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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XII, núm. 268, 1 de julio de 2008
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


LA LOCALIZACIÓN INTRAMETROPOLITANA DE LAS ACTIVIDADES DE LA INFORMACIÓN: UN ANÁLISIS PARA LA REGIÓN METROPOLITANA DE BARCELONA 1991-2001

Carlos Marmolejo Duarte
carlos.marmolejo@upc.edu

Josep Roca Cladera

Centre de Política de Sòl i Valoracions de la Universitat Politècnica de Catalunya

Recibido: 28 de mayo de 2007. Aceptado: 30 de abril de 2008

La localización intrametropolitana de las actividades de la información: un análisis para la Región Metropolitana de Barcelona 1991-2001 (Resumen)

En este artículo se analiza  la localización intrametropolitana de las actividades de la información y su dinámica de descentralización. Con este objetivo se propone una aproximación novedosa por cuanto pone el énfasis en la forma en cómo se producen las cosas o se prestan los servicios más que en el sector económico al cual pertenece la actividad.  El ámbito de estudio es la Región Metropolitana de Barcelona, en el periodo comprendido entre los años 1991 y 2001. Los resultados sugieren que las actividades inmateriales, además de incrementar su protagonismo en la estructura económica metropolitana, poseen patrones de localización compactos, incluso están más concentradas que las actividades comerciales. Asimismo existe una clara concomitancia entre la estructura empresarial de cada sector económico y su tendencia locativa, cuanto más actividades relacionadas con la gestión de la información y el conocimiento tiene un sector, más acentúa su concentración espacial. Por otra parte, el análisis dinámico ha detectado que, del conjunto de actividades metropolitanas, las funciones relacionadas con la gestión de la información presentan el menor nivel de descentralización, con lo cual, el centro gana especialización, al recentralizar relativamente a las actividades con más alto valor añadido. De manera que la metrópoli adopta una estructura multipolar compleja, en donde el centro emerge como el epicentro de la ciudad del conocimiento, apoyado por los principales subcentros metropolitanos, que en conjunto estructuran y dan soporte a un territorio intersticial progresivamente especializado en actividades industriales de alta tecnología.

Palabras clave: teoría de la localización, ciudad basada en el conocimiento, urbanismo postindustrial, servicios intensivos en conocimiento.

The intra-metropolitan location of information activities: a spatial anyalisis for Metropolitan Barcelona 1991-2001 (Abstract)

In this paper we analyze the location and dynamics of information activities at a metropolitan level. Using employment information from Metropolitan Region of Barcelona for years 1991 and 2001 a novelty approach is proposed. Such an approach is based on the analysis of how services and products are performed instead of a classic standard industrial classification analysis.  Spatial analysis suggests that information activities have the most compact and central pattern, in addition, there is a clear relationship between the proportion of information activities in a given sector and its locative pattern:  the bigger is the information activities proportion, the higher is its compact and central locative pattern. Dynamic analyses suggest that information activities do not decentralize as the rest of economic activities.  For this reason central locations gain territorial specialization in knowledge intensive services (KIS), and at the same time, these activities gain relative concentration.  In this self-organizing process metropolitan centre emerges as the core of the knowledge based city, which is supported by some subcentres dominated by tertiary activities, in sum those polarities structure the rest of the metropolitan municipalities progressively specialized in high-technology   manufacture.

Keywords: location theory, knowledge based city, postindustrial urban planning, knowledge intensive services.

Introducción a la naturaleza de las actividades de la información

Con el  término “actividades de la información” se pretende englobar a los procesos productivos que fundamentalmente consumen y producen información, y que a la vez, están basados en la transformación de la misma mediante su procesamiento. Es decir, se trata de actividades inmateriales, en tanto su principal insumo y producto tiene esa cualidad, y a la vez, son actividades ricas en conocimiento en tanto éste es necesario para ejecutar dicho procesamiento. De hecho, las actividades de la información están presentes en todos los sectores y en todas las formas de producción. Esta acepción, concebida originalmente por Lyssa Jenkens (1996), supera la clasificación tradicional de las actividades económicas, y la limitante de adscribir a las actividades inmateriales al sector de los servicios. En efecto, las actividades de la información comparten rasgos característicos con los servicios, concretamente con los llamados “avanzados”, tales como: una elevada interacción entre los proveedores y consumidores, un  importante nivel de personalización y un procesamiento de alto valor añadido (Martinelli, 1991). De hecho, siguiendo la clasificación propuesta por Daniel Bell, podría decirse que el sector cuaternario  (básicamente compuesto por las finanzas, los seguros y las actividades inmobiliarias) y el quinario (como la educación, el gobierno y la investigación) son, esencialmente, actividades relacionadas con la gestión de la información; pero no exclusivamente, puesto que en los sectores manufactureros, como el automotriz,  la gestión, la investigación y el desarrollo, es decir las actividades básicamente inmateriales, tienen un papel muy relevante.  Dentro del conjunto de actividades inmateriales existen diferentes tipos de tareas, puesto que los procesos relacionados con la captura de datos poco tienen que ver con los procesos que envuelven la toma de decisiones o la investigación, sobre esto se volverá más adelante.

La importancia de las actividades de la información es muy significativa, sobre todo en los países occidentales más desarrollados, puesto que cada vez más su competitividad está anclada en el uso intensivo de los recursos no materiales, en donde el factor conocimiento es fundamental (Trullen et al, 2004). En este sentido Lever (2002) ha encontrado, para un conjunto de 19 ciudades europeas, una relación entre el crecimiento económico y los indicadores de conocimiento e infraestructuras para la conversión de éste en innovaciones.   En España Cuadrado, J.R. y Del Río, C. (1993) han demostrado que los servicios avanzados, que podrían asimilarse a las actividades de la información, forman aglomeraciones localizadas en el centro de las principales áreas metropolitanas.  Situación que ya había sido reportada por García Ballesteros y Gámir (1989) al estudiar la localización de las sedes sociales españolas y encontrar que en sólo 4 provincias (Madrid, Barcelona, Vizcaya y Valencia) se concentra un 80,4% de las oficinas centrales de las 500 principales empresas. Esta tendencia está dando pauta a la emergencia de medios de innovación en las regiones urbanas, caracterizados por estar asociados a las funciones de dirección, investigación, gestión y control (Caravaca, 1998). Desde la perspectiva económica, este nuevo paradigma urbano ha sido concebido bajo la noción de la ciudad del conocimiento, concepto acuñado a partir de los trabajos de Knight (1977), y desarrollado ampliamente en el número especial 5-6 de la Revista Urban Studies coordinado por James Simmie y William F. Lever (2002) de la Escuela de Planeamiento de la Universidad de Oxford Brookes.

La importancia del estudio de la localización, el cambio y la descentralización de las actividades de la información para la geografía urbana y el urbanismo se resume en tres puntos: 1) se trata de actividades consustancialmente urbanas, 2) tienden a emergen en el corazón de las aglomeraciones, y 3) tienen una gran capacidad para convivir espacialmente con otras actividades, incluso las residenciales, lo cual constituye una gran oportunidad para la reconversión de los antiguos tejidos industriales.

