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LA IMAGEN DE LA PAMPA ARGENTINA DE CH. DARWIN: NATURALEZA, PAISAJES Y TERRITORIOS DESDE SU CRÓNICA (1832)
La imagen de La Pampa argentina de CH. Darwin: naturaleza, paisajes y territorios desde su crónica, 1832 (Resumen)
Charles Darwin recorrerá el Mundo o buena parte de este para desarrollar una aguda observación sobre los territorios y el comportamiento de la naturaleza como de sus sociedades, desde la óptica de las ciencias naturales. Parte de ese itinerario fue su paso por la Pampa. El presente trabajo pretende observar el papel que asumen los hombres de ciencia en los supuestos de racionalización, realizada en el proceso de comprensión, de los “nuevos” territorios, los que minuciosamente serán inventariados e incorporados al conglomerado científico moderno, como sus recursos sociales. En este proceso cobraron particular significación las expediciones geográficas, y en especial los aportes de los naturalistas del siglo XIX. Las imágenes adquieren valor histórico y geográfico dado que construyeron una realidad, se rescatan paisajes de la Pampa conocida como bárbara y salvaje, antes del alambrado, de las olas inmigratorias, de los cereales y la gran propiedad, del corrimiento del indígena, del poblamiento “blanco”, es decir, en la antesala de los cambios de la Pampa gringa, en el marco de la Argentina Moderna.
Palabras clave: La Pampa, Darwin, Argentina Moderna, territorio e imagen.The image on the argentine Pampa to CH. Darwin: nature, landscapes and territories from his chronicle, 1832 (Abstract)
Charles Darwin, the man of science, travelled throughout the world -or quite about - to develop a keen appreciation of the land and the behavior of nature and its inhabitants as seen through the eyes of a naturalist. In his travels he visited the Argentine central plains, the “Pampas”. This work casts an eye on the role played by men of science in rationalizing, through their comprehension, the “new” lands that will then be minutely inventoried and subsequently added to their modern scientific knowledge stock as social resources. Geographical expeditions, and more especially the contribution of 19th century naturalists, were particularly important in this quest. With that aim in view, Darwin’s description of what is now known as part of the Pampas plains region will be selected as the basis for this analysis. His depiction of the area is both historically and geographically interesting, in that he was witness to a wild, untamed time well before any property fencing came up; before the waves of immigrants, the agricultural boom and the staking of vast rural estates; before indigenous were wiped out and replaced by “the whites”; in short, before the Pampas were taken over by the “gringo” as Argentina made way into modernity
Key words: La Pampa, Darwin, Modern Argentina, territory and image.
Más
allá de los importantes aportes a las ciencias que realizó Charles Darwin a la
geología, biología o glaciología, sus crónicas se resignifica en el presente.
Su producción literaria es una fuente histórica de reconstrucción y de imágenes
sociedad-naturaleza que reflejan, a través de su prisma de formación
arquetípica de naturalista, el mundo desde su cosmovisión. Desde los depósitos
sedimentarios, materiales geológicos volcánicos, fósiles, glaciares, desiertos
y las grandes llanuras del Río de La Plata, ha sido el siglo XIX una especie de
laboratorio constante histórico y discursivo que no dejaba de producir
enunciados con la fuerza de construir la realidad desde la ciencia, para la
sociedad dicemonónica. A partir de sus crónicas, como también la generada por
otros viajeros, sus “hallazgos” se inscriben directamente sobre lo real,
dejando en sus itinerarios y recorridos -registrados en sus obras- rastros y
lecturas que pueden reconstruirse e interpretarse desde el presente.
Sus aportes fueron de una importancia sustancial no solo para la sociedad europea del momento y su comunidad científica, sino también, su poder lo ejerció notablemente como una influencia que se hará sentir en los viajeros científicos nacionales, que siguieron las líneas de representación e interpretación de este inglés. Recordemos, que durante mediados del siglo XIX debía escribirse la nación sobre el suelo, trazar límites, concretar presupuestos territoriales y dotarla de una profundidad temporo-espacial. Territorio, que desde esa visión occidental, sólo se presentaba como un desierto. Un desierto que no era tal, y que dio, en su momento, la argumentación política necesaria para el corrimiento del indio o su exterminio. A partir de Darwin, ese “desierto”, y gracias a la historia natural, esa naturaleza es conocida y sistematizada científicamente, es decir, se deviene en histórica.
Charles Darwin es el naturalista del Beagle, bajo el mando de Fitz Roy de la Marina Real Inglesa, expedición que tenía objetivos precisos dentro de la mensura científica y de los propósitos políticos de escrudiñar el mundo en mapas. La misión es completar la cartografía de las costas de la Patagonia y Tierra del Fuego, en el extremo sur del continente. Hasta el día de hoy, la toponimia aun nos hace recordar la proeza de esos hombres llevando el nombre de este navío, el Canal del Beagle. Esta misión no era casual, dado que el canal fue el principal paso que comunicaba estratégicamente a las dos principales vías de comunicación marítima: el océano Atlántico y el océano Pacífico. Este dato no es menor, dado que la pampa húmeda en sí no tendrá la relevancia en la geografía del capital británico y del mercado internacional hasta casi finalizando el siglo XIX. La Pampa es un lugar de salvajes, es un territorio marginal.
El itinerario del viaje de todas maneras, es complejo, llegan por las costas del Brasil y desde allí hasta la geografía de la pampa húmeda, para luego recorrer la zona de transición entre la pampa y la Patagonia. Los marcos naturales que recorre Darwin son bien opuestos y sus paisajes, la selva tropical del Brasil, las planicies de la pampa rioplatense, y la soledad de la Patagonia casi “aterritorial”, en el sentido moderno.
Darwin presenta la llanura pampeana, desde el acto e imaginación de un naturalista, como un paisaje salvaje, imagen que se nutre ya sea desde sus marcos naturales, ya sea por los acontecimientos políticos locales que encontrará a su arribo. Las palabras de la historia natural se nutren de la experiencia sensible.
El viaje de Darwin llevó cinco años, entre 1831 y 1836, sus memorias se publicaron en 1845. Sus crónicas analizan estos territorios en forma científica, en su escritura se ve claramente marcada la perspectiva europea y su cosmovisión. El recorrido en el Río de La Plata conforma varios capítulos de los 21 de la obra. Esta interpretación desde el prisma europeo se hace más evidente aún cuando se refiere a las descripciones de la sociedad, la situación política y la vida cotidiana de los hombres y mujeres con quienes el autor se cruza en el viaje. En la lectura de lo “natural” encontramos por momentos discursos o apreciaciones sobre los aborígenes del Río de la Plata y la provincia de Buenos Aires, en particular. También estará presente algunos tintes que reflejan la oposición entre Inglaterra-España, y los conflictos locales entre caudillos y Rosas, que tiñen sus consideraciones decididamente “científicas”.
