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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. X, núm. 222, 1 de octubre de 2006
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


INMIGRANTES RUMANOS EN ESPAÑA: ASPECTOS TERRITORIALES Y PROCESOS DE SUSTITUCIÓN LABORAL

Rafael Viruela Martínez
Departament de Geografia, Universitat de València
Rafael.Viruela-Martinez@uv.es

Recibido: 1 de septiembre de 2005. Devuelto para revisión: enero 2006. Aceptado: 24 julio 2006

Inmigrantes rumanos en España: aspectos territoriales y procesos de sustitución laboral (Resumen)

En la inmigración que recibe España, el flujo procedente de Rumania registra el crecimiento más rápido de los últimos años y uno de los mayores índices de irregularidad. En el artículo se exponen los factores que han contribuido al  rápido aumento de esta corriente migratoria y dos cuestiones estrechamente relacionadas con el mismo. En primer lugar, la distribución espacial, caracterizada por la concentración de efectivos en unas pocas provincias y ciudades y por  la difusión de los asentamientos hacia territorios en los que hasta hace poco apenas había inmigrantes, incluidas las áreas rurales. Y, a continuación, la participación de los rumanos en el mercado de trabajo, caracterizado por la competencia entre diferentes colectivos de extranjeros y en el que se dan procesos de sustitución.

Palabras clave: Rumania, España, inmigración, distribución espacial, sustitución laboral.

Romanian immigrants in Spain: spatial aspects and work-substitution processes (Abstract)

Within the Spanish immigration, the population coming from Romania registered the greatest increase and the largest irregularity. In this article is shown the factors that contributed to the quick increase in that population relocate and two related questions. On the one hand, the spatial distribution, characterised by the Romanian immigrant concentration in few Spanish provinces and cities, and by the diffusion of the settlements to locations where until recently no immigrants were found, includes rural areas. On the other hand, the Romanian participation on the work market is shown, which is characterised by the competitiveness within different foreigners groups and where sustituition processes were found.

Key words: Romania, Spain, immigration, spatial distribution, substitution-works.

La presencia de inmigrantes en España se ha incrementado de manera muy rápida en los últimos años y, como ha ocurrido en otros países, se han diversificado las áreas de procedencia, con una representación cada vez mayor de ciudadanos no comunitarios, siendo los latinoamericanos, con mayoría de ecuatorianos y colombianos, y los de Europa del Este, con mayor proporción de rumanos y búlgaros, quienes más han contribuido a modificar la composición de la población extranjera que reside en nuestro país.

En realidad, las cifras no se conocen con exactitud y hay grandes diferencias entre las principales fuentes de información. Los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística[1] superan ampliamente a los que  ofrece la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) en el Anuario Estadístico de Inmigración, donde sólo figuran los extranjeros con residencia legal[2]. Además de la información estadística, contamos con resultados de varias investigaciones empíricas que se apoyan en una metodología cualitativa a base de encuestas y entrevistas en profundidad, que se han realizado en Rumania y en España. Entre estos trabajos, destaca el de Swanie Potot sobre la inmigración rumana en la provincia de Almería y el de un grupo de sociólogos dirigido por Dumitru Sandu, profesor de la Universidad de Bucarest, que ha estudiado la emigración desde las áreas rurales hacia Madrid. A estos se añade el trabajo dirigido por Ana Bleau (2005) en el marco de un proyecto internacional sobre las áreas rurales de Georgia, Armenina y Rumania, cuyo trabajo de campo con emigrantes rumanos se ha realizado en Barcelona, y el que hizo el autor de estas páginas sobre la colonia rumana en la provincia de Castellón (Viruela, 2002).

Rumania y España: dos realidades contrastadas

La transición del socialismo al capitalismo ha exigido reformas en todos los ámbitos de la vida económica y social que han causado un gran sufrimiento a millones de ciudadanos que, con el cambio sistémico, esperaban mejorar las pésimas condiciones de vida que soportaron durante la dictadura de Nicolae Ceausescu. Sin embargo, la democracia y los nuevos dirigentes no han sido capaces de satisfacer las expectativas de la mayoría de la población, que se siente engañada y abandonada[3]. En efecto, Rumania ha conocido –más que otros países poscomunistas– una profunda y prolongada crisis[4], que se manifiesta en la drástica reducción de la producción y el empleo, el aumento del paro, la inflación galopante, el aumento de las desigualdades sociales y regionales, etc.

Los cambios de los últimos años han sido extraordinarios sobre todo los relacionados con el mercado de trabajo, que ha seguido una evolución diferente al español (Toharia, 2003). En efecto, el pleno empleo, principio básico del comunismo, se ha demostrado incompatible con la eficiencia y rentabilidad que busca la economía de mercado, por ello en Rumania la consecuencia inevitable de las reformas ha sido la drástica reducción de la ocupación: dos millones y medio de puestos de trabajo en poco más de diez años, un 23% menos que a principios de la década de 1990. En España, por el contrario, el número de ocupados se ha incrementado en casi cuatro millones, un 30% más que en 1991 (cuadro 1).

En Rumania la reducción del empleo afectó sobre todo a la industria siderúrgica sobredimensionada, y en España las mayores ganancias corresponden al sector de los servicios, que ocupa al 64% de los trabajadores, y la construcción. Un sector que desde hace años está viviendo una etapa de apogeo que no parece tener fin y en el que buena parte de los nuevos empleos han sido ocupados por inmigrantes[5] y, como comprobaremos más adelante, es una de las actividades con mayor oferta de empleo para los rumanos. En nuestro país, la agricultura ha seguido perdiendo trabajadores y en la actualidad (2001) representa poco más del 6% del empleo total. En cambio, el censo aumentó rápidamente hasta reunir a más del 40% de la población ocupada en Rumania, cuyo proceso de reagrarización contrasta con el trasvase de recursos humanos desde la agricultura y la industria a los servicios que conocieron otros países poscomunistas (OCDE, 1998). Con todo, desde mediados de la década de los noventa, el sector agrario también pierde efectivos en Rumania, que cuenta en la actualidad con poco más de tres millones de trabajadores, prácticamente los mismos que en 1990. La importancia de la agricultura se manifiesta además en su aportación a la producción, nada menos que el 12%, frente al 3% en el caso español.

 

Cuadro 1
Algunos indicadores sociolaborales de España y Rumania

Variable

Rumania

 

España

1991

2002

1991

2001

Relación con la actividad

Tasa de actividad*

64’8

56’0

 

50’2

55’6

Tasa de actividad -varones

72’5

63’5

68’3

68’2

Tasa de actividad -mujeres

57’7

49’0

33’3

43’7

Paro

6’0

8’6

19’0

14’2

Paro-varones

5’7

8’9

14’9

11’1

Paro-mujeres

6’4

7’7

26’8

18’7

Sectores de ocupación (%)

Agricultura

29’7

36’2

 

10’1

6’3

Industria

35’3

25’5

24’9

18’4

Construcción

4’6

4’4

11’0

11’7

Servicios

30’4

33’9

54’0

63’6

Efectivos (miles)

10.786

8.329

12.481’8

16.329’7

Categorías profesionales (%)

Autoempleo

Sd

21’5

 

13’6

10’4

Empresarios con trabajadores

Sd

1’5

5’3

6’5

Asalariados

Sd

61’7

77’5

82’3

Ayudas familiares

Sd

15’1

1’4

0’4

Otras

Sd

0’2

2’2

0’4

Otros indicadores

Población (millones)

23’2

21’6

 

39’4

40’8

Inflación

170’2

15’4

5’9

3’0

Salario medio en 2000 (€)

154

1.513

PIB/ per capita PPS (2004) (€)
        Como % de UE-25

6.952

21.778

31

97

IDH (en 2003) valor
       Lugar en ranking mundial

0’792

0’928

64

21

* Año 1997 (en lugar de 1991) para la tasa de actividad de Rumania.

Fuente: INE: Censo de Población (1991 y 2001), <http://www.ine.es>; INS: Yearbook 2003, <http://www.insse.ro>; Velázquez: 2005, p. 3; PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano 2005.
Elaboración propia

 

España registra una de las tasas de desempleo más altas de la Unión Europea, que sólo superan algunos de los nuevos socios: Polonia, Eslovaquia, Letonia y Lituania. No obstante, se ha reducido con respecto a etapas anteriores cuando se superaba ampliamente el 20% de la población activa. Como ocurre en otros países, el paro afecta sobre todo a las mujeres ya que son muchas las que deciden permanecer en el mercado de trabajo tras el matrimonio o la maternidad, lo contrario que en Rumania. Allí muchas mujeres, ante la falta de alternativas, han renunciado a su vida profesional para ocuparse exclusivamente del trabajo reproductivo que, con la crisis, reclama mayor atención, lo que explica la reducción de la tasa de actividad y el bajo índice de desempleo, que también debe mucho al abandono de las personas próximas a la edad de jubilación. Además la tasa de paro se mantiene artificialmente baja por la importancia que alcanzan las categorías profesionales de autoempleados (21’5% del total) y ayudas familiares sin remuneración (15’1%), en relación con la importancia de la agricultura y de las pequeñas explotaciones. En cambio, en España aumenta el número de trabajadores por cuenta ajena, que ya representan el 82% del total, debido a la pérdida de empleos por cuenta propia (autónomos y ayudas familiares) en el sector agrario, a la expansión de los servicios y a la afluencia inmigratoria, entre otros factores.