Algunos aspectos sobre la teoría de localización de las actividades de la información

Las actividades de la información, como el resto de actividades económicas y residenciales, fundan su comportamiento locativo sobre cuarto pilares. Cada pilar constituye una dimensión específica en la que concurren factores de naturaleza similar: accesibilidad, economías de aglomeración, percepción social del espacio y externalidades ambientales. La influencia combinada de estos conceptos provoca que, en la geografía metropolitana, cada localización tenga un atractivo específico para estas actividades. Sin embargo, las dimensiones locativas anteriores no constituyen, en sí mismas, el factor distintivo que caracteriza el comportamiento locativo de las actividades de la información. Daniels (1993) ha sugerido que las actividades inmateriales tejen vínculos informativos, tanto entre ellas, como con el resto del sistema económico, de manera que el intercambio de información se convierte en un elemento clave en la explicación de su localización.  Simmie (2002) ha encontrado para un conjunto de empresas consideradas como innovadoras fuertes vínculos de interdependencia funcional con el contexto espacial inmediato, y a la vez , relaciones de largo alcance, de manera que  las ciudades dotadas de ambientes ricos en contactos empresariales cualificados  y conexiones de largo alcance –aeroportuarias, suelen concentrar a las empresas más innovadoras.  Lo anterior en términos geográficos puede interpretarse como la necesidad de establecerse en aglomeraciones o en sitios bien comunicados. Esta noción ya había señalada, aún cuando incipientemente, por Haig (1926) al sugerir que la accesibilidad es en realidad una estrategia para ahorrar energía y, muy especialmente,  tiempo, sobre todo, cuando los intercambios informativos deben realizarse personal y presencialmente, lo que en la literatura anglosajona se ha denominado face to face.

Tanto las aproximaciones cuantitativas, elaboradas sobre la base de estudios económetricos y estadístico-descriptivos, como las cualitativas, basadas en encuestas y entrevistas en profundidad han señalado, como una constante, que la necesidad de contacto personal y presencial es una de las condicionantes locativas más significativas de las actividades inmateriales: Cowan (1969), Thorngren (1972),  Arsmtrong (1972, 1979), Goddard (1973, 1975), Olander (1979), Gad (1979) y principalmente  Daniels (1975, 1979, 1982, 1985, 1991, 1993). Actividades que tradicionalmente se han llamado actividades de oficina.

Sin embargo la accesibilidad por sí misma no explica el trasfondo del comportamiento locativo de las actividades inmateriales. En Marmolejo y Roca (2006) se ha sugerido que la localización de las actividades de la información en realidad está regida no sólo por la necesidad de intercambio de información personal y presencial, sino y sobre todo, por la capacidad de extraer beneficios de dicha interacción. De manera que las actividades con mayor capacidad para transformar en beneficios los encuentros presenciales informativos, que además son un medio propicio para la transmisión de conocimiento tácito, son precisamente las actividades con mayor capacidad para afrontar las deseconomías de aglomeración (p.e. congestión, o el coste inmobiliario elevado).  En este sentido Howells (2002) ha destacado el importante papel del conocimiento tácito en el desempeño de las actividades informativas más cualificadas, es decir las que tienen altas cuotas de innovación. Así la localización geográfica no sólo influencia la relación entre conocimiento e innovación, sino que esta relación condiciona la forma en cómo las actividades se ubican en el espacio.  De manera que las actividades más cualificadas, cuyos procesos requieren información cualificada y conocimiento tácito, dependen más de la interacción presencial con otras actividades, y a la vez tienen una alta capacidad para extraer beneficios y afrontar las externalidades negativas de la aglomeración. En contraposición las actividades menos cualificadas, con necesidades de intercambio de información no cualificada y/o necesidades de  conocimiento codificado, tienden a usar otras vías de comunicación, como las telemáticas, y a la vez tienen menos capacidad para extraer beneficios de la interacción presencial.  En consecuencia, es de esperar,   que las actividades inmateriales más cualificadas estén más aglomeradas en comparación con las menos cualificadas, y también que tiendan, con el paso del tiempo, a desaglomerarse en una menor cuantía al ser más inmunes a las fuerzas centrífugas emanadas de la aglomeración.   

Luego entonces tendríamos que la localización de las actividades de la información depende de la naturaleza inmaterial de las mismas, pero también, de su nivel de cualificación. Sobre este respecto, los primeros en clasificar a las actividades de la información, desde la perspectiva funcional, como sistemas de actividad fueron B. Thorngren (1972), A. Pred (1973), J.B. Goddard, (1973, 1975), L. Olander  (1979), y  Gad (1979). De acuerdo con la Teoría de la Actividad, en un sistema de este tipo el proceso se segrega en actividades organizadas en función de la división del trabajo, las cuales son acometidas por uno o varios sujetos. La existencia de un objetivo común al sistema permite que los objetivos especiales de cada etapa o acción tengan una orientación coordinada.  Dentro de este encaje B. Thorngren (Op. cit.) propuso que en los sistemas inmateriales las actividades o “momentos” podían clasificarse en tres categorías:

1) los relacionados con la dirección u orientación del proceso.

2) los relacionados con la planificación o desarrollo.

3)  los relacionados con su supervisión[1]o ejecución directa.

Así, las actividades de dirección u orientación son las más cualificadas debido a que tienen por cometido la dirección de los sistemas de actividad (p.e. empresas), de manera que han de resolver las vicisitudes presentes y prever las estrategias de futuro. Esto  involucra tener un profundo conocimiento del funcionamiento  de la organización, de sus capacidades técnicas y financieras, de su funcionamiento administrativo, de las necesidades de la demanda, de la tecnología de vanguardia presente y futura potencial, de la posición de la competencia, y en general del estado del arte  de la  ciencia, la técnica, la economía y la sociedad. El proceso de orientación, requiere no sólo que la información sea asequible, sino también  que el entorno facilite el intercambio de experiencias, el debate, la reflexión y la generación de conocimiento, especialmente el tácito. Por esta razón, estas actividades son ejecutadas por individuos capacitados y especializados, con gran experiencia, o aptitud en la resolución de problemas y con agudeza prospectiva para encontrar solución no sólo a las necesidades presentes, sino también, a las futuras. En contraposición las actividades de ejecución están relacionadas con las tareas con rutinas preestablecidas, su objeto principal es realizar tareas como la administración, la contabilidad, el soporte de las actividades de gestión, el procesamiento y, en todo caso, el telemercadeo y el soporte técnico. 

Los estudios en materia de difusión de la información, iniciados a partir de las aportaciones de Allan Pred y Gunnar Törnqvist (1973), esclarecieron la importancia de la comunicación presencial en la difusión de la información especializada, sobre todo la relacionada con la información privada confidencial, estableciendo un vínculo entre dicho tipo de información y los medios de innovación. Simultáneamente Goddard (1973) encontró que, en efecto, las actividades más cualificadas dependían de la una interacción basada en el contacto personal y presencial, de manera que las oficinas direccionales, basaban su comunicación con el exterior de las empresas en encuentros programados con gran antelación, que eran de tipo esporádico y puntual, con un número considerable de participantes, y que el nivel de retroalimentación era importante.  Muy por el contrario, las actividades menos cualificadas, relacionadas con la ejecución de los procesos, basaban sus contactos en medios telemáticos.

Ciertamente, además de la accesibilidad, que es reflejo de la necesidad de interacción presencial, las actividades de la información rigen su localización a través de otros criterios. Sivitanidou and Sivitanides (1995) han demostrado que existe una relación  entre la localización de las actividades de investigación con la presencia de externalidades ambientales positivas y variadas, su tesis se apoya en el hecho que los y las trabajadoras de este sector valoran positivamente la existencia de tales cualidades. Por otra parte Jaffee (2003) ha encontrado que la localización, y más concretamente la tendencia al cambio de localización, depende de la estructura de la empresa. De manera que las empresas grandes con estructuras organizativas verticales tienden a separar las funciones de producción material de las actividades de gestión de la información, localizando estas últimas en aglomeraciones que propician el flujo de información. Asimismo, los determinismos históricos ejercen un papel importante, como lo ha demostrado Coffey y Shearmur (2002) para el caso de las actividades de la abogacía en Montreal. En ese mismo sentido, los estudios ya indicados, han encontrado que otros factores como el prestigio, la criminalidad, la disponibilidad de mano de obra cualificada, la existencia de proveedores y la cantidad y calidad de la oferta inmobiliaria restringen la localización de las actividades de la información.  