Para comenzar con el análisis es necesario delinear una síntesis temporal y espacial que permita interpretar la producción científica y la relación que mantiene con el conocimiento geográfico. Se plantea, precisar como aquellos científicos -en el comienzo del siglo XIX- “hacían” ciencia, es decir como veían al mundo, como percibían al espacio, como se situaban y que racionalidad dominaba para comprender las prácticas sociales, que concepciones proponen sobre la naturaleza y que valores sociales les parecían esenciales. Este artículo asume que la ciencia no es solamente la producción intelectual de teorías, sino también, una práctica de construcción social inseparable de las otras prácticas, que vinculan el capital cultural, las clases sociales, las asimetrías en las relaciones de poder, etc. Hay consenso en el sentido de que la ciencia moderna y el mundo científico europeo, existe una clara concurrencia en que los aportes de Copérnico y Galileo son la piedra angular y su repercusión permanecerá para siempre en la historia de las ideas.
Galileo, excluyó de su metodología las “cualidades secundarias” (Glacken, 1996:29). Esto tuvo fuertes significados en la cosmovisión europea y en su forma de relacionarse con la naturaleza. Su método probó ser el correcto para hacer descubrimientos en ciencias teóricas y, de esta forma, pudo haber facilitado el camino hacia un control consciente de la naturaleza mediante la ciencia aplicada.
En el devenir de la historia de las ideas, se observa que ya en el siglo XVII se plantea una dura crítica a la tradición antropocéntrica, la que consistía en considerar la felicidad del hombre como único objetivo de la creación, en donde el conjunto de la naturaleza fue creado solamente para su uso. El mundo natural era un fin en sí mismo[1]. Paralelamente Hobbes afirmaba que el hombre como cualquier otra especie viva, estaba autorizada por el derecho natural a dar los pasos necesarios para su supervivencia y subsistencia. El podía por lo tanto matar otras criaturas para su seguridad y beneficio. Sin duda la idea del progreso científico del siglo XVII -que aún está presente en la cultura del mundo contemporáneo tiene sus fuertes raíces con la expansión del saber científico en Europa. Los viajeros de la época moderna participan activamente en este momento histórico al “demostrar”, por ejemplo que había un mundo habitado “debajo” del Ecuador, como lo cita Rossi (1989: 64) “los navegantes comunes de nuestros días, están haciendo verdaderas experiencias, conociendo, a pesar de las opiniones contrarias de los filósofos”. Se suma así la superioridad del conocimiento experimental sobre el “libresco”.
Es así que el contacto con el nuevo mundo, es decir de los grandes descubrimientos geográficos, juntamente con las grandes invenciones técnicas dejan manifiestas las limitaciones de la sabiduría de los antiguos. De esta forma, el conocimiento geográfico mantendrá una relación con las corrientes de la vida intelectual de los siglos XVI y XVII; incluyendo la revolución científica, la magia, y la religión.
El Río de la Plata en los dominios del conocimiento
científico
En ninguna época precedente habían tratado los pensadores las cuestiones de cultura y medio con tanta meticulosidad y penetración como lo hicieron los del siglo XVIII. Aquellos hombres estaban adquiriendo una compresión de la sociedad humana mejor que la que habían tenido los del pasado; estaban apartándose del estudio del individuo y del hombre en abstracto; estaban apartándose también de la antigua idea religiosa… (Glacken, 1996:463)
Si bien el siglo XVIII inicia una nueva etapa en el lenguaje y enfoques científicos de las crónicas anteriores, estas fueron antecedentes importantes en la reconstrucción de sus geografías. En lo que respecta a la América Española el origen y desarrollo del conocimiento geográfico marcha muy a la par con el proceso de descubrimiento, exploración y ocupación del territorio.
La historia de ese conocimiento no es, por lo tanto, el descubrimiento y exploración de un territorio, sino las historias de las relaciones de carácter geográfico, escritas acerca de él. Desde esta visión son numerosos los documentos y fuentes. Respecto al conocimiento geográfico del Río de la Plata y del territorio argentino debería empezar en 1516, fecha del viaje de Solís, descubridor oficial. La primera crónica fue la de Ulrico Schmidl, llegado con Mendoza en 1536[2].
Son las crónicas de los viajeros en América, los que representan la principal fuente histórica para la descripción de paisajes e imágenes sobre el ambiente americano en el momento del contacto con el mundo europeo, siendo particularmente escasos en el Río de la Plata[3], en comparación con otras regiones de América Española.
¿Que significa para la ciencia europea ésta transformación? Podríamos acercarnos a la respuesta, si prestamos atención al discurso de un científico contemporáneo... “Bacon es el principal exponente en la ruptura con la tradición científica y está firmemente convencido de dos cosas: de que, para efectuar tal ruptura, es necesario un examen histórico de las civilizaciones del pasado; de que tal ruptura se propone no solo al modo de pensar, sino también al modo de vivir de los hombres a su actitud ante el mundo natural y ante la tradición cultural. El tipo de discurso filosófico elaborado en el mundo clásico presupone, según Bacon, la superioridad de la contemplación sobre las obras, de la resignación ante la naturaleza sobre la conquista de la naturaleza...” (Rossi, 1989:75).
En este contexto durante varios siglos Europa se dedicó al descubrimiento y conquista de nuevos territorios detrás de ambiciosos proyectos comerciales; con su consecuente gradual expansión en el mundo. Primero con la búsqueda de nuevas rutas comerciales y luego con productos tropicales y minerales después. Describiendo una geografía en la que los territorios más valorizados y conocidos fueron aquellos que ofrecían recursos atractivos para un comercio y economía en expansión.
Dentro de este proceso histórico de expansión del mundo europeo transcurre el tránsito a la ciencia moderna. En los primeros siglos de este despliegue histórico el área del Río de la Plata al quedar relegado desde la potencialidad comercial, también lo queda desde las contribuciones científicas de los viajeros o conquistadores europeos, ya que no era objeto de indagación ni inventarización. Recién a partir de mediados del siglo XVIII, en consonancia con los intereses económicos esta última situación comienza a cambiar.
En el siglo XIX se comprueba una importante producción de los viajeros-científicos preocupados por estas latitudes, son tantas y tan significativas las producciones científicas que hasta ahora nunca fueron vistas. Coincidiendo con la transformación política de emancipación y el inicio del proceso de la organización de los estados.
Podemos citar algunos de los viajeros científicos mas destacados que contribuyeron en estas regiones con valiosas producciones para el conocimiento geográfico del territorio argentino: D’Orbigny, Darwin y Burmeister. ¿Por qué este cambio en el interés en regiones antes no valorizadas por las expediciones? ¿Estará la respuesta en el plano científico o en la racionalidad de un ordenamiento y organización económica que pone desde hace varios tiempos sus miradas en estas olvidadas regiones?
Es en este cuadro complejo zarpa el Beagle con un proyecto ambicioso que abarcará la vuelta al mundo poniendo sumo interés en América del Sur. De todas las producciones para ese momento, es la de Ch. Darwin una de las más destacadas que conciernen al actual territorio argentino, por su relevancia y significado científico.
Se afirma con respecto a su producción: “en lo que atañe a nuestro territorio podemos decir que las regiones por él visitadas aparecen como nuevamente descubiertas, pues ingresan, desde ese momento, en los dominios del conocimiento científico...” (Aparicio, 1958:118).
La Naturaleza desde un marco interpretativo
La reconstrucción del pensamiento científico que desarrolló los fundamentos de la ciencia moderna comienza en el siglo XVII y se prolongan hasta comienzos del siglo XIX dejando libre el escenario científico para el desarrollo del positivismo. Es precisamente a comienzos de esta transición cuando Ch. Darwin realiza la expedición en el Beagle... En este punto resulta indispensable en esta reconstrucción un marco interpretativo del concepto “naturaleza”.