En Rumania, el desmantelamiento del sistema socialista y las reformas han abierto una gran fractura social, que se traduce en el enriquecimiento de unos pocos que han sabido sacar ventaja de la liberalización económica y el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría. Según informes de organismos internacionales, a finales de la década de 1990 el porcentaje de pobres oscilaba entre un tercio y la mitad de la población. En realidad, Rumania es el país más pobre de la futura UE-27 pues, según el Índice de Desarrollo Humano (PNUD, 2005), ocupa el puesto 64 del ranking mundial, a mucha distancia de España que está en el 21, por detrás incluso de Bulgaria (55) y muy alejado de los nuevos socios de la Unión Europea, como Hungría (35), Polonia (36) o la República Checa (31). Las diferencias entre España y Rumania son evidentes en términos de renta per capita; así, mientras la de los españoles está muy cerca de la renta media de la actual UE-25, la de los rumanos no representa más que el 31% de la media comunitaria.

La inflación ha registrado en Rumania valores muy altos (de tres dígitos en algunos años), lo que ha tenido consecuencias nefastas en el poder adquisitivo de los trabajadores ya que, pese al aumento de los salarios, el precio de los artículos de consumo ha conocido incrementos súbitos y desmedidos. Si como señala Lucian Boia (2003), en 1989 con un salario de 3.000 lei se podían adquirir más cosas que ahora con uno de 3.000.000, no resulta sorprendente que la mayoría de la población asegure que antes vivía mucho mejor. En la actualidad, el salario bruto medio mensual es diez veces inferior al de España y, aunque las mercancías y servicios son más baratos que en Occidente, resultan muy caros para un salario normal, incluidos los productos de primera necesidad. La pérdida de capacidad de compra de los salarios registra tintes dramáticos si se tiene en cuenta que ahora las familias tienen que pagar muchos de los bienes y servicios (vivienda, sanidad, educación, cultura, etc.) que durante el antiguo régimen corrían a cargo de las empresas o del Estado[6].

Es cierto que en los últimos años se han logrado importantes éxitos económicos, entre los que cabe destacar la progresiva reducción de la inflación (aunque sigue siendo alta, 14’1% a finales de 2003) y el crecimiento de la economía por quinto año consecutivo (Comisión Europea, 2004), pero ello no ha repercutido en una mejora sustancial de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Todavía hoy, transcurridos dieciséis años desde la caída del comunismo, obtener el sustento diario es un grave problema para muchos ciudadanos que intentan solucionar con la solidaridad familiar, con los ingresos que proporciona la economía sumergida o refugiándose en el sector agrario y en las áreas rurales, donde las posibilidades de supervivencia son mayores (Boia, 2003; Sandu, 2005).

En opinión de Lucian Boia, el nivel de instrucción y formación de la sociedad es muy superior al de las condiciones materiales de vida. Los rumanos consideran que merecen mucho más de lo que tienen y, como no confían en conseguirlo en Rumania, emigran al extranjero, sobre todo a Europa occidental, siendo España uno de los destinos más importantes, sobre todo para los naturales de los departamentos de Teleorman y Dambovita, en Muntenia, y para los de Alba y Bistrita-Nasaud, en Transilvania (Sandu, 2005). La emigración se ha extendido por las áreas rurales y urbanas, emigran los campesinos subempleados y los profesionales y trabajadores cualificados de las ciudades que han perdido el empleo o abandonan el puesto de trabajo con el objetivo de obtener mayores ingresos, conseguir una determinada meta profesional y mejorar las condiciones de vida.

Crecimiento acelerado de la inmigración rumana en España

La inmigración que recibe España ha experimentado importantes cambios cuantitativos y cualitativos en los últimos años. El número total de extranjeros con permiso de residencia se ha multiplicado por siete desde principios de la década de 1990 y en la actualidad se acerca a los tres millones (cuadro 2). Como ha ocurrido en otros países, la composición  de la población extranjera se ha modificado con la presencia cada vez mayor de nacionalidades de América Latina y de Europa del Este, que representan el 36 y el 15%, respectivamente, de los 2.873.250 extranjeros que en marzo de 2006 tenían residencia legal en España.

 

Cuadro 2
Extranjeros y ciudadanos rumanos residentes en España
 

Con residencia legal
MTAS/MIR

Personas empadronadas
INE

Índice de irregularidad**

 

Extranjeros

Rumanos

Extranjeros

Rumanos

Extranjeros

Rumanos

1992

393.100

664

 

1993

430.422

883

1994

461.364

1.028

1995

499.773

1.208

1996

538.984

1.386

1997

609.813

2.385

1998

719.647

3.543

637.085

2.260

4’28

-5’53

1999

801.329

5.082

748.954

3.169

3’91

-11’80

2000

895.720

10.983

923.879

6.343

13’26

19’88

2001

1.109.060

24.856

1.370.657

31.316

34’65

64’93

2002

1.324.001

33.705

1.977.944

66.226

43’93

62’47

2003

1.647.011

54.688

2.664.168

137.347

50’30

73’28

2004

1.977.291

83.372

3.034.326

207.960

45’72

73’70

2005

2.738.932

192.134

3.730.610

317.366

47’00

73’73

2006*

2.873.250

205.927

 

* Para 2006, los datos del Ministerio de Trabajo corresponden al 31 de marzo.
** El índice de irregularidad relaciona los resultados del INE, a 1 de enero,  con los del Ministerio de Trabajo, a 31 de diciembre del año anterior, y expresa el porcentaje que la diferencia entre ambas magnitudes representa con respecto a los datos del INE.

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (Ministerio del Interior hasta 2002): Anuario Estadístico de Inmigración (Extranjería) e Informes Estadísticos (datos a 31 de diciembre), <http://www.mtas.es/estadisticas/presenta/enlaces/mig/mig.htm> Instituto Nacional de Estadística: Padrón de Habitantes (datos a 1 de enero) <http://www.ine.es>
Elaboración propia

 

Figura 1: Rumanos y otros ciudadanos de Europa del Este con residencia legal en España (1992-2005).
* Rusia a partir de 1995.
Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (Ministerio del Interior hasta 2002): Anuario Estadístico de Inmigración (Extranjería) e Informes Estadísticos (datos a 31 de diciembre), varios años.

 

Entre los inmigrantes que llegan de la Europa poscomunista (figura 1), el grupo más numeroso y el de más rápido crecimiento procede de Rumania pues, si a principios de la década de 1990 contaba con muy pocos efectivos, en la actualidad hay más de 200.000 rumanos con residencia legal. Una cifra que, sin embargo, queda muy por debajo de la del Padrón, con más de 300.000 personas a 1 de enero de 2005[7]. La diferencia entre ambas magnitudes, pese a que da unos resultados sobre-evaluados, permite estimar la importancia de la inmigración irregular, pudiendo afirmarse que (a principios de 2005) el número de rumanos indocumentados duplica al de quienes tienen los papeles en regla. Una situación que no es exclusiva del colectivo rumano, pero es éste el que registra uno de los índices de irregularidad más altos (73’7%), lo que se debe al hecho de ser una inmigración muy reciente. Así, los polacos, de mayor antigüedad, tienen una tasa considerablemente inferior (35%).

El súbito aumento de efectivos ha hecho que el colectivo rumano pase de ocupar en 1992 el puesto cuadragésimo entre las diferentes nacionalidades al cuarto en el momento actual, o el tercero, según el Padrón (con 317.366 residentes), por detrás de los marroquíes (511.294) y los ecuatorianos (497.799). Entre los factores que explican esta evolución destaca la grave crisis económica y moral que afecta a gran parte de la población rumana y la oferta de empleo a trabajadores extranjeros en España, ya sea en el mercado de trabajo formal o en el informal. Por otra parte, los obstáculos que imponen los países de su preferencia (Alemania, Austria, Francia o Estados Unidos) empujan a los emigrantes hacia España y otros países mediterráneos (Grecia, Italia o Portugal) donde hasta hace poco era fácil entrar, residir y trabajar sin necesidad de documentos y donde más pronto o más tarde aprovechan un proceso extraordinario de regularización[8], como el que hubo en 2000-2001 en el que el colectivo rumano fue uno de los más beneficiados, junto con los ecuatorianos, colombianos y otros europeos del Este.