El objetivo de este artículo es estudiar la localización de las actividades de la información, desde la perspectiva intrametropolitana. La meta principal es poner en relación la localización de las actividades inmateriales con la localización del conjunto de la actividad económica, y más específicamente, explorar las tendencias de descentralización, desde una perspectiva comparada.

A los efectos anteriores se propone un análisis basado en el perfil de la ocupación, y no en los sectores. Por tanto el interés está puesto en la forma en cómo se producen las cosas, más que en el tipo de cosas producidas, lo cual constituye un enfoque innovador y complementario al que hasta ahora ha sido adoptado por otras investigaciones relacionadas con el estudio de la geografía de la actividad económica. Este enfoque permite distinguir, incluso, diferentes niveles de cualificación de las actividades de la información. Utilizando el nivel de formación escolar de los y las ocupadas, las actividades realizadas por los científicos, profesionales e intelectuales son  relacionadas con las actividades inmateriales más cualificadas, mientras que las actividades realizadas por los y las administrativas son  relacionadas con las tareas de ejecución preestablecida y subordinada.

Regularidades espaciales de la localización de la actividad económica en la RMB

La Región Metropolitana de Barcelona es la denominación administrativa que recibe el conjunto de las siete comarcas que, históricamente, han englobado el “área metropolitana grande” de Barcelona. A su interior existen 164 municipios en una superficie de casi 3.200 km2, según el Censo de Población, en el año 2001 esta área tenía cerca de 4,53 millones de personas, aunque la cifra oficial al año 2006 cifra en 4,84 millones de empadronados y empadronadas. Al tratarse de un área metropolitana, los lugares de trabajo localizados (LTL) son superiores a la población ocupada residente, así, en el año 2001 (últimos datos disponibles) la RMB contaba con 1,96 millones de LTL. En realidad la RMB está inscrita dentro de un área urbana funcional (AUF) más grande, usando información de la matriz de movilidad, y la metodología de la Oficina Censal Estadounidense Burns et al. (2004) han encontrado que, para el año 2001, el AUF de Barcelona comprendía 227 municipios y casi 4.700 km2.

 

Figura 1 Región Metropolitana de Barcelona

 

El territorio metropolitano es tan complejo como la historia a través de la cual se ha conformado. La progresiva inclusión de ciudades con un pasado tan rico como el del centro metropolitano, y la interrupción orográfica impuesta por la Serranía Litoral, ha originado un sistema con rasgos de policentrismo. Burns et al. (Op. cit.) han encontrado que se trata de un área funcional consolidada, y que hacía su interior existen áreas primarias cuyas cabeceras son, en orden de importancia: Barcelona, Sabadell, Terrassa, Mataró, Granolllers y Vilanova, tres en la costa, y tres en los valles prelitorales. Como ser verá más adelante esta estructura policéntrica tiene profundas implicaciones en la distribución y el cambio de la localización de las nuevas actividades basadas en la información.

La estructura general del empleo metropolitano

En este artículo se ha utilizado información referente a los lugares de trabajo localizados derivados de las matrices de movilidad de los Censos de Población del año 1991 y el 2001. A efectos de hacer un análisis preciso tanto del sector económico, y por encima de todo, del perfil concreto de la actividad realizada por cada persona ocupada se ha obtenido una matriz de datos cruzada por la Clasificación Nacional de la Actividad Económica (CNAE) a 2 dígitos (62 rúbricas) y por la Clasificación Nacional de la Ocupación a 1 dígito (10 rúbricas).

Las actividades de la información pueden detectarse, con un cierto grado de precisión si, dentro de la matriz antes descrita, se seleccionan las ocupaciones que en sus procesos consumen, transforman y producen cuotas importantes de información en relación a la materia. Así, a grades rasgos, puede decirse que las actividades realizadas por los directivos, profesionales, técnicos de soporte y administrativos son actividades básicamente relacionadas con la gestión de la información.  A escala metropolitana estas actividades representan en el  año 2001 la mayor parte de la ocupación con el 48% del empleo total (946.588/1.962.179). El resto de ocupaciones están relacionadas con la manipulación material, o con su transformación directa, a saber: las ocupaciones del terciario básico (venta, restauración, hostelería) representan el 15% de la ocupación, los trabajadores cualificados de las industrias y de la construcción el 15%, y los operadores de maquinaría y montadores un 11%, mientras que la mano de obra no cualificada el 9%, en el margen aparecen otras ocupaciones como la agricultura o las fuerzas armadas.  

Desde la perspectiva de los 4 grandes sectores, como se detalla en la figura 2,  los servicios son las actividades con mayor proporción de ocupaciones relacionadas con la información, seguidos por la industria, la construcción y finalmente el sector primario.  Por esta razón tradicionalmente las actividades de la información se han asociado al sector de los servicios al grado incluso de llamarlas indistinta, aunque erróneamente, actividades terciarias.  Al analizar los datos a 2 dígitos de desagregación de la CNAE se observa que la mediación financiera, las actividades que la auxilian, los seguros, el I+D y la educación poseen una estructura empresarial fuertemente apoyada en las actividades de la información, debido a que, en todas ellas al menos el 63% de sus ocupados están relacionados con los procesos inmateriales. No es de sorprender, por otra parte,  que todos estos sectores estén afiliados al sector terciario. Puede decirse, por tanto, que en la RMB las actividades de la información tienen un protagonismo especial, dentro del conjunto de la estructura económica, y que en su cúspide se ubican las actividades con más valor añadido

 

Figura 2 Estructura ocupacional de los sectores económicos 2001 en la RMB.

 

Distribución espacial del empleo y de las actividades de la información

En el año 2001 el municipio de Barcelona, con una superficie urbanizada neta de sólo 71 km2[2] (el 11,43% de toda la superficie neta urbanizada metropolitana) concentra un 42% de la actividad económica metropolitana. Más allá del  continuo urbanizado central destacan como concentraciones de empleo: Sabadell (3,8%), Terrassa (3,7%), Mataró (2,3%), Granollers (1,7%), Sant Cugat (1,5%), Rubí (1,5%), Martorell (1,3%), Vilanova (1,04%) y Cerdanyola (1,04%); gran parte de estos municipios estructuran a  su alrededor áreas metropolitanas primarias, o algunos otros como Rubí y  Sant Cugat crean entornos micropolitanos fuertemente interrelacionados. Por su parte dentro del continuo central,[3] además de Barcelona, destacan otros municipios como: L’Hospitalet (3,6%), Badalona (3,0%), El Prat (1,7%), Cornellà (1,5%), Sant Boi (1,3%). Por tanto puede decirse que la estructura espacial del empleo tiene tres características:

1. Por una parte una concentración de gran relevancia en el centro metropolitano, en los trece municipios del continuo urbano hay 1.124.639 LTL, un 57% del total

2. una presencia relevante en algunos municipios del Arco Metropolitano, en los 9 municipios con más del 1% del empleo metropolitano hay 350.911 LTL, es decir un 18% del total

3. y, finalmente,  una difusión en los intersticios metropolitanos, en 142 municipios hay 486.629 LTL, exactamente una cuarta parte del empleo de la RMB.