Sin duda como ya se anticipó el “gran despliegue del siglo XVII y XVIII plantearán para muchos pensadores el divorcio de las concepciones escolásticas de la naturaleza y su racionalidad más que una transición o articulación compleja de ideas. Pero es un error hablar del argumento del designio sin incluir las críticas que suscitó, centradas principalmente, en el mundo antiguo, entorno a la filosofía epicúrea, y en los siglos XVII y XVIII en pensadores como Spinoza, Buffon, Hume y Kant. Los protagonistas de un lado y de otro de la polémica contribuyeron a la idea de la unidad en la naturaleza, porque lo que se discutía no era el orden, sino la naturaleza de este, la validez de la analogía del artesano y en relación de dicho orden con la actividad creativa de una divinidad” (Glacken, 1996:648).
La teología natural tenía sus relaciones con la religión, la ciencia y la filosofía, porque se ocupaba de cuestiones fundamentales como pruebas de la existencia de Dios, las causas finales y el orden de la naturaleza. Lo que le interesa por destacar de los aportes de Glacken, son las aplicaciones específicas de sus ideas rectoras al estudio de la naturaleza viviente y a la tierra como planeta habitable. La aplicación a la naturaleza y a la tierra de los argumentos del designio y de la teología tuvo enérgicos defensores (Leibniz, Linneo, Herder) y atacantes (Buffon, Hume, Kant), y las discusiones del siglo XVIII fueron con frecuencia mucho más sólidas que las del siglo siguiente.
A mediados del siglo XVIII, Buffon marca un cambio significativo en la Historia Natural, es sin duda uno de los científicos más representativos; registraba por entonces con éxito sus obras (“Histoire Naturelle”, “Histoire de la terre” y “Les époques de la nature”) las que intervinieron para sustituir por una concepción evolutiva la concepción estática de la ciencia. Había partido del aspecto caótico de la naturaleza para penetrar, gracias a la geología, en sus profundidades.
Los problemas planteados por la historia natural animaban lo mismo a quienes trabajaban dentro de los moldes tradicionales que a quienes se apartaban impacientes de aquellos para estudiar las causas eficientes más bien que las finales, esenciales para el orden y la unidad de la naturaleza. Los hombres habían pasado a interesarse demasiado en lo concreto, en lo viviente; un interés que en gran medida derivaba de la feliz acumulación de ingentes cantidades de material sobre plantas y animales. Para algunos historiadores de la naturaleza, las condiciones del medio estaban condicionadas a la idea de presagio, mientras que para otros entre ellos Darwin y Lyell centraron su atención en la relación: hombre - naturaleza.
Hacia el siglo XIX había ya empezado el declive de la antigua fisicoteología; con Lamarck y Darwin la atención se concentra en la adaptación al medio. Ellos comienzan la tarea, apoyada en aquel pensamiento anterior, de crear un nuevo concepto de las interrelaciones en la naturaleza, el tejido de la vida, sus sucesores siguieron adelante con las comunidades bióticas, y finalmente con los ecosistemas. A fines del siglo XVIII, aparecerá una nueva configuración que revolverá definitivamente, a los ojos del hombre moderno, el viejo espacio de la historia natural: el inicio del positivismo y el auge de la Biología como modelo de ciencia.
Lo más atractivo de Darwin es la conjunción de las ideas de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. La “reconstrucción” aquí propuesta une -en el período en que se desarrolla la personalidad científica de Darwin- diferentes corrientes de pensamiento. Por otro lado, no olvidemos que su formación estuvo fuera de la irreversible “fragmentación” científica, disciplinar que vendrá con el auge del positivismo.
Darwin poseía una particular capacidad para poder abordar la realidad, poseía una «visión de conjunto». Nuestro naturalista, obtuvo el titulado en teología, matemática euclidiana y en estudios clásicos. Quedará en él marcada la cosmogonía de los clásicos y de sus contemporáneos.
En la formación de Darwin está presente la obra de otros naturalistas como Humboldt, también la obra de Lyell y de Malthus, éstos estaban muy lejos de ser puros empiristas, sino por el contrario iniciarán un camino trascendental para los futuros y contemporáneos naturalistas como Darwin.
Podríamos coincidir en que Darwin y su obra generaron enormes polémicas como tal vez no había sucedido con ningún otro científico desde Galileo. Existirá en Darwin una transformación de su pensamiento e ideas nodales, y con ello numerosos aportes científicos. Sin embargo, en esta segunda parte, trataremos de reconstruir aquellas "piezas" que permitan aproximarnos a la personalidad y su representación de la Naturaleza.
Por otro lado, recordemos que detrás de las numerosas expediciones, que se realizarán a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, se encontrará en pleno desarrollo la formación del Estado Moderno, la expansión del capitalismo y la búsqueda del dominio de nuevos recursos y territorios. La burguesía industrial europea del siglo XIX protagonizó las grandes transformaciones del siglo, apoyada en las innovaciones tecnológicas y en una fe inquebrantable en el progreso indefinido.
Las dos revoluciones del siglo anterior: la política y social en Francia y la tecnológico y económica en Inglaterra, colocaron a la burguesía en la cima de las pretensiones. Fue también la época en que se multiplicaban las expediciones geográficas con contenido científico, pero acompañando la expansión militar europea sobre Asia y África. Esto último, permitió un minucioso inventario de los recursos y de sus características, como también, una «fiel» descripción de los acontecimientos sociales y políticos de los territorios (financiado por los intereses expansivos de los estados europeos)[4].
Al respecto, queda bien planteada esta divisoria de aguas, del mundo pre industrial y el que vendrá: “Pero la Revolución Industrial -¡cuan desafortunado es el término!- no desplaza a las formas más antiguas del cambio medio ambiental; las complementa… Con el siglo VIII termina en la civilización occidental una época de la historia de la creación del hombre a la naturaleza. Lo que sigue es de un orden enteramente distinto, influido por la teoría de la evolución, la especialización de la ciencia y la aceleración en las transformaciones de la naturaleza” (Glacken, 1996: 646).
El Charles Robert Darwin de 1831
Terminados sus estudios en Cambridge como licenciado en teología y matemática euclidiana y en estudios clásicos, a los veintidós años integra como naturalista una expedición geográfica que tendría como meta la circunnavegación del mundo[5]. Darwin había nacido en Shrewsbury el 12 de febrero de 1809. Su padre Robert Warming Darwin, era médico; su abuelo, Erasmus Darwin, había sido naturalista, físico, poeta y miembro de la Royal Society, a la que partencia su otro abuelo, Josiah Wedwood. Digamos que desde su cuna, recibe influencia científica. Su titulación en Teología es un claro indicio de la influencia mutua entre la historia natural y la teología natural, aunque como vestigio, dado que se impondrán intensas rupturas. Bajo la influencia paterna a los 16 años comenzó sus estudios en medicina. En Edimburgo asistió a las clases de geología del doctor Jamenson, las que le resultaron las más aburridas, según su biografía. Pero estudios y lecturas posteriores, como las de las obras de Charles Lyell le permitieron tomar interés por la disciplina. En 1828 Darwin se traslada a Cambridge y durante tres años estudió teología y lenguas clásicas como geología. Obtuvo un grado en teología pero no uno en ciencias, hecho curioso que con el correr del tiempo su Teoría de la Evolución hará un impacto que provocará un cisma, no solo a la ciencia del momento, sino sobre todo en el campo eclesiástico.