El incremento de la inmigración entre 2002 y 2003 (cuadro 2) es consecuencia de la supresión del visado (el 1 de enero de 2002) que ha facilitado la circulación de los rumanos como turistas por el interior del espacio Schengen[9] para estancias no superiores a tres meses. Sin embargo, muchos se convierten en inmigrantes irregulares cuando prolongan su estancia más del tiempo permitido o desempeñan una actividad. En los últimos años, el número de quienes ya se conocen como “turistas-trabajadores” (Salt, 2005) se ha incrementado de forma extraordinaria porque a los rumanos les resulta muy fácil pasar confundidos con los más de cincuenta millones de turistas que cada año visitan España y, como éstos, la mayoría entra en verano (Tomás, 2003). Otro factor a considerar son los acuerdos que desde 2002 han firmado España y Rumania para la contratación de trabajadores. El incremento que se registra a lo largo de 2005 y los primeros meses de 2006 se debe al proceso de “normalización de trabajadores extranjeros”, a raíz del cual y hasta el 30 de diciembre de 2005 se dieron de alta en la Seguridad Social 95.993 trabajadores rumanos[10].

Este flujo inmigratorio no se puede entender sin las cadenas y redes migratorias. Lo han demostrado varios estudios sobre comunidades rumanas (Serban y Grigoras, 2000; Potot, 2000; Viruela, 2002, entre otros) y ha sido corroborado por la reciente investigación de Rosa Aparicio y Andrés Tornos (2005). En este trabajo, en el que se encuestó a un centenar de rumanos en Madrid y Valencia (además de representantes de otros colectivos extranjeros), uno de cada tres reconoce que los contactos previos a la salida con amigos residentes en España han influido en su decisión y el 60% tiene familiares en España, lo que se debe a la importante presencia de familias nucleares. Una característica que diferencia esta corriente migratoria de los flujos que se dirigen a otros países, como Israel o Turquía, donde predominan los varones. Diferencia que sin duda estará relacionada con el proyecto migratorio y las posibilidades de permanencia en el lugar de destino (Viruela, 2004). Con el paso del tiempo, el número de redes aumenta ya que los nuevos migrantes se reclutan entre parientes de los ya asentados, lo que Aparicio y Tornos atribuyen al individualismo de los rumanos, que se relacionan poco con personas que no forma parte de la pura familia nuclear (esposos e hijos). El trabajo de Ana Blaehu (2005) confirma la característica familiar de las redes de inmigrantes rumanos en España sobre todo a partir de 2002. Es entonces cuando, ante la mayor afluencia de inmigrantes, la red se hace más selectiva e impermeable para la mayoría de los recién llegados.

Aspectos territoriales

La distribución geográfica de los inmigrantes rumanos se caracteriza por la fuerte concentración en unas pocas provincias y ciudades, que en los últimos años han incrementado de forma extraordinaria el número de residentes. A la vez, esta corriente inmigratoria experimenta un intenso proceso de difusión por buena parte del territorio español debido, básicamente, al rápido incremento del stock de ciudadanos rumanos y a la movilidad interna del colectivo, una de las más altas entre la población extranjera.

Concentración y dispersión[11]

Según los resultados del Padrón de Habitantes de 2005 (figura 2), la mayor parte de los rumanos reside en Madrid (30’4%) y el litoral mediterráneo entre Girona y Almería (33’7%). Si el contingente con más efectivos se localiza en Madrid, el de Castellón destaca por la importancia relativa (figura 3), con 53 por cada mil habitantes. Las dos provincias actúan como principales centros de atracción de los inmigrantes rumanos que se han dirigido a España en los últimos años. En el interior del país, las provincias próximas a Madrid, Toledo, Cuenca, Guadalajara y Ciudad Real, y las del valle del Ebro reúnen el 20% de los rumanos, la mayoría en Zaragoza, y todas destacan por el peso relativo, entre 20 y 25 por cada mil habitantes. Los valores absolutos y relativos disminuyen en las provincias más occidentales.

 

Figura 2: Residentes rumanos en España (317.366) a 1 de enero de 2005.
Fuente: INE: Padrón de Habitantes.

 

Figura 3: Residentes rumanos por cada 1.000 habitantes (España: 7’19) a 1 de enero de 2005.
Fuente: Fuente: INE: Padrón de Habitantes.

 

La concentración de inmigrantes en los espacios urbanos y litorales se relaciona con la amplia y diversificada oferta de empleo: construcción, servicio doméstico, industrias manufactureras, agricultura intensiva y actividades relacionadas con el turismo, y con la presencia de familiares y amigos que constituyen la principal fuente de información para los inmigrantes. Estas cadenas migratorias han tenido un papel decisivo en la elección de los lugares de origen y de destino, tal como han revelado varias investigaciones empíricas. Así, muchos de los que viven y trabajan en Almería y Castellón (Potot, 2000; Viruela, 2002) son naturales de Targoviste, departamento de Dambovita. La provincia andaluza atrae a un gran número de emigrantes de Dobrotesti y Rosiori de Vede, en el departamento de Teleorman (Potot, 2003), mientras que los de de Peretru prefieren el área metropolitana de Madrid[12]. En Coslada también hay un nutrido grupo de naturales de Dobrotesti (Serban y Grigoras, 2000) y Alcalá de Henares es uno de los destinos preferidos por los emigrantes de Alba Iulia (Sandu et al., 2004), etc.

Considerando que la oferta de trabajo y la presencia de compatriotas son los factores que más influyen en la localización de los inmigrantes (Castles, 2000), no sorprende que en los últimos años el mayor incremento de residentes rumanos se haya registrado en las provincias (figura 4) y ciudades (figura 5) que contaban con más efectivos en 2001, es decir en Madrid y alrededores, en el litoral mediterráneo y en el eje del Ebro. Además, como se puede apreciar en la figura 6, destaca la presencia cada vez mayor de estos inmigrantes en provincias de la mitad occidental peninsular (Córdoba, Huelva o Cádiz, en Andalucía; Ávila, León o Salamanca, en Castilla-León), que hasta hace poco contaban con muy pocos efectivos.

 

Figura 4: Variación absoluta de los inmigrantes rumanos entre 2001 y 2005.
Fuente: INE: Padrón de Habitantes

 

Figura 5: Municipios españoles con más de 1.500 residentes rumanos en 2005.
Fuente: INE: Censo de Población de 2001 y Padrón de Habitantes de 2005

 

Figura 6: Variación relativa de los inmigrantes rumanos entre 2001 y 2005 (2001=100).
Fuente: INE: Padrón de Habitantes.

 

En efecto, la distribución geográfica de los inmigrados rumanos se caracteriza por la concentración en los tradicionales centros de acogida y, al mismo tiempo, por la difusión hacia nuevos destinos. En la actualidad (2005), treinta y cuatro provincias tienen más de mil residentes de nacionalidad rumana, cuando en 2001 no había más que siete. En ese año, siete ciudades superaban los mil efectivos, ahora son cuarenta. El censo de 2001 registró la presencia de rumanos en 1.690 municipios españoles, cifra que se ha duplicado en el Padrón de 2005, llegando a 3.832 localidades. El cuadro 3 expresa de forma clara el doble proceso de concentración y dispersión del colectivo rumano que, de ser el grupo de extranjeros con mayor número de representantes en Castellón, en 2002, ha pasado a ocupar el primer puesto en once provincias y es probable que pronto se añada a esta lista alguna más en la medida en que la estabilidad que muchos conseguirán tras el último proceso de regularización les permitirá traer a sus familiares, para lo que deben esperar la renovación de un permiso de residencia de un año de duración. Aunque los extranjeros que han participado en este proceso de regularización estaban empadronados a principios de 2005, los datos que se incluyen en la columna de la derecha corroboran la tendencia a la dispersión geográfica de los inmigrantes rumanos que han presentado un mayor número de solicitudes en 20 de las cincuenta provincias españolas. Por lo demás, año tras año, aumenta la proporción del colectivo rumano en cada una de las provincias indicadas en el cuadro.