Si la información se resume agrupando los municipios en coronas isodistantes mediante la distancia que separa a cada localidad de Barcelona por carretera[4] se obtiene la imagen sintética de la figura 3. Así, gráficamente se aprecia que la distribución metropolitana del empleo está caracterizada por una curva de dos “jorobas” que representan, por una parte, a  Barcelona y, por otra, al conjunto de municipios importantes del Arco Metropolitano (ubicados entre los 10 y 30 Km desde Barcelona). La figura 3 también permite comparar la distribución espacial de la actividad económica con la distribución de la población, el gráfico de la derecha, construido con datos relativos, desvela la mayor centralidad en la concentración económica en relación a la demográfica. Como se ha dicho Barcelona concentra el 42% de los LTL, sin embargo apenas tiene el 34% de la población, por otra parte los municipios del entorno de Barcelona, consolidados durante la inmigración de las décadas de 1960 y 1970 (ubicados a menos de 10 Km), tienen una presencia demográfica superior a la presencia de la actividad económica, denotando, de esta manera el carácter de “ciudades  dormitorio”. El balance demográfico-económico alcanza un punto de equilibrio en la franja territorial ubicada entre los 20 y 30 Km, es decir en la corona que alberga a las ciudades maduras del Arco Metropolitano (Sabadell -22 Km-, Terrassa -28 Km-, Mataró -30 Km- y  por poco Granollers -30,04 Km-). A partir de ese punto la presencia de población es mayor que no la de la actividad económica.

 

Figura 3 Distribución espacial del empleo y población 2001

 

Una lectura complementaria es la que se desprende de la figura 4. En este análisis la distribución de la actividad económica y de la población ha sido matizada en función de la superficie neta urbanizada por municipio, el resultado da una idea de la densidad del tejido urbano materializado en cada municipio y en cada corona metropolitana. Con meridiana claridad se observa que la ciudad compacta se limita a unos pocos municipios, básicamente del continuo central, pero también se extiende a las ciudades maduras del Arco Metropolitano. Así la RMB se inscribe en una realidad dual, formada por un triángulo central compacto (Gavà-Tiana-Terrassa), y un universo de densidad laxa sólo interrumpido por las concentraciones densas y significativas de las ciudades maduras del Arco Metropolitano. Lo relevante es que la densidad armonizada de la actividad económica (Figura 4, abajo-derecha) cae estrepitosamente a medida que incrementa la distancia desde Barcelona en comparación con lo que ocurre con la población. Detrás de este comportamiento subyace una estructura de la ocupación profundamente diferenciada desde la perspectiva espacial, y más en el fondo aún, el hecho que cada tipo de actividad económica posee patrones de consumo de suelo acusadamente divergentes.

 

Figura 4 Distribución de la densidad neta del empleo 2001 (arriba) y del empleo y la población (abajo).

 

Cuando los datos de ocupación se desagregan por perfiles de ocupación emerge la estructura de la ocupación espacial metropolitana. En la Figura 5 se ha graficado la distribución de las 4 principales ocupaciones, a saber: 1) las actividades de la información (directivos, profesionales, técnicos de soporte y administrativos), 2) las actividades del terciario orientado a las personas (vendedores y prestadores de servicios personales) también llamado “terciario banal”, 3) el personal cualificado de la industria y la construcción, y 4) el personal dedicado a la operación de máquinas y al montaje. Con gran claridad se observa que en el corazón del centro metropolitano, es decir, en el municipio de Barcelona se concentra prácticamente la mitad de todo el empleo relacionado con la gestión de la información, así de las 946 mil personas ocupadas en este rubro, unas 468 mil  tienen localizado su lugar de trabajo en este municipio. Muy por el contrario las actividades industriales, especialmente las menos cualificadas, es decir las relacionadas con la operación de máquinas y el montaje son las menos concentradas en el centro, así los 50.366 empleos de este tipo localizados en Barcelona sólo representan el 23% del total metropolitano. Como es previsible  los servicios personales también aprovechan las ventajas del centro metropolitano como su accesibilidad y en consecuencia también están concentrados en un 44%, es decir, más que la concentración media (42%) pero mucho menos que las actividades de la información.  A medida que incrementa la distancia de Barcelona la concentración de las actividades se invierte, de manera que las coronas con centro de gravedad situado más allá de los primeros 10 Km tienen una presencia fuerte de las actividades industriales, especialmente las referidas a  las tareas de montaje, muy por el contrario, las actividades de la información tienen una presencia exigua.  Así, en el año 2001 la información más fiable sobre el empleo ratifica que las actividades terciarias, y en especial las relacionadas con la las tareas inmateriales, poseen una concentración sinequanon dentro de la Región Metropolitana de Barcelona, lo cual, es en extremo relevante dado su carácter policéntrico.

 

Figura 5 Distribución espacial de las grandes actividades económicas 2001.

 

Como es de esperar la desigual distribución espacial de las actividades provoca desigualdades en la especialización territorial. El coeficiente de localización graficado en la figura 6 permite comparar la especialización de las diferentes coronas metropolitanas para las diferentes actividades económicas. Se observa que la ciudad de Barcelona está básicamente especializada en actividades de la información y, en menor medida, en el terciario banal, lo relevante, desde la perspectiva de las actividades inmateriales fundamentalmente instaladas en edificios de oficina, es que sólo el centro está especializado en estas actividades. Por otra parte, el terciario banal también protagoniza la especialización de  la primera corona  metropolitana (Bcn. a <10 Km), básicamente debido al emplazamiento de las grandes superficies surgidas en los intersticios metropolitanos emplazados en las postrimerías de los recorridos desde el continuo central (que concentra la mayor cantidad -44%- de consumidores potenciales). A partir de la segunda corona la especialización se centra en las actividades relacionadas con la transformación de la materia.

 

Figura 6 Especialización territorial 2001

 

El análisis a escala municipal y la mapificación del coeficiente de localización[5] (figura 7) permite detallar con precisión la geografía de la actividad económica en la RMB. Este análisis documenta que a pesar de que Barcelona es el municipio con más actividades de la información  y el que está más especializado en ellas, otros municipios de su entorno inmediato también están especializados en estas actividades, así tras Barcelona que tiene 468.763 LTL con un coeficiente de especialización de 1,18, siguen: Sant Cugat (15.879 LTL y CE 1,13), Cerdanyola (10.819 LTL y CE 1.09), Esplugues (8.210 y 1,03), Sant Joan (6.936 y CL 1.05), Sant Just (5.506 LTL y CL1,1) y Matadepera (Sólo 755 LTL y CE 1.05).  Otros municipios no especializados en estas actividades inmateriales pero con una cantidad importante de ellas son: Sabadell (22.556 LTL), L’Hospitalet (32.533), Terrassa (30.646), Badalona (24.469), Mataró (18.358), El Prat (15.320), Granollers (15.117) y Cornellà (13.581); todos estos municipios son, o bien,  ciudades maduras del Arco Metropolitano, o bien,  están inscritos en el continuo urbano central.  Estos análisis ponen de relieve que las actividades de la información están localizadas básicamente en el centro metropolitano, y en menor medida en las ciudades de más entidad y madurez del Arco Metropolitano. Sin embargo, el centro, que se desborda sobre los municipios inmediatos a Barcelona es el único especializado en estas actividades, mientras que las ciudades maduras del resto de la metrópoli son enclaves especializados en servicios básicos o incluso, aunque someramente, en industria.

 

Figura 7. Coeficiente de localización de las principales actividades económicas 2001.

 

Para mensurar el nivel de concentración espacial  de las diferentes actividades se han construido los indicadores de la tabla 1, tres son de carácter unidimensional, es decir, sólo considerando los municipios, y 1 es de carácter bidimensional, es decir, considerando las coordenadas UTM de los centros de gravedad de cada uno de los 164 municipios metropolitanos. A continuación se describen dichos indicadores:

1. El coeficiente de Gini mide la dispersión desde la perspectiva de la Curva de Lorenz, cuanto más cercano es a la unidad, mayor es la concentración de la actividad en menos municipios. Se trata, por tanto, de un coeficiente de inequidad en la distribución de la actividad económica.