En síntesis no fue un estudioso destacado, por ese motivo no contará con el apoyo y financiamiento de su padre para su inclusión en el Beagle. No obstante mediante la intervención de su tío Josiah Wedwood, finalmente, ingresará como naturalista en la expedición.
En diciembre de 1831, zarpa en el bergantín Beagle capitaneado por Robert Fitz Roy, viaje que duró hasta 1836. De regreso en 1839, se publican sus notas de viaje que en breve agotan sucesivas ediciones y alcanzarán renombre con el título de Viaje de un naturalista alrededor del Mundo, de la cual se referirá a territorio del Plata los capítulos del III al X[6]. Constituyendo la ciudad de Montevideo (R.O. del Uruguay), puerto de ultramar, base de operaciones en el Plata. El hecho es que en más de una oportunidad Ch. Darwin se interna en el territorio con el fin de estudiarlos y reconocerlos, como en el caso de la Pampa.
En el prólogo de la obra citada, describe en pocas palabras el carácter de su investigación y explicita su formación científica: “Esta obra contiene, en forma de Diario, la historia de nuestro viaje y algunas breves observaciones acerca de la historia natural y la geología que, por su carácter, me han parecido capaces de interesar al público”.
En su tarea como naturalista, él observa y colecciona diferentes elementos que fue reuniendo y enviando a Londres. Queda manifiesto de su experiencia, una impecable labor de campo (en geología, botánica y zoología), y a la vez una eminente capacidad de observación. Sea como fuere esta facultad se desarrolló aceleradamente en el joven Darwin durante su viaje y le dio una insuperable visión de conjunto y un magistral dominio de las ciencias naturales convencionales en su época.
F. Cordón expresa “A mi modo de ver, de su viaje, Darwin trae ya un dominio de primera mano de las ciencias naturales de su época y, además, una gran aportación propia de ellos, y, en fin, un conjunto de problemas nuevos que, en buena parte, surge de su visión global. (...) Coopera en la clasificación de sus colecciones, y la revisión de lo vivido a que ello le lleva le va perfilando su problemática, lo que a su vez le empuja a inquirir nuevos datos concretos y enfocar cada dato concreto en término del todo, lo que da al desarrollo de su pensamiento teórico y de su problemática ese perfil ascendente, unas veces con lentitud sostenida y otras con saltos bruscos. (...) Sin duda, el salto conceptual más importante de su vida es el que supone, primero, aceptar que las especies cambian con el tiempo y que proceden unas de otras y, luego y principalmente, encontrar una explicación verosímil de la causa de este cambio en su teoría de que el medio ambiente selecciona estadísticamente como reproductores a los individuos de cada especie más aptos para vivir en él” (Huxley, 1985: 11).
Darwin, se instaló a su llegada al Río de la Plata, primero en Maldonado (Uruguay) durante diez semanas. Luego planifica llegar hasta el Río Negro y de allí por tierra a caballo hacia Buenos Aires. Es importante destacar el interés por estas regiones, como lo expresa en su Diario: “durante dos años la dotación del Beagle se ocupó en estudiar las costas orientales y meridionales de América del Sur del Plata...”.
También hay que señalar que las observaciones que realiza en el Plata[7], lo lleva a continuas analogías y comparaciones entre la margen izquierda y derecha del río, fundamentalmente entre los elementos físicos y biológicos que encuentra en los paisajes, como así también las correlaciones entre estos últimos con las diferentes producciones sobre el territorio (campaña y ciudad).
Darwin como naturalista en Las Pampas
Como naturalista se encontrará recorriendo la región del Plata desde de 1832 hasta fines de 1833. La descripción se inicia cuando el Beagle regresa a Buenos Aires desde Las Malvinas, no se puede establecer un cronograma preciso debido a las rutas son realizadas varias veces, otras no. Recorrerán la costa del río de la Plata, llegará a la desembocadura del Río Negro para desde allí iniciar su camino a las Pampas, describiendo la transición de los diferentes paisajes, desde Carmen de Patagones hasta Montevideo.
Ch. Darwin conocerá a la perfección trabajos ya elaborados sobre la región. Entre ellos, se encuentran la producción de Azara como también la de un naturalista contemporáneo a él como la D’ Orbigny[8]; y por supuesto, el trabajo de Humboldt. Además, de contar con otros tipos de aportes teóricos como las realizadas por Cuvier, Lyell, Bonpland. Todos ellos ejercerán una importante influencia en su “visión del mundo”.
La racionalidad descriptiva y el minucioso detalle del mundo biológico y físico de los territorios se corresponden con la necesidad de información y su sistematización. De esta forma, se explica tanto el contenido como las ideas e imágenes dominantes de su trabajo. El que se caracteriza, como veremos, por la insistente y por momentos exagerada representación y visión biologicista-naturalista.
La Historia Natural y su visión de la Naturaleza en Ch. Darwin -desde Bacon- presuponen una clara posición ante la naturaleza, presupone la ruptura y superación de la contemplación -religiosa- sobre las obras y de la resignación ante la naturaleza. Para Darwin el mundo es un objeto - máquina, y por lo tanto, sus leyes pueden ser descubiertas.
A continuación se realizan extractos de su obra, con el propósito de re crear algunas imágenes y paisajes de ese momento y espacio:
Empieza a ser mal tiempo en el momento en que
penetramos en la desembocadura del Plata... (5-7-1832)
Desde su llegada al Río de la Plata, primero en Montevideo y luego hacia el norte a Maldonado hoy actuales ciudades de la República Oriental del Uruguay describe detalladamente lo que observa, prestando atención a los mamíferos y aves, sin descuidar las costumbres y a sus pobladores entre ellos al gaucho o campesino “local” -en sus propias palabras-. A pesar, de que el gaucho practica únicamente actividades pastoriles. Esta imagen del campesino versus gaucho provenga el «modelo» europeo de campaña, que por cierto, tiene que ver muy poco con las prácticas productivas y sociales regionales. “El gaucho se distingue invariablemente por su cortesía obsequiosa y hospitalidad; jamás he tropezado con uno que no tuviera esas cualidades”. Pero por otra parte observa, La abundancia de caballos y profusión de alimentos hace imposible la virtud de la laboriosidad. Estas imágenes del gaucho ambiguas son las que se van a representar en una de las obras más clásicas de la literatura gauchesca, El Gaucho Martín Fierro, de José Hernández (1834-1886). En esa obra se expresa las dos imágenes la barbarie o lo salvaje (la campaña rural antes del proceso de modernización y la ciudad como centro de civilización), donde se expresa el debate político de la persecución del gaucho para las guerras civiles primero y, luego, para el trabajo forzado. Por primera vez desde la literatura, se rescata y se recrea la voz del subalterno. No obstante, estas imágenes del gaucho es el único que puebla las pampas y conoce los caminos seguros; y sino el indígena, este último es que en esos momentos ejerce el dominio de estos bastos territorios.