 

Cuadro 3
Provincias en las que los rumanos ocupan la primera posición entre los residentes extranjeros

2001

2002

2003

2004

2005

Regularización
de 2005*

E

N

N

I

N

G

U

N

A

Provincia

%

Provincia

%

Provincia

%

Provincia

%

Provincia

%

Castellón

27’25

Castellón

35’45

Castellón

41’28

Castellón

44’21

Castellón

61’55

 

Toledo

23’91

Toledo

28’86

Toledo

33’07

Toledo

45’09

Teruel

25’35

Teruel

28’69

Teruel

30’41

Teruel

58’00

Zaragoza

19’68

Zaragoza

22’39

Zaragoza

26’55

Zaragoza

41’71

C. Real

23’05

C. Real

29’84

C. Real

36’21

C. Real

42’08

 

Cuenca

26’57

Cuenca

36’53

Cuenca

44’41

Guadalajara

20’30

Guadalajara

25’48

Guadalajara

46’18

 

La Rioja

17’97

La Rioja

33’56

Albacete

17’02

Albacete

21’94

Huesca

16’98

Huesca

28’89

Burgos

14’70

Burgos

25’78

 

Badajoz

35’04

Ávila

25’05

Granada

23’84

Córdoba

23’55

Huelva

22’76

Cantabria

17’51

Lleida

17’17

Salamanca

16’82

Sevilla

15’93

* Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2005): Balance del proceso de normalización de trabajadores extranjeros, <http://www.mtas.es> Porcentajes sobre el total de extranjeros residentes (de las solicitudes presentadas en la Regularización de 2005).

Fuente: INE: Padrón de Habitantes, <http://www.ine.es>
Elaboración propia.

 

Las áreas urbanas son las más atractivas para los inmigrantes, sea cual sea su procedencia. Sin embargo, la distribución de los rumanos según el tamaño demográfico del municipio de residencia difiere en algunos aspectos de la que muestran otros colectivos. Como se puede apreciar en la figura 7, los ecuatorianos prefieren las grandes metrópolis, el 26’7% tiene su residencia en la ciudad de Madrid, la mitad de los marroquíes opta por las ciudades de tamaño intermedio, mientras que uno de cada cuatro rumanos vive en localidades que no superan los 10.000 habitantes. Es en los municipios rurales (con menos de 2.000 habitantes de censo) donde más se nota su presencia ya que llegan a representar el 17’6% de toda la población extranjera (cuadro 4), una proporción que duplica la que obtienen en el conjunto de España (8’5%), con la particularidad de que en muchos pueblos (más de cuatrocientos) suponen el 50% o más de los extranjeros. La proporción también llega a ser muy alta en ciudades medianas como Castellón (61%) o Coslada (72%). Pero, en general, en éstas y en las grandes metrópolis, donde se vive una mayor diversidad, el porcentaje de inmigrantes rumanos disminuye, como ocurre en Madrid (6’5%), Valencia (5’4) o Barcelona (1’8).

 

Figura 7: Rumanos, marroquíes y ecuatorianos según el tamaño demográfico del municipio de residencia en 2005 (porcentaje con respecto al total de cada colectivo).
Fuente: INE: Padrón de Habitantes.

 

Cuadro 4
Inmigrantes rumanos según el tamaño demográfico del municipio de residencia en 2005

Tamaño demográfico del municipio de residencia

Efectivos

%

% sobre el total de extranjeros

Menos de 2.000 habitantes

22.670

7’2

17’6

2.000-9.999

55.261

17’4

12’7

10.000-19.999

30.841

9’7

7’6

20.000-49.999

53.888

17’0

9’1

50.000-99.999

38.147

12’0

7’2

100.000-499.999

66.716

21’0

8’4

500.000 habitantes y más

49.843

15’7

5’8

TOTAL

317.366

100’0

8’5

Fuente: INE: Padrón de Habitantes, <http://www.ine.es>
Elaboración propia

 

La presencia de rumanos y otros colectivos en las áreas rurales obedece, entre otros factores, a las dificultades que encuentran para instalarse en los espacios litorales y urbanos y a la escasez de mano de obra en el sector agropecuario y otras actividades en aquellos territorios. Como han revelado varios estudios llevados a cabo en el País Valenciano (Esparcia, 2002) y Aragón (Abizanda y Pinos, 2001), los inmigrantes prefieren las cabeceras comarcales, pero también acuden a los pequeños pueblos que hasta hace poco apenas recibían inmigrantes y que, en un intento por frenar el despoblamiento ofrecen algún aliciente (empleo y vivienda) para atraer inmigrantes[13] e incluso participan en programas que intentan reubicar a los extranjeros desde los núcleos urbanos congestionados a los espacios rurales (Martínez Ibars, 2004). Pero, los resultados obtenidos, muy modestos, demuestran que no hay estímulo suficiente ante el poder de atracción de las ciudades, como ha ocurrido en todo momento, y a donde finalmente se dirigen muchos de los que en principio acudían al reclamo de los municipios rurales, como se ha observado en Zaragoza (Gallego, 2001).

La movilidad interna

Una vez en el país de destino, los factores que influyen en la movilidad interna son los mismos que motivaron la salida de Rumania, esto es, la posibilidad de trabajar y la presencia de comunidades del mismo origen, sin olvidar que la actitud de las autoridades locales hacia la población extranjera puede tener una gran incidencia (Potot, 2003). Con todo, el mejor destino es aquel en el que no haya muchos rumanos porque el principal competidor del emigrante es otra persona de características y cualidades semejantes, que puede optar a los mismos empleos.

Según las Estadísticas de Variaciones Residenciales (INE), los extranjeros cambian más de municipio que los españoles y entre aquellos los rumanos tienen uno de los índices de movilidad más altos, lo que se debe al rápido incremento del stock de estos inmigrantes y a que están en la fase de adaptación a un nuevo contexto espacial, periodo durante el cual la movilidad geográfica es extremadamente elevada. A este respecto, los polacos, colectivo de mayor antigüedad, se mueven menos (Recaño, 2002). Tal como se puede apreciar en el cuadro 5 y en el mapa de la figura 8, el litoral mediterráneo se perfila como el área con un saldo migratorio interior positivo de ciudadanos rumanos, mientras que Madrid es la provincia que pierde un mayor número, seguida a cierta distancia por Castellón y Zaragoza. Es decir, las provincias que reúnen el mayor número de residentes (el 46% de los rumanos empadronados en España en 2005) son los principales centros redistribuidores de la migración rumana. Estas tres provincias y las de Valencia, Barcelona y Toledo registran una gran movilidad interna, sobre todo Madrid (cuadro 5).

 

Cuadro 5
Migraciones internas de los rumanos (2003-2004)

Provincia

Migración interprovincial

Migración  intraprovincial

A-Provincias con saldo negativo

Emigración

Inmigración

Saldo

 

Madrid

4.600

2.614

-1.986

11.759

Castellón

1.532

941

-591

2.456

Zaragoza

1.457

969

-488

1.113

Toledo

1.268

950

-318

1.011

Almería

673

400

-273

428

Ciudad Real

752

532

-220

260

Huelva

326

192

-134

83

La Rioja

345

235

-110

405

Otras (1)

1.631

1.372

-259

978

Total

12.584

8.205

-4.379

18.493

 

B-Provincias con saldo positivo

Murcia

221

335

114

187

Baleares

227

372

145

267

Vizcaya

117

290

173

475

Málaga

136

327

191

128

Lleida

518

827

309

748

Guadalajara

479

798

319

302

Barcelona

934

1.280

346

1.917

Girona

169

559

390

448

Tarragona

530

1.035

505

932

Alicante

586

1.196

610

784

Valencia

1.318

1.944

626

2.197

Otras (2)

2.670

3.321

651

2.148

Total

7.905

12.284

4.379

10.533

 

C-Provincia con saldo 0

Albacete

440

440

0

142

TOTAL: A+B+C

20.929

2

20.929

4.379

29.168

(1) Ávila, A Coruña, Granada, León, Lugo, Pontevedra, Salamanca, Segovia, Soria, Teruel, Valladolid y Zamora.
(2) Álava, Asturias, Badajoz, Burgos, Cáceres, Cádiz, Cantabria, Córdoba, Cuenca, Guipúzcoa, Huesca, Jaén, Navarra, Ourense, Palencia, las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla y Ceuta.

Fuente: INE: Estadísticas de Variaciones Residenciales, <http://www.ine.es>
Elaboración propia

 

En la provincia de Albacete el saldo es cero

Figura 8: Saldo de la migración interprovincial de los rumanos (2003-2004).
Fuente: INE: Estadísticas de Variaciones Residenciales.

 

En conjunto, la movilidad de los rumanos es mayor en las migraciones intraprovinciales, el 58’8% de los movimientos registrados en 2003-2004, sobre todo por los que se realizan entre municipios de Madrid, al igual que la de los ecuatorianos (54’1%,), lo que les diferencia de los marroquíes (48’5%) que se desplazan más en las distancias medias y largas en relación con la actividad agraria en trabajos de recolección que les llevan por distintas regiones españolas, como es costumbre arraigada en este colectivo (Viruela, 1993).