2. La inversa de la entropía mide el nivel de desorden en la distribución municipal del empleo, cuanto más cercano es a la unidad mayor es la concentración, y por tanto, el nivel espacial de orden del empleo.

3. El coeficiente de Herfindal[6] no armonizado indica el nivel de concentración absoluta del empleo.

4. La distancia estándar[7] es un círculo con un diámetro equivalente a una desviación estándar de la distribución bidimensional del centro de los municipios,  ponderados por la cantidad de empleo que tienen. Cuanto mayor es dicha desviación, mayor es la dispersión de una determinada actividad en relación a las coordenadas de su centro de gravedad.

Como se aprecia, en la mencionada tabla 1, las actividades de la información no sólo son las actividades más centrales, sino y sobre todo son las que tienen: 1) la mayor concentración en el menor número de municipios, 2) la menor complejidad en su distribución espacial, 3) la mayor concentración absoluta, y sobre todo, 4) la mayor compacidad espacial en su distribución metropolitana. Son por tanto, dentro del conjunto de actividades representativas, las que poseen el patrón más concentrado, central y compacto.  Lo anterior es especialmente relevante si se considera que casi el 48% de la actividad metropolitana está, en cierta medida, relacionada con las actividades de la información, y sugiere por otra parte, que estas actividades tienen una especial dependencia de las economías de aglomeración, al ser las ocupaciones más aglomeradas y las más centralizadas. Las necesidades de interacción personal y presencial que caracterizan la esencia de la naturaleza informativa de estas actividades, parece ser, tienen un influjo real sobre su comportamiento locativo hacia el interior de la estructura metropolitana.

 

Tabla 1
Indicadores de dispersión de las principales actividades económicas 2001

 

Lo relevante de la cuestión es que la estructura interior de los sectores económicos condiciona su patrón locativo. Así, a medida que incrementa la proporción de actividades relacionadas con la gestión de la información aumentan las características que describen la realidad espacial de estas actividades. La figura 8 sintetiza el análisis de dispersión-complejidad-compacidad en la distribución de metropolitana de cada uno de los 60[8] sectores económicos a 2 dígitos de la CNAE. Según se aprecia, a medida que incrementa la proporción de actividades relacionadas con la información, hacia el interior de la estructura empresarial de los sectores,  incrementan los rasgos de centralidad y compacidad de la distribución espacial de los mismos. Por tanto se puede concluir que, en buena medida, el comportamiento espacial de los sectores económicos está influido por su estructura empresarial.

 

Figura 8 Relación entre la estructura empresarial y los indicadores espaciales de los sectores económicos 2001.

 

Para estudiar las tendencias locativas de cada sector se ha realizado un análisis pormenorizado de los indicadores de Entropía, Herfindal y Distancia Estándar. Sobre esta información, y previa estandarización de los valores de la distancia estándar, se ha realizado un análisis de conglomeración de k-medias. Los resultados,  resumidos en la tabla 2, señalan que:

1.  Los sectores más concentrados son, tanto  los que están escasamente representados y por tanto su presencia es muy puntual en el espacio (como el reciclaje, los organismos extraterritoriales o la industria del tabaco), así  como aquellos que, siendo importantes en términos de empleo, están fuertemente concentrados espacialmente como las actividades financieras, los seguros, la informática, las telecomunicaciones, el I+D o el resto de actividades empresariales como por ejemplo: la contabilidad, la arquitectura, las ingenierías o los servicios de traducción. Puede decirse que estos últimos sectores tienen dos peculiaridades: por una parte son sectores, que de acuerdo con los estudios de la OCDE,  son considerados de alto valor añadido, y por otra parte son actividades fundamentalmente orientadas al consumo de las empresas (incluidas las públicas). Otros sectores, como el transporte aéreo o marítimo resultan también fuertemente concentrados debido a la presencia de economías de localización generadas en torno a las infraestructuras que utilizan como plataforma.  

2. En un segundo grupo están los sectores moderadamente concentrados. Dentro de esta categoría están algunos sectores con estructuras empresariales relacionadas con la gestión de la información y el conocimiento como la educación, la administración pública, la mediación financiera y las actividades inmobiliarias. Sin embargo, la diferencia más importante de estos sectores en relación a los del grupo anterior, es que están básicamente orientados a satisfacer las necesidades la población y no las necesidades de las empresas.  En este segundo grupo también quedan comprendidos los sectores de los servicios básicos como el comercio al detalle, las agencias de viaje, la servidumbre, la hostelería, las agencias de alquiler, o servicios que a pesar de ser medianamente especializados como la sanidad están orientados al consumo de los hogares.  Esto es coherente con la teoría, puesto que al tratarse de sectores dirigidos al consumo de las personas  su patrón es tan disperso como dispersa es la localización de la población en la RMB.

 

Tabla 2
Indicadores de dispersión de los sectores económicos a 2 dígitos del CNAE 2001

 

1/ENTROPÍA

GINI

HERFINDAL

DISTANCIA ESTÁNDAR

Sectores altamente concentrados

Reciclaje

0,29

0,815

0,082

670

Organismos extraterritoriales

0,85

0,968

0,619

10.702

Transporte marítimo

0,74

0,947

0,605

10.377

Act. auxiliares a la med. financiera

0,59

0,930

0,511

11.655

Seguros y planes de pensiones

0,57

0,931

0,477

11.469

Actividades informáticas

0,51

0,924

0,419

10.764

Transporte aéreo

0,67

0,957

0,420

12.709

Act. asociativas

0,54

0,921

0,464

11.981

Correos y telecomunicaciones

0,50

0,914

0,419

11.565

Ind. Tabaco

0,52

0,947

0,356

11.543

I+D

0,50

0,932

0,377

12.256

Otras actividades empresariales

0,43

0,891

0,348

13.015

 

Sectores moderadamente concentrados

Extracción de uranio

1,44

0,988

0,500

17.085

Servidumbre

0,42

0,877

0,346

13.645

Act. recreativo culturales y deportivas

0,41

0,884

0,307

13.444

Mediación financiera (no seguros ni planes de pensiones)

0,42

0,891

0,303

13.863

Producción y dist. de electricidad. Gas, vapor i agua caliente

0,40

0,887

0,276

14.216

Máquinas de oficina y hardware

0,36

0,897

0,149

12.366

Sanidad y veterinaria

0,40

0,888

0,275

14.385

Extracción de petróleo  bruto y de gas natural

0,51

0,960

0,220

17.494

Administración pub, defensa y SS

0,38

0,855

0,282

14.711

Act. inmobiliarias

0,39

0,867

0,288

15.170

Edición, artes gráficas y reprografía

0,34

0,847

0,208

13.353

Agencias de viaje y act. afines

0,35

0,853

0,221

14.289

Equipos médico-quirúrgicos, precisión, óptica y relojería

0,34

0,869

0,175

14.376

Educación

0,35

0,846

0,223

14.955

Refinación de combustible

0,34

0,881

0,143

14.445

Extracción de minerales metálicos

0,46

0,956

0,130

17.658

Transporte terrestre

0,34

0,846

0,188

14.591

Alquiler de maquinaria para personas

0,34

0,861

0,181

15.591

Comercio al detalle

0,34

0,846

0,187

15.971

Materiales de transporte

0,35

0,891

0,133

16.216

Comercio al por mayor

0,32

0,822

0,172

15.298

Hotelería

0,35

0,829

0,238

17.165

Otros serv. personales

0,33

0,835

0,181

16.103

Captación, depuración y distribución de agua

0,33

0,839

0,179

16.335

Saneamiento público

0,32

0,830

0,149

15.741

Cuero y zapatos

0,32

0,865

0,091

16.815

Electrónica, equipos de radio, televisión y comunicaciones

0,29

0,822

0,085

15.523

Química

0,29

0,802

0,093

15.926

Maquinaria y equipo mecánico

0,27

0,775

0,062

15.351

 