En todo este trayecto establece correlaciones entre las formaciones geológicas, los tipos suelos, relieves, fenómenos climáticos, fauna y flora. Ch. Darwin tiene incorporada la concepción evolutiva (introducida por Buffon), en él se encuentra superada la concepción estática de la ciencia. Recordemos que anterior a Buffon, se partía de una representación caótica de la naturaleza. Y justamente, será la geología la que tendrá el papel protagónico tanto en la Historia Natural como en la formación filosófico-científica de Darwin. Esto explica, de alguna forma, el predominio de las descripciones geológicas.
Una de las características paisajísticas de la pampa es la ausencia de vegetación arbórea, salvo en algunos corredores fluviales como los talares, o en la zona del Delta, en la que se desarrolla una prolongación de la selva misionera. Surge en este momento un gran interrogante para Darwin: ¿por qué tanto en estas tierras como en Buenos Aires, no hay árboles?[9] “Los países absolutamente llanos, tales como las Pampas, parecen poco favorables al crecimiento de los árboles. ¿A qué debe atribuirse este hecho?”. Esto lo lleva a diferentes especulaciones y cita trabajos que describen otras latitudes, el comportamiento de los elementos atmosféricos como la humedad y los vientos, y su interacción con diferentes relieves que llevan a la formación de unidades ambientales. Sin embargo, no puede llegar a un principio que le conteste a su pregunta. También le permite distinguir que el crecimiento de los árboles introducidos de Europa, tienen buena respuesta. Relaciona esta carencia de árboles con la imperiosa necesidad de Buenos Aires para el abastecimiento del combustible de leña, desafortunadamente escasa.
Como ya se dijo, está presente en el Diario la búsqueda de explicaciones a los fenómenos que él encuentra, proponiendo diferentes acercamientos teóricos, por ejemplo en relación con un tipo de roedores, dice: “...Lamarck hubiera sacado mucho partido de este hecho si lo hubiese conocido cuando discutía la ceguera adquirida gradualmente por el asplax...”. Este como otros ejemplos, nos permite confirmar su interés y aguda crítica a las discusiones teóricas vigentes en el plano científico.
En relación con la producción del territorio pone énfasis en la escasa práctica de la agricultura y el gran desarrollo de la ganadería vacuna y caballar. La estancia[10] es la única unidad productiva que se practica. También señala, la escasa población que en estas tierras habita y la vida desolada que llevan estos pobladores. Una vez más, predomina en su análisis la visión del mundo europeo sobre la valoración y ocupación del territorio. Esta imagen no le permite observar que en realidad existen otras formas de ocupación en el territorio, y por ello, el conflicto entre los pueblos indígenas y el avance de la frontera con la «civilización» Deja las costas platenses y se dirige hacia el Río Negro por vía marítima y de allí a Buenos Aires.
El país entero sólo merece el nombre de desierto (24-7-1833)
Inicia su recorrido desde Río Negro a Bahía Blanca, en esta experiencia aparecen imágenes, metáforas y paisajes de ese mundo geográfico de transición física-geológica pero también social. “El país entero sólo merece el nombre de desierto; no se encuentra agua sino en dos pozos pequeños; llámanla agua dulce, pero es enteramente salobre, aún en esta época del año, en plena estación de lluvias...”[11]. El Río Negro significa un escenario singular, en el paisaje hasta ahora visto, su geología y condiciones climáticas la define como una región inhospitalaria. Además, lo que llama su atención es la presencia de los indios araucanos y sus ataques a las estancias y poblados de esta región. A diferencia de éstos últimos encuentra a otros pueblos, los indios llamados “civilizados”. Estos se localizan a las afueras de la ciudad de El Carmen o Patagones y realizan algunas tareas fabricando esteras y algunos artículos de sillería.
En esta fase de su trayecto y su descripción pone en su crónica una realidad indígena fraccionada, entre los buenos y los malos; los salvajes y los más civilizados. Pero este cuadro de la población indígena no es espontáneo, detrás se encuentran las negociaciones de Buenos Aires con algunos pueblos, el contrato era simple los abastecían de los menesteres como yerba mate, alimentos y alcohol, con el compromiso de no luchar contra los cristianos.
Las salinas son un fenómeno físico, que considera interesante de describir en su Diario, esto se comprende si lo relacionamos la extracción de sales con la producción de carne salada, que se realiza en Buenos Aires; actividad económica principal junto con la exportación de cueros. El camino a las salinas es algo que se establece desde la época colonial.
Sintetizando podríamos decir, que el manejo del trabajo de campo es insuperable desde la geología, botánica, etc. En lo relacionado con el hombre y la naturaleza, más de las veces reconoce al hombre como agente transformador, por ejemplo el caso de la leña como combustible, las salinas para la producción de carnes, la caza de animales para sus cueros. Existe en él, el pleno dominio de un naturalista que observa minuciosamente el medio y sus recursos naturales. Las imágenes que predominan en relación con la valorización social del territorio e idea de civilización y progreso son las que trae de Europa Occidental. Esta fuerte representación estuvo presente a lo largo de sus descripciones y analogías, como también, el intenso inventario sobre las aptitudes y cualidades de los recursos naturales.
A partir de Bahía Blanca por vía terrestre Darwin se dirige hacia Buenos Aires. Un nuevo paisaje se dibuja ante los ojos del naturalista la Pampa...
Paisajes de La Pampa
La modernización y la incorporación de estos territorios a la «civilización» (o mejor dicho a ser parte del sistema economía-mundo) demandó de los estados europeos expansionistas esfuerzos para lograr métodos y técnicas al control del territorio y la población. Con esa finalidad se promoverán con gran intensidad las expediciones geográficas del siglo XIX, donde los naturalistas tendrán un papel central para recurrir a la información de estos espacios poco conocidos.
A lo largo del siglo XIX se desarrolla una clase social que va a construir una Argentina "moderna", la de La Pampa dominada y valorizada. Propietarios del suelo, comerciantes del puerto, hombres de gobierno; un grupo de unos pocos centenares de hombres que concentra en Buenos Aires la totalidad del poder económico y político. En ella, se orienta el flujo de capitales británicos en busca de ingresos financieros tendientes a favorecer la explotación futura; los ferrocarriles. En este siglo se produce la transformación más significativa del territorio de las Pampas[12].
Paralelamente, al proceso económico se mueve el proyecto de organización nacional; y con ello, la delimitación e incorporación del territorio. Es en el contexto criollo del siglo XIX que la organización del Estado tendrá varios objetivos para su consolidación, siendo el más urgente: la expulsión del indio y la incorporación del ganado y territorios para la expansiva actividad ganadera. Es prioridad estratégica «conquistar» los territorios que hasta ahora estaban bajo el dominio de los indígenas, es decir de la barbarie.
Desde el período de la colonia la actividad principal esta apoyada en la “vaquería” principalmente entre los siglos XVI-XVII, que consistía en la mera caza de los animales vacunos; licencias otorgadas por el cabildo de la ciudad de Buenos Aires. Es entonces, a fines del siglo XVII que se produce un verdadero boom de las exportaciones de cueros que provoca profundos cambios en la explotación pampeana, resumibles en una sola frase: la creación de la estancia de cría; primera empresa capitalista.