En cualquier caso, cuando los tradicionales centros de acogida no resultan favorables, se buscan oportunidades en otro lugar. Ya lo destacamos en un trabajo anterior sobre los rumanos en Castellón (Viruela, 2002). El desequilibrio entre la oferta y la demanda de empleo en la capital provincial les empuja  hacia otras localidades de la provincia, tanto en el litoral, sobre todo en la Plana, como en municipios del interior, en els Ports y l’Alt Maestrat, llegando hasta la comarca turolense del Bajo Aragón, donde destaca el núcleo de Alcañiz con más de setecientos rumanos, el 25% de los que residen en Teruel, etc. Madrid, la principal estación receptora de inmigrantes rumanos, los redistribuye a otros municipios de la provincia, sobre todo por el Este siguiendo el corredor del Henares. En 2005, Coslada, San Fernando, Torrejón de Ardoz y Alcalá sumaban casi tantos efectivos como la capital. El flujo ha traspasado los límites de la Comunidad de Madrid hacia la vecina provincia de Guadalajara, con un mayor número de efectivos en Azuqueca del Henares y en la capital provincial. Pero, la población extranjera no siempre se desplaza de las ciudades a municipios del área metropolitana o rurales, como los casos comentados, con frecuencia los flujos toman la dirección contraria, esto es, desde los pueblos, a donde acuden en una primera fase por el reclamo que supone el empleo y alojamiento garantizados, hacia las ciudades, como ocurre por ejemplo en Zaragoza (Gallego, 2001).

Rumanos en el mercado de trabajo

La presencia de rumanos en el mercado de trabajo ha aumentado de forma rápida en los últimos años, de manera que, si en septiembre de 1999 no eran más de 500 los afiliados a la Seguridad Social, en la actualidad (a 31 de mayo de 2006) ya son 168.118, ocupando el tercer puesto entre los trabajadores extranjeros (el 9% del total), por detrás de los ecuatorianos (281.000) y los marroquíes (270.160). Ello se debe, entre otros factores, a la política inmigratoria del gobierno del Partido Popular que se propuso compensar la excesiva dependencia de la mano de obra magrebí (Izquierdo y Martínez, 2003), a los acuerdos firmados entre España y Rumania y el consiguiente aumento del número de trabajadores temporales, al papel de las redes sociales en la inserción laboral de los inmigrantes, que transmiten información a familiares y amigos sobre los puestos de trabajo disponibles (Gurak y Caces, 1998), y a la buena aceptación que la sociedad receptora ha brindado a los rumanos (Potot, 2000 y 2003; Viruela, 2002).

Principales ocupaciones y vías de acceso al mercado de trabajo

Según el último Censo de Población (INE), los trabajadores rumanos se concentran en unos pocos sectores de actividad. De los 35.636 ocupados en 2001, más de la mitad trabajaba en la agricultura, la construcción y la industria manufacturera. Si a estos sectores se añaden las actividades en los hogares, la hostelería y el comercio, la proporción supera el 85% del total. La estructura ocupacional de los rumanos es muy parecida a la de los búlgaros y se caracteriza por la importancia de la construcción, que da trabajo al 27%[14]. Un sector que también ocupa a uno de cada cuatro marroquíes, para quienes la agricultura sigue siendo la principal fuente de empleo en nuestro país (26%). En cambio, los chinos muestran una acusada dependencia de la hostelería (37%), mientras que ecuatorianos y otros latinoamericanos concentran la mayor parte de sus trabajadores en las actividades de los hogares.

 

Cuadro 6
Principales sectores de actividad de varios colectivos de inmigrantes en 2001 (%)
 

Agricultura

Construcción

Hostelería

Hogar

Industria

Comercio

Efectivos

Marroquíes

26’0

24’7

8’6

5’7

13’4

10’8

119.517

Ecuatorianos

15’0

18’1

9’3

23’6

9’6

8’5

134.133

Rumanos

15’0

27’1

8’5

12’8

14’1

8’0

35.636

Búlgaros

16’2

23’1

11’5

12’0

12’4

8’4

14.918

Chinos

4’1

10’7

37’1

7’2

11’0

17’4

14.876

Todos los extranjeros

11’4

17’2

12’8

12’7

11’6

11’1

763.324

Fuente: INE, Censo de Población y Viviendas 2001, <http://www.ine.es
Elaboración propia.

 

Se representan los sectores que superan el 10%.

Figura 9: Rumanos ocupados según el sector de actividad en 2001.
Fuente: INE: Censo de Población 2001

 

Como se puede apreciar en la figura 9, la distribución sectorial de los rumanos muestra escasas diferencias regionales ya que, salvo excepciones, la construcción y la agricultura reúnen el mayor número de trabajadores. Sin embargo, uno y otro sector distribuyen su oferta de forma desigual (cuadro 7) ya que Madrid concentra la mitad de los puestos de trabajo de la construcción y el 28% del empleo agrario está en Andalucía. La polarización se hace más evidente si atendemos a los resultados aportados por la Seguridad Social. En tal caso, en mayo de 2006, el 36’4% de los trabajadores rumanos que cotizan por el régimen especial agrario lo hacen en Andalucía y, como es de suponer, en Madrid trabaja la mayor parte (el 43%) de los afiliados al régimen especial de los empleados de hogar[15]. Esta distribución de sectores y empleos corrobora las observaciones de Serban y Grigoras (2000), Potot (2000) o Sandu (2005) sobre las principales áreas de atracción y las actividades de los emigrantes rumanos en España. Junto a estas dos regiones, también destaca la oferta de empleo agrario en el País Valenciano y Castilla-la Mancha, mientras que la mitad de los puestos de trabajo en la industria manufacturera se reparte entre Madrid y el País Valenciano.

 

Cuadro 7
Rumanos ocupados en los principales sectores de actividad en 2001 (%)

Región

Total
ocupados

Construcción

Agricultura

Ind. manufacturera

(1)

(2)

(1)

(2)

(1)

(2)

Madrid

14.202

34’4

50’6

2’4

6’4

10’1

28’5

País Valenciano

6.625

25’2

17’3

14’4

17’8

17’4

22’9

Castilla-la Mancha

3.327

21’6

7’4

29’2

18’2

20’3

13’4

Cataluña

3.144

21’6

7’0

14’3

8’4

20’7

12’9

Aragón

2.938

23’0

7’0

19’4

10’7

20’2

11’8

Andalucía

2.638

15’5

4’2

57’7

28’5

3’4

1’8

Resto

2.762

27’6

6’5

23’5

10’0

19’2

8’7

Total

35.636

27’1

100’0

15’0

100’0

14’1

100’0

 (1) Porcentaje de ocupados con respecto al total de trabajadores rumanos de la región.
(2)     Porcentaje de trabajadores con respecto al total de rumanos ocupados en España en cada sector de actividad.

Fuente: INE, Censo de Población y Viviendas 2001, <http://www.ine.es>
Elaboración propia.

 

En general, con ligeras variaciones según los mercados de trabajo regionales y locales, los varones tienen más oportunidades en la agricultura, las actividades relacionadas con la construcción (peonaje, alicatado, yeso, fontanería, etc.) y las industrias diversas. En cambio, las alternativas son más limitadas para las mujeres. Se las puede encontrar en el sector agrario (sobre todo en Andalucía), en industrias manufactureras y en la hostelería, pero la mayoría trabaja en el servicio doméstico, en tareas de limpieza y el cuidado ancianos y enfermos, y también en la prostitución. Es lógico que muchos rumanos se sientan insatisfechos ya que su nivel de formación y cualificación es superior al que requiere el puesto de trabajo que ocupan en España[16], a tal punto que docentes, médicos, abogados, ingenieros, etc., trabajan como sirvientes, peones agrícolas o de la construcción[17], sobre todo en los primeros momentos, cuando la falta de documentación no les permite otra cosa que trabajar en la economía sumergida en condiciones muy precarias (Viruela, 2002; Marcu, 2005), como les ocurre a inmigrados de otros países (Stanek, 2003; IOÉ, 2004).

La mayoría de los rumanos, al igual que los inmigrantes de otras procedencias, se incorpora al mercado de trabajo en la etapa irregular. En esta primera fase, los trabajadores aceptan cualquier oferta de empleo sin importarles demasiado las condiciones de trabajo y remuneración, con jornadas muy intensas y bajos salarios. En ocasiones, empleadores e intermediarios les adeudan cantidades importantes o se quedan con parte del salario. El testimonio recogido por Ana Bleahu (2005) de un trabajador rumano  sin papeles que pagaba la cuarta parte de su salario a unos gitanos de Bucarest asentados desde hacía años en España, ilustra una práctica bastante habitual de quienes se aprovechan de la indefensión en la que se encuentran los inmigrantes en situación de irregularidad administrativa[18].