Sectores altamente dispersos

Vehículos de motor, remolques y semi-remolques

0,31

0,848

0,109

17.540

Pesca, acuicultura

0,41

0,913

0,197

26.605

Venta y reparación de vehículos

0,30

0,808

0,116

17.306

Construcción

0,30

0,781

0,139

18.203

Maquinaria y material eléctrico

0,28

0,792

0,070

17.056

Muebles

0,27

0,760

0,087

17.213

Confección y peletería

0,29

0,804

0,083

19.043

Papel

0,27

0,765

0,073

17.589

Metalurgia

0,26

0,764

0,038

17.492

Productos metálicos (no maquinaria)

0,26

0,742

0,044

17.152

Extracción de antracita

0,32

0,879

0,073

24.184

Madera (no muebles)

0,27

0,745

0,069

18.621

Caucho y plástico

0,25

0,738

0,033

17.551

Alimentación y bebidas

0,27

0,743

0,081

19.412

Fabricación con minerales no-metálicos

0,26

0,755

0,047

19.209

Extracción de minerales no metálicos ni energéticos

0,27

0,778

0,065

21.418

Industrias textiles

0,30

0,819

0,085

24.571

Silvicultura, explotación forestal

0,24

0,656

0,032

23.384

Agricultura, ganadería, etc.

0,23

0,595

0,039

26.410

 

Elaboración propia

Fuente: Matriz de movilidad Censo de Población (2001)

 

3. En el tercer grupo, es decir el de los sectores altamente dispersos, están las actividades básicamente manufactureras o primarias, que por común denominador tienen una estructura empresarial poco apoyada (internamente) en las actividades de la información. 

Por tanto la localización de los sectores no sólo depende de la estructura empresarial, sino también de la localización de la demanda que tienen sus productos o servicios. Cuanto menos material es el proceso de producción y más orientado al consumo de las empresas está, mayor tiende a ser la centralidad, concentración y compacidad de los patrones locativos de sus oficinas. En este sentido, es importante recordar que las actividades de la información forman parte del tejido económico metropolitano (y suprametropolitano) con el que se relacionan, y por lo tanto tienen requisitos locativos propios de las empresas y los sectores a los que pertenecen. García Ballesteros y Gámir (Op. cit.) han encontrado que en Madrid se localizan las oficinas de las compañías terciarias, de la industria ligera o de tecnología punta, mientras que Escolano (1989) ha reportado que las empresas de servicios informáticos tienden a localizarse en la capital del país debido a los sustanciosos contratos que tienen celebrados con la administración estatal. En ese mismo sentido en Barcelona no sería extraño encontrar que la localización fáctica de la industria textil, editorial, farmacéutica y automotriz condiciona la localización de las actividades de la información de soporte.

Las divergencias locativas de las actividades de la información

Hasta ahora se ha comprobado que las actividades de la información son importantes a escala metropolitana tanto por el hecho de representar una buena parte de la ocupación como por estar situadas en los enclaves más estratégicos. Hace falta analizar la divergencia locativa que existe hacia el interior de dichas actividades.  En realidad lo que hasta ahora se ha considerado como actividades de la información es la agrupación de las siguientes ocupaciones: directivos, profesionales, técnicos de soporte y administrativos.  En atención al nivel de formación escolar de los ocupados y ocupadas de cada categoría laboral se puede asumir que: 1) las actividades más cualificadas son realizadas por el grupo de profesionales, 2) que las más rutinarias son realizadas por los y las administrativas, y 3) que el grupo de los técnicos de soporte queda en un nivel intermedio.

La tabla 3 detalla los patrones locativos de las tres últimas categorías del empleo[9], a grandes rasgos se observa que las actividades de la información más cualificadas se encuentran sensiblemente más concentradas que el resto de actividades. Sin embargo, los indicadores que caracterizan las tendencias locativas de los técnicos de soporte y de los administrativos son muy similares, estando estos últimos ligeramente más periféricos, desconcentrados y dispersos.

 

Tabla 3
Análisis de dispersión de las actividades de la información 2001

 

Llama poderosamente la atención que las actividades de la información más concentradas son precisamente las actividades que emplean altos niveles de conocimiento, puesto que el perfil de los ocupados que las desarrollan es, en términos comparativos, altamente capacitado a juzgar por su nivel de escolarización, así la probabilidad de encontrar personas con licenciatura o doctorado en este rubro es la más alta (56%) dentro de todo el espectro de ocupaciones metropolitanas como se detalla en la misma tabla 3. Muy por el contrario las actividades de la información más dispersas poseen perfiles menos escolarizados, puesto que del total de administrativos sólo un 8% tiene estudios de doctorado o licenciatura. Por todo lo anterior, los análisis sugieren que el centro metropolitano es concentrador de las actividades de la información y del conocimiento cuya producción per cápita es, potencialmente, más elevada dado el valor añadido en los procesos de producción y prestación de servicios. En el paradigma de la ciudad post-postindustrial el centro metropolitano es el epicentro de la ciudad del conocimiento.

Dinámicas en la descentralización de las actividades de la información

La imagen espacial que se ha construido en los epígrafes anteriores corresponde a los últimos datos disponibles de empleo localizado. Sin embargo es la instantánea final de un proceso de reacomodo espacial, y reestructuración de la actividad económica, que guarda hacía su interior aportaciones relevantes sobre el comportamiento locativo de las actividades de la información.

Para el conjunto de la RMB la información de los LTL está disponible desde 1981 (para los años acabados en 1 la información proviene del Censo, mientras que para los acabados en 6 proviene de un padrón especial realizado por la CCAA). El análisis de la tabla 4 pone de relieve que en los últimos veinte años Barcelona-ciudad ha perdido 10,27 puntos porcentuales en la concentración de la actividad económica, pasando de localizar el 52% del empleo en 1981 al 42% dos décadas después, como se ha documentado antes. De especial importancia es el hecho de que este proceso ha sido más acentuado en la década de 1991 a 2001 que no en la comprendida entre 1981 a 1991. Empero, no sólo Barcelona ha perdido peso específico, también la corona de municipios que forman parte de su continuo urbano, como L’Hospitalet, Sant Adrià, Esplugues o Sant Just; en conjunto estos municipios han perdido 1,15 puntos porcentuales. En la situación contraria se sitúan las coronas metropolitanas exteriores. De manera excepcional se ha posicionado la franja situada entre los 20 y los 30 Km, que comprende las polaridades más fuertes del Arco Metropolitano como Sabadell, Terrassa o Mataró, y algunos otros municipios con crecimientos importantes como Rubí, Martorell, o Mollet del Vallès; en conjunto estos municipios han acaparado, en los últimos veinte años (1981-2001) casi la mitad del peso perdido por la ciudad de Barcelona (+4,73). En una segunda gradación está la corona intersticial delimitada, por un lado, por el continuo urbano de Barcelona (incluso parte de él), y por el otro, por  el Arco Metropolitano, en esta franja comprendida entre los 10 y 20 Km. desde el centro metropolitano, destacan municipios como Cornellà, El Prat, Sant Boi, Viladecans, y sobre todo Cerdanyola y Sant Cugat (parte del eje de la autopista B-30, - es decir el tercer cinturón viario barcelonés); en consabida corona la ganancia de peso específico ha sido de 3,49 puntos porcentuales. Finalmente está el resto de coronas metropolitanas, que incluyen a polaridades importantes como Vilafranca o Vilanova i la Geltrú; en conjunto el territorio situado allende los 30 Km. del centro metropolitano ha ganado 3,19 puntos porcentuales.

