nacional de Industriales, de la Federación Nacional de Comerciantes, representantes de la banca y otras entidades oficiales y semi-oficiales, para que se conformara una junta representativa encargada de realizar un estudio a fondo, al final del cual debía presentar sus conclusiones en un informe (El Siglo, 1950)Le Corbusier trabajaría durante dos meses en la Oficina del Plan y al mismo tiempo que discutían entre las entidades e instituciones oficiales y gremios involucrados en el proceso.

Entre el mes de octubre de 1950 y el mes de abril de 1951, se redacta el decreto correspondiente –Número 185 del 5 de Abril de 1951-, cuyo material y contenido se dio a conocer ampliamente a los medios de comunicación. También se preparó la exposición final en la sede de la Alcaldía y una serie de conferencias en la Sociedad Colombiana de Arquitectos, con el propósito de que la ciudadanía conociera de forma detallada la forma como se proyectaba el progreso de la ciudad. El Plan fue expuesto en la Grilla CIAM, acompañado de un conjunto de planos en los que se graficaron los resultados de los estudios que dieron cuenta del estado de las condiciones de vida de los bogotanos. En fotografías y en imágenes se mostraba la ciudad del pasado, es decir, la de los 400 años anteriores al plan y a ciudad del siglo XX haciendo una comparación de las ventajas del maquinismo.

También se hacía un símil de la ciudad con un organismo enfermo que sometido a un análisis y a un tratamiento daba como resultado un organismo sano(El Tiempo, 1951). Al mismo tiempo se promocionaba el proyecto urbano del Centro Cívico, mediante fotomontajes, maquetas y planos. En este viaje, Le Corbusier constató el régimen de la hidrografía ya que presenciaría una de las inundaciones de las quebradas que bajan de los Cerros Orientales. Este evento, se presenta como la ocasión para definir la configuración del trazado de las V3 que deben ir en sentido oriente-occidente, que es el de las calles, en vez de ir de sur a norte como las carreras (Le Corbusier y de Franclieu 1981).

Le Corbusier y el equipo de Town Planning Associates habían sido acogidos en Bogotá como los expertos internacionales para formular doctrinas urbanísticas para el bien común. Sin embargo, las medidas impositivas para limitar el crecimiento y resolver el problema de la urbanización clandestina, así como los instrumentos y las estrategias para lograr los propósitos del Plan, hicieron que todos sus instrumentos fueran considerados como inadecuados al contexto social y cultural. En 1955 El Fracaso del Plan Regulador de Bogotá llegó a ser el titular del editorial de la revista PROA (Martínez, 1955), la misma tribuna desde la cual se había promovido el fiasco de los planes de Brunner y la contratación de Le Corbusier, Sert y Wiener. Sin embargo, Plan para Bogotá fue un acontecimiento tan impactante que influyó a la sociedad en su conjunto, a la élite técnica y política, lo mismo que a los académicos y estudiantes de la arquitectura de la época. El "saber hacer" de la formulación de un plan urbanístico fue aprendido. Por lo tanto, el plan en tanto proceso, fue útil para la incursión de Bogotá en la práctica del planeamiento y la familiarización con las técnicas de la vanguardia de la planificación urbana moderna.

 

Notas

 
[1] Este artículo presenta una parte de la tesis del mismo título que la autora está desarrollando bajo la dirección de Joaquín Sabaté y la Co-dirección de José María Ezquiaga, en el Doctorado de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Cataluña.
 
[2] En adelante se utilizará la expresión Urbanismo Moderno pese a que se reconoce que el término se refiere a la aplicación de los principios industriales a la organización de las ciudades, y por lo tanto son varios sus exponentes: Haussmmann, Cerdà, Sitte, Howard, entre otros, y por supuesto Le Corbusier (Ascher 2004).Por lo tanto, se infiere que el término Urbanismo Moderno aquí referido a Le Corbusier es el promovido por los CIAM y el expresado en la Carta de Atenas.
 
[3] Excepto Lewis Mumford la historiografía inglesa y norteamericana ha demostrado poco interés en la experiencia de la planeación urbana moderna en Latinoamérica, a diferencia de los trabajos recientes de algunos autores italianos y franceses (Almandoz, 2003). Este llamado de atención coincide con el de Adnan Morshed (2002): la arquitectura occidental apenas ha prestado una atención tangencial al caso de Sur América, ya que su arquitectura ha sido vista como un objeto inerte y exótico que espera su descubrimiento, su legibilidad histórica y su co-optación dentro del marco historiográfico eurocéntrico.
 
[4] Desde la colonia, los territorios de América Latina fueron objeto de fundación y construcción de nuevas ciudades, y durante los siglos XIX y XX fueron vistos como el laboratorio para precisar ideas de planeamiento urbano. Arquitectos y urbanistas como Frank Lloyd Wright, Auguste Perrt, Walter Gropius, Mies Van der Rohe, Alfred Agache, Le Corbusier, Karl Brunner, lo mismo que José Luis Sert y Paul Lester Wiener visitaron en diferentes momentos varias de las ciudades latinoamericanas, unos con la esperanza de dejar su huella en el continente otros para cumplir con los encargos logrados en sus misiones promocionales. En el ámbito del paisaje, personajes como Forestier, Unwin, entre otros, actuaron en el mismo sentido (Morshed, 2002)
 
[5]Jorge Gaitán Cortés fue profesor de la Universidad Nacionalde Colombia y Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidadde Los Andes. Ejerció una serie de cargos públicos: Concejal de Bogotá, Jefe de la Oficina del Instituto de Crédito Territorial de Bogotá, Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos y primer Alcalde de Bogotá después de la dictadura militar, entre 1961 y 1966. También fue jefe delegado del capítulo colombiano de los CIAM.
 
[6]Zuleta Angel era ministro colombiano ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) -y presidente de la comisión para estudiar, aprobar y asignar el encargo del edificio de la sede en Nueva York de la recién creada Organización de Naciones Unidas-
 
[7]Según Mumford (2000)parece ser que el Plan para Barranquilla no fue publicado
 
[8] Fue creada por el Acuerdo 88 del 8 de Septiembre de 1948 del Concejo de Bogotá
 
[9]Arbeláez Camacho hace parte de la elite intelectual de la nueva generación arquitectos bogotanos. Fue fundador y Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Javeriana. Promotor de la creación de los Institutos de Investigaciones Estéticas en la misma Facultad y en otras Facultades de Latinoamérica, en coordinación con otros intelectuales de la región.
 
 
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Ficha bibliográfica:

TARCHÓPULOS, D. Las huellas del plan para Bogotá de Le Corbusier, Sert y Wiener. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales.  Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2006, vol. X, núm. 218 (86). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-86.htm> [ISSN: 1138-9788]