El trabajo en la economía sumergida se considera provisional ya que, más pronto o más tarde, casi todos consiguen los anhelados papeles. Es entonces cuando pueden trabajar en actividades y empresas que antes se resistían a emplearles de forma ilegal, y también es posible trabajar en empleos más acordes con su formación y nivel de cualificación. Abandonan el mercado de trabajo informal y los empleos más penosos y precarios e intentan cambiar la agricultura y el servicio doméstico por sectores que les ofrecen mejores condiciones y mayores ingresos. Una posibilidad es trabajar por cuenta propia, como hacen los trabajadores autónomos o pequeños empresarios de la construcción, el comercio o la hostelería[19].

Todos los estudios coinciden al destacar la intensa movilidad laboral de los inmigrantes, sobre todo cuando no se tienen papeles. La alternancia de periodos de intensa actividad con otros de paro puede llegar a situaciones extremas, como le ocurrió a un joven de 25 años que ha ocupado diecisiete empleos en cuatro años en todos los sectores económicos (IOÉ, 2004). En la mayoría de los casos,  el trabajador decidió abandonar en empleo por desavenencias con el empleador, relacionadas con las condiciones laborales o el salario. Este ejemplo, que no resulta excepcional, revela que hay una amplia oferta de empleo para la mano de obra extranjera en el mercado de trabajo y que las condiciones de trabajo resultan inaceptables incluso para quienes tienen escaso poder de negociación con los empleadores. La movilidad laboral es más difícil en el caso de las mujeres y, aunque algunas llegan a desempeñar actividades relacionadas con su formación, hasta la mano de obra más cualificada puede permanecer durante años en el servicio doméstico (Viruela, 2002).

En España no se permite la inmigración irregular, pero se tolera, de manera que, pese a las limitaciones legales, encontrar trabajo es relativamente fácil. Para el recién llegado, que no tiene los papeles en regla, es fundamental establecer contacto con la comunidad rumana en el lugar de destino, que le recomienda e intercede por él ante los futuros empleadores. No son pocos los que han encontrado trabajo nada más llegar gracias a los contactos del hermano, el primo o el amigo. Es frecuente que el inmigrante trabaje para un empresario compatriota suyo, sobre todo en el sector de la construcción (Constantinescu, 2003), pero también en otras actividades (IOÉ, 2004), estableciéndose entre empleador y trabajador una relación en la que no hay más contrato que la palabra dada y que se considera una ayuda al recién llegado (Serban y Grigoras, 2000).

En los primeros momentos de su estancia en España, los inmigrantes recurren al entorno familiar para encontrar un empleo, el 80% de los encuestados en Madrid y Valencia (Aparicio y Tornos, 2005). Pero, con los años la proporción disminuye y aumenta la de quienes acuden a organismos y servicios públicos (INEM, Ayuntamientos, Empresas de Empleo Temporal, etc.) o buscan trabajo por su cuenta, en la prensa especializada y en Internet (Bleahu, 2005) y distribuyendo las referencias (con teléfono de contacto) por mercados, establecimientos comerciales, hospitales, asilos, etc. (Viruela, 2002). La información sobre los puestos de trabajo disponibles se puede obtener en la iglesia (adventista, ortodoxa, etc.), en la sede de las asociaciones de inmigrantes, en la página Web[20] de estas u otras organizaciones, etc., o en las calles y plazas de cualquier ciudad.

En los últimos años, miles de rumanos han sido contratados legalmente en España en el marco del acuerdo firmado entre España y Rumania para “la regularización y ordenación de los flujos migratorios laborales entre ambos Estados”[21] que, en síntesis, establece el contingente de trabajadores, el sector económico y la zona geográfica de trabajo, la duración del contrato y “garantiza” que los trabajadores rumanos gozarán de los mismos derechos y prestaciones que los nacionales. Los acuerdos firmados por Rumania con diferentes países han permitido que en 2004 alrededor de 144.000 rumanos encontraran trabajo en el exterior (OCDE, 2006), muchos de ellos en España, que ocupa el segundo puesto, por detrás de Alemania, como país receptor de forma legal de trabajadores rumanos (Constantinescu, 2004). La mayor parte de los contratos son de tres meses para trabajar en el sector agrario o la hostelería, mientras que los de mayor duración y los de carácter permanente se centran en la construcción, la industria alimentaria, la explotación forestal o la informática (Diminescu, 2006).

Competencia y procesos  de  sustitución laboral

Con el aumento y la diversificación de la inmigración, aumenta la competencia entre los trabajadores extranjeros, el empresario tiene más donde elegir y procede al reemplazamiento de unos colectivos por otros. Este fenómeno no es nuevo y, quizás, alcanza más relevancia en la agricultura. En este sector, buena parte de la mano de obra autóctona, ayudas familiares y jornaleros, fue sustituida hace años por trabajadores magrebíes y desde hace poco éstos están siendo reemplazados por latinoamericanos y europeos del Este.

La sustitución de unos colectivos por otros está mejor documentada en la agricultura andaluza. Tal como difundieron los medios de comunicación, a principios de 2000 los marroquíes estaban siendo relevados por europeos del Este en los invernaderos de El Ejido (Potot, 2000). En la provincia de Huelva también se han registrado cambios en la composición de la mano de obra extranjera, sobre todo en el grupo de trabajadores contratados en origen, que se ocupan fundamentalmente en las campañas de recogida de fresas y naranjas. Aquí los marroquíes han cedido el primer puesto a los europeos del Este, la mayoría mujeres y, en las últimas campañas, de nacionalidad rumana[22].

Los empresarios prefieren trabajadores del Este porque les consideran menos conflictivos. En el caso de El Ejido, la docilidad de los rumanos y la aceptación de las duras condiciones de trabajo, que estaban siendo denunciadas por los marroquíes en huelga, satisfizo a los empleadores (Potot, 2003). Los estudios sobre el trabajo de los inmigrados en la agricultura onubense (Gordo, 2002; Redondo, 2004; Gualda, 2005; Guerrero et al., 2005) destacan la mayor docilidad de las mujeres, su escasa capacidad de organización y la aceptación de unas condiciones de trabajo que con frecuencia conculcan lo pactado en materia de salario o alojamiento (Guerrero et al., 2005). Además, la patronal justifica esta preferencia por “la mayor sensibilidad de las mujeres en el momento de la recolección de una fruta especialmente delicada” (Gordo, 2002).

La presencia de trabajadores rumanos aumenta con rapidez en el sector agrario de otras regiones, en la recolección de cítricos en el País Valenciano, en la de la cereza del valle del Jerte o en las comarcas aragonesas de la Litera y del Bajo y Medio Cinca[23], de la fruta en Lleida o el champiñón en la Rioja, en las explotaciones agrarias del valle del Duero y en Tierra de Campos (Delgado, 2006) o en el sector forestal gallego. Asimismo, como ha observado Castellanos (2005) en Murcia, los rumanos se están haciendo un hueco en las actividades relacionadas con el turismo (construcción, hostelería, etc.), en plena expansión en el litoral mediterráneo. Desde hace años, las rumanas ocupan la mayor parte de los empleos que proporciona el servicio doméstico y el cuidado de ancianos en la provincia de Castellón (Viruela, 2002) y están accediendo a estas tareas en la de Huelva, donde hasta hace poco era mayor la presencia de mujeres marroquíes (Gualda y Ruiz, 2004), etc. En algunas de estas comarcas y provincias, los rumanos desplazan o sustituyen a otros trabajadores extranjeros, o frenan su trasvase sectorial, lo que genera rivalidades y conflictos, como se ha observado en Andalucía  (Potot, 2000; Gordo, 2002), la Rioja (Aretio, 2004) o Castilla-la Mancha (Muñoz, 2005).

Los empresarios reconocen en los rumanos una serie de cualidades que hasta hace poco no atribuían a los extranjeros. En general, les consideran trabajadores serios, eficaces y más responsables, de ahí frases como: “tienen ganas de trabajar” (Viruela, 2002) o “no te fallan un día” (Gualda, 2005). Además, se adaptan y aprenden el castellano con rapidez[24], y demuestran iniciativa. Por ello, cuando en una empresa coinciden varias nacionalidades, los puestos de cierta responsabilidad se ofrecen antes a un rumano que a un magrebí. Así ocurre, por ejemplo, en la agricultura y en la construcción, sector en el que hay un gran número de marroquíes en la categoría de peonaje, mientras que los oficiales de primera y la mano de obra especializada se recluta entre los europeos del Este (Viruela, 2002; García Ballesteros, 2004).