 

Tabla 4
Proceso de descentralización de la actividad económica 1981-2001

 

A pesar de que en estos 20 años el centro no ha perdido LTL, su crecimiento, en términos relativos ha sido mucho menor que el del resto de la metrópoli, y en consecuencia ha perdido peso en la concentración del empleo. Se asiste, de esta manera, a un proceso de descentralización relativa que, según los datos analizados, se ha acelerado en el último decenio en relación al penúltimo.

Para entender el proceso de descentralización hace falta analizarlo por tipos de actividad. En este sentido, los datos del empleo localizado sólo se pueden diseccionar para los años de 1991, 1996 y 2001, debido a que el cambio en el sistema de Clasificación Nacional de la Ocupación de 1993 imposibilita una correcta adscripción ocupacional de los datos de 1981 y 1986. En el decenio que va de 1991 al año 2001 según se observa en la figura 9 (izquierda) las actividades de oficina (basadas en la información)  han sido las únicas que, en conjunto, han tenido crecimientos positivos en el centro metropolitano. Por el contrario el conjunto del resto de actividades (el comercio, los servicios personales, la industria y los no cualificados) no sólo ha tenido el menor crecimiento en la Región Metropolitana, sino y sobre todo, que se ha descentralizado de manera absoluta de la ciudad de Barcelona. A pesar de que las actividades de oficina crecen en términos absolutos más en Barcelona, este municipio pierde concentración en dichas actividades (-8,2 p.p.), incluso más que en el resto de actividades (-6,0 p.p), que paradójicamente pierden empleo en términos absolutos.

 

Figura 9 Descentralización de la actividad económica por grandes grupos.

 

Sin embargo no todas las actividades de la información denotan el mismo ímpetu descentralizador. La figura 10 (izq.) detalla que en el centro metropolitano crecen las actividades relacionadas con los profesionales y los administrativos, mientras que las de los técnicos de soporte decrecen. En términos de cambio en la concentración (figura 10 der.) las actividades más cualificadas se descentralizan menos de Barcelona al perder menos puntos de concentración (-3,5 p.p) en comparación con cualquier otra actividad. En especial se descentralizan las actividades administrativas, es decir, las que son realizadas por el personal menos cualificado como se ha demostrado antes. Desde la perspectiva de la distancia de la descentralización la visión es reveladora. En primer lugar destaca el hecho de que el centro de gravedad del conjunto de las actividades de la información se ha descentralizado más que el del resto de las actividades (2,25 Km. frente a 2,03Km); no obstante ello en el año 2001 las oficinas aún estaban un 27% más centralizadas que el resto de la economía, claro que en 1991 estaban un 32% más centralizadas.

 

Figura 10 Descentralización de las actividades de la información 1991-01.

 

La afirmación anterior debe matizarse para evitar las falsas apreciaciones propias de la generalización, porque no todas las actividades de la información  parecen descentralizarse de igual manera: sólo las menos cualificadas lo hacen de una forma significativa; por el contrario, las actividades que requieren mayor interacción presencial y personal  se descentralizan menos. Así, el desplazamiento del centro de gravedad de los profesionales (1,29 Km), fue, en la década analizada, un 42% menor que el del conjunto de las actividades de la información (2,25 Km), de hecho estas actividades cualificadas fueron de entre toda la economía las que menos se descentralizaron. Según se detalla en la tabla de la figura 10 los profesionales se descentralizaron 1,29 Km mientras que  los administrativos, es decir las actividades de oficina   con menos necesidades de interacción presencial,  se descentralizaron 3,10 Km. Debido a que las actividades más cualificadas se descentralizan menos que el conjunto de la economía, hoy estas actividades estás más centralizadas que una década atrás: en 1991 el centro de gravedad de dichas actividades estaba un 34,6% más centralizado que el de todas las actividades, mientras que en el año 2001 es un  36,5% más central, por tanto las actividades de la información, y más específicamente las del conocimiento, han experimentado una recentralización equivalente a 1,9 puntos porcentuales. Debido a que el centro pierde menos peso en la concentración de las actividades más cualificadas, la especialización territorial en el empleo relacionado con la gestión de la información y el conocimiento ha ganado relevancia en este enclave metropolitano, así Barcelona en el año 2001 estaba más especializada en estas actividades de alto valor añadido en comparación con la situación de 1991.

La tabla 5 muestra el análisis del cambio en la concentración del empleo desde la perspectiva del índice de concentración de GINI. Como se puede observar las actividades de la información más cualificadas no sólo son las que menos presencia han perdido en Barcelona, y las que se han descentralizado más cerca, sino y sobre todo, las que menos dispersión han ganado en el conjunto del sistema metropolitano. Por el contrario los técnicos de soporte, y sobre todo, los administrativos han tenido importantes procesos de dispersión. La misma tabla documenta el proceso de reconcentración relativa, en 1991 la concentración de los profesionales era 0,06 veces mayor que la del conjunto de la economía, mientras que en el año 2001 ya era 0,07 veces, es decir que consabidas actividades se han reconcentrado en 1,6 puntos-GINI.

 

Tabla 5
Desconcentración de las actividades de la información 1991-2001

 

Cabe concluir señalando que las actividades relacionadas con la gestión de la información, como un conjunto, son las únicas actividades que crecen en el centro, pero debido a que son las que más crecen en el conjunto del territorio y con especial ímpetu en la periferia pierden más puntos de concentración central que el resto de actividades.  Asimismo los patrones de descentralización de los distintos tipos de estas actividades están lejos de ser homogéneos, las actividades con mayor necesidad de interacción presencial se descentralizan menos, lo hacen más cerca del centro y pierden menos concentración, de hecho son las actividades que menos se dispersan. En consecuencia el territorio que más especialización ha ganado en actividades altamente cualificadas es el centro, al mismo tiempo es la única especialidad en la que Barcelona se ha fortalecido.

La menor ganancia de dispersión de las actividades cualificadas con respecto a la dispersión del conjunto de la economía ha provocado un verdadero proceso de recentralización relativa, es decir, que hoy esas actividades ejecutadas por profesionales, científicos e intelectuales,  están más centralizadas con respecto al sistema que diez años atrás.  En definitiva nos encontramos en un proceso de autoorganización espacial en el cual todas las actividades se descentralizan. Empero, con ímpetus diferentes. En consecuencia muy por el contrario de que se esté produciendo un proceso de convergencia espacial, nos encontramos frente a un proceso de divergencia, en el cual las actividades económicas acentúan progresiva y marcadamente las diferencias de sus patrones locativos.

Conclusiones

En la década de los sesenta y setenta, cuando los servicios empezaron a crecer más en términos de empleo que la industria, se despertó, por vez primera, el interés en el estudio de la localización de las “actividades de oficina”.  Recientemente, el nacimiento de una sociedad postindustrial ha provocado que la agenda de investigación de campos como la geografía, el urbanismo y la economía haya virado nuevamente su atención al estudio de los patrones locativos de las actividades terciarias. En este artículo se ha realizado un análisis de la localización y las dinámicas de descentralización de las actividades de la información.

Las actividades de la información reúnen tres rasgos característicos: 1) insumen información, 2) procesan información, y 3) fundamentalmente producen información. A estas tres características se suma una cuarta: la incorporación de importantes cuotas de conocimiento necesarias para la transformación. Esta última característica, si bien es necesaria en cualquier proceso productivo, en el caso de las actividades inmateriales cobra una importancia relativa por cuanto es prácticamente todo lo que se necesita para procesar la información. Y esto tiene repercusiones muy importantes en la medida que al estar el conocimiento intrínsecamente ligado a sus portadores, es decir, las personas, impone necesidades locativas características.