Se hace preciso una ampliación territorial está en relación directa con el desarrollo del comercio. Es preciso encarar la ocupación del suelo para controlar y explotar los animales sobrevivientes. Esto lleva al conflicto irremediable con el indígena que se ven privados de sus fuentes aprovisionamiento. De esta forma se constituye una sociedad rural original que dominará el espacio pampeano en el curso del siglo XIX. Esa sociedad rural, pastoril se corresponde perfectamente con una etapa de la valorización del espacio que, salvo la producción de granos para la subsistencia, se limita a la explotación natural del suelo (cueros y carne salada). El espacio se dilata ante los ganaderos...
Los territorios y la ocupación del suelo...
Regresemos a la crónica, desde el Río Negro él observa agudamente un paisaje de transición, cuyas diferencias se acentúan, hacia al norte la Pampa; y otro al sur, iniciando el escenario patagónico.
Asumimos que no es casual que Ch. Darwin seleccionara este punto como escala marítima y terrestre (ya que al norte del Río Negro se inicia una de las principales transformaciones del espacio pampeano) Por entonces, estas tierras son incorporadas a los “nuevos” territorios a partir de la expulsión y exterminio del indígena. Y, con ellos, la inserción de la región al sistema productivo internacional que se concretará junto con la organización del estado a fines del siglo XIX.
Es el problema del indio un acontecimiento que marcará su visión sobre el principal conflicto territorial en la provincia de Buenos Aires que se cristalizará en la entrevista que tendrá con el Gral. Rosas cerca del río Colorado. “No hay más que caballería, y pienso que nunca se ha juntado un ejército que se parezca más a una partida de bandoleros. Casi todos los hombres son de raza mezclada; casi todos tienen en las venas sangre negra, india, española...”. De esta forma, las imágenes describirán su percepción sobre la expulsión del indio y el papel del ejército constituido por un heterogéneo mosaico social. El objetivo de tal empresa fue «correr» al enemigo, es decir aquellos pueblos que obstaculizaran los objetivos de las formas precapitalistas dominantes.
Darwin se siente impactado por la monotonía del paisaje (recordemos las extensiones los territorios que recorre), y expresa sobre su travesía del Río Negro hacia Bahía Blanca: “El país que recorremos al otro día es enteramente semejante al que habíamos recorrido la víspera...” La monotonía de extensas superficies que cubre la región hace de este paisaje una imagen de este de inconmensurable, varios cronistas así los describen. Para luego comentar a medida que su camino continúa hacia el norte: “Al siguiente día, por la mañana, conforme nos acercamos más al río Colorado, advertimos un cambio en la naturaleza del país...” Esto se debe a la presencia de una mayor humedad y cambios en la vegetación. Todas estas expresiones del paisaje repercuten en sus impresiones y en su crónica. La transición del paisaje y el desierto, como también las costumbres y usos de la población son datos que se mantendrán fieles en su obra.
Imágenes de Rosas, una mirada desde el naturalista
En agosto de 1833[13], se produce un encuentro entre Charles R. Darwin y Juan Manuel de Rosas. De esta reunión, nuestro naturalista logrará el apoyo local que necesita para su empresa. Darwin describe a la personalidad de Rosas “como un hombre de carácter extraordinario, que ejerce la más profunda influencia sobre sus compatriotas, influencia que sin duda pondrá al servicio de su país...” Esta opinión, cambiaría radicalmente con el transcurso del tiempo “los acontecimiento han desmentido cruelmente esta profecía" (1845)
Es el perfil de Rosas, el máximo exponente de una clase social emergente en la provincia de Buenos Aires; el estanciero ganadero y propietario latifundista que formarán las bases políticas de la clase dominante en la organización del estado argentino y las económicas en la introducción del modelo agroexportador de 1880.
Darwin admira de Rosas su desempeño en los negocios, como así también, el manejo exitoso de la estancia en momentos difíciles. Ve con asombro como Rosas supera los obstáculos: el problema del indio, los conflictos internos y la “libertad” del gaucho. Con ello, Ch. Darwin observa agudamente la consecuencia económica del contexto dominante, la escasa mano de obra.
En su diario, reconoce en Rosas a un hombre que tan sólo con unos pocos hombres consigue en el marco de inestabilidad política y falta seguridad el pleno desenvolvimiento de la estancia. También, destaca en la figura de Rosas, la habilidad militar y el estratega. No faltan en su relato las descripciones sobre las costumbres y formas de vida de los habitantes de estos «países».
Relata con lujo de detalle la estrategia tomada por el general: “El plan del general Rosas consiste en matar a todos los rezagados, empujar luego todas las tribus hacia un punto central y estacarlas allí durante el estío con el auxilio de los chilenos” lo destacable de la experiencia de Darwin, es que registra en su crónica, el momento en el que se inician los objetivos políticos de Rosas a través de su papel en el ejército y la ampliación del territorio para la clase dominante.
Lo significativo y vital, es que de ese encuentro Darwin logra “el pasaporte y permiso para valerme de los caballos de posta del gobierno, documentos que me dio de la manera más servicial” (se refiere a Rosas). A partir de este momento planea su travesía. Desde Bahía Blanca y a través de las “postas”[14] oficiales del ejército es que se propondrá llegar por tierra a Buenos Aires, previo consentimiento del capitán F. Roy.
“Bahía Blanca apenas merece el nombre de pueblo... Ese establecimiento es muy reciente (1828), y desde que existe ha reinado siempre la guerra en las cercanías, con los grupos indígenas llamados «malones»”. En esta imagen señala “el problema del indio”. Esta imagen es la que perdurará hasta su total desplazamiento en la elite porteña, proceso que culminará con la campaña al Desierto bajo el Gral. Roca, tarea que finalizará alrededor de 1870.
Esperando el arribo del Beagle en el puerto de Bahía Blanca, alejado del pueblo, recorre las formaciones de «los salitrales» y describe con propiedad los ambientes. Pero con un temor bien fundado, la presencia del indio en las inmediaciones. Desde allí, se embarca hasta Punta Alta y observa un nuevo ambiente «los cangrejales» típica formación de casi toda la costa baja fluvial en la provincia de Buenos Aires. Los cangrejales muestran las huellas de un paisaje antiguo, hoy transición hacia el frente marítimo de Buenos Aires.
Desde su estancia en Bahía Blanca y Punta Alta realiza un importante relevamiento de restos fósiles, encuentra gran variedad de estos: megatherium, toxodon, etc. Reflexiona además sobre la estratificación de los sedimentos, lo relaciona con los aportes de Lyell sobre la longevidad de las especies, también destaca el papel de Owell, zoólogo del Beagle el cuál le da sustento teórico para poder responder algunas preguntas: ¿Cómo vivían estos animales? ¿Cuáles eran sus costumbres? Espléndidamente maneja no sólo las obras pertinentes a la región sino que utiliza para sus especulaciones, historias naturales realizadas en otros continentes como África y Australia para comprender el comportamiento de la fauna y flora fósil y contemporánea, también de los testimonios de los pobladores locales, en fin toda fuente directa o indirecta que le sirva para reconstruir la historia natural de la región.
Darwin y 400 millas a caballo…
Desde Bahía Blanca hasta Buenos Aires deberá recorrer alrededor de 600 kilómetros a caballo, acompañado por un grupo de gauchos conocedores del camino seguro del indio y con suficiente agua para subsistir en la travesía.