Por otra parte, la posibilidad de ocupar trabajadores rumanos como alternativa a los marroquíes, refleja la simpatía de la sociedad española por un colectivo y la desconfianza y el recelo hacia el otro. La confianza que merecen los rumanos se debe al hecho de que son europeos y blancos, de religión cristiana y lengua latina, lo que facilita el aprendizaje del castellano y las relaciones con la sociedad, en la que se integran más fácilmente ya que conviven con los autóctonos, frecuentan los mismos bares, discotecas y comercios, participan en las fiestas, etc. (Potot, 2000; Gualda, 2003). Por su parte, el aspecto físico es muy importante pues, a diferencia de magrebíes y africanos, su migración no es tan visible[25].

Los rumanos han aprovechado la valoración positiva de la sociedad de acogida para dar una imagen de colectivo distinto de otros inmigrantes y próximo a los españoles. Ellos mismos se consideran más cualificados y responsables, capaces de realizar cualquier trabajo de forma más eficaz que los latinoamericanos o africanos (Viruela, 2002; Potot, 2003). Además, se muestran dóciles y sumisos y se esfuerzan por realizar las tareas encomendadas por los empleadores con prontitud porque de esta forma pueden conseguir y conservar el empleo frente a otros trabajadores con los que entran en competencia. Actitud que contrasta, como ha observado Swanie Potot (2004), con el absentismo y el bajo rendimiento característicos del periodo comunista.

A modo de conclusión

España se ha convertido en uno de los principales destinos para los emigrantes rumanos, que representan entre el 7 y el 8’5% de los extranjeros que residen en este país, según la fuente de información que se utilice (Ministerio de Trabajo o INE). El flujo ha experimentado un aumento espectacular en los últimos años, coincidiendo con los procesos de regularización  (2000,  2001 y 2005) y la posibilidad de desplazarse a Occidente sin visado desde el 1 de enero de 2002. Estos son algunos de los factores que mayor incidencia han tenido en la evolución de la inmigración rumana, junto con las políticas adoptadas en España y otros países, las posibilidades de empleo en España o las similitudes lingüísticas entre el castellano y el rumano, a los que sin duda habría que añadir otros. Pero, por encima de todo, la emigración hacia España se apoya en las redes sociales que atraen a nuevos inmigrantes. Además, hay que tener en cuenta la buena acogida que, en general, brinda la sociedad receptora a los rumanos, aunque se encuentren en situación de irregularidad administrativa. Muchos de ellos reconocen que nadie les pregunta si tienen papeles o no y que viven y trabajan sin grandes problemas.

En la distribución geográfica de los inmigrados destaca la fuerte concentración en unas pocas provincias y ciudades. Ya son cuarenta los municipios con más de mil rumanos empadronados y muchos de ellos proceden del mismo departamento e incluso de la misma localidad rumana, donde familiares y amigos proporcionan información a quien decide emigrar sobre su futuro destino. Una información que se amplia con la obtenida a través de los medios de comunicación (la prensa que se publica en Rumania dedica más espacio a las noticias sobre países occidentales, incluido España, que a los de la región balcánica) o Internet que, en opinión de Mihaela Nedelcu (2002), se ha convertido en la mejor plataforma de intercambio del saber migratorio entre emigrantes. Así, Castellón, Zaragoza, Coslada, o Roquetas de Mar son lugares de alguna forma conocidos antes de que se hayan visitado. La concentración de inmigrantes de la misma procedencia en espacios concretos facilita el contacto entre los inmigrantes  y la formación de asociaciones y grupos de información y ayuda, que resultan fundamentales para minimizar los costes humanos de la migración: acogida, alojamiento, relaciones para encontrar trabajo, etc.

El número de inmigrantes aumenta en los centros de asentamiento tradicionales, si se permite la expresión para un flujo tan reciente como el rumano, y al mismo tiempo se observan movimientos de difusión hacia otros lugares en una constante búsqueda de oportunidades. Estos procesos y la intensa movilidad interna de la población rumana podrían modificar la distribución geográfica en los próximos años, aumentado los efectivos en regiones y localidades que ahora cuentan con pocos inmigrantes, incluidas las áreas rurales. En algunos pequeños pueblos, los rumanos y otros extranjeros evitan que sectores muy envejecidos como la agricultura y la ganadería queden desatendidos, pero no nos consta que esta situación sea frecuente en municipios aislados y con graves problemas de comunicación que tienen escasa o nula capacidad para atraer población.

Los rumanos han irrumpido con fuerza en el mercado de trabajo y en varias regiones y localidades han desplazado a los marroquíes del primer puesto que hasta hace poco ocupaban entre los trabajadores inmigrados, como ocurre en Castilla-la Mancha,  la Rioja o Castellón. En el País Valenciano hay casi tantos trabajadores rumanos como ecuatorianos, mientras que en Andalucía y Madrid ocupan la segunda posición, a mucha distancia, respectivamente, de marroquíes y ecuatorianos, según los últimos datos facilitados por la Seguridad Social. La rápida inserción sociolaboral de estos trabajadores se debe fundamentalmente a las decisiones gubernamentales que tratan de reequilibrar el peso alcanzado por la inmigración marroquí. En este sentido, los acuerdos firmados entre España y Rumania para la gestión de los flujos migratorios ha facilitado la llegada de miles de rumanos, que constituyen uno de los colectivos más beneficiados en los últimos procesos de regularización. Por supuesto, el aumento de trabajadores de esta procedencia también se relaciona con la gestión selectiva que los empresarios, con el fin de abaratar costes, hacen de la mano de la mano de obra, aunque pueda verse afectada por las limitaciones impuestas por la política inmigratoria (Gualda, 2005). Sea como fuere, lo cierto es que empresarios de diversos sectores y regiones han encontrado en los rumanos la mano de obra idónea por varios motivos: responsabilidad, eficacia, disciplina, etc. Además, el acceso al mercado de trabajo se ha visto favorecido por el elevado grado de preparación profesional que proyecta una imagen de “marca de origen”, en expresión del colectivo IOÉ (2004), y contribuye a la progresiva rumanización de la inmigración en buena parte del territorio español, fenómeno que ya observamos hace unos años en la provincia de Castellón (Viruela, 2002).

Las perspectivas para esta corriente migratoria son de aumento. Por una parte, las encuestas y sondeos de opinión realizados por varios organismos (Krieger, 2004) destacan que Rumania posee un gran potencial emigratorio ya que, pese a la recuperación económica, el poder adquisitivo de la población avanza muy lentamente. Por otra, hay que tener en cuenta que la movilidad a través de las fronteras europeas es muy fácil para quienes se desplazan sin necesidad de visado, y aún lo será más en el futuro cuando los rumanos puedan acogerse al derecho comunitario que permite la libre circulación de personas.

 

Notas

[1] El INE elabora varias estadísticas que permiten conocer la evolución y características de los inmigrantes. En el Padrón de Habitantes, que desde 1998 ofrece una revisión continua con referencia a 1 de enero de cada año,  aparecen los extranjeros según la nacionalidad y la provincia de residencia y los más recientes aportan información a escala municipal. Para muchos autores (Villán, 2002), la información padronal está más próxima a la realidad, aunque sobreestima los datos (Recolons, 2005; Recaño y Domingo, 2005) porque ignora las bajas de quienes salen de España y no lo comunican y por la duplicación de las inscripciones, involuntarias o no. La serie Estadísticas de Variaciones Residenciales, que recoge las altas y bajas residenciales que se producen en cada municipio, permite analizar la movilidad de los extranjeros en el interior de España. Por su parte, el Censo de Población de 2001, sospechoso de subregistro, aporta información detallada de los extranjeros en relación con la actividad y los sectores laborales, entre otros aspectos.

[2] Hasta 2002 la publicación del Anuario Estadístico de Inmigración (de Extranjería hasta 2003) ha sido competencia de la Comisión Interministerial de Extranjería y del Ministerio del Interior.

[3] Según una encuesta de octubre de 1999 (Demenet, 2000), el 56% de los rumanos aseguraba que no tenía motivos de satisfacción, lo cual refleja el nivel de frustración social.

[4] No es este el momento de hacer una detallada relación de lo graves problemas económicos y sociales que, como a otros países de Europa central y oriental, afectan a Rumania, de lo que se han ocupado ampliamente otros autores. Puede verse a este respecto el trabajo de Fernando Luengo (2003), el del Consejo Económico y Social (CES, 2004) o los informes de coyuntura de Edith Lhomel publicados en Le Courrier des pays de l’Est, y los de la Comisión Europea sobre los progresos económicos de Rumania.