La principal tesis que se defiende en este artículo es que la naturaleza locativa de las actividades aquí estudiadas está íntimamente relacionada con la forma en cómo se transmite la información cualificada y el conocimiento. Diversos estudios empíricos han demostrado que la interacción presencial y personal es un medio propicio para la transmisión de lo que se ha denominado información privada y confidencial, y sobre todo, del conocimiento de más difícil codificación, es decir el tácito.  En este sentido la necesidad de insumo y transmisión de información, y conocimiento, provoca que las actividades inmateriales sean especialmente dependientes de la facilidad de transferencia de esta materia primera.  Así puede decirse que las actividades de oficina tienden a localizarse cerca unas de otras de manera directamente proporcional a la interacción informativa que las relaciona e inversamente proporcional a su incapacidad para afrontar las deseconomías generadas por la aglomeración. De lo cual se deducen dos cosas: 1)  que la proximidad es una estrategia para ahorrar energía y sobre todo tiempo, y 2) que  los procesos de intercambio informativo y cognitivo pueden ser transformados en beneficios que permiten a las empresas pagar alquileres altos o afrontar externalidades negativas  como la congestión.  Naturalmente dentro del proceso de actividades de oficinas no existe una homogeneidad, y por tanto, tampoco existe una igualdad en la necesidad de intercambio de información cualificada y conocimiento. En efecto sólo las actividades directivas, de investigación y orientación han demostrado ser altamente dependientes de la interacción cara a cara, y a la vez, capaces de extraer sobrebeneficios de dicha forma de interacción. Mientras que las actividades inmateriales más rutinarias, con procesos preestablecidos, pueden sustituir la interacción por contactos telemáticos. Como consecuencia del razonamiento anterior se esperaría que las actividades de la información más cualificadas estén más aglomeradas y, además, que tiendan a descentralizarse menos al ser más capaces de afrontar las deseconomías.

La evidencia empírica usada en este artículo, apoyada en el análisis de la estructura espacial del empleo de la Región Metropolitana de Barcelona (RMB), sugiere que en efecto, las actividades de la información son, dentro de todo el conjunto de la actividad económica,  las más centrales, las más concentradas y menos distribuidas. En concreto casi el 50% las actividades basadas en oficina están localizadas en Barcelona, cuando de media, esta ciudad concentra el 42% del conjunto de la economía metropolitana. Por esta razón la máxima especialización territorial, en materia de actividades inmateriales, se ubica en el centro metropolitano. De hecho a medida que incrementa la distancia desde el centro hacía la periferia aparece un gradiente descendiente de pérdida de especialización oficinesca y emerge otro de especialización industrial. Lo anterior es muy relevante porque a juzgar por la estructura policéntrica de la RMB, única en España, se esperaría que los subcentros que conforman el Arco Metropolitano, también estuviesen especializados en estas actividades. Cuando el análisis se adentra hacía el interior de los tipos de actividades emerge la verdadera naturaleza del comportamiento locativo de las actividades de la información. Así, es posible observar cómo las actividades más cualificadas, realizadas por el personal mejor formado de toda la economía, como las relacionadas con los profesionales, científicos e intelectuales, tienen el patrón más centralizado y más concentrado de todas las ocupaciones metropolitanas relevantes. Muy por el contrario las actividades inmateriales con tareas rutinarias, realizadas por el personal con menos años de formación escolar, y relacionadas con las tareas administrativas son las más dispersas y periféricas.  El análisis también ha demostrado que existe una concomitancia clara entre la estructura empresarial y las tendencias locativas de los sectores económicos. Así, del conjunto de los 62 sectores a dos dígitos de la CNAE se ha podido observar que cuanto mayor es  la proporción interna de las tareas de la información mayor es la centralidad y compacidad de la localización espacial de los sectores. Por esta razón no es de extrañar que las actividades relacionadas con las finanzas, los seguros, la informática, las telecomunicaciones, el I+D o el resto de actividades empresariales como por ejemplo: la contabilidad, la arquitectura, las ingenierías o los servicios de traducción sean las más concentradas.

El análisis final ha realizado un seguimiento en el tiempo del cambio en la localización de las actividades de la información, poniendo de relieve que las actividades más cualificadas, relacionadas con los científicos y profesionales, son las que menos se han descentralizado dentro del conjunto de actividades metropolitanas. Con lo cual, han experimentado un proceso de reconcentración metropolitana: hoy están más cerca del centro, en términos comparados, que lo que estaban 10 años atrás. Se asiste, de esta manera, a la emergencia de una estructura metropolitana coronada por un epicentro basado en el conocimiento y una periferia dominada por la industria de alta tecnología. Así, la ciudad de Barcelona a pesar de perder fuelle en la concentración del empleo, se especializa progresivamente en las actividades de más alto valor añadido.  Todo esto puede estar relacionado con la necesidad de intercambio de información y conocimiento, pero sin lugar a dudas está también influenciado por la percepción social del espacio, las externalidades ambientales, las restricciones impuestas por las inercias locativas y la oferta de espacio oficinesco, en definitiva como ha señalado Capel (2005) por otros  intereses del capital.

 

Notas

[1] En el estudio de las funciones han existido otras clasificaciones: como la que divide  el proceso de toma de decisiones en tres etapas: inteligencia, diseño y elección, las dos primeras coinciden con la clasificación de Thorngren. I. Ansoff (1965) identifica tres tipos de funciones; las de decisión operativa (presupuestos, control de producción, contabilidad), marketing e investigación + desarrollo.

[2] La superficie neta urbanizada es un dato que se deriva del Corine (Ministerio de Fomento)  basado a su vez en la imagen del Landsat del año 2000. En concreto se ha considerado como superficie urbanizada las áreas relativas a los tejidos urbanos continuos, laxos, exentos, industriales y comerciales. Otras áreas, como las relativas a las carreteras no se han utilizado en este cálculo debido a su inconsistencia espacial a lo largo de la metrópoli.

[3] Formado por los municipios que rodean Barcelona y que constituyen un tejido urbanizado continuo: Badalona, Cornellà de Llobregat, Esplugues de Llobregat, L'Hospitalet de Llobregat, Montgat, El Prat de Llobregat, Sant Adrià del Besòs, Sant Boi del Llobregat, Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, Sant Just Desvern y Santa de Coloma de Gramenet.

[4] La distancia por carretera se ha calculado mediante un SIG, se refiere al recorrido óptimo que separa cada municipio del centro metropolitano considerando un estado de carga vehicular normal.

[5] El coeficiente de localización específica se ha calculado como sigue:

 

Donde Clij es el coeficiente de localización de la actividad económica  i en el emplazamiento j. Mientras que Ofij es el número de ocupados de la actividad económica  tipo i en la localización j. Si el coeficiente es superior a la unidad significa que el enclave j está especializada en la actividad i en relación al sistema metropolitano

[6] El coeficiente de Herfindal se ha calculado como sigue:

Donde eij es el empleo del sector i en el municipio j, y Ej es el empleo del sector y en el sistema.

[7]  La distancia estándar se ha calculado como sigue:

En donde wi es el número de empleos de tipo j en cada localización  i.

[8] En este análisis sólo se han estudiado los sectores con empleo en la RMB, con lo cual, dos han sido excluidos.

[9] La ocupación de los directivos suele referirse a propietarios de pequeños establecimientos de empresas orientadas a los servicios personales con patrones de localización bastante dispersos así como a liberales con domicilios fiscales ubicados en sus propias residencias; por esta razón esta categoría ha sido excluida del análisis pormenorizado.

 

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© Copyright Carlos Marmolejo Duarte, Josep Roca Cladera , 2008.
© Copyright Scripta Nova, 2008.

Ficha bibliográfica:
MARMOLEJO, C. y ROCA, J. La localización intrametropolitana de las actividades de la información: un análisis para la Región Metropolitana de Barcelona 1991-2001. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de julio de 2008, vol. XII, núm. 268<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-268.htm>. [ISSN: 1138-9788].

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