Las representaciones de los paisajes naturales, las imágenes e ideas que describe Ch. Darwin sobre la región se caracterizan por el minucioso detalle y sistematización de los recursos y las gentes con fines científicos. Esta información y conocimiento fueron indispensables para la expansión del comercio británico.
La localización de los recursos y de los habitantes será la pieza esencial para vincularlos a la Europa industrial. Es el territorium, la «tierra» conocida, localizable y medible la que se construye y define bajo los intereses del marco del Estado Moderno y de su pujante burguesía. En otras palabras, estos territorios pasan a ser un ámbito terrestre localizado.
Darwin, recorrerá 640 kilómetros, pasando por doce postas con el peligro del indígena y los conflictos políticos internos de la provincia de Buenos Aires. Parte el 8 de setiembre de 1833 y después de haber pasado por inclemencias y peligros llega a Buenos Aires el 20 de setiembre de 1833. Para luego proseguir hasta la ciudad de Santa Fe, hacia el norte unos 480 kilómetros más.
Es decir, que Darwin contará con una visión de conjunto de casi toda la región denominada Pampa, desde los ambientes de la pampa serrana en Sierra de la Ventana; las lagunas y bañados dibujados por el río Salado, pampa deprimida; la pampa húmeda y de mejores suelos, pampa ondulada; el del Paraná; y las lomadas entrerrianas en la provincia de Entre Ríos. En este trayecto la descripción de la fauna es abundante y sus correlaciones precisas (entre suelo, vegetación, fauna, formación geológica y clima), no faltan. Es sin duda, la deducción de los ciclos húmedos y secos lo que más les llama la atención, y su correlación con la geología de la región como fenómeno significativo; entre otras cosas su descripción del cardo gigante, que se convierte en invasora a tal punto que se extiende por todo el territorio; introducido por los españoles junto con sus animales: vacuno, caballar, ratas y perros. Asociando los prejuicios de las plantas invasoras a la actividad pastoril del momento.
Queda asombrado de la oferta natural y reflexiona: “¡Cuán otro hubiera sido este río si colonos ingleses hubiesen tenido la suerte de retomar los primeros el río de la Plata! ¡Qué magníficas ciudades ocuparían hoy sus orillas!” Las ideas del mundo civilizado de la Europa occidental nada tenía en común con los que veía en estos territorios, ni el tipo de población, ni su composición social, ni sus aptitudes agrícolas, ni la idea de progreso asociado al desarrollo industrial (cuando se refiere a las ciudades). Sin embargo, no dejó de evaluar la oportunidad de contar con estos recursos para una posible propagación de colonias inglesas y de futuras compañías comerciales inglesas.
La detención de Darwin en Quilmes, Buenos Aires
A su regreso de Santa Fe tiene un serio inconveniente en el que se ve envuelto en los conflictos internos del país y no puede llegar a la ciudad de Buenos Aires “Al cabo de quince días de verdadera detención en Buenos Aires, consigo por fin embarcarme a bordo de un navío que se dirige a Montevideo. Una ciudad sitiada es siempre una residencia desagradable para un naturalista…” Es retenido por los rebeldes en el poblado de Quilmes a tan sólo unos veinte kilómetros aproximadamente de la ciudad de Buenos Aires. Finalmente, Darwin, puede mostrar su pasaporte extendido por Rosas y luego de negociaciones podrá reiniciar su viaje. Este pasaporte (producto de su encuentro con Rosas) es el que le permite llegar sano y salvo a la aislada Buenos Aires donde lo están esperando sus compatriotas. Una vez en Buenos Aires, el Beagle zarpa hacia Montevideo para no volver.
Imágenes de la pampa en perspectiva: ideas finales
La reconstrucción del viaje de Darwin permitió identificar en su obra pistas o indicios con los cuales se planteó en forma reiterada la vinculación entre la esfera del mundo de las ideas con la esfera de la práctica política -en sentido amplio- del científico. Nada estuvo exento de la carga política en el viaje del Beagle, en un contexto mundo que busca la mensura de la Naturaleza. La naturaleza y su orden adquieren nuevos marcos explicativos y se detallan sus interrelaciones con las fuerzas sociales y sus territorios. En otras palabras, este trabajo intentó poner en evidencia, entre otras cosas, las limitaciones de la pretensión de la ciencia definida como una tarea neutra y objetiva. Sino proponer aportes donde la ciencia, debería ser entendida como una construcción social.
Darwin encuentra una imagen del tiempo como realidad concreta, inseparable de los contornos naturales del paisaje. Darwin expresa una interrelación continua entre los diferentes elementos que encuentra en la naturaleza, es decir, no como algo estático o aislado, plantea la relación hombre - medio, al hombre como agente, pero también como sujeto que recibe las influencias del medio, sin caer en explicaciones mecánicas, como por ejemplo la teoría de los climas como Montesquieu, sino radicalmente diferente.
Leer el tiempo en el espacio pampeano implicó ver más allá de la literatura científica de Darwin, en la inmensidad de ese paisaje desentrañaría los procesos de formación o de desarrollo, o gestación en que la naturaleza juega un papel central, pero no está “vacía”. El paisaje de ese horizonte interminable, se presenta casi sin límites a los ojos del viajero, ese umbral, esa naturaleza, se vuelve histórica. Tal es así que las huellas del naturalista se imbrican con el rastro del ejército de Rosas. En agosto de 1833 el Beagle llega a las costas del río Colorado, y Darwin acampa con las tropas de Juan Manuel de Rosas. Para moverse por el territorio de Buenos Aires necesitó de un pasaporte, que decía “El naturalista Don Carlos” documento que habilitaba a desplazarse libremente por un país convulsionado social y políticamente. La guerra era sangrienta. No habrá lugar dentro del proceso de generación del Estado para los indios, los nómades de las llanuras, fueron el primer efecto de segregación y normalización del modelo occidental de nación. Luego al concretarse el dominio territorial y la propiedad, el proceso de modernización continuará con el gaucho, para ese entonces dejará de ser el hombre libre de las pampas para convertirse en el “vago y mal entretenido”.
Por otro lado, cabe destacar que la tarea darwinista intenta separarse de los contenidos religiosos, inicia una superación de la perspectiva clásica, que le llevarán a desarrollar el concepto de adaptación y evolución rompiendo con el esquema de los principios newtonianos del “plan divino”. Esto estará presente en toda su crónica, será su voz la que hable al observar el paisaje. Paisaje sublime, se presenta como experiencia y desde los límites conocidos, de la legibilidad del paisaje, que manifiestan la subjetividad europea del viajero; para los pobladores que habitan la llanura esa lectura será diferente. Darwin no dejará de asombrarse frente a ese mundo salvaje y en especial de sus hombres: “La calma mortal de la llanura, los perros vigilantes, el grupo errante de gauchos haciendo las camas alrededor del fuego, ha dejado en mi mente una imagen muy profunda de la primera noche, que tardaré mucho tiempo en olvidar”.