[5] Según la Encuesta de Población Activa, los extranjeros han ocupado tres de cada cuatro puestos de trabajo que se han creado en el sector de la construcción entre 2002 y 2004. Véase a este respecto el Informe Mensual, de mayo de 2005 (p. 77), del Servicio de Estudios de “la Caixa”, <http://www.pdfs.lacaixa.comunicacions.com/webes/wpp0pdfp.nsf/vico/055ees_esp.pdf/$file/055ees_esp.pdf>

[6] Así lo explica Simona, joven rumana, residente en Calatayud, “el problema de mayor importancia en mi país en estos momentos es que no hay trabajo, y el que lo tiene cobra muy poco… Donde sí se tiene que mejorar mucho es en el sistema sanitario, ya que lo tenemos muy flojo. Cualquier consulta médica se tiene que pagar y, aparte, una cantidad personal para que te atiendan lo mejor posible” (Escarpín y Pinos, 2005, páginas 164 y 169).

[7] Según estimaciones bastante probables, el número de rumanos empadronados a 1 de enero de 2006 se sitúa en torno a los 400.000. Cifra que han difundido algunos medios de comunicación. Véase El Periódico, 24 de abril de 2006, p. 28.

[8] Simona, la rumana que vive en Calatayud, estuvo antes en Francia. “Estuve en Francia una temporada, fui a estudiar tres meses y tenía intención de quedarme, pero no se podía porque en Francia es muy difícil conseguir los papeles. Se comentaba que sólo en España era posible tener papeles… Los papeles de residencia me salieron después de un año de estar aquí” (Escarpín y Pinos, 2005, p. 164).

[9] El acuerdo que el 4 de junio de 1985 firmaron Alemania, Bélgica, Francia, Holanda y Luxemburgo en la pequeña localidad luxemburguesa de Schengen, suprime el control sobre las personas sea cual sea su nacionalidad en las fronteras interiores, armonizando el control de las exteriores y la política en materia de visados. En la actualidad, además de los cinco países signatarios, forman el espacio Schengen los siguientes: Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Grecia, Islandia, Italia, Noruega, Portugal, Suecia y Suiza. En breve los harán los diez nuevos socios de la UE: Chipre, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia.

[10] Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales: Proceso de normalización de trabajadores extranjeros, 30 de diciembre de 2005,  http://www.mtas.es/balance/Proceso_norm.pdf

[11] En los mapas no se incluyen Ceuta y Melilla, que (en 2005) cuentan con muy pocos residentes rumanos, 7 y 1, respectivamente, para evitar distorsiones en la representación. El autor agradece la colaboración de Jesús Olmo en la elaboración de la cartografía.

[12] Setecientos habitantes de Peretru, esto es, casi el 10% del censo de esta localidad del sur de Rumania, se han desplazado a España para trabajar. Véase Georgeta Ghidovat y Alina Grigore: “Tragedia romaneasca”, Evenimentul Zilei (13 de marzo de 2004), <http://www.evenimentulzilei.ro/topstory/?news_id=148612>

[13] A principios de 2001 se constituyó la Comisión Gestora de la Asociación de Pueblos contra la Despoblación con el objetivo de “facilitar el asentamiento de inmigrantes extranjeros en poblaciones acosadas por la regresión demográfica”, y de la que forman parte más de trescientos municipios, la mayoría aragoneses. Véase Gallego, 2001: p. 215

[14] Varios investigadores rumanos se refieren a la actividad constructiva como el factor ocupacional de la emigración rumana y que este trabajo es muy importante entre los miembros de la comunidad adventista (Constantinescu, 2003; Sandu, 2005). Sea como fuere, lo cierto es que, ante la salida de un gran número de profesionales de la construcción, en Rumania se teme que no haya suficientes operarios para acometer las obras que, sin duda, se construirán tras el ingreso en la Unión Europea, previsto para 2007. Véase el artículo de Mihaela Iordache: “Romania: paese d’immigrazione” en el Osservatorio sui Balcani (26 de abril de 2006)  <http://www.osservatoriobalcani.org/article/articleview/5597 >

[15] Los últimos datos sobre afiliación de extranjeros a la Seguridad Social, de mayo de 2006 se pueden consultar en <http://www.tt.mtas.es/periodico/seguridadsocial/200606/afi_ext_mayo06.pdf>

[16] Las recientes declaraciones de Miguel Fonda, presidente de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos en España (FEDROM), ilustran la experiencia que viven buena parte de sus conciudadanos: “Hoy el rumano tiene unas expectativas laborales muy limitadas pero llegará un momento en que no se conforme con acceder a la escala más baja del proceso productivo. No se le reconoce su preparación. Una de las propuestas que vamos a hacer es que se agilice la homologación de títulos para que esos ingenieros, arquitectos, químicos... rumanos que vienen a España no entren directamente a trabajar en la hostelería o el trabajo doméstico” (El País, 24 de junio de 2006, p. 29).

[17] Así lo expresa Claudiu: “Soy rumano. Vivo en España desde hace siete años y estoy casado con una asturiana desde hace tres. Tengo 36 años, soy economista y hablo cinco idiomas. Ahora tengo un trabajo, no sólo adecuado a mi formación, sino que además me gusta. Pero para conseguirlo primero he recogido almendras, he fumigado naranjas, he lavado y cambiado ruedas a camiones, he repartido publicidad, he hecho reparaciones en una casa, he sido camarero y también repartidor” (El País, 16 de julio de 2006, p. 16).

[18] Lamentablemente, se siguen dando casos de explotación de trabajadores extranjeros, que tienen que soportar  condiciones de vida que deberían erradicarse de forma definitiva. Véase, por ejemplo, la noticia publicada en El País, el 16 de diciembre de 2005, sobre el trabajo agrario en varias provincias españolas <http://www.elpais.es/articulo/elpporesp/20051216elpepinac_17/Tes>, aunque es en la prostitución donde son más importantes las situaciones forzadas de semiesclavitud.

[19] El 31 de diciembre de 2000, 284 rumanos cotizaban en el régimen especial de trabajadores autónomos de la Seguridad Social. En la actualidad (31 de mayo de 2006) hay 3.890 ciudadanos rumanos de alta en este régimen.

[20] Por ejemplo, en el portal de la Federación de Asociaciones de  Rumanos en España (FEDROM) <http://fedrom-spain.blogspot.com/> o en el de Spania Româneasca <http://www.spaniaromaneasca.com>

[21] BOE, núm. 289, de 3 de diciembre de 2002, <http://extranjeros.mtas.es/es/normativa_jurisprudencia/Internacional/migratorios/acuerdo_Espana_Rumania.pdf >

[22] Trabajadores contratados en origen en las últimas campañas agrícolas en la provincia de Huelva, colectivos con más efectivos:

 

Total extranjeros

Polacos

Rumanos

Marroquíes

Búlgaros

2002

6.409

4.954

970

336

-

2003

12.000

7.525

4.178

95

-

2004

21.000

5.488

9.030

359

393

2005

21.591

7.361

13.186

294

604

2006

32.254

9.796

19.153

2.330

941

Información facilitada por UGT-Huelva (recibida el 18 de julio de 2006)

[23] Esta información puede consultarse en <http://www.ugt.es/fta/accionso.html>

[24] “Estuvimos dudando entre rumanos o polacos y elegimos a los rumanos. Fue por la lengua sobre todo, ya que es más semejante a la nuestra y aprenden rápido. El buen nivel cultural también nos convenció”, declaraciones de Daniel Villapol, vicepresidente de la Asociación de Aserradores y Rematantes de Lugo. La Voz de Galicia (29 de enero de 2002), http://lavozdegalicia.es

[25] La mayor parte de los rumanos pasan desapercibidos entre la población española y ello es valorado de forma positiva por los propios inmigrados. Sirva de ejemplo el testimonio de un trabajador rumano en la provincia de Almería: Un jour L. [un compatriote] est allé à la police pour déposer une demande de régularisation, il faisait la queue avec les autres, normalement. Un policier est venu le chercher et il lui a dit «Monsieur, ne restez pas ici, c’est la file pour les étrangers, passez directement dans l’autre bureau». Nous, on nous prend pour des Espagnols (Potot, 2003), o el de una mujer que trabaja como relaciones públicas en Murcia que, refiriéndose a sus compatriotas, hacía las siguientes declaraciones: “La formación es bastante buena, nunca les ha faltado el trabajo. Han aprendido el idioma muy rápido, se han adaptado a las costumbres y físicamente no se nota la diferencia (...) yo puedo pasar como española sin ningún problema, si hablo poco no se dan cuenta de mi acento (...) a veces me preguntan si soy de Valladolid porque hablo castellano, no murciano” (Castellanos, 2005).

 

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Ficha bibliográfica:
VIRUELA, R. Inmigrantes rumanos en España: aspectos territoriales y procesos de sustitución laboral. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de octubre de 2006, vol. X, núm. 222. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-222.htm> [ISSN: 1138-9788]

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