Durante el recorrido por estas regiones Darwin, observará, además del mundo natural, los conflictos políticos internos y el exterminio del indio. El mundo del indígena, la «barbarie», es considerado como el principal «enemigo» de la «civilización». En realidad, estos pueblos comienzan a ejercer una presión sobre un recurso, ahora demandado, la tierra. No se escapan a Darwin el sentido profundo de estos fenómenos sociales y es justamente durante su paso por las Pampas que Darwin registra en su crónica la transmutación de las prácticas sociales y productivas de una práctica de caza y recolección a la estancia de cría como la primera empresa capitalista de la región. La extinción de la población autóctona es inminente y el pronóstico del viajero es de una exactitud que impacta al lector, anticipa el genocidio, que hacia fines de 1870, se concreta cuando los procesos biológicos se han convertido definitivamente en un objeto de intervención del Estado, éste va a requerir la afirmación y la unidad del territorio de la nación “Creo que en otros cincuenta años no quedará un indio salvaje al norte del Río Negro”.
Desarrollar esta singular lectura de la crónica de Darwin, ha servido como excusa para poder acercarnos a su idea de Naturaleza e identificar sus evaluaciones relacionadas con las políticas y las prácticas sociales de los actores latinoamericanos. También, nos permitió aproximarnos a las preocupaciones de la comunidad científica y sus ideas dominantes. En este recorrido, además, se puso de manifiesto que detrás de estas saberes se encontraba: la formación y consolidación del Estado Moderno; y la expansión de la burguesía comercial e industrial europea que financiaba expediciones a los territorios que, en el siglo XX, culminarán con el proceso de modernización del estado y social, pero en su carácter de periferia.
Es en este contexto que se construirán nuevos significados o atributos sobre la idea de Naturaleza, aún vigentes: la Naturaleza como bien inagotable y la Naturaleza sometida y conquistada por el hombre (se dilatan las fronteras, se extermina al indio, se incorporan nuevos territorio y recursos para su explotación, innovaciones tecnológicas, etc.) Desde entonces hasta el presente predominará, tanto en el plano científico como en el económico, la representación del «control consciente» de la Naturaleza mediante la ciencia aplicada. Salto que se producirá al dejar atrás la Historia Natural dejando paso a la ciencia positiva.
Darwin representa un claro exponente de erudición de esa época, como así también una pieza fundamental en la producción científica de la Historia Natural. En esta sucesión de ideas se inicia un nuevo paradigma científico que se impondrá en el siglo XIX, y que impactará al resto del conocimiento científico, el positivismo. El cisma sobre todo vendrá al finalizar el siglo XVIII con la teoría de la evolución, pero como hemos visto no es un personaje aislado es la concreción de líneas de pensamiento que se fueron desarrollando entre el siglo XVII y XVIII, los debates sobre la teoría del clima, el designio divino, la unidad de la naturaleza, en fin, ideas que recorrerán un largo camino para ser seleccionadas y aplicadas rigurosamente desde la experiencia y desde la abstracción, para dar paso a la ciencia moderna del XIX. En esa época, las Sociedades Geográficas, las Academias e Institutos de Estudios Históricos florecieron en todos los países europeos. En ellos se reforzará el papel de la historia y la geografía para el apoyo al modelo económico, social y político decimonónico. Los ideales de la época como "paz y administración" u "orden y progreso" no solo sintetizan los ideales burgueses sino también la representación de éstos en la acción política, en la ciencia, y en la reflexión teórica.
De diversas formas, los principios aceptados por el mundo científico, sus presupuestos naturalistas y articulados con la coyuntura política, histórica y social construirán significativos aportes para el pensamiento geográfico en el siglo XIX, que legitimaba, a su vez el mundo central, y era legitimado en tanto servía para actuar sobre el racionalmente. Estas ideas dominantes persistirán en la Geografía hasta su ruptura y crisis en el siglo XX. Geografía que desarrollará una importante producción científica desde Alemania y Francia dando las bases de las dos principales escuelas que impactarán en la formación de geógrafos en Latinoamérica, principalmente, en Argentina.
Notas
[2] Está confirmado que alrededor de 1502 Américo Vespucio llegó hasta las costas de Brasil.
[3] Se destaca la sistematización que realiza Francisco Aparicio, en el Tomo I de la Suma de Geografía, sobre las diversas fuentes y notas de viajeros; y la compilación de fuentes para el conocimiento geográfico del territorio argentino en el siglo XVI - XVII - XVIII hasta comienzos del XIX.
[4] Recordemos que en esos tiempos recorrerán extensos territorio expediciones provenientes de España, Francia e Inglaterra.
[5] La formación científica académica de Ch. Darwin, en apariencia limitada, merece comentario. Durante el curso de la primera parte del siglo XIX, las universidades británicas en general, y Oxford y Cambridge en particular, atribuían poco valor a las ciencias. No existía currículum científico como tal, y la matemática y los clásicos eran los únicos canales que conducían a la obtención de un grado académico en Cambridge. (...) El centro de la actividad científica en Cambridge era, pues, extracurricular. (Jastrow; 1993:21)
[6] Charles Darwin, “Un naturalista en el Plata” Centro Editor de América Latina S.A., Bs. As. 1977. Traducción realizada por Constantino Piquer. Fue publicada en 1920, en Valencia, por Prometeo Sociedad Editorial.
[7] Es su obra “Voyage dans l’Amerique méridionale” es la que se refiere Darwin. “...Luego publicó los resultados de esos viajes con una magnificencia que ciertamente le hace ocupar, después de Humboldt, el primer lugar en la lista de los viajeros por la América”.
[8] Se refiere a los territorios inmediatos a la desembocadura del Río de la Plata integrados por la República Oriental del Uruguay y la región de la Pampa húmeda de la República Argentina.
[9] Salvo el bosque de palmeras al borde del río Uruguay, cuya desaparición es paulatina al incorporar las tierras a diferentes formas productivas, siendo más brusca del lado oriental del río.
[10] En el momento que Darwin “fotografía” el espacio platense se encuentra con un proceso iniciado en el siglo XVII de domesticación de rodeos salvajes para obligarlos a acostumbrarse a los mismos lugares, las mismas lagunas, pastizales, en una época en la que el animal no encontraba ningún límite físico. Dando origen a la gran propiedad, hasta ahora la tierra no constituyó un factor de formación social de la colonia hasta mediados de s. XVIII. Pero a partir del momento en que la tierra se convierte en un capital productivo por el sólo hecho de que en ella se asienta el rodeo, fuente de riqueza, dicha tierra cobra una significación social. (Gaignard, 1989:74)
[11] Es durante el invierno que recorre estos parajes, a tal punto lo alerta la escasez del agua que manifiesta lo dificultoso que hubiera sido el recorrido en la estación estival.
[12] R. Gaignard (op.cit.) lo ejemplifica con la siguiente frase “De la Pampa indígena a la Pampa argentina: Conquista del Desierto y gran dominio pastoril”.
[13] El conflicto se había desatado hacia el s. XVIII al escasear el recurso de mayor significación, el ganado cimarrón, esto llevó a la provincia de Buenos Aires a varias contiendas con los indígenas que se cristalizaron en campañas militares sucesivas entre ellas Martín Rodríguez (1740), coronel Rauch (1826) y la J. M. Rosas (1833) como un lento proceso de expulsión de los indígenas que culminará con la campaña militar del general Roca hacia fines del siglo XIX.
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Ficha bibliográfica: